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Edgar Allan Poe

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  • #16
    Re: Edgar Allan Poe

    Mira que casi nunca leo, pero AEP me cautivó desde la primera vez que lo leí. ¿Cómo no? Lo primero que leí fue The Raven. Me encantó. Magnífica idea éste hilo. Me encanta la alternativa de leerlo en español.
    sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

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    • #17
      Re: Edgar Allan Poe

      Si a mi también me encantó desde la primera vez que lo leí. El del gato emparedado fue el primero y luego El pozo y el péndulo, uy me asustó tanto que subí las piernas al sillón... La caída de la casa Usher uf también me impresionó de sobremanera.
      Siempre lo había leído en español, pero leer los poemas en inglés uf tienen otro sentido, no sé, creo que es la magia del idioma.
      Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...

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      • #18
        Re: Edgar Allan Poe

        Siempre lo había leído en español, pero leer los poemas en inglés uf tienen otro sentido, no sé, creo que es la magia del idioma.
        Yo creo que además de la magia del idioma, es la fuerza original con que está escrito el poema. Traducir un poema es una tarea de titanes. Al hacer una traducción puede perder fuerza, belleza o expresividad el poema o algún verso. He querido traducir un poema de W. B. Yeats, 'When you are Old', pero no he podido hacerlo porque existe un verso que no he sabido como traducirlo. Es realmente difícil hacerlo sin que pierda la idea original y la belleza.


        La durmiente

        Era la medianoche, en junio, tibia, bruna.
        Yo estaba bajo un rayo de la mística luna,
        Que de su blanco disco como un encantamiento
        Vertía sobre el valle un vapor soñoliento.
        Dormitaba en las tumbas el romero fragante,
        Y al lago se inclinaba el lirio agonizante,
        Y envueltas en la niebla en el ropaje acuoso,
        Las ruinas descansaban en vetusto reposo.
        ¡Mirad! También el lago semejante al Leteo,
        Dormita entre las sombras con lento cabeceo,
        Y del sopor consciente despertarse no quiere
        Para el mundo que en torno lánguidamente muere

        Duerme toda belleza y ved dónde reposa
        Irene, dulcemente, en calma deleitosa.
        Con la ventana abierta a los cielos serenos,
        De claros luminares y de misterios llenos.
        ¡Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
        ¿Por qué está tu ventana, así, en la noche abierta?
        Los aires juguetones desde el bosque frondoso,
        Risueños y lascivos en tropel rumoroso
        Inundan tu aposento y agitan la cortina
        Del lecho en que tu hermosa cabeza se reclina,
        Sobre los bellos ojos de copiosas pestañas,
        Tras los que el alma duerme en regiones extrañas,
        Como fantasmas tétricos, por el sueño y los muros
        Se deslizan las sombras de perfiles oscuros.

        Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?
        ¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto?
        Debes de haber venido de los lejanos mares
        A este jardín hermoso de troncos seculares.
        Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje,
        Y de tus largas trenzas el flotante homenaje;
        Pero aún es más extraño el silencio solemne
        En que envuelves tu sueño misterioso y perenne.
        La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el mundo!
        Todo lo que es eterno tiene que ser profundo.
        El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto,
        Trocando este aposento por otro que es más santo,
        Y por otro más triste, el lecho en que reposa.

        Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa,
        La deje descansar con sueño no turbado,
        Mientras que los difuntos desfilan por su lado.
        Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea
        Que así como es eterno, profundo el sueño sea;
        Que los viles gusanos se arrastren suavemente
        En torno de sus manos y en torno de su frente;
        Que en la lejana selva, sombría y centenaria,
        Le alcen una alta tumba tranquila y solitaria
        Donde flotan al viento, altivos y triunfales,
        De su ilustre familia los paños funerales;
        Una lejana tumba, a cuya puerta fuerte
        Piedras tiró, de niña, sin temor a la muerte,
        Y a cuyo duro bronce no arrancará más sones,
        Ni los fúnebres ecos de tan tristes mansiones
        ¡Qué triste imaginarse pobre hija del pecado.
        Que el sonido fatídico a la puerta arrancado,
        Y que quizá con gozo resonara en tu oído,
        de la muerte terrífica era el triste gemido!

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        • #19
          Re: Edgar Allan Poe

          the inhale that makes the exhale so much better

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          • #20
            Re: Edgar Allan Poe

            ¡Oh Némesis!, nunca me cansaré de agradecerte que embellezcas un hilo mío.

            El Gusano Vencedor.

            Ved! En una noche de gala,
            En los tardíos años desolados.
            Una hueste de ángeles alados,
            Envueltos en velos y ahogados en lágrimas,
            Sentados en el teatro, para ver
            Un drama de temores y esperanzas,
            Mientras la orquesta balbucea
            La música de las esferas.

            Unos mimos, hechos a imagen del Dios Alto,
            Murmuran y susurran en voz baja,
            Revoloteando de un lado a otro:
            Simples títeres que vienen y van
            Al capricho de unas vastas masas informes
            Que recorren el escenario proyectando
            Con sus alas de cóndor el invisible Dolor.

            El drama apretado (que no caerá
            En el olvido, estad seguros)
            Con su fantasma perseguido sin cesar
            Por una turba que no lo puede apresar,
            A través de un círculo que siempre gira
            Sobre el mismo espacio,
            Y tanta locura, y aun más Pecado
            Y el Horror como alma de la intriga.

            Pero, ved! en medio del gesticulante tumulto,
            Una forma reptante se introduce:
            Una cosa sanguinolenta que se debate
            En la soledad del escenario.
            ¡Se retuerce! ¡Se retuerce! Con mortal angustia
            Los mimos se convierten en su cena,
            Y los serafines lloran al ver los colmillos
            Embebidos en sangre humana.

