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Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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  • #16
    Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

    SOY
    Jorge luis borges

    Soy el que sabe que no es menos vano
    que el vano observador que en el espejo
    de silencio y cristal sigue el reflejo
    o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

    Soy, tácitos amigos, el que sabe
    que no hay otra venganza que el olvido
    ni otro perdón. Un dios ha concedido
    al odio humano esta curiosa llave.

    Soy el que pese a tan ilustres modos
    de errar, no ha descifrado el laberinto
    singular y plural, arduo y distinto,

    del tiempo, que es de uno y es de todos.
    Soy el que es nadie, el que no fue una espada
    en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • #17
      Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

      EL MIL SETECIENTOS CINCO
      carlos rivas laraurri

      ¡EL número de la suerte...!
      ¡El mil setecientos cinco.. .!

      ¡ Quén quita y que se la saque,
      merque siquera un cachito...!
      ¡ Fíjese en que suma trece
      y es un número chulísimo...!

      No sia'sté ansina, mi jefe,
      yo sé bien lo que le digo... ¡
      lo qu'es hoy le toca el premio
      al mil setecientos cinco.. .!

      Por su mamacita santa,
      no sia'sté malo conmigo,
      qu'en toditita la nochi
      no he vendido ni un cachito
      y manque ya son las doce,
      no me he ganado ni quinto..

      En l'ínter mi mamacita
      está muy mala dialtiro,
      y han d'estar chillando di hambre
      mis otros cinco hermanitos,
      pos yo, qui ora ando en diez años,
      soy la mayor de los cinco...

      No sia'sté malo, mi jefe,
      y mérquemi usté un cachito..
      ¡Quién quita y que se la saque
      el mil setecientos cinco!

      Dende que, va pa cuatro años
      que quedamos guerfanitos,
      porque a mi güen siñor padre
      nos lo mataron dialtiro
      a la mala en un bodorrio
      por culpa di un mal amigo,
      dende'ntonces mesmamente
      por Dios que no hemos sabido
      lo qu'es pasar una nochi
      sin qui haiga hambre o haiga frío...

      Conque. . . ándeli usté, mi jefe,
      juegue siquera un cachito...
      ¡ Verá como se la saca
      el mil sestecientos cinco


      No, patrón, yo no sé ler,
      porque en jamás he podido ir a l'escuela...
      Primero por cuidar mis hermanitos;
      dimpués porque mi mamá quedó tullida
      dialtiro de tanto andarse tallando
      en eso de fregar pisos,
      y ora... pos porqui hay qui andar
      muncho pa ganarsi un quinto
      y que no se muera di hambre
      ni ella ni mis hermanitos...
      Con qui ándeli usté patrón...
      Le voy a dar un cachito...

      ¿Qué cosa dice, mi jefe...?
      ¿Qué no merca'sté un cachito...?
      ¿Qué lo quere todo intero?
      ¡Qué gueno es usté conmigo...!

      Ansina, con estos jierros,
      tendrán pan mis hermanitos,
      mi mamacita su leche y yo...
      ¡ pos munchos cariños!

      ¡ Patrón, munchi'simas gracias!
      ¡ Munchas gracias, jefecito...!
      ¡ Dios quera que se la saque
      el mil setecientos cinco...!


      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • #18
        Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

        COSAS DE LA VIDA
        Carlos rivas larrauri

        No pirdas mano, el tiempo;
        en balde es que me digas
        las penas que yo tengo
        la copa me las quita,
        y, pase lo que pase,
        tendré que ser ansina,
        porqui al ponerme chuco
        todito se mi olvida,
        me viene guango el mundo
        y a naiden pido frías...

        Te lo agradezco mano...
        bien sé qui harto m'estimas
        y que te duele muncho
        que mi haiga gúcíto ansina;
        pero... es en balde, cuate...
        ¡Son cosas de la vida!

