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Hoy me ha pasado algo muy bestia

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  • #16
    Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

    Excelente Arawna nos tienes a varios pendientes de tus letras.

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    • #17
      Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

      Viernes 23 de marzo de 2007, 12:10h
      Sensacionalismo al mejor postor


      Qué fuerte. Salgo en el puto periódico. Ahora sí que estoy flipando.

      Al llegar a la estación una chica me ha dado el Què!, el periódico gratuito más sensacionalista que hay. Hubiera preferido el ADN pero ya no quedaban. Tengo la costumbre, antes de seguir con la lectura del libro del momento de ojear el periódico gratuito que me den y leerme solo aquellas noticias o temas que me llaman la atención, saltándome siempre las páginas de deportes y centrándome sobre todo en las secciones que hacen referencia al ocio.
      El horóscopo también me lo leo como hace todo el mundo, aunque sea una de las mayores chorradas que existen.
      Pues bien, en la página 5, el titular de una de las noticias que aparecen en una columna lateral, en pequeño, ha atraído mi atención y me ha hecho dar un respingo en el asiento. Creo que la señora que tenía sentada al lado se ha dado cuenta de mi reacción y cuando me ha mirado no he podido evitar cerrar el periódico. Me he sentido como un niño pequeño al que han cogido en plena travesura.

      El titular decía así:
      "Dos guardias de seguridad reciben una brutal paliza de un desconocido"
      Y la noticia continuaba en el mismo tono sensacionalista:
      "Los guardias de seguridad A. F. Gómez y R. E. de la Rosa, responsables ayer de la seguridad de la línea C1 de Cercanías de Renfe del Maresme, fueron ingresados a las 20:30h en el Hospital del Mar de Barcelona, tras haber sido agredidos brutalmente por un hombre que aún no ha sido identificado. La agresión tuvo lugar en -prefiero no poner el nombre de la población aquí-, sobre las siete de la tarde. Según algunos testigos presenciales, el hombre se lanzó contra los trabajadores de Renfe en defensa de una pareja de jóvenes que habían tenido problemas con los citados.
      La policía está recopilando datos en estos momentos sobre el agresor, a fin de poder llevarlo ante la justícia, pero al parecer ningún testigo ha podido dar una descripción detallada del indivíduo, alegando que estaban tan impresionados por la escena que no se fijaron.
      R.E. de la Rosa ha sido dado de alta esta madrugada, mientras que su compañero A. F. Gómez sigue en la UCI."

      ¡Qué hijos de puta! ¿Y lo que ellos les hicieron a esos chavales no lo ponen? Me siento asqueado y mareado.

      ---------------------------------
      Gracias por los comentarios :)
      Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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      • #18
        Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

        Ya vi que estás en el Foro Arawna. Qué regio!!
        Me voy.Y sé que al regreso encontraré más de tu excelente relato. Me prepararé para disfrutar. Chau.

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        • #19
          Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

          Viernes 23 de marzo de 2007, 21:18h
          Efectos secundarios

          Por fin en casa. Las facturas y la reunión de última hora con un cliente casi acaban conmigo.

          Lo primero que he hecho al llegar ha sido tomarme un espidifén. La migraña vuelve al ataque, ¡qué sorpresa! Dicen que las migrañas son causadas por el estrés, por la acumulación de problemas o por según qué tipo de comidas. Mi migraña de hoy juraría que viene de una combinación de lo primero y lo segundo, pues dudo que un bocadillo de tortilla a la francesa de dos huevos con pan con tomate pueda ser la causa. Quizás debería hacerle más caso a mi madre e ir a ver a un neurólogo; lleva repitiéndome lo mismo desde hace dos años cada vez que me ve. Lo jodido es que puede tener razón: las migrañas cada vez me dan más frecuentemente, y ya he tenido que descartar el migraleve y el tonopán como calmantes. Uno termina "inmunizándose" a los medicamentos cuando se automedica abusivamente, que es exactamente lo que yo hago. Me da miedo pensar en el día en que no quede un solo medicamento que me alivie.

