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Taller del Alquimista...

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  • Re: Taller del Alquimista...

    Hola Alquimista! Que gusto volverte a leer!
    Un abrazo
    Cada uno escoge los demonios de su infierno - HULK

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    • Re: Taller del Alquimista...





      QUERES MIRARME.-

      "Estoy sentada a orillas del lago del Parque San Martín, y mientras espero a una amiga leo “El libro de las almas” de Glenn Cooper.
      Es una tarde demasiado cálida para este avanzado abril en el que el otoño está tardando en anunciarse.

      A menos de cinco metros se encuentran una niña y un niño bajo una pérgola de rosas. Deben de tener no más de trece o catorce años.
      Ella está sentada sobre el respaldo de un banco con los pies apoyados en el asiento, él parado frente a ella.
      Sus voces logran distraerme y cada tanto levanto la vista del libro y los observo.
      Él parece impaciente, sonríe nervioso, mete las manos en los bolsillos, se encoje de hombros, saca las manos de los bolsillos y se las pasa por el pelo, infla los cachetes y suelta el aire, eleva los ojos al cielo, se mira las zapatillas.
      Vuelvo a lo mío y releo por tercera vez el mismo párrafo.
      No hay caso, he perdido total interés en la lectura, así que cierro el libro y observo a los niños con atención.
      Ella mira su teléfono, sonríe, parece divertida, sus pulgares se debaten.
      En un momento se saca una selfie, se ríe sin dejar de mirar el aparato.
      Lo toma del brazo al chico para que se siente junto a ella.
      Él, resignado, no se resiste y posan sonriendo para otra selfie.
      Se ven lindos, de fondo un magnífico Acer, que a estas alturas debería estar teñido de rojo.
      Ella le muestra la pantalla, tal vez la foto, y a juzgar por su cara complacida, seguro le dio el visto bueno y la sube a las redes, y todos los usuarios que la vean pensarán lo bien que la están pasando.
      Él vuelve a pararse, frunce los labios para un lado y para el otro al tiempo que se rasca la cabeza; claros gestos de que no se siente a gusto.
      Ella, sumergida en su mundo virtual, ni se percata de cómo se siente su compañero, de manera que no esperemos que se preocupe.
      Simplemente no es consciente porque ni siquiera lo mira.

      No tardo mucho tiempo en adivinar lo que está ocurriendo, como lo hubiese adivinado cualquiera que presenciara la escena, y comienzo, igual que el niño, a impacientarme.
      Imaginé que quería decirle algo importante, de esas cosas que sólo se dicen mirándose a los ojos y ella, con su mente y espíritu vagando en otro mundo, estaba desaprovechando una oportunidad que tal vez no se le volvía a dar, dejando que la vida real le pasara por al lado.

      Hasta que por fin, él se anima a reclamarle: “¿Querés dejar el teléfono por un rato?”
      La observo de inmediato para ver su respuesta: “Pará pará que le contesto a Pauli”.
      Él, claramente frustrado, se sienta en el piso, se respalda en el asiento del banco, abraza sus rodillas y fija la vista en el lago.
      Y yo siento unas tremendas ganas de levantarme, plantarme frente a ella, gritarle lo tonta que es, arrebatarle el teléfono y lanzárselo al fondo del lago.

      Un escenario de lo más triste. Ambos me dan tanta pena.
      Él por ignorado y ella por lo que se estaba perdiendo.
      Era un perfecto desencuentro.
      Juntos, en medio de un paisaje hermoso e inspirador, bajo esas rosas, pero amárgamente solos.

      No pude evitar pensar en los miles de adolescentes en esa misma situación. Chicos que no conocen la táctica de mirarse a los ojos.
      Y hay tantas cosas que se dicen con las miradas.
      No son conscientes de que este artilugio del demonio atenta contra las buenas costumbres, rompiendo valores tan básicos como el respeto al otro y favoreciendo el egocentrismo.
      Y lo peor es que no reniegan de la descortesía que significa ignorar y menospreciar al que tenemos enfrente, sino que la aceptan como una actitud natural y moderna.
      Chicos que se están perdiendo de compartir con los seres humanos de carne y hueso que tienen al lado, de mirarse, dialogar, reír y ser capaces de crear lazos sólidos de amistad, la única manera de disfrutar la vida en vivo.
      "

      (Lorena Inzirillo)

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      • Re: Taller del Alquimista...

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        —Recuerde las palabras de B., el suicida en Portbou: “Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.
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        Comment


        • Re: Taller del Alquimista...

          Originalmente publicado por cubo Ver post
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          —Recuerde las palabras de B., el suicida en Portbou: “Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.
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          Saludos querido Cubo.

