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Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

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  • Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

    Déjenme leer a este desquiciado poeta, beber de un solo trago sus funestas palabras esculpidas en la hoja y el tiempo, desdeñar la alegría cubriéndola con negras nubes, saborear pacientemente las desdichas insanas de sus palabras, que arremeten sin tregua en el alma del lector ingenuo.

    ¡Te cedo la palabra, oh maldito, entre los poetas!


    Epígrafe para un libro condenado

    Lector apacible y bucólico,
    Sobrio e ingenuo hombre de bien,
    Tira este libro saturnal,
    Orgiástico y melancólico.

    Si no has estudiado retórica
    Con Satán, el astuto decano,
    ¡tíralo!, no entenderías nada,
    o me creerías histérico.

    Mas si, sin dejarse hechizar,
    Tus ojos saben hundirse en los abismos,
    Léeme para aprender a amarme;

    Alma singular que sufres
    Y vas buscando tu paraíso,
    ¡compadéceme!... si no, ¡te maldigo!

  • #2
    Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

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    • #3
      Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

      ¡Gracias Tatiana por la imagen que colocaste, me encanta!

      Hombre adolorido, poeta insatisfecho, descubre con tus palabras que retumban como estruendo, tus reclamaciones a lo divino. ¡No calles! No sepultes tus palabras en las hojas de un libro cerrado. Este espacio es tuyo, ¡Grita tus desgarradoras frases!


      Reversibilidad

      Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia,
      La culpa, la vergüenza, el hastío, los sollozos
      Y los vagos terrores de esas horribles noches
      Que al corazón oprimen cual papel aplastado?
      Ángel lleno de gozo, ¿sabes lo que es la angustia?

      Ángel de bondad lleno, ¿sabes lo que es el odio,
      Las lágrimas de hiel y los puños crispados,
      Cuando su infernal voz levanta la venganza
      Y en capitán se erige de nuestras facultades?
      Ángel de bondad lleno: ¿sabes lo que es el odio?

      Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la Fiebre,
      Que a lo largo del muro del lechoso hospital,
      Como los exiliados, marcha con pie cansino,
      En pos del sol escaso y moviendo los labios?
      Ángel de salud lleno, ¿sabes lo que es la Fiebre?

      Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas?
      ¿Y el miedo a envejecer, y ese odioso tormento
      De leer el secreto horror del sacrificio
      En ojos donde un día los nuestros abrevaron?
      Ángel de beldad lleno, ¿sabes de las arrugas?

      ¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría!
      David agonizante curación pediría
      A las emanaciones de tu cuerpo hechicero;
      Pero de ti no imploro, ángel, sino plegarias,
      ¡Ángel lleno de dicha, de luz y de alegría!

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      • #4
        Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

        Baudelaire, tus poemas que se apolillan en este corazón insano, se enraízan en cada pliegue de él, descascaran y se sumergen con desdén, abren incipientes heridas y forjan pensamientos oscuros. Guía ahora con tus abyectas palabras de hiel mi destino.


        Epílogo

        A la montaña he subido, satisfecho el corazón.
        En su amplitud, desde allí, puede verse la ciudad:
        un purgatorio, un infierno, burdel, hospital, prisión.

        Florece como una flor allí toda enormidad.
        Tú ya sabes, ¡oh Satán, patrón de mi alma afligida,
        que yo no subí a verter lágrimas de vanidad.

        Como el viejo libertino busca a la vieja querida,
        busqué a la enorme ramera que me embriaga como un vino,
        que con su encanto infernal rejuvenece mi vida.

        Ya entre las sábanas duermas de tu lecho matutino,
        de pesadez, de catarro, de sombra, o ya te engalanes
        con los velos de la tarde recamados de oro fino,

        te amo, capital infame. Vosotras, ¡oh cortesanas!,
        y vosotros, ¡oh bandidos!, brindáis a veces placeres
        que nunca comprende el necio vulgo de gentes profanas.


        Nota: Este poema, en especial la última estrofa, acompañó muchas de mis correrías, muchas de mis noches. Dejo la última estrofa, tal como la conocí y como la hice mía.

        Te amo ¡Oh infame capital!
        Vosotras cortesanas, vosotros bandidos,
        que a menudo brindáis placeres
        que el vulgo profano no sabe comprender.

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        • #5
          Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

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          • #6
            Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

            Tatiana
            Forista Opalo
            Last edited by Tatiana; 04-agosto-2010, 13:51.

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            • #7
              Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

              ¡Gracias Tatiana por adornar con bellas y precisas imágenes! La infame capital, el poeta maldito.

              Tu semblante taciturno vuelve en estas horas oscuras, bañadas de relámpagos y flores enfermas; de tu boca blasfema, escapan crueles y bellas palabras, que demuelen las barreras que los oídos puros pretenden crear. Unes a la tristeza y a la belleza para crear dantescas figuras que bailan deshilachadas al sonar de los versos que las hojas, por dolor, no pueden soportar.

