Re: ¡Pon a parir a un escritor!
PON A PARIR A UN ESCRITOR VOL. 1.
Paulo Coelho.
"Era yo una pequeña pluma viajando en las turbulentas corrientes, una gaviota que admiraba el andar saltarín del viento, siempre buscando la sabiduría, buscando a Dios y encontrando que las respuestas eran espejos, porque las respuestas siempre estuvieron en mi alma, tras puertas para las que simplemente, fueron los años los que me dieron llaves".
Ésta podría ser una cita de algún libro de Paulo, salvo claro, porque no es de él, sino mía, que me la acabo de inventar para hacer una demostración fácil: el señor Coelho recibe su inspiración... eh... inventandose memeces que suenan trascendentales. Es posible que las escriba igual que yo, satirizando a otro (eso al menos haría que tuvieran alguna gracia), una noche aburrida de otoño, después de ver algunos vídeos porno. Porque, dejenme decirlo, el porno es lo más trascendental que tenemos. Es la cercanía, la espiritualidad. O algo así. Definitivamente lo es más que Coelho.
El pequeño Paulo (llamado en las favela "Paulinho el sensível" más que nada para hacerle mofa) nació en Rio un día funesto de agosto -¿que por qué era un día funesto?, ¡si lo acabo de decir!-, vivió una infancia marcada por una decidida influencia de los calendarios de hojitas. Los cuales acostumbaba deshojar desde su ventana (notece el tono evocador y delicado como una pluma que... esperen eso ya lo dije) y leer los mensajitos que venían detrás. A veces salían recetas, a veces efemérides y a veces, las más, sentencias tan profundas como "hoy es el mañana del ayer". Ese hecho, entre muchos otros marcó la infancia de Paulo, que decidió entonces que él iba a ser un chico profundo. Que cada frase que enunciara la intentaría hacer memorable. La verdad es que le iba bastante mal, y todos le miraban raro.
-¡Eh, Paulo, vamos a jugar al fut! -le decían sus compañeros de clase.
-Jugar... jugar con el viento, con delirio perenne de las copas de los arboleees... -prespondía Paulo, poniendo unos ojos que, diríamos que estaba eyaculando, pero era muy joven para ello.
Tuvo una infancia difícil, como decíamos. Era como una especie de Billy Elliott, pero aún peor, porque ni bailar sabía ni era precisamente entrañable. Sus amigos se burlaban de él y él, sensible y noble como era (o como él decía que era, vaya...), los bendecía. O sea que además de pesadopseudotrascendental era un moñas.
-Hazme mujer, Paulo -le dijo un día su primera novia, María de los Santos Concienzao.
-Ya eres mujer porque eres libre, digna y porque tu amor es noble -le dijo él.
-Este... sí... o sea, te decía que... tú ya me entiendes...
-El entendimiento, María, es lo que hace de nosotros seres de Dios que iluminan todo cuando tocan, inclusive entre ellos, creando una gran hogera de luz que ningúna estrella puede igualar...
-Paulo, o sea... tengamos sexo...
-A la luz de un candil, en la mañana brumosa del amor...
-¡AAAAAAAGGGGH!
-¡Gritar es una forma de decirle al universo "¡estoy aquí!", María, grita y yo gritaré contigo!
Maria de los Santos Cioncienzao se mató al año siguiente.
Ese ¡AAAAAAAAGGGGH!, extraído de la biografía no oficial del cuidador del cerro de Corcovado (sí, hasta allá se escuchó) es lo que desencadenó un periodo de soledad. Iba al río Piedra a llorar (cuando llegaba, Pilar se iba, para no tener que soportarlo). Lastimosamente para la literatura universal el señor Coelho no decidió terminar su vida, y decidió dedicarse a escribir, como si no hubiera suficiente con soportarlo en vivo, ahora además se disponía a escribir. El diálogo que tuvo con su primer editor, fue algo más o menos así:
-¿Y entonces, de dónde sacas todas éstas frases?, ¿no te parecen de lo más trillado? -preguntó el editor.
-Yo simplemente dejo que Dios me utilice como su utensilio.
-Eh, pues, la próxima vez que venga Dios a emplearle de utensilio, dígale que qué frases de lo más trilladas.
-Se lo puede decir usted -dijo Coelho y volteo hacia arriba, poniendo los brazos en esa famosa pose de santo de estampilla-. Vamos, dígaselo.
-(...)
-Dígaselo, venga.
