Tengo las manos bañadas de tu piel,
y de caricias dibujadas a marchas forzadas,
manos palpitantes por el éxtasis
de extraer el amor de tu cuerpo tibio
y de rozar el alma acuñada en tu pecho.
Refugio mis labios ansiosos
en el regazo primaveral de tus labios
que se buscan y se unen en la noche,
cuando las estrellas se vuelven faroles discretos
y los besos fecundan momentos de insomnio.
¿Qué será de la mañana que nace
preñada de amorío y hastío?
Somos dos aves que pregonan al amanecer
el dulce cautiverio de todas estas miradas
atrapadas en el recuerdo de nuestra desnudez
cuando hundíamos nuestros cuerpos
en el abismo tortuoso del amor.
Parzival
y de caricias dibujadas a marchas forzadas,
manos palpitantes por el éxtasis
de extraer el amor de tu cuerpo tibio
y de rozar el alma acuñada en tu pecho.
Refugio mis labios ansiosos
en el regazo primaveral de tus labios
que se buscan y se unen en la noche,
cuando las estrellas se vuelven faroles discretos
y los besos fecundan momentos de insomnio.
¿Qué será de la mañana que nace
preñada de amorío y hastío?
Somos dos aves que pregonan al amanecer
el dulce cautiverio de todas estas miradas
atrapadas en el recuerdo de nuestra desnudez
cuando hundíamos nuestros cuerpos
en el abismo tortuoso del amor.
Parzival
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