        Es cierto lo que dices:
        ya sé qu'es cobardía
        qui un hombre por sus penas
        se intriegne a la bebida,
        pero es que t'equivocas
        dialtiro site fías nomás de l'aparencia:

        ¡Yo soy un vil marica!,
        ¡un probe disgraciado
        que no tiene ni pizca de macho,
        ni de nada que guela a valentía!.

        Si yo juera valiente,
        ¿tú cré~ qu'estaba viva
        aquella disgraciada
        qu'es causa de mi ruina...?

        Ya luego aquello qu'hice,
        ¿no jile una cobardía...?
        ¿Por qué maté a aquel hombre
        y no maté a la endina...?

        Ella era la culpable;
        porqu'él... gúeno,
        tenía también algo de culpa,
        pero era muy poquita,
        porqu'esa re... canalla
        me debe hasta la risa,
        y él, pos, honradamente,
        crio ni me conocía...
        Pero es ansina el mundo,
        ¡son cosas de la vida!:
        el más pior, tan tranquilo
        y el más mejor, la vítima!

        Y ora golviendo al cuento
        de lo que te dicía,
        verás por qué te dije
        que soy un vil marica:
        yo jui tan atascado
        que ni me las olía,
        ni supe que m'estaba
        haciendo guey la endina,
        hasta que en una tarde
        di un desgraciado día,
        me los jallé. . . "enfregante"
        (crioque se dice ansina)
        y, entonces, ¡ afigúrate
        nomás qué sintiría!
        Me puse como loco;
        corrí pa la cocina;
        cogí di allí el cuchillo,
        y, sin saber qui hacía,
        con ganas de Vengarme,
        me jui sobre la endina
        y... levanté la mano;
        pero ella... -¡maldecida!
        me vio con unos ojos
        que nunca se mi olvidan,
        y yo... bajé la mano y...
        -ai'stá mi cobardía-
        me dio ritiharta lástima,
        la vide muy bonita,
        y no pude ya hacerle
        lo qu'ella merecia...

        Pero yo'staba loco
        de celos y de muina,
        y, pa calmar las ansias
        horribles que sintía,
        necesitaba sangre
        y... ¡el otro jue la vítima!

        Dimpués, tú ya lo sabes;
        pa qu'es que te lo diga:
        cinco años en la Peni;
        cuatro años en las Islas,
        y, aluego, otros tres años
        de darle a la bebida
        queriendo olvidar cosas
        que nunca se mi olvidan...

        ¿Pa qué puedo ser gúeno..
        ¿Pa qué queres que sirva,
        si sólo con la copa
        las penas se me quitan. . .?
        ¿será el rimordimiento. . .?
        ¿Será qu'entodavía
        mi acuerdo d'esa infame
        que’s causa de mi ruina...?
        ¡Quén sabe! Pero... mano,
        en balde es que me digas...

        Es cierto lo que dices:
        es una cobardía

        qui un hombre por sus penas
        se tire a la bebida,
        pero... con todo y todo,
        ya más mejor no sigas...
        ¡ Pa mí ya no hay remedio...!
        ¡Son cosas de la vida!

        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • #19
          Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

          BOHEMIO
          Diego Fernández Espiro

          Nació para triunfar, y la victoria
          desdeño con estoica altanería.
          Fue su existencia una ruidosa orgía,
          y un largo sueño su perdida historia.
          Nostálgico del arte y de la gloria,
          cuyo sublime vértigo sentía.
          Deshojó con sarcástica alegría
          el laurel prometido en su memoria.
          Su noble corazón se hizo pedazos
          al golpe rudo de su horrible suerte.
          Y rotos ya los terrenales lazos,
          de su brillante juventud cansada,
          hundiéndose en la noche de la muerte,
          huyó del mundo y se perdió en la nada


          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • #20
            Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

            LA BALADA DEL AMOR TARDIO
            Dulce María Loynaz

            Amor que llegas tarde,
            tráeme al menos la paz:
            Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
            camino llegas a mi soledad?