            ¡Afuera, afuera las luces, afuera todo!
            Y sobre cada sombra palpitante
            Cae el telón, como una mortaja fúnebre,
            Con el rugido de la tormenta,
            Mientras los ángeles, pálidos y excitados,
            Se ponen de pie y quitando sus velos declaran
            Que la obra es la tragedia del Hombre
            Y su héroe el Gusano Vencedor.

            Edgar Allan Poe

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            • #21
              Re: Edgar Allan Poe

              Lucero vespertino

              Ocurrió una medianoche
              a mediados de verano;
              lucían pálidas estrellas
              tras el potente halo
              de una luna clara y fría
              que iluminaba las olas
              rodeada de planetas,
              esclavos de su señora.
              Detuve mi mirada
              en su sonrisa helada
              -demasiado helada para mí-;
              una nube le puso un velo
              de lanudo terciopelo
              y entonces me fijé en ti.
              Lucero orgulloso,
              remoto, glorioso,
              yo siempre tu brillo preferí;
              pues mi alma jalea
              la orgullosa tarea
              que cumples de la noche a la mañana,
              y admiro más, desde luego,
              tu lejanísimo fuego
              que esa otra luz, más fría, más cercana.

              Edgar Allan Poe

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              • #22
                Re: Edgar Allan Poe

                the inhale that makes the exhale so much better

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                • #23
                  Re: Edgar Allan Poe

                  Originalmente publicado por Carolina Villa Ver post
                  The Raven
                  [First published in 1845]
                  El Cuervo

                  Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
                  meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
                  y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
                  como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
                  "Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
                  sólo eso y nada más."

                  ¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
                  Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
                  Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
                  en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
                  de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
                  y aquí nadie nombrará.

                  Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
                  me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
                  que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
                  "No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
                  un tardío visitante esperando en mi portal.
                  Sólo eso y nada más".

                  Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
                  "Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
                  pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
                  y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
                  que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
                  sólo sombras, nada más.

                  La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
                  y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
                  pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
                  sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
                  sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco la volvió a nombrar.
                  Sólo eso y nada más.

                  Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
                  pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
                  "Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
                  veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
                  Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
                  ¡Es el viento y nada más!".

                  Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
                  agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
                  Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
                  con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
                  en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
                  fue, posóse y nada más.

                  Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
                  en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
                  "Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
                  osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
                  ¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
                  Dijo el cuervo: "Nunca más".

                  Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
                  sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
                  pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
                  ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
                  Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
                  que se llamara "Nunca más".

                  Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
                  como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
                  No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
                  hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
                  por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
                  Dijo entonces :"Nunca más".

                  Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
                  "Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
                  del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
                  que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
                  "Nunca, nunca más".

                  Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
                  planté una silla mullida frente al ave y el portal;
                  y hundido en el terciopelo me afané con recelo
                  en descubrir que quería la funesta ave ancestral
                  al repetir: "Nunca más".

                  Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
                  al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
                  eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
                  sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
                  ¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
                  y ya no usará nunca más!.

                  Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
                  mecido por serafines de leve andar musical.
                  "¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirige
                  hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
                  ¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
                  Dijo el cuervo: "Nunca más".

                  "¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
                  ¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
                  trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
                  a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,
                  dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"
                  Dijo el cuervo: "Nunca más".

                  "¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
                  Por el Diós que veneramos, por el manto celestial,
                  dile a este desventurado si en el Edén lejano
                  a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
                  Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

                  "¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
                  ¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
                  ¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
                  quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
                  ¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
                  Dijo el cuervo: "Nunca más".

                  Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
                  en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
                  y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
                  cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
                  y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
                  no se alzará...¡nunca más!

                  Edgar Allan Poe
                  sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

                  Comment


                  • #24
                    Re: Edgar Allan Poe

                    the inhale that makes the exhale so much better

                    Comment


                    • #25
                      Re: Edgar Allan Poe

                      ¡Gracias Caro por compartir el poema del cuervo!

                      ¡Némesis, como siempre tus ilustraciones son geniales!

                      Comment


                      • #26
                        Re: Edgar Allan Poe

                        Comment


                        • #27
                          Re: Edgar Allan Poe

                          ¿Alguién ha leído Eight Tales of Terror? Me encontré en libro entre las cosas de los niños y quiero saber si lo recomiendan.
                          sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

                          Comment


                          • #28
                            Re: Edgar Allan Poe

                            Insensato. Nunca comprendió que el ligero rubor en las mejillas de Atenea lo proporcionaba el llanto de Leonor, del cual el cuervo era emisario.

                            Comment


                            • #29
                              Re: Edgar Allan Poe

                              Pues como me puse a leer otras cosas, solo he leído The Imp os Perverse (El Demonio de la Perversidad) de los ocho cuentos de terror de Poe. Claro que Imp, en inglés es un pequeño demonio, un diablillo, por eso con ese juego de palabras el demonio representa el IMPulso hacia la perversidad. Entendí que la perversidad es lo que hacemos por el simple hecho de que consideramos que no debemos hacerlo, como desafiando límites. Si sucumbimos a ésta, acabará persuadiéndonos a usarla contra nosotros mismos.
                              sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

                              Comment


                              • #30
                                Re: Edgar Allan Poe

                                Carito; ya lo encontré.Hace mucho que yo estoy buscando ese cuento, sabía que era acerca de nuestro impulso a lo que el llama la perversidad pero no sabía el nombre ;es más pensé que no era de Poe sino de Guy de Maupassant, que tambien ha escrito cuentos de terror. Gracias, ese escrito se me hizo muy interesante y a traves de los años he querido recordar el nombre.
                                Gracias!

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