          A media tarde, de camino a casa del cliente, me ha llamado Rafa -el muy perro no me llamó ayer, tuvo problemas con Marta- y lo que me ha contado me ha tranquilizado bastante. Se ve que cuando acudió la polícia a la estación y empezaron a hacer preguntas, todos los testigos "se pusieron de acuerdo" en olvidarme. Ninguno parecía recordar ningún detalle sobre mí. ¿La gente realmente está empezando a dejar de pensar sólo en ellos mismos? ¿Están empezando a distinguir entre el bien y el mal? ¿O es un efecto secundario de lo que me está sucediendo? La verdad, creía que ya estaba jodido en el momento en que he leído la noticia esta mañana.

          Bien. Me he duchado, me he vestido y me he sentado a escribir esto. Ahora estoy como nuevo, y el espidifén ha hecho su efecto. Podré ir al cine y disfrutar de la nueva película de Zack Snyder como se merece.
          Llaman al timbre. Me voy pitando.
          Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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          • #20
            Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

            Saludos,

            para los que os interese, os anuncio que he creado un nuevo foro de ¿Soy un superhéroe? que podeis encontrar en el blog (podeis acceder desde la firma). Si quereis pasaros sois más que bienvenidos :)
            Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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            • #21
              Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

              Sábado 24 de marzo de 2007, 13:56h
              Viaje de vuelta a ninguna parte


              Esta noche he matado a alguien. Ha sido en sueños, pero he sentido el sabor de sangre ajena en mi boca al despertar.

              Cogía el tren después de un duro día de trabajo y me quedaba dormido. Cuando despertaba veía por la ventana lugares que no reconocía, y el resto de pasajeros estaban levantados, nerviosos. Sus rostros mostraban miedo más que preocupación. De repente, una voz robotizada informaba de que se habían equivocado al poner los destinos en la estación, y que al llegar a la siguiente parada pidiéramos en taquilla un billete de vuelta. Los pasajeros gritaron y protestaron, a la vez que corrían por el vagón y se empujaban. Yo permanecía en mi asiento, contemplando el paisaje extraño, absorto. Una eternidad después, el tren se detuvo.
              La estación estaba en medio de la nada. Prados y bosques la rodeaban, pero no se escuchaba el sonido del viento, ni de los pájaros, ni de nada. Los pasajeros seguían gritando, pero ahora sin voz, y se agolpaban como un rebaño de animales junto al tren a medida que iban bajando. Crucé entre la multitud sin problemas, sin rozarlos siquiera, como si me hubiera convertido en un líquido que se desplazara entre ellos aprovechando cualquier hueco o grieta, y llegué a la taquilla. Un hombre de uniforme, con una de aquellas viejas gorras de jefe de estación, me observaba desde detrás de la ventanilla. Sus ojos parecían los de un traidor, un jugador tramposo o un mentiroso compulsivo: no miraban nunca de frente. Un bigotillo recortado y pulcro terminaba de rematar aquel aspecto de personaje de película antigua, que de repente vestía como un hampón de los años veinte de Chicago y perdía todo el color para pasar a ser en blanco y negro.
              -¿Qué desea? -dijo con una sonrisa falsa, condescendiente y a la vez amarga.
              Le expliqué que tenía que volver a la estación de donde venía el tren que me había traído allí por error, y le mostré mi billete. Su sonrisa se ensanchó aún más y quedó congelado, y yo esperé. Un rato después volvió a la vida y me pidió la documentación. Busqué y rebusqué en mi cartera y no la encontraba, y al mismo tiempo me preguntaba por qué necesitaría mi documento de identidad. Le pregunté si le serviría el carnet de conducir. Siguió sonriendo y meneó la cabeza como restándole importancia. Volvía a vestir el uniforme azul y la gorra y había recuperado el color. Rellenó un impreso a mano, con una pluma, y me lo dio sin dejar de sonreir.
              El impreso decía, en dos líneas:


              Vale por un viaje de vuelta.
              Resistente a las balas.

              Cuando me di la vuelta el tren ya no estaba, y de los pasajeros que habían llegado conmigo no había ni rastro. El andén estaba desierto. Avancé hasta un banco de madera y me senté a esperar. Me relajé bajo los agradables rayos de sol y me adormecí. Un tiempo indeterminado después un grito de mujer me despertó y reconocí a los dos guardias de seguridad, que ahora vestían monos de mecánico cubiertos de grasa. Estaban golpeando a mi vecina.
              A partir de ahí todo sucedía muy deprisa. Meros esbozos de una violencia bestial. A uno de ellos le arranqué la tráquea a mordiscos y saboreé su sangre espesa mientras el otro huía hacia el bosque. Después hice el amor con mi vecina en el suelo de la estación.
              Llegó el tren en el momento en que me abrochaba el pantalón, anunciando su llegada con un pitido sordo. Una columna de humo blanco delataba en el aire su recorrido.