            Amor que me has buscado sin buscarte,
            no sé qué vale más:
            la palabra que vas a decirme
            o la que yo no digo ya...

            Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
            Tengo la muerte blanca y la verdad
            lejana... -No me des tus rosas frescas;
            soy grave para rosas. Dame el mar...

            Amor que llegas tarde, no me viste
            ayer cuando cantaba en el trigal...
            Amor de mi silencio y mi cansancio,
            hoy no me hagas llorar.

            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • #21
              Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

              CENIZA
              Luis Fernández Ardavín

              Este dolor de vivir no viviendo
              y este sufrir de saber que no vivo,
              quieren hacerme querer no queriendo
              y desear no escribir lo que escribo...
              Este pesar de sentir este peso
              que no me pesa, pesándome tanto,
              tan pesoroso me tiene y tan preso
              que le parezco espantable a mi espanto...
              Yo ya no puedo sentir puramente
              con el sentir de los sentimentales...
              ¡Hay tantas momias de amor en mi frente
              y tantos muertos espirituales!
              Nada quedó de mi eterno universo...
              Todo cayó el tiempo al olvido...
              Y este tejer el tejido de verso
              es un tejer para ser destejido...
              Como la espiga salió de la espiga
              (trigo sembró quien coger quiso trigo),
              de mendigar tengo el alma mendiga....
              ¡Mi corazón es zurrón de mendigo!
              Como se seca la piel en la mano
              de la Hilandera que mueve la rueca,


              yo, que empecé la hilazón mas temprano,
              siento también mas temprano la seca.
              Vi en el calizo terrón de mi tierra
              toda la sed de mi raza caliza...
              !Y vi que el alma feroz, que me aterra,
              como mi raza y mi tierra, es ceniza!...
              ¡Esta sequía interior y espinosa
              que me llegó de mi tierra querida,
              por cada herida me daba una rosa,
              por cada rosa me daba una herida!
              Y hoy como tierra sin flor y sin poma,
              rosa que sangra sin sangre ni esencia.,
              siento el roer de mi misma carcoma
              y que no existo en mi propia existencia..
              He de llegar a la hora postrera
              como los árboles vicios y huecos,
              que nos parecen fragantes por fuera
              y están por dentro vacíos y secos...
              Y mientras finjo vivir no viviendo,
              siempre en mi sombra soñando en la luz,
              en el dolor de creer no creyendo,
              hago con fe la señal de la cruz.
              por el demonio, que, a Dios hace guerra...
              Por el señor o; que al demonio esclaviza...
              ¡Y por la sed de mi raza y mi tierra,
              que, como yo, son tan sólo ceniza!...

              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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              • #22
                Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                ¿CUAL SERIA...?
                Bonifacio Byrne

                ¡Se fue del mundo sin decirme nada!
                Cesaron de su pecho los latidos,
                sin que su voz llegase a mis oídos,
                triste, como una antífona sagrada.

                En su alcoba revuelta y enlutada
                quedaron sus recuerdos esparcidos,
                como quedan las plumas en los nidos,
                si el ábrego sacude la enramada.

                Dios, para quien no existe un solo arcano,
                únicamente contestar podría
                esta pregunta, que formulo en vano:

                "Su último pensamiento, cuál sería,
                cuando, muriendo, me apretó la mano
                y cruzó su mirada con la mía?"

                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • #23
                  Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                  MOLTO PIU AVANTI!
                  Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)

                  Los que vierten sus lágrimas amantes
                  Sobre las penas que no son sus penas;
                  Los que olvidan el son de sus cadenas,
                  Para limar las de los otros antes.

                  Los que van por el mundo delirantes,
                  Repartiendo su amor a manos llenas,
                  Caen, bajo el peso de sus obras buenas
                  Sucios, enfermos, trágicos ... ¡sobrantes!

