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Popularidad del Presidente.

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  • Popularidad del Presidente.

    PENSÁNDOLO BIEN...
    ¿Qué tiene que ver el amor con eso?
    Según The New York Times, Enrique Peña Nieto es el presidente mexicano menos amado
    Jorge Zepeda Patterson 30 JUL 2014 - 22:19 CEST3
    Archivado en:
    Enrique Peña Nieto es el presidente mexicano menos amado del que se tenga memoria en tiempos recientes, publicó The New York Times hace una semana. Los niveles de aprobación por parte de la opinión pública han pasado de un 54% a un 37% en apenas dos años, según el diario estadounidense. Lo anterior llevaría a preguntarnos. ¿Se puede gobernar sin amor? O como diría Tina Turner, ¿y qué tiene que ver el amor con eso? (¿What’s love got to do with it?)
    Parecería que tiene muy poco a juzgar por la capacidad que la administración de Peña Nieto ha tenido para impulsar una andanada de reformas que han sacudido el andamiaje institucional del país. Para algunos pueden ser tibias y para otros inadecuadas, pero nadie puede negar que se trata de un impulso sin precedente desde hace varias décadas.
    A diferencia de Vicente Fox y Felipe Calderón, obsesionados con su popularidad y en buena medida paralizados por esa obsesión, parecería que Peña Nieto está dispuesto a sacrificar imagen con tal de imponer su cartera de reformas. Lo cual no es poca cosa considerando que llegó a la presidencia no tanto por la pasión que podría inspirar su plataforma de política, sino por la habilidad para construir una candidatura basada en una imagen atractiva.
    Dos hechos recientes confirman esta actitud. La impopular detención de Manuel Mireles, el carismático líder de las fuerzas de autodefensa en Michoacán y la irrupción policiaca del orfanatorio La Fran Familia, de la legendaria Mamá Rosa. Son dos incidentes menores si se le compara con la trascendencia de las reformas, pero reveladores del talante de la administración federal.
    En la detención de Mireles el Gobierno decidió actuar con rudeza innecesaria sabiendo que era una batalla perdida frente a la opinión pública. La exhibición del líder con la cabeza rapada y detrás de los barrotes de una celda no le ganó votos a Peña Nieto pero seguramente le permitirá conseguir lo que buscaba: la subordinación del resto de los cabecillas de las fuerzas de autodefensa. Otra vez, eficiencia política versus popularidad.
    En el caso de Rosa Verduzco el saldo resultó un poco más favorable pero sólo porque la PGR mantuvo el pulso hasta el final pese a la repulsa de intelectuales y medios de comunicación que salieron en defensa de la dueña del orfanato intervenido. Frente a la indignada reacción de la opinión pública, el Gobierno no reculó, sostuvo sus argumentos y ventiló los delitos que se cometieron en el albergue. Liberó a la mujer, pero terminó desmantelado a La Gran Familia. A la postre terminó obteniendo un relativo consenso.
    Esta disposición a emprender medidas impopulares pero que el Gobierno cree necesarias para su proyecto camina por una senda sinuosa. Las reformas de Peña Nieto han abierto lagunas de desencanto en la sociedad mexicana. Elevar impuestos, afectar intereses creados o emprenderla en contra de símbolos canonizados como el petróleo nacionalizado, provoca irritación y no podría ser de otra manera. Algunos se oponen frontalmente a estos cambios, otros a la forma en que se han realizado. Introducirlos en un contexto de bajos niveles de aprobación es, por decir lo menos, temerario; operar sin apoyos populares disminuye los márgenes de maniobra y aumenta el peligro de inestabilidad. Pedir sacrificios presentes a cambio de beneficios futuros exige confianza. Y, como toda pareja sabe, demandar confianza donde escasea el amor no es aconsejable.
    Sin embargo, la actitud del Gobierno tampoco es suicida, aunque podría serlo si la ecuación se descompone. Una ecuación que descansa en tres supuestos. Primero, que no hay oposición política que pueda cosechar el desencanto popular. Tanto el PAN como el PRD están poco menos que desmantelados para constituir una oposición real en este momento. De igual forma, ninguno de los poderes fácticos tiene la legitimidad o el liderazgo social para contraatacar de frente las propuestas del Gobierno, aunque sí para matizarlas (empresarios monopólicos, sindicatos, por ejemplo). En otras palabras, por el momento no hay un actor capaz de convertir la falta de aprobación en descontento popular generalizado.
    Segundo, las reformas han sido muy bien acogidas por el sector externo; en lo inmediato eso se traduce en un apapacho legitimador y en lo mediato en un contexto favorable para inversiones y créditos extranjeros.
    Y tercero, y más importante, Peña Nieto espera que el impacto de las reformas comiencen a sentirse antes de que sus niveles de aprobación se desplomen por debajo de los mínimos que requiere la estabilidad. El riesgo es que la multiplicación de frentes abiertos se generalice y el Gobierno termine a la defensiva y sin posibilidades de defender la aplicación real de sus reformas. Peña Neta se desliza en una cuenta regresiva: tratando de llegar a la playa antes de que el fuego consuma los aparejos.
    Ciertamente la popularidad no es un requisito indispensable para gobernar, pero cómo ayuda. O en palabras de María Félix, “el dinero no da la felicidad, ah,PERO COMO AYUDA.

