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El nuevo decalogo de las 10 "R"
El otro decálogo
Manuel J. Jáuregui
2 Oct. 09
Las buenas relaciones entre el Gobierno de Felipe Calderón y la iniciativa privada nacional están rotas.
La causa es la total intransigencia de su Administración, y la de él, personal, para escuchar razones y negociar con sensatez y sensibilidad en torno a los INCREMENTOS FISCALES propuestos, ello aunado a la negativa absoluta del Gobierno por REDUCIR SU GASTO.
Es un insulto al ciudadano que en el presupuesto del 2010 pretenda este Gobierno INCREMENTAR el gasto 2.6 por ciento respecto al año anterior, cuando deberían de cortarlo un 15-20 por ciento cuando menos.
¡Con razón no les alcanza ningún dinero!
Si sólo quieren gastar y gastar más, incrementar el personal sindicalizado de Pemex de 90 mil a 140 mil empleados y otorgarles "bonos de productividad" del 21 por ciento cuando han empinado a la empresa, cualquier cantidad de recursos fiscales, por más alta que sea, se les hará poco.
Si no modera el apetito el gordito Gobierno federal, la nevería entera le parecerá simple botana: de ahí que quienes ayudaron a llevar a Calderón a la Presidencia estén hoy decepcionados de él y, a la vez, desalentados.
¡Malo cuando no haya en el País ánimo para invertir, crecer y crear empleos!
Mientras la BRECHA entre el Gobierno y el sector privado se ensancha, otros políticos -notablemente operadores colmilludos, como el Senador Beltrones- tienden puentes, armados con el fuerte hormigón del certero oportunismo.
No hace mucho Calderón presentó un decálogo florido, bonito, en el que proponía un "nuevo diálogo político", crear empleos, combatir la pobreza y reactivar la economía.
Con lo bonito del discurso, contrasta lo feo de las acciones concretas que han surgido desde que lo esbozó: gasto en lugar de austeridad, nombramientos y relevos inexplicables (quitar a un hombre inteligente y probo en la Procuraduría para poner a uno cuestionado y con intereses en conflicto no se antoja un gran avance).
Tampoco parece muy acertado entregarle Pemex a un financiero recién despedido del Grupo Modelo por errar feamente en operaciones con derivados.
Traspasarle toda la burocracia de la Secretaría de Turismo al niño Ruiz Mateos, que no la hace en Economía, constituye igualmente un error colosal. Esto y más ha generado la certeza en el sector privado de que el Presidente y su equipo han perdido el rumbo. Mientras esto sucede, Beltrones y el PRI sacan la brújula y le presentan al empresariado mexicano su propio DECÁLOGO.
Éste podría llamarse el decálogo de las "R".
Cabe hacer una pausa para aclarar: no somos defensores de Beltrones -es más, no lo conocemos ni lo queremos conocer, y tampoco certificamos la bondad de sus intenciones- sólo relatamos lo que acontece hoy, hoy, hoy (como decía el fanfarrón de Fox).
Beltrones propone:
1. Ratificación del Senado para los integrantes del Gabinete.
2. Reducción del tamaño de las Cámaras.
3. Reelección de legisladores y munícipes.
4. Reorganizar el Gobierno federal para reducir el gasto y dispendio.
5. Referéndum para las reformas constitucionales.
6. Revocación de mandato (darle al ciudadano la capacidad de exigir).
7. Rendición de cuentas.
8. Regulación económica moderna con plena autonomía para los organismos regulatorios.
9. Reforma económica: el Gobierno sólo piensa en cobrar cuando lo que debe hacer es procurar bienestar para la gente.
10. Reforma social: la desigualdad constituye la mayor asignatura pendiente, requerimos mejorar la calidad de la educación, crear seguridad social universal y ponerle fin al uso proselitista de la política social.
Estarán de acuerdo, lectores, que no hay nada descabellado o fuera de lugar en la propuesta del Senador, la cual podrá o no prosperar dependiendo de qué tanto la riegue, o siga regando, el régimen calderonista.