                  ¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
                  Nunca sigas impulsos compasivos !
                  ¡Ten los garfios del odio siempre activos,
                  Y los ojos del Juez siempre despiertos! ...

                  ¡Y al echarte en la caja de los muertos,
                  Menosprecia los llantos de los vivos!

                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • #24
                    Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                    EN PAZ
                    Amado nervo

                    Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
                    porque nunca me diste ni esperanza fallida,
                    ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
                    porque veo al final de mi rudo camino
                    que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
                    que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
                    fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
                    cuando planté rosales coseché siempre rosas.

                    ... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
                    ¡más tú no dijiste que mayo fuese eterno!
                    Hallé sin duda largas noches de mis penas;
                    mas no me prometiste tan sólo noches buenas,
                    y en cambio tuve algunas santamente serenas...
                    Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
                    ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • #25
                      Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                      COBARDIA
                      Amado nervo

                      Pasó con su madre.
                      ¡Qué rara belleza!
                      ¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
                      ¡Qué ritmo en el paso!
                      ¡Qué innata realeza de porte!
                      Qué formas bajo el fino tul...

                      Pasó con su madre.
                      Volvió la cabeza:
                      ¡Me clavó muy hondo su mirada azul!

                      Quedé como en éxtasis...

                      Con febril premura,
                      ¡Síguela!, gritaron cuerpo y alma al par.

                      ...Pero tuve miedo de amar con locura,
                      de abrir mis heridas, que suelen sangrar,

                      ¡y no obstante toda mi sed de ternura,
                      cerrando los ojos,
                      la dejé pasar!

                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • #26
                        Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                        LA CHACHA MICAILA
                        ANTONIO GUZMAN AGUILERA

