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Ahora con ustedes... el espantajo Mouriñon

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  • Ahora con ustedes... el espantajo Mouriñon

    Itinerario Político
    Ricardo Alemán
    02 de marzo de 2008
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    Ahora, con ustedes... el espantajo Mouriñon

    ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo las fantasías del mesías?

    Mientras señala a Mouriño, hace toda clase de trampas en el PRD

    A Jorge y Oralia. Un abrazo solidario

    Dicen los viejos políticos mexicanos, esos que a fuerza de práctica desarrollaron una reconocida sabiduría popular: “En política no hay sorpresas, sino sorprendidos”.

    Y, en efecto, lo que hoy se nos quiere vender como la gran sorpresa de la temporada, el “espantajo Mouriño”, no es más que un refrito de campaña —en la jerga periodística refrito es la repetición de una información ya publicada con la que se quiere sorprender al público— que por supuesto ha generado muchos sorprendidos. Sí, porque lo que se ha difundido no es o no debiera ser ninguna sorpresa —a pesar de sesudas deliberaciones sobre las supuestas o reales culpas del secretario de Gobernación—, sino que más bien debiera ser visto como parte de los disparos políticos de salva dirigidos a engordar un debate mediático que, a su vez, es parte de la guerra emprendida por lo más radical de los amarillos contra el “hombre del Presidente”.

    Aclaramos que aquí no decimos que el señor Juan Camilo Mouriño sea una hermana de la caridad, un ejemplo de honestidad o que esté libre de toda culpa. No, si aparecen evidencias realmente contundentes sobre su presunta responsabilidad en el tráfico de influencias, resultaría saludable para todos que se aplique todo el peso de la ley en su contra, que sea despedido del cargo e incluso llevado a prisión.

    Pero todo eso deberá ocurrir luego de que la autoridad competente indague y sancione. Antes de que todo eso ocurra, lo que estamos viendo es un capítulo más del viejo y desgastado juego político de convertir a los medios y a los ciudadanos en jueces fácticos, a partir de los humores e intereses personalísimos de los políticos que, como ocurre en esta ocasión, suelen jugar con la especulación, la difamación y la mentira.

    Envenena, que algo queda

    Apenas el pasado miércoles dijimos en este espacio que la estrategia por venir de parte de los grupos radicales del PRD sería precisamente lanzar todas sus baterías contra el secretario de Gobernación. Y vemos que ese es hoy el tema prioritario en la agenda. También dijimos: “Nada sería más saludable que los partidos opositores pudieran demostrar y exhibir pruebas documentales sobre los presuntos o reales malos manejos del gabinete del presidente Calderón, y en especial del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño”.

    ¿A poco no sería todo un espectáculo mediático, que se pudiera demostrar que el señor Mouriño es un tramposo, que nos engañó a todos y que, en efecto, al entrar a la política lo hizo con la perversidad oculta de llevarse a España, su madre patria, todos los millones de pesos posibles que les pudiera arrebatar a los despistados mexicanos? Estaríamos ante un espectáculo de primer nivel, en el que los medios serían algo así como los jueces que colocarían en la picota al españolete Mouriño, en tanto que los rabiosos enamorados del candidato presidencial derrotado encontrarían un motivo para saciar su sed de venganza.

    Pero lo que presenciamos no es más que un circo que más temprano que tarde terminará como han terminado todos los disparos mediáticos del rayito de esperanza: en el olvido.

    Por eso hoy obliga la pregunta: ¿Son concluyentes y contundentes los documentos que exhibió el derrotado candidato presidencial respecto al señor Mouriño? Pues no. Si los vemos con cuidado, sin pasión y con una buena dosis de razón, llegaremos a la conclusión de que son papeles que permiten hacer toda clase de especulaciones, de presumir supuestos y hasta de sospechar perversidades. Pero ese es precisamente el nombre del juego: sembrar la duda, envenenar el aire, el agua, la tierra que hacen florecer la democracia. Se juega con uno de los bienes más preciados de toda democracia: la confianza ciudadana en los hombres y las instituciones.

    Y esa es la parte grave del asunto, porque otra vez se recurre a la estrategia de envenenar todo lo que parezca o huela al espurio —y ya lo hicieron incluso contra sus propios compañeros de partido—, para con ello mantener encendida la llama del odio, la intolerancia, el rencor, la polarización. Y ahora dirán: “¡Ya ven, si ya se robaron la elección, también se quieren robar el petróleo!”.

