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La Cachucha, niña de 12 años, llora en silencio sentada al pie de la escalera de su edificio. El Evribodi, vecinito suyo, la ve, se le acerca y le pregunta:
"¿Qué te pasa? ¿Te puedo ayudar en algo?"
La Cachucha le responde, misteriosa: "Bueno... es cosa de mujeres..."
"Oh", responde el Evribodi con aire suficiente, "entonces me lo puedes contar. Yo lo sé todo sobre mujeres."
"Es que...me da pena."
"Nada, nada, no digas tonterías, te repito que yo soy un experto en asuntos de mujeres."
La Cachucha titubea unos segundos y finalmente se anima a revelar el origen de su contrariedad:
"Bueno, te enseño."
Con evidente vergüenza se esconde en un huequito de la escalera, se sube la falda, se baja el calzoncito y muestra el rojizo panorama de su primera menstruación.
El Evribodi mira aquello, abre los ojos como platos y exclama muy alarmado:
"¡Puta madre, te cortaron el pito!"
"¿Qué te pasa? ¿Te puedo ayudar en algo?"
La Cachucha le responde, misteriosa: "Bueno... es cosa de mujeres..."
"Oh", responde el Evribodi con aire suficiente, "entonces me lo puedes contar. Yo lo sé todo sobre mujeres."
"Es que...me da pena."
"Nada, nada, no digas tonterías, te repito que yo soy un experto en asuntos de mujeres."
La Cachucha titubea unos segundos y finalmente se anima a revelar el origen de su contrariedad:
"Bueno, te enseño."
Con evidente vergüenza se esconde en un huequito de la escalera, se sube la falda, se baja el calzoncito y muestra el rojizo panorama de su primera menstruación.
El Evribodi mira aquello, abre los ojos como platos y exclama muy alarmado:
"¡Puta madre, te cortaron el pito!"
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