                        Mi cantón, magresita del alma,
                        ya pa que lo quero,
                        si se jué la paloma del nido,
                        si me falta el calor de su cuerpo,
                        si ya sus canarios
                        de tiricia se han ido muriendo
                        si los capulines
                        ya no sueltan sus frutos del tiempo,
                        y las campanillas y las dormideras
                        si han caído tan recio
                        que cualquiera que va a visitarme
                        pisa sobre pétalos.
                        Yo que la vide, dialtiro decaído
                        con los ojos negros
                        zambutidos en unas ojeras
                        moradas, y aluego
                        los tales quejidos;
                        los tales mareos
                        que dizque eran vaídos
                        al decir del médico
                        ¡ Algame la Virgen!
                        Ya nomás de acordarme, padezco
                        mucho escalofrío
                        y me hogo da pecho,
                        y se mi hacen las manos y pieses,
                        como los badajos de los timbres létricos.
                        ¡Qué poco a poquito se me jué muriendo!
                        Tosía y tosía
                        y lloraba la pobre en silencio.
                        -No llores, Micaila,
                        por toitos los santos del cielo,
                        decíale al verla llorando
                        y al decirlo, lloraba yo mesino.
                        -Si te pondrás guena,
                        con los revoltijos que ti ha dado el médico
                        no sias disconfiada con las medecinas
                        que a mi me sacaron del maldito infierno.
                        ¡Andale!, mi Chacha,
                        quero ver tu rostro trigueño,
                        como dos tizones
                        ¡Ah se me olvidaba decirte que trujo
                        achispaos, tus lindos ojuelos,
                        un rebozo de bola
                        mi compadre Chencho,
                        pa´ cuando te alivies
                        y en el cuaco trotón, en el prieto,
                        he pensado pa´ entonces que vayamos
                        los dos riajes un sábado a verlo
                        ¿Queres?, y el domingo le entraremos
                        al mole muy recio.
                        a la barbacoa,
                        y a los asaderos.
                        y en cuanto Dios escurezca,
                        al paso golveremos
                        por el llano, abajo,
                        asegún se sigue la falda de cerro.
                        ¡Micaila!, no llores
                        y el le daba un beso,
                        Ella se sonreía
                        un instante, pero
                        me miraba con una tristeza,
                        como si la sombra del pensamiento
                        de preñara los ojos de llanto,
                        que después derramaba en silencio.
                        El día de su muerte,
                        su rostro cenizo, me dio mucho miedo.
                        -¿Pos qué tienes, Chacha?
                        -No sé lo que tengo,
                        pero sé que me voy y es pa siempre
                        -Correré si quieres por el siñor médico,
                        ¿queres, trigueñita?
                        -¿ Ya pa que, mejor tate aquí en sosiego,
                        quero hablarte por ultimo chacho,
                        antes de que me hoguen los remordimientos.
                        Asiéntate y oye. yo quise decírtelo
                        dende hace muchísimo tiempo
                        y a la mera, que no, pos yo me ciscaba,
                        ¡Cómo uno es mujer! Chacho, ¡Qué caray!,
                        y el miedo dizque no anda en burro,
                        peor ahora qué li hace, mi negro,
                        si ya se te muere tu Chacha
                        qué li hace que sepas mi horrible secreto.
                        Hace unos seis años, siguro ¿recuerdas
                        que nos envitaron a los herraderos
                        los siñores amos?
                        -Vaya si mi acuerdo;
                        ¿no jué aquel domingo
                        que salí cornao por un toro prieto,
                        cerca de las trancas, en el Rancho Verde
                        de ñor Juan?
                        -El mesmo,
                        ya vide que tías acordado;
                        por ay tienes nomás qui al saberlo,
                        de la casa grande
                        por la puerta me salí corriendo,
                        y en las trancas jallé a don Antonio,
                        aquel hijo mayor de don Pedro,
                        que era entonces alcalde del pueblo,
                        Pregúntele al punto
                        por ti, por tu herida, por tu paradero,
                        y me dijo que en una camilla
                        te jalaron pa casa del médico
                        que si quería que me llevaba en ancas
                        en el punto mesmo;
                        aceté, ¡ qué caray!, no era cosa
                        de dejarte morir como un perro,
                        No nos vido salir de las trancas
                        naiden, llegamos en un bote al potrero,
                        y a galope tendido trepamos
                        la cuesta del cerro,
                        y al bajar la barranca del Cristo,
                        tan jonda y tan negra,
                        don Antonio empezó con sus cosas,
                        con sus chicoleos;
                        que si yo era una rosa de mayo
                        que si eran mis ojos nocturnos luceros,
                        Yo todo a esto callaba, callaba; él se puso necio
                        y me dijo que tú eras probe:
                        total un ranchero;
                        que él , en cambio, era dueño de hacienda
                        con muchas talegas de pesos;
                        que ti abandonara
                        que nos juéramos pa México,
                        o pa los Uruapas o pa los Querétaros.
                        Yo me puse muy jira y le dije,
                        qui aunque probe, me daba mi prieto
                        pa presumir mucho
                        y andar diariamente con el zagalejo
                        muy lentejueliao
                        y cada semana con rebozo nuevo.
                        -Por si no no por amor, por la juerza,
                        me dijo rayando su penco,
                        y si más me apretó la centura
                        y mi boca manchó con un beso,
                        Nunca lo jiciera, sentí que la sangre
                        cegaba mis ojos, y el furor mi seno;
                        saqué del arzón el machete,
                        y por las espaldas, lo jundí en su cuello.
                        Cayó pa delante con un grito horrendo.
                        y rodó rebotando hasta el jondo
                        del desfiladero...
                        Naíden supo nada;
                        cuando lo jallaron todito disecho,
                        guiados por el puro jedor del barranco,
                        los jueces dijieron,
                        quesque jué un suicidio
                        por no sé qué amores y demás enredos,
                        Yo me estuve callada la boca
                        pero ahora, pos dime, ¿ ya pa que, mi prieto?
                        Se quedó como estática; acaso
                        rezaba al morir, por el muerto,
                        La abracé llorando,
                        la besé en silencio,
                        y poco a poquito,
                        se me jué muriendo...
                        Mi jacal está maldito...
                        si lo queres, madre, pos hay te lo dejo,
                        si te cuadra quémalo,
                        si lo queres, véndelo;
                        yo me guelvo a las filas, mi mamá,
                        a peliar por la patria me guelvo;
                        si me quebra una bala, qué liace,
                        al cabo en el mundo,
                        pa los que sufrimos la muerte en el alma.
                        vivir o morir es lo mesmo.
                        Mi cantón magresita del alma
                        sin ella ¿ ya pa que lo quero?