    --------------------------------------------------
    Interesante ARTÍCULO, PERO ME PREGUNTO NO QUE TIENE EL AMOR QUE VER CON ESTO, SINO QUE TIENE QUE VER EL ALBERGUE DE MAMA ROSA EN ELLO


    Porque tiene que ser una acción del Presidente o que tiene que ver para su mucha o poca popularidad el que cuatro intelectuales y algún despistado político clamaran al cielo por haber osado tocar a la dama creo que no es nada que pueda afectar al Presidente, es más siquiera a la indignada opinión pública porque creo que contaríamos con los dedos de las manos a los que no estuvieron de acuerdo con la operación… o es que los niños y gentes allí acogidas tenían que pasar un calvario por el simple hecho de ser abandonados, escoria de la sociedad o simplemente infelices que nadie quería ?
    Creo que en este asunto más de cuatro han metido la pata, y en este especifico asunto, el comentarista la ha metido en grande.
    Qué opinan ?

    Saludos.

  • #2
    Re: Popularidad del Presidente.




    La palabra "love" en ingles es un verbo qie implica algo

    mas o extra al "amor" en sentido carnal o erotico..

    Cuando se dice Por ej. "I love base ball" o "I love fried potatoes".

    Si tradujeramos eso se diría "Me gusta tal y tal.."

    "Let's make love" se traduciría: ¨Vamos a echarnos un chaka-chaka-"

    o "un palito", que se refiere estrictamante al acto de "follar" como dicen

    los españoles, o , como decimos en México". Para coger con una

    prosti en Sullivan o La Merced lo unico que hace falta es ¡Dinero! No amor.

    ¡Ellas no cogen Por amor...¡Ni al arte!


    .

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    • #3
      Re: Popularidad del Presidente.

      Menesteroso en el campo de las ideas y desamado.

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      • #4
        Re: Popularidad del Presidente.

        Es pavoroso el tratar de imaginar lo que debe sentir esa escoria llamada Enrique Peña Nieto al tener tan amplias responsabilidades y tan nula inteligencia para enfrentarlas.

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        • #5
          Re: Popularidad del Presidente.

          Cubo, dime honestamente:
          ¿Tú crees que haya gran diferencia entre el tlaconete que estaba en la presidencia anterior y el burro de ahora?
          Nunca deja de asombrar como las focas, prontas y felices, reciben con brazos abiertos cualquier basura que les avienten sus amos, los caciques de la oposicion.

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          • #6
            Re: Popularidad del Presidente.

            :)

            Zapata, recuerdo una conversación entre Calderón y Sicilia -sin apuntador electrónico- que el pendejo en turno no podría haber sostenido ni en sus más remotos y húmedos sueños.

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            • #7
              Re: Popularidad del Presidente.

              Tenemos la estabilidad económica y el combate al crímen organizado, solo por mencionar dos puntos destacables donde el sexenio anterior fue mejor.

              Ahora, si bien hay mucho caos, no podemos dejar de lado el mencionar que a pesar de lo que se diga, definitivamente NO estaríamos mejor con López Obrador, a pesar de lo que crean sus simpatizantes.

              Puesto que este sexenio ha tenido puntos muy positivos como lo son la reformas educativas, laboral, energética, etc, con excepción de la fiscal, de hecho, en Sinaloa esperamos con ansia la reforma al campo, de la cual todos los productores son optimistas.

              Sin embargo, reformas al lado, lo mejor que ha sucedido en el sexenio de Peña Nieto, ha sido la derrota del tabasqueño.

              HHH
              I love my attitude problem.

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              • #8
                Re: Popularidad del Presidente.

                Históricamente los Presidentes que han hecho reformas estructurales importantes, no gozan de la aprobación de las mayorías, para ejemplo: Benito Juarez quien todavía en 1918 era considerado un traidor vende patrias por el pueblo y que después fue bendecido y glorificado por el PRI.
                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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