              Tú, poeta y demonio, haz sonar tus trágicas palabras.


              Sé Bella y sé Triste

              ¿Qué importancia tiene vuestra bondad?
              Se Bella y se Triste, las lágrimas
              agregan encanto a tu rostro
              como la lluvia al paisaje,
              La tormenta rejuvenece las flores.

              Te amo más cuando la alegría
              huye del balcón de tu frente,
              Cuando tu corazón se hunde en el horror,
              Cuando sobre tus cejas se despliega
              La temible nube del pasado.

              Te amo cuando tus grandes ojos derraman
              Un agua tibia como sangre,
              Cuando a pesar de mi mano acompañante,
              El peso de la angustia horada tu voz
              Como un quejido agonizante.

              Y aspiro, divina voluptuosidad,
              Himno de profunda delicia,
              Todos los sollozos de tu pecho,
              Y creo que tu corazón se ilumina
              con las perlas que caen de tus ojos.

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              • #8
                Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

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                • #9
                  Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                  the inhale that makes the exhale so much better

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                  • #10
                    Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                    Némesis, Tatiana, gracias por darle imágen a la bella y triste.

                    ¿Crees, maldito poeta, que el remordimiento acallará por siempre tus lastimeros versos? ¡Imposible! Pues tu cruel arrepentimiento no logra hundir tus palabras encadenadas en el alma, no logras enterrarlas más profundo de donde yace tu amada de pálido rostro. Deja entonces que tus versos vuelen como murciélagos noctívagos y llenen el cielo de la pesadumbre de tus palabras.

                    ¡Vamos, blasfema contra ella también!

                    Remordimiento póstumo

                    Cuando duermas por siempre, mi amada Tenebrosa,
                    tendida bajo el mármol de negro monumento
                    y por tibia morada y por solo aposento
                    tengas, no más, el antro húmedo de la fosa;

                    Cuando oprima la piedra tu carne temblorosa,
                    y le robe a tus flancos su dulce rendimiento,
                    acallará por siempre tu corazón violento,
                    detendrá para siempre tu andanza vagarosa.

                    La tumba, confidente de mi anhelo infinito
                    (compasivo refugio del poeta maldito)
                    a tu insomnio sin alba dirá con gritos vanos:

                    "Cortesana imperfecta -¿de qué puede valerte
                    denegarle a la Vida lo que hoy llora la muerte"?
                    Mientras -¡pesar tardío!- te roen los gusanos.

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                    • #11
                      Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

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                      • #12
                        Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                        Charles Baudelaire
                        (París, 1821 - 1867) Poeta francés. Huérfano de padre desde 1827, inició sus estudios en Lyon en 1832 y los prosiguió en París, de 1836 a 1839. Su padre adoptivo, el comandante Aupick, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el joven Baudelaire, lo envió en un largo viaje a las Antillas entre 1841 y 1842 (según algunas fuentes, podría haber llegado también a la India). De regreso en Francia, se instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas.
                        Empezó a frecuentar los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías. Destacó pronto como crítico de arte: el Salón de 1845, su primera obra, llamó ya la atención de sus contemporáneos, mientras que su nuevo Salón, publicado un año después, llevó a la fama a Delacroix (pintor, entonces, todavía muy discutido) e impuso la concepción moderna de la estética de Baudelaire. Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria.
                        Fue además pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
                        Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a su persona. Los poemas (las flores) fueron considerados «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres» y su autor fue procesado. Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos.

                        http://www.biografiasyvidas.com/biog...baudelaire.htm
                        LunaAzul disfrazada
                        La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz

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                        • #13
                          Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                          El Crepúsculo de la Tarde

                          Por CHARLES BAUDELAIRE
                          De Spleen de París
                          Traducción de Nydia Lamarque 1º edición, 1961, México, Editorial Aguilar.

