Anuncio

Collapse
No announcement yet.

perro pendejo

Collapse
X
 
  • Filter
  • Hora
  • Show
Clear All
new posts

  • perro pendejo

    Un carnicero estaba a punto de cerrar su negocio cuando vio entrar un
    perro. Trató de espantarlo, pero el perro volvió. Nuevamente intentó
    espantarlo, pero entonces se dio cuenta de que el animal traía un sobre en
    el
    hocico.

    Curioso, el carnicero abrió el sobre y en su interior encontró un billete
    de $500. Y una nota que decía: ¿Podría mandarme con el perro 1 Kg. de carne
    molida de res y 1/2 Kg. De pierna de cerdo?

    Asombrado, el carnicero tomó el
    dinero, colocó la carne molida y la pierna
    De cerdo en una bolsa y puso la bolsa junto al perro, pero olvidó el
    cambio. El perro empezó a gruñir y a mostrarle los colmillos. Al darse
    cuenta de su error, el carnicero puso el cambio del billete en la bolsa; el
    perro se calmó, cogió la bolsa en el hocico y salió del establecimiento.

    El carnicero, impresionado, decidió seguir al can y cerró a toda prisa su
    negocio. El animal bajó por la calle hasta el primer semáforo, donde se
    sentó en la acera y aguardó con la bolsa en el hocico a que la luz se
    pusiera en verde para poder cruzar.

    Luego atravesó la calle y caminó hasta una parada de autobús, con el
    carnicero siguiéndole de cerca. En la parada, el perro vio llegar un
    autobús, se fijo que no era el correcto y siguió esperando hasta que llegó
    otro autobús. Cuando vio que era el correcto, subió seguido por
    el
    carnicero.

    El carnicero, boquiabierto, observó que el can, sentado muy propio en un
    asiento, miraba por la ventana con atención, como tratando de reconocer el
    lugar donde debía apearse del autobús. De repente, el can se incorporó en
    el asiento y, erguido sobre las patas traseras, tocó el timbre para
    descender, siempre con la bolsa en el hocico.

    Perro y carnicero caminaron por la calle hasta que el animal se detuvo en
    una casa, donde puso las compras junto a la puerta y, retirándose un poco,
    se lanzó contra ésta, golpeándola fuerte.

    Repitió la acción varias veces, pero nadie respondió en la casa. En el
    colmo del asombro, el carnicero vio al perro tomar la bolsa con su hocico,
    rodear la casa, saltar una cerca y dirigirse a una ventana.

    Una vez allí, tocó con las patas en el vidrio varias veces sin soltar la
    bolsa; luego
    regresó a la puerta. En ese momento, un hombre abrió la
    puerta... ¡y comenzó a golpear al perro! El carnicero corrió hasta el
    hombre para impedirlo, diciéndole: 'Por Dios, amigo! ¿Qué es lo que está
    haciendo? ¡Su perro es un genio!...
    ¡Es ÚNICO!'

    El hombre, evidentemente molesto, respondió: ¡Qué genio ni qué la
    chingada! Esta es la segunda vez en esta semana que el muy pendejo olvida
    las llaves... ¡y yo en el baño!
    ARMAOS LOS UNOS A LOS OTROS...
Working...
X