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¿Hay candidatos naturales, o todos son de plástico?
Escrito por René Avilés Fabila
En el 2000, cuando Porfirio Muñoz Ledo comenzaba a perderle el respeto a Cuauhtémoc Cárdenas, decidió aspirar, como su futuro enemigo, a la presidencia de México. En esos momentos yo ocupaba un cargo administrativo en la UAM-Xochimilco y como tal decidí invitar a todos los aspirantes a Los Pinos para que, ante universitarios, externaran planes y proyectos para gobernar. Cárdenas me dijo que no, que era una plaza suya. Francisco Labastida ni siquiera tomó la llamada. Sólo dos me hicieron caso: Manuel Bartlett y Porfirio Muñoz Ledo. La Sala de Consejo de la UAM-X se abarrotó con Bartlett, al que imaginé le cuestionarían la célebre caída del sistema en el proceso electoral de 1988. :no: No. El político poblano llevó una ponencia sobre las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, un tema atractivo, y le fue bien. Insólito en una universidad pública, donde sólo son bien vistos los perredistas. En su turno, Porfirio Muñoz Ledo tuvo mal recibimiento. Los estudiantes, el sindicato y los maestros estaban abiertamente junto a Cárdenas. Luego de presentar a Porfirio ante una multitud inquieta, le dejé la palabra. Seductor agudo, recordó que él era secretario de Educación Pública cuando la UAM fue creada; enseguida habló de su proyecto de nación, menos radical que el actual, elaborado al amparo del aguerrido y demagógico discurso de AMLO. En algún momento, un académico le explicó: “Ya tenemos candidato natural y es Cárdenas.” Porfirio ni siquiera buscó de dónde salía la voz: “Bueno, si ustedes tienen un candidato natural, yo podría ser el de plástico.” La carcajada acabó con la tensión del acto y Porfirio pudo seguir con su intervención sobre sus méritos para aspirar a la presidencia de México. Habrá que añadir que hasta el 2000, el candidato natural del PRI era el mejor amigo del presidente en turno. El resto era plástico desechable. Marcelo Ebrard tuvo que ir hasta Nueva York (como si no pudiera hablar en Iztapalapa), para decirnos que en el “PRD no hay candidatos naturales”. Parecía una maniobra de alta política. De esta manera, discretamente insumisa, mataría dos pajarracos de un escopetazo. Comenzaría su propio proceso de parricida y les diría a sus camaradas perredistas, simpatizantes o no de AMLO, que allí estaba él y que si :no: no es natural, bien podría serlo de plástico, ya que también aspira a la candidatura presidencial. Sin embargo, de regreso corrió al besamanos con López Obrador y en una reunión del “gobierno legítimo” se adhirió a su lucha. Batres lo ve así: “AMLO lidera PRD, PT y Convergencia.” Dicho en otras palabras, será nuevamente el candidato natural de tales organismos. Ebrard, ya ubicado correctamente, podrá ser secretario de Gobernación en el segundo “gobierno legítimo” del Peje. En realidad es prematuro hablar de[b] candidatos sólidos. Ni siquiera Peña Nieto lo está en el PRI, y en el PAN simplemente no hay ninguno, por la visible carencia de figuras, a menos que resucitaran al que fuera delfín de Fox: Santiago Creel. Muerto Mouriño, el panorama de Acción Nacional es paupérrimo, tanto que a veces se me ocurre recomendarle a Calderón se sume a la candidatura de Peña Nieto y de este modo gane tiempo para que aparezcan los líderes políticos panistas, ahora en pañales. Imposible pensar en Germán Martínez, Mariana Gómez del Campo o Bravo Mena, menos en Gómez Mont, capaz de dar una clase de derecho procesal, pero no de gobernar. La lucha, dicen las encuestas, será entre PRI y PAN. El PRD tendrá que seleccionar entre dos aspirantes, maestro y discípulo: el Peje y Ebrard, entre una figura menor que arrancó al amparo de Camacho y un caudillo. El resultado es obvio. Pero los partidos llamados de “izquierda” [b]están tan desprestigiados a escala nacional que no será fácil recuperar las altas votaciones que tuvieron. El PAN carece de figuras presidenciales. Eso mismo decían en tiempos del ranchero Fox y de pronto saltó Calderón, y ante el terror que provocaba López Obrador consiguió el número apenas suficiente para ganar la presidencia. El futuro se antoja fácil para el PRI y no tanto para PRD y PAN. El primero ha podido reconstruirse sin mayores esfuerzos, le ha bastado la incapacidad de Acción Nacional y la atroz corrupción del PRD para posicionar a un joven que sin mucha experiencia asumió el Gobierno del Estado de México. PRD y PAN han provocado oleadas de nostalgia por los tiempos idos. El PRI ni siquiera se ha disculpado ante la nación por las brutales represiones, la censura, los excesos del sistema presidencial, por las crisis en que sumió al país más de una vez, por las pésimas administraciones. Nada, simplemente resucitó y se puso a caminar de regreso a Los Pinos, amparado por la total incapacidad política de sus contendientes, por la nostalgia que producen sus mejores momentos.
Algo queda claro:
Ebrard es un candidato de plástico,
AMLO es el natural.
www.reneavilesfabila.com.mx
Juegos de manos….