          Te juro que esa metáfora ensayada por Walter Benjamin es de las reflexiones que me han causado mayor sosrpresa. Pensar que alguien puede tener tal alcance de visión o de interpretación de una combinación de luces y sombras... Una genialidad o una locura o... las dos.
          NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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          • Re: Taller del Alquimista...

            ¡Alquimista, buenas tardes!

            En efecto, es una narración de esas que asombran a los hombres y regocijan a los ángeles, para decirlo en palabras del Padre Luis Coloma.

            Como observar el desprendimiento de una gota ínfima de eternidad en la arena del tiempo.

            Saludos.

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            • Re: Taller del Alquimista...

              "

              Hola. ¿A alguien le apetece leer?


              ADIOS

              He de decirte que me voy. Te dejo.
              No sé si lo habías visto venir pero, es inevitable.
              Hace años que vivimos juntos. ¿Cuántos?, ¿diez? Si a eso le sumas los del noviazgo, nos ponemos en casi catorce.
              ¡Catorce años!, demasiado tiempo.
              Sí, ya sé que otras parejas llevan mucho más; veinte, treinta años de convivencia.
              Tragando con todo lo malo que, con los años, se va acumulando y acaba pesando demasiado. Pero ellos aguantan; yo no.
              Estoy harta de tantos tejemanejes por tu parte, y, lo reconozco, de algunos por la mía.
              ¿Cuánto hace que dejamos de hablar durante las comidas?
              Es muy triste pasarnos los platos en silencio, casi sin mirarnos.
              Hay más alegría en un mausoleo que en nuestra casa; que en nuestras vidas.

              Dormimos en habitaciones separadas desde hace dos años.
              Ni tan siquiera nos deseamos las buenas noches, antes de irnos a la cama. Simplemente nos vamos; como si el otro no existiera.
              ¿Recuerdas cuando al poco de conocernos e incluso en los primeros años de matrimonio, salíamos a cenar con nuestros amigos y disfrutábamos de cada momento juntos?
              Contábamos las horas que faltaban para vernos de nuevo; que largo se me hacía el día sin ti.
              A “nuestros amigos”, acabamos perdiéndolos, gracias a que tú, te acostaste con la mujer de…bueno; ya sabes de quien era la mujer.
              Desde ese momento, se acabaron las cenas, los fines de semana juntos, nuestras reuniones de los viernes por la noche y empezaron las excusas para no acudir a las citas; todo se acabó.
              Yo te perdoné, porque qué otra cosa podía hacer.
              Quería pensar, pero no lo pensaba, que ese error cometido por ti, sería el primero y el último.
              Que me amabas y… ¿y qué? Pasaron meses, algunos años y la frialdad, sustituyó a la calidez de amor.
              Ya nadie quería a nadie en nuestra casa; quizás, solo quizás, yo un poco a ti, solo un poco y no es seguro.
              Los malos modos y los gritos, fueron el siguiente paso, el más lógico, en nuestra situación.
              Tú siempre has gritado más que yo, tienes mejor voz y peor (mucho peor) educación; no me importaba.
              Cuando te grita un extraño y en eso te habías convertido para mí, no te duele tanto como si lo hace un ser querido.
              Era como volver a la época de estudiante; cuando compartía piso con otras personas.
              Lo hacía, principalmente, por cuestiones económicas, y algunas de ellas eran muy desagradables, despóticas diría yo, pero no tanto como tú.
              Eres el desagrado en persona y además…eres violento.
              Esa faceta desconocida de ti, apareció hace poco.
              El primer día que, después de una fuerte discusión, me soltaste un guantazo, así, sin más Mi reacción inmediata fue devolvértelo y así lo hice.
              Cuando acto seguido, me estampaste contra la pared y ya en el suelo, me diste dos patadas en los riñones llamándome puta asquerosa, ahí, empecé a sentir miedo.
              ¡Ah, por cierto! Yo de puta nada. Tú no sé las amantes que has tenido, pero y
              o solo uno y no le cobro, le agradezco su compañía. ¡Es gratis!