    Una pista de esa estrategia mediática —que sin duda es la parte central del objetivo del candidato presidencial derrotado en las urnas— la dio el propio tabasqueño en uno de sus mítines por Nayarit, el pasado viernes, cuando él mismo preguntó a su reducida audiencia: “¡Ya ven, dicen que nos han debilitado, que no existimos... y si no existimos, ¿cómo es que seguimos en las ocho columnas de los medios?”. ¿Qué significa la anterior declaración? Es la confirmación de que lo que importa no es ni Pemex ni la honestidad o las pillerías del señor Mouriño, sino mantener vivo el movimiento del señor legítimo. ¿Y cómo lo mantiene vivo? Con el combustible de la demagogia, la calumnia, la duda, el odio, la polarización. Y en eso el señor “legítimo” es un maestro.

    Paladeamos el engaño

    Pero el problema no parece estar sólo en los políticos mentirosos, demagogos, envenenadores —que los hay en PAN, PRD y PRI—, sino que la parte gruesa de ese problema parece estar en los ciudadanos, en los electores, los simpatizantes de tal o cual partido, los que engordan caldos tramposos o que se tragan sin digerir, sin razonar, todo lo que les dice un político, un líder o un mesías, del partido que se quiera y del color que se antoje.

    Y es que pareciera que tanto ciudadanos como medios, periodistas, articulistas y hasta columnistas —y asumimos la parte de responsabilidad que nos corresponde— no hemos tenido suficiente con el caudal de mentiras que desde todos los frentes nos han recetado tirios y troyanos. Hoy se dice que el señor Mouriño “es parte de la mafia que se ha dedicado a hacer negocios al amparo del poder”. Y tienen razón los amarillos que denuncian tamañas perversidades. Sí, que los quemen en leña verde, en la plaza pública, por traidores a la patria, igual que ya quemaron en esa misma plaza y con esa misma leña a los señores Carlos Navarrete y Javier González Garza.

    Pero, ¿qué pasa cuando “la mafia que se ha dedicado a hacer negocios al amparo del poder” está del lado del señor “legítimo”? A ver, sin pasión, respondamos la siguiente pregunta: ¿No era una mafia igual o peor la que integraron los contratistas y constructores del segundo piso del Periférico y de todas las obras viales que hizo el anterior gobierno del Distrito Federal? ¿Por qué el gobierno del señor “legítimo” decidió entregar las obras por adjudicación directa, sin concurso, a empresas vinculadas con sus colaboradores? ¿Por qué la Asamblea Legislativa decidió esconder hasta 10 años las auditorías de los segundos pisos?

    No, seamos serios —pedir honestidad parece mucho pedir—, “las mafias que se han dedicado a hacer negocios al amparo del poder” no están sólo en el PAN y tampoco sólo en el PRI, sino que son parte fundamental del PRD y de sus respectivos gobernantes. Una perla. ¿Por qué nadie ha cuestionado la forma en que se ha enriquecido el presidente del PRD, el señor Leonel Cota, a quien se denunció en el Congreso de Baja California Sur y en el Congreso federal, por enriquecimiento ilícito? El asunto saldrá a la luz algún día. Hoy no, porque cuenta con las mismas redes de protección que el señor Mouriño, que son las redes del poder. Otra joya. ¿Saben los enamorados amarillos cuántas notarías entregó a sus cuates el gobernador saliente de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel? Bueno, a callar cuando hablan de “mafias que se han dedicado a hacer negocios al amparo del poder”.

    continúa...

  • #2
    Re: Ahora con ustedes... el espantajo Mouriñon

    Al lobo, al lobo!, porque “tengo información”

    Pero el escándalo por el autoengaño es aún mayor si hacemos un recuento básico de los engaños colectivos. Otra vez apelamos a la seriedad, más que al amor y la pasión. ¿Qué pasó después de cada uno de los siguientes escándalos mediáticos?

    En el segundo debate presidencial, el “indestructible” dijo que la empresa Hildebrando metió las manos en la elección. No pudo comprobar nada y sólo ganó puntos en los medios al envenenar la elección. Luego dijo que llevaba 10 puntos porcentuales de ventaja porque “tengo información”, y al final era falso. Más adelante señaló que hubo fraude, cibernético, a la antigüita, que compraron a los propios perredistas... y hasta hoy nadie ha podido demostrar el dichoso fraude. Luego aseguró que el plantón de Zócalo-Reforma había sido para amortiguar el enojo social y que había evitado una rebelión, lo cual resultó de risa, porque todo el mundo condenó el plantón.