              Y entonces he despertado. Me volvía a sangrar la nariz y el sabor a sangre llenaba mi boca. He ido al baño y me he limpiado. Creo que he escupido por lo menos medio litro de sangre.

              Tengo que llamar a Rafa.
              Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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              • #22
                Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                Sábado 24 de marzo de 2007, 19:38h
                Malas nuevas


                Este mediodía mi vecina Magda me ha invitado a comer y me he enterado de que el vecino del cuarto, el maltratador, ha regresado del hospital. Lo trajeron anoche mientras yo estaba en el cine. Al parecer tiene que guardar cama por un tiempo. Por mí como si se queda en ella de por vida, así no podrá volver a pegar a nadie.

                Magda es una buena mujer, inteligente y cultivada, además de atractiva para la edad que tiene. Siempre la he visto bien arreglada y se nota que se cuida. De ahí que antes de conocerla le pusiera unos 50 años. Es viuda desde hace cinco años, y con su marido nunca pudieron tener hijos, pero dice restándole importancia que su Antonio le dio siempre el cariño que necesitó y más.
                Mientras comíamos ha puesto las noticias en la tele, a las que no hemos prestado demasiada atención contándonos nuestras respectivas vidas. Hasta que han anunciado "la muerte de A. F. Gómez, guardia de seguridad contratado por la empresa Renfe, a causa de las heridas provocadas por la agresión a manos de un hombre todavía no identificado por la policía. Ha luchado por su vida durante más de cuarenta horas en la unidad de cuidados intensivos del Hospital del Mar de Barcelona, donde ha fallecido a las doce y un minuto del mediodía de hoy."
                A continuación han salido unas imágenes de su compañero donde declaraba que no recordaba nada de lo ocurrido, pero que deseaba que cogieran cuanto antes al culpable. Finalmente daba el pésame a los familiares y el programa daba paso a otra noticia.
                Magda se me ha quedado mirando, preocupada. Yo estaba temblando y en el cristal opaco de un armario he podido ver el reflejo de mi rostro angustiado: había perdido todo el color.
                Entonces me ha preguntado si le conocía, si era un amigo mío. No me han salido las palabras. Tampoco sabía qué decir. Me he levantado y he salido a toda prisa de allí, y ella me ha seguido hasta el recibidor. Cuando he llegado junto a la puerta he logrado mascullar un "Perdona, lo siento" y he salido de su apartamento para dirigirme al mío. He subido los escalones de dos en dos, he abierto la puerta con dificultad a causa del temblor que sacudía mis manos, y dejándola entreabierta he corrido hasta el baño. Dejándome caer delante de la taza del inodoro he vomitado la cena de ayer y lo que acababa de comer. Luego me he puesto a llorar.

                Cuando me he tranquilizado me he acordado de la puerta y la he ido a cerrar. Me he quedado mirando la puerta del cuarto un rato, recordando la última parte de mi sueño. Luego he llamado a Rafa. Necesitaba verlo, pero me ha dicho que tenía problemas con Marta y que hoy no podía quedar. Que si quería podíamos comer juntos mañana. Joder.
                ¡Puta Marta de los huevos! ¡Déjala ya, Rafa, te está destrozando la vida y no te das cuenta! Aunque ahora que lo pienso, ahora mismo no soy el más indicado para dar consejos. Mi vida se está yendo a la mierda a una velocidad de vértigo.
                Le he dicho que ya le llamaría mañana.

                Creo que bajaré a Barcelona, me emborracharé y me meteré en algún garito hasta que me echen. Nunca he salido solo de fiesta y quizás éste sea el momento oportuno. La lógica indica que lo mejor sería no salir de casa en unos días, hasta que las cosas se hayan enfríado un poco, pero sé que si me quedo me rallaré más de la cuenta e incluso puede que termine entregándome a la policía.
                Sí, definitivamente creo que lo mejor que puedo hacer es salir e intentar distraerme un poco.
                Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                • #23
                  Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                  Domingo 25 de marzo de 2007, 19:23h
                  Fiebre del sábado noche


                  Finalmente ayer noche me ceñí al plan original y bajé a Barcelona. No podía quedarme en casa y tampoco tenía ganas de ver a ningún conocido; necesitaba desconectar.

