EL CUBREBOCAS Y LA INFLUENZA HUMANA
Desde tiempos remotos en la historia del hombre siempre ha habido razones o motivos para ocultar su identidad. Comenzando con los actores del teatro chino se usaban máscaras para mostrar un determinado personaje, el cual había que protagonizar.
Pero también en los carnavales y los bailes de máscaras se usaban disfraces completos o por lo menos unos antifaces, todo para ocultar una identidad propia y mostrar otra distinta.
Con el correr del tiempo los verdaderos malhechores y asaltantes se cubrían por lo menos medio rostro, de la nariz hacia abajo para cometer sus atracos y para que no lo reconocieran. Eso era en defensa propia contra los guardianes de la ley.
Vino la 1ª Guerra Mundial y como arma se comenzaron a usar gases venenosos contra los soldados y fue así se inventó la máscara antigas y que resultó un auténtico artefacto de defensa y protección para el usuario para no aspirar lo que le iba a causar o muchas molestias o hasta la muerte.
Pero también hubo movimientos de rebeldía contra un gobierno establecido, y cuyos miembros se cubrían el rostro con los conocidos “pasa montañas” que solo dejaban al descubierto los ojos y quizás la punta de la nariz. El mundo les dio el nombre de “encapuchados”. Probablemente para permanecer en el anonimato o como identificación simbólica, pero subsiste el hecho, de que no daban la cara, como personas honestas y de buenas intenciones.
En el quirófano de un hospital y durante una intervención quirúrgica, todos los asistentes usan cubrebocas, y hasta guantes y ropa totalmente higienizada. Lo dicho para evitar cualquier contaminación del campo operatorio y todo el ambiente del recinto por bacterias o bacilos que pudiera exhalar un ser humano con su húmedo aliento.
Últimamente por las mismas razones de una higiene más elemental, en muchas empresas donde el personal tiene algún contacto cercano con alimentos, para protección de sus clientes usan el cubrebocas.
Pero en México ahora se presenta una amenaza de epidemia “influenza porcina”, pero que a los pocos días los “científicos” le cambiaron el nombre por de ”influenza humana” ya que aquí en México las carnitas de puerco son alimento popular.
Sin embargo a alguien de los grandes e improvisados científicos de nuestro gobierno, se le ocurrió sembrar una verdadera histeria con el uso del cubrebocas, confundiéndolo con una máscara antigas
Pero el público ya lo esta tomando con cierto recelo, y no deja de burlarse de tanto escándalo que hacen nuestras autoridades. Ya ingresó el famoso cubrebocas, o antifaz o bozal a la moda, y se crearon esos artefactos con una enorme boca con labios rojos como besando, o con un dibujo de rayas blancas y negras como de cebra o con un hocico de tigre con sus feroces colmillos amenazadores.
Pero no hay que olvidar, que el cubre bocas tapa parte del rostro de quien lo usa, y que aparentemente no quiere contagiarse, cuando en realidad es al revés. Bien se puede suponer que
EL CUBRE BOCAS DELATA A UN ENFERMO DE INFLUENZA HUMANA Y QUE SOLO QUIERE OCULTARLO, usando este artefacto
el cual desde luego le produjo jugosas ganancias a las empresas que lo producen por millones. A ellas no les importa si sirve de protección o si sirve para no contagiar a otros, porque definitivamente
EL CUBREBOCAS NO ES UNA MASCARA O CARETA ANTIGAS
Desde tiempos remotos en la historia del hombre siempre ha habido razones o motivos para ocultar su identidad. Comenzando con los actores del teatro chino se usaban máscaras para mostrar un determinado personaje, el cual había que protagonizar.
Pero también en los carnavales y los bailes de máscaras se usaban disfraces completos o por lo menos unos antifaces, todo para ocultar una identidad propia y mostrar otra distinta.
Con el correr del tiempo los verdaderos malhechores y asaltantes se cubrían por lo menos medio rostro, de la nariz hacia abajo para cometer sus atracos y para que no lo reconocieran. Eso era en defensa propia contra los guardianes de la ley.
Vino la 1ª Guerra Mundial y como arma se comenzaron a usar gases venenosos contra los soldados y fue así se inventó la máscara antigas y que resultó un auténtico artefacto de defensa y protección para el usuario para no aspirar lo que le iba a causar o muchas molestias o hasta la muerte.
Pero también hubo movimientos de rebeldía contra un gobierno establecido, y cuyos miembros se cubrían el rostro con los conocidos “pasa montañas” que solo dejaban al descubierto los ojos y quizás la punta de la nariz. El mundo les dio el nombre de “encapuchados”. Probablemente para permanecer en el anonimato o como identificación simbólica, pero subsiste el hecho, de que no daban la cara, como personas honestas y de buenas intenciones.
En el quirófano de un hospital y durante una intervención quirúrgica, todos los asistentes usan cubrebocas, y hasta guantes y ropa totalmente higienizada. Lo dicho para evitar cualquier contaminación del campo operatorio y todo el ambiente del recinto por bacterias o bacilos que pudiera exhalar un ser humano con su húmedo aliento.
Últimamente por las mismas razones de una higiene más elemental, en muchas empresas donde el personal tiene algún contacto cercano con alimentos, para protección de sus clientes usan el cubrebocas.
Pero en México ahora se presenta una amenaza de epidemia “influenza porcina”, pero que a los pocos días los “científicos” le cambiaron el nombre por de ”influenza humana” ya que aquí en México las carnitas de puerco son alimento popular.
Sin embargo a alguien de los grandes e improvisados científicos de nuestro gobierno, se le ocurrió sembrar una verdadera histeria con el uso del cubrebocas, confundiéndolo con una máscara antigas
Pero el público ya lo esta tomando con cierto recelo, y no deja de burlarse de tanto escándalo que hacen nuestras autoridades. Ya ingresó el famoso cubrebocas, o antifaz o bozal a la moda, y se crearon esos artefactos con una enorme boca con labios rojos como besando, o con un dibujo de rayas blancas y negras como de cebra o con un hocico de tigre con sus feroces colmillos amenazadores.
Pero no hay que olvidar, que el cubre bocas tapa parte del rostro de quien lo usa, y que aparentemente no quiere contagiarse, cuando en realidad es al revés. Bien se puede suponer que
EL CUBRE BOCAS DELATA A UN ENFERMO DE INFLUENZA HUMANA Y QUE SOLO QUIERE OCULTARLO, usando este artefacto
el cual desde luego le produjo jugosas ganancias a las empresas que lo producen por millones. A ellas no les importa si sirve de protección o si sirve para no contagiar a otros, porque definitivamente
EL CUBREBOCAS NO ES UNA MASCARA O CARETA ANTIGAS
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