                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • #27
                          Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma


                          YERBAS DEL TARAHUMARA
                          Alfonso Reyes

                          Han bajado los indios tarahumaras,
                          que es señal de mal año
                          y de cosecha pobre en la montaña.
                          Desnudos y curtidos,
                          duros en la lustrosa piel manchada,
                          denegridos de viento y de sol, animan
                          las calles de Chihuahua,
                          lentos y recelosos,
                          con todos los resortes del miedo contraídos,
                          como panteras mansas.

                          Desnudos y curtidos,
                          bravos habitadores de la nieve
                          -como hablan de tú-,
                          contestan siempre así la pregunta obligada:
                          -"Y tu ¿no tienes frío en la cara?

                          Mal año en la montaña,
                          cuando el grave deshielo de las cumbres
                          escurre hasta los pueblos la manada
                          de animales humanos con el hato e la espalda.

                          Los hicieron católicos
                          los misioneros de la Nueva España
                          -esos corderos de corazón de león.
                          Y, sin pan y sin vino,
                          ellos celebran la función cristiana
                          con su cerveza-chicha y su pinole,
                          que es un polvo de todos los sabores.

                          Beben tesgüiño de maíz y peyote,
                          yerba de los portentos,
                          sinfonía lograda
                          que convierte los ruidos en colores;
                          y larga borrachera metafísica
                          los compensa de andar sobre la tierra,
                          que es, al fin y a la postre,
                          la dolencia común de las razas de los hombres.
                          Campeones de la Maratón del mundo,
                          nutridos en la carne ácida del venado,
                          llegarán los primeros con el triunfo
                          el día que saltemos la muralla
                          de los cinco sentidos.

                          A veces, traen oro de sus ocultas minas,
                          y todo el día rompen los terrones,
                          sentados en la calle,
                          entre la envidia culta de los blancos.
                          Hoy solo traen yerbas en el hato,
                          las yerbas de salud que cambian por centavos:
                          yerbaniz, limoncillo, simonillo,
                          que alivian las difíciles entrañas,
                          junto con la orejela de ratón
                          para el mal que la gente llama "bilis";
                          y la yerba del venado, del chuchupaste
                          y la yerba del indio, que restauran la sangre;
                          el pasto de ocotillo de los golpes contusos,
                          contrayerba para las fiebres pantanosas,
                          la yerba de la víbora que cura los resfríos;
                          collares de semillas de ojos de venado,
                          tan eficaces para el sortilegio;
                          y la sangre de grado, que aprieta las encías
                          y agarra en la nariz los dientes flojos.

                          (Nuestro Francisco Hernández
                          -El Plinio Mexicano de los Mil y Quinientos-
                          logró hasta mil doscientas plantas mágicas
                          de la farmacopea de los indios.
                          Sin ser un gran botánico,
                          don Felipe Segundo
                          supo gastar setenta mil ducados,
                          ¡para que luego aquel herbario único
                          se perdiera en la incuria y el polvo!
                          Porque el padre Moxó nos asegura
                          que no fue culpa del incendio
                          que en el siglo décimo séptimo
                          aconteció en El Escorial.)