                  Me había pasado la tarde dándole vueltas a lo que me estaba sucediendo sin sacar nada en claro. Las cada vez más frecuentes migrañas; las hemorragias nasales, que están agotando con rapidez mi reducido vestuario; mis reacciones a situaciones límite que una semana atrás habría evitado o ignorado; y las nuevas capacidades que parece que ahora poseo: regeneración acelerada y una fuerza y agilidad por encima de la media.
                  Por no mencionar que ahora me debe estar buscando la policía por asesinato.
                  Coño, ¡en menos de una semana he mandado al hospital a tres tíos que hacen dos como yo! Y uno de ellos ha muerto, joder.
                  Con todo ésto retumbándome en la cabeza bajé a Barcelona después de cenar una magra ración de ensalada de pasta; una mezcla de espirales de colores, nueces, trozos de manzana, tomate, lechuga y salsa rosa. La cena perfecta para coger una cogorza con rapidez, que era justo lo que necesitaba.
                  Llegué con el último tren a las once y poco al centro de la ciudad y me dirigí a uno de los bares de la calle Tallers, junto a las famosas Ramblas. Frente al bar había dos agentes de la policía local, y uno de ellos parecía observarme con atención mientras yo caminaba hacia allí. Decidí seguir adelante y no mirarles en ningún momento. Pasé junto a ellos con los cojones por corbata y entré en el bar dejando escapar el aire que sin darme cuenta había contenido.
                  Una vez recuperado del susto me senté solo en una mesa del fondo y empecé a beber voll-damms, una detrás de otra. No pude evitar echar de vez en cuando una ojeada en dirección a la puerta mientras observaba a la gente que iba llegando, la mayoría jovencitos sedientos de alcohol, drogas y sexo. Jóvenes que ya no sienten el rock&roll como antes y se conforman con cualquier mierda que pinche el DJ de turno.

                  Creo que me bebí siete cervezas antes de empezar a notar "algo". Aquello tampoco era normal e hizo que volviera a los pensamientos que me habían llevado allí. Aceleré el proceso de ingestión de alcohol pidiendo a la camarera Jack's con hielo de dos en dos. Me dirigió una mirada reprobadora pero los sirvió sin compasión.

                  Abandoné el bar con sesenta euros menos unas tres horas después. Limitarme a observar a la fauna local me había servido de distracción, pero necesitaba cambiar de aires y mover un poco el esqueleto. El whisky había hecho su efecto y ya iba más que alegre, así que enfilé las Ramblas dirección al mar. Siempre me ha gustado pasear por ellas de noche; se ve todo tipo de gente y los inmigrantes te ofrecen cervezas a buen precio a medida que paseas. Nada que ver con las Ramblas que existen durante el día. Por la noche no te vas tropezando con la gente ni te empujan cada diez pasos. Por la noche eres el amo del lugar.
                  Unas calles antes de llegar a la estatua de Colón, que señala con dedo acusador al "Imperio Romano" de nuestros tiempos, causante de casi todos los males que asolan al planeta, pero a quién nadie hace caso, me metí en el barrio chino. Tenía clara mi meta. Me dirigía a L'Enfants.
                  A pesar de ser una discoteca pequeña, es un lugar que me gusta. Ponen un poco de todo -incluido rock&roll de verdad- y el ambiente suele ser agradable a pesar de que cada vez la frecuentan más "guiris". Cuando llegué a la puerta los efectos del alcohol se habían desvanecido por completo. Vaya jodienda, iba a resultar que la capacidad de regenerarme no era tan buena como pensaba. Entonces entendí porque en los cómics Lobezno suele aparecer siempre con una birra en la mano. Entré sin problemas y fui directo a la barra, donde me enchufé dos chupitos de tequila y luego me pedí un whisky con red bull.

                  El rasgueo de dos guitarras eléctricas me poseyó y me dirigí al centro de la sala, bailando a medida que avanzaba y esquivando a la gente que se me cruzaba. No soy una persona tímida. Nada tímida. Me gusta provocar y ser el centro de atención. El mito del freak introvertido que no sale de casa y que no se relaciona no es más que eso: un puto mito en el que mucha gente "normal" se apoya para sentirse bien consigo misma.