              Quiero recapitular. Volver al principio de este final.
              Ya te he dicho que me voy.
              He recogido todas mis cosas y las tengo en el coche; en el mío, no te preocupes.
              El tuyo está en el garaje. Hay un motivo, ¡uno por encima de todos!, que me obliga a hacerlo. ¡Me he enterado!
              Sí, ya sé que te has preocupado mucho de que esto no saliera a la luz, ¡es lógico! El caso es que tu chica, la de ahora, lo sabe.
              Cuando un tío la tiene metida entre tus piernas, se le suelta la lengua y, a veces, no es lo único que se “suelta” demasiado rápido.
              ¿Qué es lo que ha pasado? Pues que se lo contaste.
              Ni siquiera te diste cuenta; estabas demasiado ocupado con ella encima. ¿Y después que pasó?
              Que a la pobre le ha dado miedo y me lo ha dicho a mí.
              Paso por paso, de una forma detallada, pormenorizada, me ha explicado como pensabas matarme y quedarte con todo lo mío. Como no tengo familia.
              Ahora comprenderás que me quiera ir ¿verdad?
              ¡No! ¡No digas nada! En realidad, con la mordaza que llevas te es imposible articular palabra.
              Te la quitaría para conocer tu opinión, pero, ¿sabes?, ya no me interesa lo que tengas que decir.
              Reconozco que estaba algo preocupada, por si notabas algún sabor extraño en tu café matutino.
              Hace años que no te lo preparo, va, lo hago hoy y no te preguntas el por
              qué.
              No eres muy listo Solo sabes pensar con la…ya sabes con qué.
              El caso es que has caído como un saco de patatas.
              Me ha costado muchísimo levantarte y sentarte en la silla que estás ahora; tan bien atadito.
              Te has puesto gordo y seboso. ¡Qué asco me das!
              Bueno, “cariño mío”, he de dejarte ya.
              La vela está encendida y la espita del gas abierta.
              Hasta tú puedes sacar conclusiones respecto a qué va a pasar. No te preocupes, será rápido y tendrán que recoger tus restos con una espátula.

              ¿N
              o es gracioso? ¿No te lo parece? ¡Qué poco sentido del humor! Por eso te dejo
              ‎Jose Maria Montoliu Gutierrez‎

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              • Re: Taller del Alquimista...

                El cazador cazado.

                El círculo se cierra con frialdad mediante el artificio del fuego. La premeditación es vencida por el oportuno arrepentimiento y mensaje de la tercera en cuestión a Ella. Lo demás es consecuencia.

                Saludos Tatiana :)

                Comment


                • Re: Taller del Alquimista...

                  Originalmente publicado por cubo Ver post
                  El cazador cazado.

                  El círculo se cierra con frialdad mediante el artificio del fuego. La premeditación es vencida por el oportuno arrepentimiento y mensaje de la tercera en cuestión a Ella. Lo demás es consecuencia.

                  Saludos Tatiana :)
                  Hola Cubo.-
                  Exacto, que manera tan precisa de sintetizar y concluir todo.-
                  Gracias!!

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                  • Re: Taller del Alquimista...

                    Estrujante este relato, y si muy bien sintetizada .

                    Saludos.

                    Comment


                    • Re: Taller del Alquimista...

                      Originalmente publicado por Pepis Ver post
                      Estrujante este relato, y si muy bien sintetizada .

                      Saludos.

                      Este autor nos comentó que tiene varios relatos que nos piensa compartir , estaré pendiente, para mostrárselos aqui en el Taller del Alqui.

                      Saludos

                      Comment


                      • Re: Taller del Alquimista...

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                        • Re: Taller del Alquimista...

                          -----
                          Yo soy de la opinión de los que entienden que los germanos nunca se juntaron en casamiento con otras naciones y que así se han conservado puros y sencillos, sin parecerse sino a sí mismos. De donde procede que un número tan grande de gente tienen casi todos la misma disposición y talle, los ojos azules y fieros, los cabellos rubios, los cuerpos grandes y fuertes solamente para el primer ímpetu. No tienen el mismo sufrimiento en el trabajo y obra de él, no soportan el calor y la sed pero llevan bien el hambre y el frío, como acostumbrados a la aspereza e inclemencia de tal suelo y cielo.

                          La Germania
                          Cayo Cornelio Tácito
                          -----

                          Comment


                          • Re: Taller del Alquimista...

                            Comment


                            • Re: Taller del Alquimista...

                              -----
                              Cerrar podrá mis ojos la postrera
                              sombra que me llevaré el blanco día,
                              y podrá desatar esta alma mía
                              hora a su afán ansioso lisonjera;

                              mas no, de esotra parte, en la ribera,
                              dejará la memoria, en donde ardía:
                              nadar sobre mi llama la agua fría,
                              y perder el respeto a ley severa.

                              Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
                              venas de humor a tanto fuego han dado,
                              médulas que han gloriosamente ardido:

                              su cuerpo dejará no su cuidado;
                              serán ceniza, más tendrá sentido;
                              polvo serán, más polvo enamorado.

                              "Amor constante más allá de la muerte"
                              Francisco de Quevedo.
                              -----

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                              • Re: Taller del Alquimista...

                                Entrado que hubo el otoño... (La conquista del oeste).

                                Ya casi.

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