                          Cae la tarde. Un gran apaciguamiento se produce en los pobres espíritus fatigados
                          por la labor de la jornada, y sus pensamientos toman ahora los colores tiernos
                          e indecisos del crepúsculo.
                          No obstante, desde lo alto de la montaña, a través de los transparentes vapores
                          de la tarde, llega hasta mi balcón un gran aullido compuesto por una cantidad de gritos
                          discordantes, que el espacio transforma en una lúgubre armonía como la de la marca
                          creciente o la de la tempestad que se despierta.
                          ¿Quiénes son los infortunados a los que la tarde no calma y que, como los búhos,
                          toman la venida de la noche por la señal del aquelarre? Este siniestro ulular
                          nos llega del negro hospicio posado en la montaña; y por la tarde, mientras fumo
                          y contemplo el reposo del inmenso valle donde cada ventana dice: "Aquí reina la paz;
                          aquí se gozan las dichas familiares", puedo yo, cuando el viento sopla de ese lado,
                          mecer mi pensamiento atónito en esa imitación de las armonías del infierno.
                          El crepúsculo excita a los locos. Me acuerdo de haber tenido dos amigos a quienes
                          el crepúsculo enfermaba. Uno olvidaba entonces todas las relaciones de amistad y cortesía,
                          y maltrataba como un salvaje a cualquiera que se le acercara. Yo lo vi arrojar a la cabeza
                          de un maître d' hôtel un pollo excelente, en el que creía encontrar no sé qué insultante
                          jeroglífico. La tarde, precursora de las voluptuosidades profundas, le estropeaba
                          las cosas más suculentas.
                          El otro, un ambicioso fracasado, volvíase, a medida que la luz menguaba, más agrio,
                          más sombrío, más incómodo. Indulgente y sociable aun durante el día, era implacable
                          al atardecer, pues su manía crepuscular se manifestaba rabiosamente no sólo a expensas
                          de los demás, sino también a expensas de sí mismo.
                          El primero murió loco, incapaz de reconocer a su mujer y a su hijo; el segundo lleva
                          dentro de sí la inquietud de un malestar perpetuo y, aunque se viera gratificado con
                          todos los honores que pueden conferir las repúblicas y los príncipes, creo que
                          el crepúsculo seguiría encendiendo en él la quemante codicia de imaginarias distinciones.
                          La noche, que insuflaba sus tinieblas dentro de aquel espíritu, ilumina el mío,
                          y aunque no sea raro ver que la misma causa engendra dos efectos contrarios,
                          esto me intriga siempre y despierta en mí algo como una alarma.
                          ¡Oh, noche! ¡Oh refrescantes tinieblas! ¡Ustedes son para mí la señal de una fiesta
                          íntima, Ustedes son la liberación de la angustia! ¡En la soledad de las llanuras,
                          en los laberintos pétreos de una capital, centelleo de estrellas, explosión de reverberos,
                          son los fuegos artificiales de la diosa Libertad!
                          ¡Crepúsculo, qué dulce y tierno eres! Las rosadas lumbres que perduran en el horizonte
                          como la agonía del día bajo la opresión victoriosa de su noche, las luces
                          de los candelabros que manchan con un rojo opaco las postreras glorias del poniente,
                          las pesadas colgaduras que una mano invisible corre desde las profundidades del oriente,
                          imitan todos los complicados sentimientos que se disputan el alma del hombre en las horas
                          solemnes de la vida.
                          También se las podría comparar con esos extraños trajes de bailarina, en los que
                          una gasa transparente y sombría deja entrever los amortiguados esplendores de una falda
                          rutilante, como bajo el negro presente se trasluce el delicioso pasado; y las vacilantes
                          estrellas de oro y plata que la realzan, representan los fuegos de la fantasía que sólo
                          arden bien bajo el profundo luto de la Noche.
                          LunaAzul disfrazada
                          La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz

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                          • #14
                            Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                            Elixir, que gusto de verte también en este hilo dedicado a Baudelaire. Como siempre, me corriges mi olvido, me agrada. No hablé de quien es Charles Baudelaire, sino que inicié con sus poemas, pero es que solo soy un bárbaro que osó asomarse a la literatura y se enamoró de ella.

                            Tatiana, esa imágen la sueño. Hace unos años pretendí escribir un libro de cuentos y micro relatos y en uno de ellos hablaba sobre la muerte y como se desvanecía el alma a través del aire. Mi amiga de dolores, como le llamo, me enseñó esa imágen después de leer el micro relato y me decía que se parecía mucho a su sueño. Siempre que veo esa imágen, me acuerdo de ella.


                            Los placeres profanos que acumulas en tu alma y los lascivos amoríos de puerto en que descansaste tu melancolía se han trasformado en demonios que hieren tu alma compugida y desolada. Bebe otra copa de vino-veneno para embriagar tus tormentos, besa a la mujerzuela que te vende caricias descompuestas y vacías y llénate de mundanos y sensuales placeres, recuesta tus sueños y tus esperanzas cerca del sombrío y eterno angel. ¡Dinos, hombre alejado de la divinidad, por que caminos vaga tu alma!

                            La destrucción

                            El demonio a mi lado acecha en tentaciones;
                            como un aire impalpable lo siento en torno mío;
                            lo respiro, lo siento quemando mis pulmones
                            de un culpable deseo con que, en vano, porfío.

                            Toma a veces la forma, sabiendo que amo el arte,
                            de la más seductora de todas las mujeres;
                            con pretextos y antojos que no hecho a mala parte
                            acostumbra mis labios a nefandos placeres.

                            Cada vez más, me aleja de la dulce mirada
                            de Dios, dejando mi alma jadeante, fatigada
                            en medio de las negras llanuras del hastío.

                            Y pone ante mis ojos llenos de confesiones,
                            heridas entreabiertas, espantosas visiones...
                            la destrucción preside este corazón mío.

                            Comment


                            • #15
                              Re: Charles Baudelaire, la tormenta y la poesía

                              the inhale that makes the exhale so much better

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