                  Ayer me sentía distinto. Nada me daba miedo. Era como si con todo lo que había vivido la última semana sintiera que nada podría conmigo. Me planté en el centro justo de la pista y mientras bailaba observaba a mi alrededor. A mi derecha un grupo de chicas rubias, con pinta de proceder de la Europa del norte, parecían competir por ver quién bailaba de forma más sexy. Enfrente dos niñatos pasados de vueltas se balanceaban como zombis, mientras a su lado otros tres chavales hablaban entre ellos sin apartar sus lascivas miradas del grupo de rubias. A mi izquierda había otro grupo de tres chicas, éstas españolas. Soprendí a una de ellas mirándome divertida. Esa noche no estaba para ligues y aparté la mirada. El DJ, en la cabina, hablaba con dos adolescentes.
                  Cuatro cubatas y tres chupitos de tequila después seguía en el centro de la pista. No logré emborracharme pero estaba contento. Bailar me ayuda a no pensar, me libera. La música entra en mí y dejo que mi cuerpo responda a ella instintivamente. A menos, claro, que suene una canción que no me gusta o no conozco, entonces me limito a hacer el gilipollas y a reirme de mí mismo. Fue con una de éstas últimas cuando se me acercó la chica a la que había sorprendido un rato antes mirándome. Una sonrisa divertida y sincera iluminaba su rostro al mismo tiempo que se situaba delante y se ponía a hacer el idiota conmigo. Me agarró por los hombros y nos mecimos juntos contra la música. Sus ojos oscuros me miraban y los míos la miraban a ella. Era preciosa. Me maldije a mí mismo y a todo lo que me había sucedido la última semana, y maldije a mi yo lógico que no dejaba de decirme que dejara de mirarla. Que me largara de allí mientras aún estaba a tiempo. Y entonces la besé.
                  No nos despegamos durante el resto de la noche, de la que nos despedimos en su casa justo antes de que saliera el Sol. Allí continuamos pegados –o más bien fundidos- el uno al otro hasta pasado el mediodía.

                  A media tarde, cuando al fin hemos salido de la cama, me he sentido como Dios, y aunque pueda no parecer más que el típico rollo de una noche, para mí ha sido mucho más.
                  Espero que ella piense igual. Hacía mucho que no me sentía tan bien con alguien.
                  Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                  • #24
                    Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                    Lunes 26 de marzo de 2007, 9:52h
                    Mala noche


                    He pasado una noche horrible. Los nervios no me dejaban dormir, supongo que un poco por todo: la semana que dejaba atrás, la más extraña de toda mi vida, y la maravillosa noche anterior, en que conocí a Sara.

                    Cuando por fin he comenzado a conciliar el sueño, a eso de las dos y media de la madrugada, el vecino del tercero ha puesto una película a un volúmen intolerable. Además no era una película cualquiera: juraría por lo que escuchaba que era una de las últimas películas del pervertido de Bigas Luna. Una mierda del calibre de Yo soy la Juani, vamos. Adolescentes folladas, maltratadas y humilladas por machitos de tres al cuarto. He intentado no prestarle atención y me he concentrado en intentar dormir, pero me ha sido imposible. Unos diez minutos después, cabreado, me he levantado, me he puesto unos tejanos y he bajado a hablar con el vecino "cinéfilo".
                    Cinco minutos después volvía a estar en la cama y ningún sonido perturbaba la paz de la noche. He aplacado los nervios de la única forma que sabía, y cuando he terminado al fin me he sentido relajado. Lentamente he descendido al mundo de los sueños. Debían ser las tres.

                    El resultado de esta noche ha sido que he dormido solo cinco horas y que me he levantado de muy mala leche y con pocas ganas de trabajar. Para colmo hoy es Lunes y me ha vuelto a sangrar la nariz.
                    Ahora estoy en la oficina y me siento deprimido. ¿Para cuándo los fines de semana de tres días?
                    Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                    • #25
                      Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                      Lunes 26 de marzo de 2007, 16:06h
                      Que se sepa la verdad


                      Vaya, vaya. Menuda sorpresa me he llevado.