    Ya iniciado el gobierno de Calderón, emprendió una cruzada contra la nueva Ley del ISSSTE, porque entregarían las pensiones de los trabajadores a “los voraces bancos extranjeros”. No pasó nada. Cuando se propuso y discutió la reforma fiscal, ordenó que nada con el gobierno “espurio” y que no sería aprobada dicha reforma. ¿Por qué? Porque era nociva para las grandes mayorías, porque llevaba como elemento central el alza a la gasolina. Amenazó con el “petate del muerto”. El gasolinazo disparará la inflación y la gente sufrirá y se alzaría contra el gobierno espurio.

    ¿Y que pasó? La reforma se aprobó sin gran rechazo por parte del PRD, el llamado gasolinazo no sólo no existió, sino que la inflación fue incluso menor en enero de 2008 a la que se registró en los años previos. Otra vez fracasó el grito de “¡Al lobo, al lobo!”. Eso sí, en el caso de la reforma electoral, el señor legítimo no dijo nada porque fue una reforma que básicamente benefició a los amarillos. Pero cuando no consiguió imponer al presidente del IFE, entonces descalificó a todos, incluso a los suyos.

    Luego vinieron las inundaciones de Tabasco. Gritó en la plaza que los gobiernos estatal y federal habían sido culpables de la tragedia por abrir de manera irresponsable las compuertas de las presas. Acudió a Tabasco casi a escondidas, de donde fue echado por la gente, y al final de cuentas sus denuncias cayeron en donde debieron caer, en una especulación irresponsable que, por supuesto, ya nadie creyó.

    Casi de manera simultánea, el legítimo pretendió subirse al tema de la crisis en el campo, con el reclamo de abrir el Tratado de Libre Comercio, y a la reforma energética. En el primer caso, el fracaso resultó estruendoso, y en tanto que en el segundo fue derrotado por sus propios errores, ya que el eslogan de “privatizar Pemex” fue arrastrado ante una contundente realidad; no existía y tampoco existe ninguna iniciativa en ese sentido, el de privatizar Pemex. Y entonces apareció “el factor Mouriño”. ¿Qué es eso? Bueno, pues nada más y nada menos que un recurso mediático de emergencia, destinado a alcanzar efectos mediáticos que mantengan su movimiento “en las ocho columnas”. Y, en efecto, parece haberlo conseguido. Hoy todos hablan de Mouriño, de sus empresas, de que es o puede ser un pillo.

    El engaño político

    Pero no todo son “las mafias que se han dedicado a hacer negocios al amparo del poder”. También están las mafias políticas. Sí, apenas el pasado viernes el diario Reforma documentó mediante un video —otra vez un video en el que se exhibe al señor Bejarano— en el que aparece el señor René Bejarano, el más grande de los pillos políticos del PRD y socio del legítimo, quien realiza una de las más intensas campañas electorales a favor del tabasqueño, verdadero jefe de Alejandro Encinas y de la señora Alejandra Barrales. ¿Qué debe pasar en el PRD para que los señores que se dicen de izquierda reconozcan que viven una de las más lastimosas mutaciones y que el legítimo les está robando la elección?

    Ayer fue la evidencia —videograbada de nueva cuenta—, de que con dinero salido de quién sabe donde, el señor Bejarano hace campaña a favor de su jefe, el “indestructible”, y antes de ayer aparecieron las pruebas de que el propio legítimo hace proselitismo a favor de Alejandro Encinas. ¿Qué tiene que pasar entre los amarillos para que se denuncie y se sancione el cochinero y el cúmulo de inmoralidades políticas que en nombre de la democracia comete el derrotado candidato presidencial?

    Todo indica que en ese partido se vive una simulación igual o parecida a la simulación a la que nos quiere arrastrar a todos. Y es que mientras que el legítimo intenta convertirse en el dedo flamígero que señala todas las perversidades que se cometen en el gobierno y en la vida nacional en general, él mismo, su claque, comete toda clase de fechorías, trampas, engaños y mentiras en nombre de la democracia, de “la gente”, y contra ese zurrón que es el partido de la izquierda. ¿Por qué nadie quiso transparentar su gestión al frente del GDF, por qué nadie quiere transparentar de qué vive, quién lo mantiene, con cuánto dinero se subsidia el movimiento de AMLO y hasta sus mesadas? Parece que nos gustan el engaño y los líderes farsantes. Al tiempo.

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