El editor lo miraba con mucha extrañeza mientras Paulo no cambiaba la pose
-Ehm... este... bueno -decidió continuar y Paulo rápidamente se repuso-, ¿me puede decir sus influencias literarias?
-Un calendario de hojitas. Algunas tenían frases hermosas. Claro, ahora yo he escrito más, y más hermosas, pero me marcaron.
-¿Emocionalmente?
-Sí, también, pero me refería a que me corté con una hoja. Mire mi cicatriz -comentó Paulo y le mostró su mano, sonriente-. Vamos, véala.
-(...)
-Véala, venga.
El editor sólo parpadeaba muy alienado.
-¿Y... y... no se le ocurrió mejor dedicarse a las recetas? Seguro que el calendario tenía recetas.
-Dios es la receta de la felicidad.
-¿Eh...?
-¿Ya va a ver mi cicatriz?
-¿Qué? ¡No! Mire, mire. Le voy a publicar su libro, pero lárguese ya de aquí. Venga, fuera, fuera.
Entonces comenzó la carrera literaria de Coelho. Quien, por cierto, escribe tantos libros que casi no es casualidad que se apellide "conejo", desde el 2000, ha escrito diez libros. "En realidad" comenta en una entrevista, "siempre escribo el mismo libro: una chica sensible que vive mal y que intenta buscar como mejorar su vida" dice y apostilla "el tema es siempre variar dos o tres tonterías, en algunos pongo a un chico en vez de una chica, en otros pongo un enamorado, exploto algún tema social como la prostitución, la farándula o la vida urbana y finalmente, ya cuando me aburro mucho, empiezo a meter morralla en forma de frases interesantes. Es muy fácil hacer frases interesantes, ¿sabes? Simplemente haz una oración y luego voltea los términos. Por ejemplo: "no es más sabio el que conoce, conoce el que es más sabio". Otra técnica que uso es la de apelar a algo intangible, Dios, el cosmos, la energía, la pureza, el corazón... cosas así. Entonces dices cosas como "la verdadera fuerza no está en los músculos, sino en el corazón", ¿ves? No te preocupes si tiene sentido, meramente la gente no las leé. Se las ponen de sobrenombre en el MSN. Creo que es todo para lo que sirven".
PON A PARIR A UN ESCRITOR VOL. 1.
Paulo Coelho.
"Era yo una pequeña pluma viajando en las turbulentas corrientes, una gaviota que admiraba el andar saltarín del viento, siempre buscando la sabiduría, buscando a Dios y encontrando que las respuestas eran espejos, porque las respuestas siempre estuvieron en mi alma, tras puertas para las que simplemente, fueron los años los que me dieron llaves".
Ésta podría ser una cita de algún libro de Paulo, salvo claro, porque no es de él, sino mía, que me la acabo de inventar para hacer una demostración fácil: el señor Coelho recibe su inspiración... eh... inventandose memeces que suenan trascendentales. Es posible que las escriba igual que yo, satirizando a otro (eso al menos haría que tuvieran alguna gracia), una noche aburrida de otoño, después de ver algunos vídeos porno. Porque, dejenme decirlo, el porno es lo más trascendental que tenemos. Es la cercanía, la espiritualidad. O algo así. Definitivamente lo es más que Coelho.
El pequeño Paulo (llamado en las favela "Paulinho el sensível" más que nada para hacerle mofa) nació en Rio un día funesto de agosto -¿que por qué era un día funesto?, ¡si lo acabo de decir!-, vivió una infancia marcada por una decidida influencia de los calendarios de hojitas. Los cuales acostumbaba deshojar desde su ventana (notece el tono evocador y delicado como una pluma que... esperen eso ya lo dije) y leer los mensajitos que venían detrás. A veces salían recetas, a veces efemérides y a veces, las más, sentencias tan profundas como "hoy es el mañana del ayer". Ese hecho, entre muchos otros marcó la infancia de Paulo, que decidió entonces que él iba a ser un chico profundo. Que cada frase que enunciara la intentaría hacer memorable. La verdad es que le iba bastante mal, y todos le miraban raro.
-¡Eh, Paulo, vamos a jugar al fut! -le decían sus compañeros de clase.
-Jugar... jugar con el viento, con delirio perenne de las copas de los arboleees... -prespondía Paulo, poniendo unos ojos que, diríamos que estaba eyaculando, pero era muy joven para ello.