                      En el periódico de hoy, que he cogido del bar donde suelo ir a comer, viene una nueva noticia relacionada con el incidente de la estación con los dos guardias de seguridad a los que mandé al hospital. Las familias del chico y de la chica -que estuvo hasta ayer en la UCI del mismo hospital donde murió el sábado uno de los guardias- "han denunciado a los dos guardias de seguridad y a la empresa Renfe por tentativa de homicidio y lesiones. La chica, que aún sigue en el hospital en estado de observación, no recuerda nada de lo sucedido después del golpe en la cabeza que sufrió, que la dejó en estado de coma durante tres días, pero su novio Lorenzo A. Díaz lo recuerda todo bastante bien, y a pesar de no poder describir al hombre que evitó que todo fuera a peor, ha comentado que le gustaría darle las gracias por salir en su defensa. La familia también agradece su ayuda. La últimas palabras que el padre de la chica ha dirigido a nuestro periódico han sido: Debería haber más gente que no se limitara a mirar cuando se cometen injusticias.
                      La policía ha contrastado las palabras del jóven con los presentes en el altercado y la mayoría apoyan su versión de los hechos. Ni el guardia de seguridad implicado ni sus familiares han querido hacer declaraciones."
                      La noticia termina así: "¿Estamos ante un asesino desequilibrado o ante un héroe moderno?"

                      Solo puedo decir -a pesar de que si finalmente me identifican seguramente acabaré en prisión- que me siento aliviado. Aliviado y agradecido. Al fin alguien cuenta la historia completa.
                      Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                      • #26
                        Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                        Este, oye Arawna, ya va a ser fin de semana aqui y ahora me pones mas capitulos o me mandas el libro completo. Ya dije
                        sigpicARRIBA EL NORTE!!! (Si no me creen, vean el mapa)

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                        • #27
                          Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                          Lunes 26 de marzo de 2007, 19:35h
                          Contradicciones


                          Sorpresa. Sara me ha llamado hace un rato.
                          Es increíble como puede llegar a cambiar un día que ha empezado como el culo.

                          Sara... He preferido no escribir más sobre ella y sobre la noche en que la conocí para no crearme falsas esperanzas, a pesar de que aún permanecen frescos en mi mente el último beso que nos dimos al despedirnos y su imagen alejándose hasta perderla de vista entre la gente. La verdad es que no he dejado de pensar en ella, pero tengo miedo.
                          Vale, es hora de confesarme: al pensar en una posible nueva relación, no puedo evitar pensar en Susana. Hace dos años y tres meses que me dejó por otro. Un tipo con un buen trabajo, ambicioso, y con los pies en la tierra. Después de seis años se dio cuenta de repente de que no estábamos hechos el uno para el otro, y dos semanas después ya estaba instalada en el piso del otro. Ahora está embarazada de seis meses y es feliz.
                          En cambio yo no lo he superado aún. No sé si estoy preparado para empezar de nuevo. Susana me destrozó por completo e incineró los restos de lo que yo era, dejando que el viento dispersara luego las cenizas. Me he sentido perdido desde entonces. Hundido y humillado. Solo.

                          Hasta ahora.
                          Creo que este don, estos poderes que me hacen distinto, son una espécie de señal. Ha llegado la hora de que tome las riendas de mi vida y haga algo. Por mí y por los demás.
                          Así que mañana he quedado para comer con Sara. Dice que tiene una sorpresa para mí.
                          Cuando ha sonado el móvil hace un rato creí que sería Rafa. O mi madre. Estaba totalmente convencido de que no volvería a ver a Sara, tanto que ni pensé en esa posibilidad. Cuando una mujer te dice que ya te llamará ella es mala señal, por bien que te parezca que ha ido todo. Pero me equivocaba. Y me alegro. Creo que esta chica es distinta de todas las que he conocido.
                          Pero hay algo que me preocupa, que me reconcome por dentro. No sé si es justo dejar entrar a alguien en mi vida en este momento tan extraño.
                          Sé que me adelanto a los acontecimientos pensando estas cosas, pero no puedo evitarlo. No sé qué pasará mañana, o pasado. Puede que me metan en prisión por asesinato la semana que viene. O puede que realmente me esté volviendo loco y esté imaginando todo. Puede que incluso Sara sea un producto de mi imaginación.
                          Este mismo blog certifica mis dudas, mi incertidumbre. Mis propias contradicciones me están acorralando.
                          Quizás debería ir al médico. Puede que esté teniendo alucinaciones a causa de las pérdidas de sangre. Esta tarde he vuelto a sangrar bastante.

                          Creo que esta noche me costará dormirme otra vez. Mierda.