                          Con la paciencia muda de la hormiga,
                          los indios van juntando sobre el suelo
                          la yerbecita en haces
                          -perfectos en su ciencia natural.

                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • #28
                            Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma


                            LA VELADA DEL SAPO
                            Rosario Castellanos

                            Sentadito en la sombra
                            -solemne con tu bocio exoftálmico; cruel
                            (en apariencia, al menos, debido a la hinchazón
                            de los párpados); frío,
                            frío de repulsiva sangre fría.
                            Sentadito en la sombra miras arder la lámpara.

                            En torno de la luz hablamos y quizá

                            uno dice tu nombre.

                            (Es septiembre. Ha llovido.)
                            Como por el resorte de la sorpresa, saltas
                            y aquí estas ya, en medio de la conversación,
                            en el centro del grito.
                            ¡Con qué miedo sentimos palpitar
                            el corazón desnudo
                            de la noche en el campo!

                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • #29
                              Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                              ÓNIX
                              Juan José Tablada

                              Torvo fraile del templo solitario
                              que al fulgor de nocturno lampadario
                              o a la pálida luz de las auroras
                              desgranas de tus culpas el rosario...
                              --¡Yo quisiera llorar como tu lloras!

                              Porque la fe en mi pecho solitario
                              se extinguió como el turbio lampadario
                              entre la luz roja de las auroras,
                              y mi vida es un fúnebre rosario
                              más triste que las lágrimas que lloras.

                              Casto amador de pálida hermosura
                              o torpe amante de sensual impura
                              que vas --novio feliz o amante ciego--
                              llena el alma de amor o de amargura...
                              --¡Yo quisiera abrasarme con tu fuego!

                              Porque no me seduce la hermosura,
                              ni el casto amor, ni la pasión impura;
                              porque en mi corazón dormido y ciego,
                              ha caído un gran soplo de amargura,
                              que también pudo ser lluvia de fuego.

                              ¡Oh Guerrero de lírica memoria
                              que, al asir el laurel de la victoria,
                              caíste herido con el pecho abierto
                              para vivir la vida de la Gloria!
                              --¡Yo quisiera morir como tú has muerto!

                              Porque al templo sin luz de mi memoria,
                              sus escudos triunfales la victoria
                              no ha llegado a colgar, porque no ha abierto
                              el relámpago de oro de la Gloria
                              mi corazón obscurecido y muerto.

                              Fraile, amante, guerrero, yo quisiera
                              saber qué obscuro advenimiento espera
                              el amor infinito de mi alma,
                              si de mi vida en la tediosa calma
                              no hay un Dios, ni un amor, ni una bandera.

                              El florilegio, 1898
                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • #30
                                Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                                IRÁS SOBRE LA VIDA DE LAS COSAS...
                                Enrique Gonzalez Martinez

                                Irás sobre la vida de las cosas
                                con noble lentitud; que todo lleve
                                a tu sensorio luz: blancor de nieve,
                                azul de linfas o rubor de rosas.

                                Que todo deje en ti como una huella
                                misteriosa grabada intensamente
                                lo mismo el soliloquio de la fuente
                                que el flébil parpadeo de la estrella.

                                Que asciendas a las cumbres solitarias
                                y allí, como arpa eólica, te azoten
                                los borrascosos vientos, y que broten
                                de tus cuerdas rugidos y plegarias.

                                Que esquives lo que ofusca y lo que asombra
                                al humano redil que abajo queda,
                                y que afines tu alma hasta que pueda
                                escuchar el silencio y ver la sombra.

                                Que te ames en ti mismo, de tal modo
                                compendiando tu ser cielo y abismo,
                                que sin desviar los ojos de ti mismo
                                puedan tus ojos contemplarlo todo.

                                Y que llegues, por fin, a la escondida
                                playa con tu minúsculo universo,
                                y que logres oír tu propio verso
                                en que palpita el alma de la vida.

                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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