…son de villanos
Escrito por René Avilés Fabila
En el 2000, cuando Porfirio Muñoz Ledo comenzaba a perderle el respeto a Cuauhtémoc Cárdenas, decidió aspirar, como su futuro enemigo, a la presidencia de México. En esos momentos yo ocupaba un cargo administrativo en la UAM-Xochimilco y como tal decidí invitar a todos los aspirantes a Los Pinos para que, ante universitarios, externaran planes y proyectos para gobernar. Cárdenas me dijo que no, que era una plaza suya. Francisco Labastida ni siquiera tomó la llamada. Sólo dos me hicieron caso: Manuel Bartlett y Porfirio Muñoz Ledo. La Sala de Consejo de la UAM-X se abarrotó con Bartlett, al que imaginé le cuestionarían la célebre caída del sistema en el proceso electoral de 1988. :no: No. El político poblano llevó una ponencia sobre las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, un tema atractivo, y le fue bien. Insólito en una universidad pública, donde sólo son bien vistos los perredistas. En su turno, Porfirio Muñoz Ledo tuvo mal recibimiento. Los estudiantes, el sindicato y los maestros estaban abiertamente junto a Cárdenas. Luego de presentar a Porfirio ante una multitud inquieta, le dejé la palabra. Seductor agudo, recordó que él era secretario de Educación Pública cuando la UAM fue creada; enseguida habló de su proyecto de nación, menos radical que el actual, elaborado al amparo del aguerrido y demagógico discurso de AMLO. En algún momento, un académico le explicó: “Ya tenemos candidato natural y es Cárdenas.” Porfirio ni siquiera buscó de dónde salía la voz: “Bueno, si ustedes tienen un candidato natural, yo podría ser el de plástico.” La carcajada acabó con la tensión del acto y Porfirio pudo seguir con su intervención sobre sus méritos para aspirar a la presidencia de México. Habrá que añadir que hasta el 2000, el candidato natural del PRI era el mejor amigo del presidente en turno. El resto era plástico desechable. Marcelo Ebrard tuvo que ir hasta Nueva York (como si no pudiera hablar en Iztapalapa), para decirnos que en el “PRD no hay candidatos naturales”. Parecía una maniobra de alta política. De esta manera, discretamente insumisa, mataría dos pajarracos de un escopetazo. Comenzaría su propio proceso de parricida y les diría a sus camaradas perredistas, simpatizantes o no de AMLO, que allí estaba él y que si :no: no es natural, bien podría serlo de plástico, ya que también aspira a la candidatura presidencial. Sin embargo, de regreso corrió al besamanos con López Obrador y en una reunión del “gobierno legítimo” se adhirió a su lucha. Batres lo ve así: “AMLO lidera PRD, PT y Convergencia.” Dicho en otras palabras, será nuevamente el candidato natural de tales organismos. Ebrard, ya ubicado correctamente, podrá ser secretario de Gobernación en el segundo “gobierno legítimo” del Peje. En realidad es prematuro hablar de[b] candidatos sólidos. Ni siquiera Peña Nieto lo está en el PRI, y en el PAN simplemente no hay ninguno, por la visible carencia de figuras, a menos que resucitaran al que fuera delfín de Fox: Santiago Creel. Muerto Mouriño, el panorama de Acción Nacional es paupérrimo, tanto que a veces se me ocurre recomendarle a Calderón se sume a la candidatura de Peña Nieto y de este modo gane tiempo para que aparezcan los líderes políticos panistas, ahora en pañales. Imposible pensar en Germán Martínez, Mariana Gómez del Campo o Bravo Mena, menos en Gómez Mont, capaz de dar una clase de derecho procesal, pero no de gobernar. La lucha, dicen las encuestas, será entre PRI y PAN. El PRD tendrá que seleccionar entre dos aspirantes, maestro y discípulo: el Peje y Ebrard, entre una figura menor que arrancó al amparo de Camacho y un caudillo. El resultado es obvio. Pero los partidos llamados de “izquierda” [b]están tan desprestigiados a escala nacional que no será fácil recuperar las altas votaciones que tuvieron. El PAN carece de figuras presidenciales. Eso mismo decían en tiempos del ranchero Fox y de pronto saltó Calderón, y ante el terror que provocaba López Obrador consiguió el número apenas suficiente para ganar la presidencia. El futuro se antoja fácil para el PRI y no tanto para PRD y PAN. El primero ha podido reconstruirse sin mayores esfuerzos, le ha bastado la incapacidad de Acción Nacional y la atroz corrupción del PRD para posicionar a un joven que sin mucha experiencia asumió el Gobierno del Estado de México. PRD y PAN han provocado oleadas de nostalgia por los tiempos idos. El PRI ni siquiera se ha disculpado ante la nación por las brutales represiones, la censura, los excesos del sistema presidencial, por las crisis en que sumió al país más de una vez, por las pésimas administraciones. Nada, simplemente resucitó y se puso a caminar de regreso a Los Pinos, amparado por la total incapacidad política de sus contendientes, por la nostalgia que producen sus mejores momentos.
Algo queda claro:
Ebrard es un candidato de plástico,
AMLO es el natural.
www.reneavilesfabila.com.mx
Juegos de manos….
…son de villanos
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