                          __________________________________
                          Jejeje Fabian :)

                          Si quieres la novela completa lo tienes fácil. Entra en el blog (pincha sobre el "¿Qué me está pasando?" de mi firma) y en la sección descargas la encontrarás. Eso sí, espero que cuando la termines me dejes algún comentario sobre qué te ha parecido


                          Un saludo,

                          Arawna
                          Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                          • #28
                            Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                            Gracias Arawna, está excelente que hayas puesto donde descargar el libro completo, lo acabo de hacer y el finde lo voy a leer, está buenísimo lo que he leído hasta ahora
                            Amo la lectura, los libros son el compañero soñado para curar la soledad

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                            • #29
                              Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                              Martes 27 de marzo de 2007, 16:12h
                              Cita con Sara


                              Estoy que no me lo creo. Estas cosas solo pasan en esas películas sensibleras que les gustan tanto a las mujeres. Y que yo no soporto, por cierto.
                              Sara me ha pasado a recoger por la calle Valencia -cerca de donde trabajo- a eso de las dos del mediodía. Al verla girar la esquina el corazón se me ha acelerado, y cuando me ha reconocido y me ha sonreído casi se me sale del pecho. Ha caminado deprisa hacia mí y al llegar me ha plantado en los labios el beso más dulce que soy capaz de recordar. Me he sentido flotar y me ha venido a la mente la típica escena de dibujos animados en que al protagonista le salen dos pequeñas alas en la espalda y empieza a volar sin darse cuenta. No quiero imaginarme la cara de gilipollas que se me ha debido quedar en ese momento.

                              Mientras íbamos hacia el lugar donde comeríamos -un restaurante de comida casera muy bueno- me ha preguntado entre risas si me había sorprendido su llamada de ayer.
                              Me gusta lo directa que es y la facilidad con la que me deja descolocado. No estoy acostumbrado a estar con alguien que diga lo que piensa sin importarle quedar bien o mal, pero me encanta. Es raro que una persona se muestre espontánea, tal cual es, desde el primer momento, aunque viéndola dirías que para ella es lo más normal del mundo.
                              -Eres la última persona que esperaba que me llamara -le he contestado. Se ha reído y a los pocos pasos se ha parado en la acera al llegar frente al restaurante. Me ha mirado a los ojos cuando me he girado hacia ella y ha dicho tranquilamente:
                              -¿Cómo no iba a llamarte después de la mejor noche que he vivido?
                              No he sabido qué decir, no sabía si hablaba en serio o bromeaba. Si se trataba de lo primero era demasiado bonito, y cualquier cosa que dijera seguro que no estaba a la altura, y si se trataba de lo segundo... Como ya he dicho, no estoy hecho a estas situaciones. He conseguido esbozar una sonrisa después de unos segundos en que las dudas han intentado amotinarse y tomar el control, y la he besado de nuevo. Luego hemos entrado.

                              Conocer a una persona tan directa, sincera espontánea y entusiasta me plantea un reto que no sé si estoy preparado para abordar. Deseo en lo más hondo estarlo. Pero sinceramente, no lo sé.
                              Con Sara me ha ocurrido algo que hacía muchísimos años que no experimentaba. Hemos conectado. Desde el primer momento en que se cruzaron nuestras miradas en la discoteca se creó una conexión entre los dos que no sé bien como explicar. Aquello que surge cuando te presentan a alguien y parece que os conoceis de toda la vida. Y surge una complicidad que va más allá, en la que con solo una mirada, un roce, puedes comunicar mucho más que con palabras.
                              Y eso me lleva al reto al que me refería: ¿cómo ocultarle lo que me sucede? Y si no se lo oculto, si decido contárselo todo antes de que la cosa vaya a más, ¿me creerá? ¿Me tomará por un loco? ¿Me temerá?
                              Estaba planteándome todo ésto mientras esperábamos el primer plato y ella estaba en el baño. Tan absorto estaba en mis pensamientos que no me he dado cuenta de que ha vuelto, y su voz me ha hecho regresar al planeta Tierra.
                              -¿Estás preparado para la sorpresa?
                              He asentido, desconcertado, y luego he recordado que ayer me habló de una sorpresa. "Adelante" he pensado, "sorpréndeme".
                              -Quiero que la semana que viene te vengas conmigo de acampada.
                              Lo ha soltado así, tal cual. Podeis imaginaros como me he quedado: a cuadros.
                              Desde siempre me ha gustado ir de acampada. Desde bien pequeño mis padres me apuntaron a un centro excursionista y hacíamos salidas cada mes, y después he seguido yendo siempre que me ha sido posible.
                              He observado su sonrisa perfecta durante unos segundos y me he dado cuenta de lo mucho que me apetecía ir. Tenía pensado quedarme trabajando en Semana Santa, aprovechar para adelantar faena, pero... "Al carajo el trabajo", he pensado, y le he dicho que sí. No podría haberme dado una sorpresa mejor.