Manuel J. Jáuregui
2 Oct. 09
Las buenas relaciones entre el Gobierno de Felipe Calderón y la iniciativa privada nacional están rotas.
La causa es la total intransigencia de su Administración, y la de él, personal, para escuchar razones y negociar con sensatez y sensibilidad en torno a los INCREMENTOS FISCALES propuestos, ello aunado a la negativa absoluta del Gobierno por REDUCIR SU GASTO.
Es un insulto al ciudadano que en el presupuesto del 2010 pretenda este Gobierno INCREMENTAR el gasto 2.6 por ciento respecto al año anterior, cuando deberían de cortarlo un 15-20 por ciento cuando menos.
¡Con razón no les alcanza ningún dinero!
Si sólo quieren gastar y gastar más, incrementar el personal sindicalizado de Pemex de 90 mil a 140 mil empleados y otorgarles "bonos de productividad" del 21 por ciento cuando han empinado a la empresa, cualquier cantidad de recursos fiscales, por más alta que sea, se les hará poco.
Si no modera el apetito el gordito Gobierno federal, la nevería entera le parecerá simple botana: de ahí que quienes ayudaron a llevar a Calderón a la Presidencia estén hoy decepcionados de él y, a la vez, desalentados.
¡Malo cuando no haya en el País ánimo para invertir, crecer y crear empleos!
Mientras la BRECHA entre el Gobierno y el sector privado se ensancha, otros políticos -notablemente operadores colmilludos, como el Senador Beltrones- tienden puentes, armados con el fuerte hormigón del certero oportunismo.
No hace mucho Calderón presentó un decálogo florido, bonito, en el que proponía un "nuevo diálogo político", crear empleos, combatir la pobreza y reactivar la economía.
Con lo bonito del discurso, contrasta lo feo de las acciones concretas que han surgido desde que lo esbozó: gasto en lugar de austeridad, nombramientos y relevos inexplicables (quitar a un hombre inteligente y probo en la Procuraduría para poner a uno cuestionado y con intereses en conflicto no se antoja un gran avance).
Tampoco parece muy acertado entregarle Pemex a un financiero recién despedido del Grupo Modelo por errar feamente en operaciones con derivados.
Traspasarle toda la burocracia de la Secretaría de Turismo al niño Ruiz Mateos, que no la hace en Economía, constituye igualmente un error colosal. Esto y más ha generado la certeza en el sector privado de que el Presidente y su equipo han perdido el rumbo. Mientras esto sucede, Beltrones y el PRI sacan la brújula y le presentan al empresariado mexicano su propio DECÁLOGO.
Éste podría llamarse el decálogo de las "R".
Cabe hacer una pausa para aclarar: no somos defensores de Beltrones -es más, no lo conocemos ni lo queremos conocer, y tampoco certificamos la bondad de sus intenciones- sólo relatamos lo que acontece hoy, hoy, hoy (como decía el fanfarrón de Fox).
Beltrones propone:
1. Ratificación del Senado para los integrantes del Gabinete.
2. Reducción del tamaño de las Cámaras.
3. Reelección de legisladores y munícipes.
4. Reorganizar el Gobierno federal para reducir el gasto y dispendio.
5. Referéndum para las reformas constitucionales.
6. Revocación de mandato (darle al ciudadano la capacidad de exigir).
7. Rendición de cuentas.
8. Regulación económica moderna con plena autonomía para los organismos regulatorios.
9. Reforma económica: el Gobierno sólo piensa en cobrar cuando lo que debe hacer es procurar bienestar para la gente.
10. Reforma social: la desigualdad constituye la mayor asignatura pendiente, requerimos mejorar la calidad de la educación, crear seguridad social universal y ponerle fin al uso proselitista de la política social.
Estarán de acuerdo, lectores, que no hay nada descabellado o fuera de lugar en la propuesta del Senador, la cual podrá o no prosperar dependiendo de qué tanto la riegue, o siga regando, el régimen calderonista.
no tenemos la mínima oportunidad de crecer y ser felices. No podemos facturar porque vendemos menos de un millon y medio de pesotes mexinacos al año, pero además si facturaramos, con la carga del IETU ya nos carga la chingada.
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