Tuvo una infancia difícil, como decíamos. Era como una especie de Billy Elliott, pero aún peor, porque ni bailar sabía ni era precisamente entrañable. Sus amigos se burlaban de él y él, sensible y noble como era (o como él decía que era, vaya...), los bendecía. O sea que además de pesadopseudotrascendental era un moñas.
-Hazme mujer, Paulo -le dijo un día su primera novia, María de los Santos Concienzao.
-Ya eres mujer porque eres libre, digna y porque tu amor es noble -le dijo él.
-Este... sí... o sea, te decía que... tú ya me entiendes...
-El entendimiento, María, es lo que hace de nosotros seres de Dios que iluminan todo cuando tocan, inclusive entre ellos, creando una gran hogera de luz que ningúna estrella puede igualar...
-Paulo, o sea... tengamos sexo...
-A la luz de un candil, en la mañana brumosa del amor...
-¡AAAAAAAGGGGH!
-¡Gritar es una forma de decirle al universo "¡estoy aquí!", María, grita y yo gritaré contigo!
Maria de los Santos Cioncienzao se mató al año siguiente.
Ese ¡AAAAAAAAGGGGH!, extraído de la biografía no oficial del cuidador del cerro de Corcovado (sí, hasta allá se escuchó) es lo que desencadenó un periodo de soledad. Iba al río Piedra a llorar (cuando llegaba, Pilar se iba, para no tener que soportarlo). Lastimosamente para la literatura universal el señor Coelho no decidió terminar su vida, y decidió dedicarse a escribir, como si no hubiera suficiente con soportarlo en vivo, ahora además se disponía a escribir. El diálogo que tuvo con su primer editor, fue algo más o menos así:
-¿Y entonces, de dónde sacas todas éstas frases?, ¿no te parecen de lo más trillado? -preguntó el editor.
-Yo simplemente dejo que Dios me utilice como su utensilio.
-Eh, pues, la próxima vez que venga Dios a emplearle de utensilio, dígale que qué frases de lo más trilladas.
-Se lo puede decir usted -dijo Coelho y volteo hacia arriba, poniendo los brazos en esa famosa pose de santo de estampilla-. Vamos, dígaselo.
-(...)
-Dígaselo, venga.
El editor lo miraba con mucha extrañeza mientras Paulo no cambiaba la pose
-Ehm... este... bueno -decidió continuar y Paulo rápidamente se repuso-, ¿me puede decir sus influencias literarias?
-Un calendario de hojitas. Algunas tenían frases hermosas. Claro, ahora yo he escrito más, y más hermosas, pero me marcaron.
-¿Emocionalmente?
-Sí, también, pero me refería a que me corté con una hoja. Mire mi cicatriz -comentó Paulo y le mostró su mano, sonriente-. Vamos, véala.
-(...)
-Véala, venga.
El editor sólo parpadeaba muy alienado.
-¿Y... y... no se le ocurrió mejor dedicarse a las recetas? Seguro que el calendario tenía recetas.
-Dios es la receta de la felicidad.
-¿Eh...?
-¿Ya va a ver mi cicatriz?
-¿Qué? ¡No! Mire, mire. Le voy a publicar su libro, pero lárguese ya de aquí. Venga, fuera, fuera.
Entonces comenzó la carrera literaria de Coelho. Quien, por cierto, escribe tantos libros que casi no es casualidad que se apellide "conejo", desde el 2000, ha escrito diez libros. "En realidad" comenta en una entrevista, "siempre escribo el mismo libro: una chica sensible que vive mal y que intenta buscar como mejorar su vida" dice y apostilla "el tema es siempre variar dos o tres tonterías, en algunos pongo a un chico en vez de una chica, en otros pongo un enamorado, exploto algún tema social como la prostitución, la farándula o la vida urbana y finalmente, ya cuando me aburro mucho, empiezo a meter morralla en forma de frases interesantes. Es muy fácil hacer frases interesantes, ¿sabes? Simplemente haz una oración y luego voltea los términos. Por ejemplo: "no es más sabio el que conoce, conoce el que es más sabio". Otra técnica que uso es la de apelar a algo intangible, Dios, el cosmos, la energía, la pureza, el corazón... cosas así. Entonces dices cosas como "la verdadera fuerza no está en los músculos, sino en el corazón", ¿ves? No te preocupes si tiene sentido, meramente la gente no las leé. Se las ponen de sobrenombre en el MSN. Creo que es todo para lo que sirven".
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