                              Además, me servirá para desconectar realmente de todo. Cuando volvamos ya me plantearé qué hago con mis migrañas, las hemorragias y los poderes.
                              Lo jodido ahora va a ser la espera. Dios, que semana más larga.

                              _______________________________________
                              Espero leer vuestros comentarios cuando os hayais leído la novela entera


                              Un saludo,

                              Arawna
                              Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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                              • #30
                                Re: Hoy me ha pasado algo muy bestia

                                Martes 27 de marzo de 2007, 20:33h
                                Relaciones


                                De camino a casa he llamado a Rafa. Lo ha dejado con Marta; es la tercera vez en lo que va de año que tiene que volver a casa de sus padres.
                                Se me ha puesto a llorar y no he conseguido que dejara de hablar de ella: de lo maravillosa que era y de lo mal que se había portado él... Lo típico. Si Rafa pudiera ver su relación desde fuera como la vemos sus amigos se daría cuenta de que está obsesionado -no creo que realmente esté enamorado ya a estas alturas- con una mujer egoísta y manipuladora. Lo mejor que podría hacer es olvidarla.
                                Mañana hemos quedado para tomar unas Volls. Eso siempre le anima, aunque solo sea un poco.
                                Subiendo por la escaleras me ha trepado por la garganta el ya familiar sabor a sangre. Al menos no me ha pillado en el tren.
                                Esta vez la sangre ha salido más espesa y oscura y ha dejado de manar antes que las otras veces. No sé si es buena o mala señal. Quizás debería buscar en Google sobre estos síntomas. Podría estar muriéndome y yo sin saberlo. Irónico, morirme justo ahora que creo haber conocido a mi media naranja y cuando estoy a punto de convertirme en el primer superhéroe de la Tierra. Suena glorioso, joder.
                                Ahora que caigo, será difícil ocultar algo así en mitad de la naturaleza, durante tres o cuatro días. Tengo que inventarme algo, y que no suene muy chungo. Lo último que quiero es asustar a Sara.
                                Después de ducharme he puesto The Book of Secrets de la mágica Lorenna McKennit en la minicadena y me he relajado en el sofá contemplando el mar. Poco después he cerrado los ojos y he dejado que la música me transportara a lugares lejanos, exóticos, donde la magia aún existe.
                                Y entonces ha sonado el timbre de la puerta, dándome un susto de muerte.

                                Era mi vecina Magda. Quería saber como estaba. Dice que la dejé preocupada el sábado, al irme de aquella manera. Le he agradecido su interés y le he dicho que estuviera tranquila, que ya estaba mucho mejor, y le he dedicado la mejor de mis sonrisas.
                                Finalmente ha sonreído también -después de unos instantes de duda, como si me estuviera escrutando mentalmente- y me ha preguntado si quería cenar con ella mañana. He rechazado su invitación contándole a grandes rasgos la situación de Rafa y le he dicho que el Jueves lo tenía libre.
                                Mientras bajaba las escaleras ha dicho, a modo de despedida:
                                -El Jueves, pues. Ven a la hora que quieras. Y cuídate, Daniel, haces mala cara.

                                En cierto modo Magda me da pena. Es una mujer demasiado especial para estar tan sola. Y además aún es joven. Debería salir y conocer gente, aunque no parece que la idea la entusiasme. Dice que prefiere quedarse leyendo. Así que si puedo hacerle compañía y animarla un poco con mis tonterías no seré yo quién se niegue. Intentaré romper poco a poco las absurdas barreras que se ha impuesto; es lo mínimo que puedo hacer para compensarle por sus exquisitos guisos.
                                Ahora voy a hacerme algo de comer, que mi estómago ya está protestando al pensar en la cena del Jueves.
                                Hasta ayer era un tipo de lo más normal. ¿Qué me está pasando?

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