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Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

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  • #16
    Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

    Wow que belleza de tema, me han hecho recordar, si recordar...
    Pero yo no tengo fantasmas, los tuve si, jajaja como todo mundo y los traía cargando y haciendo mella y fastidiando... Hasta que un día me dije y para que ir por la vida cargándolo, echándole limón a la herida, jejejeje y me deshice de él... Ya les contaré, por ahora me voy a dormir.
    Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...

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    • #17
      Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

      Dicen que 20 años no son nada, pero tambien dicen que no es lo mismo los tres mosqueteros que 20 años después.

      La verdad es que ese dia se veia linda, no bella, no atractiva, linda. Esa extraña cualidad que hace que tu alma se sienta bien ante la vista de alguien asi. Primera vez que la veia, aunque ella si sabia quien era yo y no le caia bien. Me anime a hacer una broma, y logre arrancarle una sonrisa, pero como siempre y en ese lugar, lo inesperado es lo comun. Nos ocupamos cada uno en su asunto y no la volvi a ver hasta una semana después. Y se veia todavía mas linda.

      Recuerdo claramente la mirada de dagas que me envio cuando le pregunte su nombre, “no sabes quien soy???”, y me dejo hablando solo. Asi que hacerla de detective, afortunadamente en 15 minutos tenia su archivo de datos en la mano, y fue cuando me asuste. 6 años menor que yo!!!! En aquel momento era un mundo de diferencia. “Olvidate”, me dije a mi mismo. Pero algo habia en esos ojos que me hacian volver a buscarla.

      Por fin, un dia acepto salir conmigo, yo me sentia en la gloria, sobre todo cuando comprobe que no solo compartiamos una vocacion, sino que nos apasionaban varios temas comunes. No era la tipica niñita bien que solo queria verse bonita, al contrario, parecia que cada vez que nos veiamos trataba de verse mas fachosa, menos arreglada. Pero lo que a mi me encantaba era ese aire natural y sincero que tenia. Me decia que habia mucho mas que lo que veian mis ojos.

      Algo debo haber hecho bien, porque luego de confesarme que yo le caia como patada al higado, me habia colado a su corazon. Ese dia no cabia en mi.

      Hoy después de todo este tiempo, la sigo viendo igual, esa sonrisa franca, esa conversación directa y honesta, esas ganas de tomar el mundo en sus manos y comerselo a puños. Hoy después de todo ese tiempo, me hace sonrojarme con sus bromas, conoce mis puntos debiles y los explota magistralmente. Hoy, me hace sentir lo mismo que hace 20 años. Lo cual es una lastima porque nunca va a estar conmigo.

      Me gano el miedo, no pude con la idea de estar con alguien taaaaaaan menor (ya se, soy un idiota) y me aleje, con dolor, con rabia, pero, según yo, haciendo lo correcto. Ella se merecia alguien “mejor”. Durante mucho tiempo, deje de verla. Cuando la volvi a ver, fue como si nos hubieramos despedido la tarde anterior, bajo el arbol afuera de su casa. Pero habia una pequeña diferencia, bueno, dos pequeñas diferencias, sus hijos. Ella se caso con un gran hombre. No tengo que decir mas.

      Yo estoy contento de que ella sea feliz. Para mi va a ser siempre un hueco en el alma, pero fue mi decision, fue mi estupidez y he aprendido a vivir con eso. Lo unico que quiero recordar son esos meses tan felices que me regalo ese angel.

      Lo demas………….es lo de menos.


      Saludos mis amig@s. Gracias por el tema Sid. Para mi es un "fantasma" que si me hace bien recordar.
      sigpicARRIBA EL NORTE!!! (Si no me creen, vean el mapa)

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      • #18
        Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

        Originalmente publicado por Fabian Ver post
        Hijole, vengo a participarles mi envidia por la manera de expresar esas vivencias.
        Yo no podria, a pesar de tener un fantasma similar.

        Felicidades mis amig@s. y gracias por compartir

        Don Fabián:

        ¿No que "no podría" expresar así su propia vivencia?

        !Vaya historia nos ha compartido!



        En fin, dicen que sufren mucho,
        no hagamos nada por los poetas;
        a ellos, ni las "gracias".
        Nunca cambiarán, así son.



        .
        JacoboCasal
        Forista Turquesa
        Last edited by JacoboCasal; 22-abril-2010, 08:33.
        "Si alguien ve algo malo en mis escritos es porque los mira con ojos de maldad"

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        • #19
          La Entrada


          Bien, amigos, ha llegado el momento de decir el por qué de este tema.

          Como muchas cosas en la vida surge de una necesidad; la necesidad de hallar "respuestas", respuestas a varios "¿y poor qué, por qué, por qué?

          Yo no podía estar tranquilo y necesitaba esclarecer algunas cosas. Sí a veces es un tormento "vivir" (en infinitivo, vivir) entre el qué hubiera sido, qué hubiera pasado sí, porque no mejor esto o aquello, etc..., pero luego pasa.

          Con Tatiana, compartimos esta inquietud durante varios días en que, abiertamente nos "confesamos" el uno al otro algunos santos y señas de quienes, en esos momentos fueron nuestros adorados tormentos, juar, juar. Pero, no obstante, al menos de parte de ella, seguía la curiosa obseción de SABER porqué a mí, mi propio demonio me sigue como un súcubo prohibido, tantas noches, tantas tardes, en poemas y otras cosas.

          De la reflexión de todo ello, en un intento por aterrizar de manera racional esta presencia extraña pero vigorosa me puse a escribir algunas líneas, mismas que me permito a partir de la siguiente respuesta compartir con todos ustedes.

          Espero sean de su interés.

          Su amigo,

          Sidartha de Azcapotzalco
          Sidartha
          Forista Místico
          Last edited by Sidartha; 22-abril-2010, 09:26.
          ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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          • #20
            El Ensayo (por llamarlo decentemente)

            El Amor, Sentimientos y Permanencia
            En búsqueda de la Respuesta


            Aclaración introductoria

            Dieciocho años han pasado ya desde que acabó una historia que ha dejado huellas permanentes y constantes en el cuenco en vilo de mi corazón, de mi alma y existencia toda. Fue una historia de amor como cualquier otra, como tantas y a la vez como ninguna. En el solemne rincón de mis recuerdos, en mis ratos libres de filosofía, en el armario de las ideas profundas y en mi propio diván, a veces cabildeo sobre por qué me pasa lo que me pasa y qué es exactamente lo que ocurre.

            Estas líneas pretenden por un lado, exorcizar un demonio que no me deja, que me asalta algunas veces y por otros explicar de manera coherente algunas cosas que he ido recopilando por el camino, para entenderme mejor yo; si de algo sirve para que otros entiendan también ya será ganancia extra.
            Y he dicho exorcizar, qué exagerado, ya que en verdad ese hermoso demonio lo quiero aquí conmigo, todavía y muchas veces he pensado que me moriré con él clavado en el pecho y el arco de la conciencia. No, acaso solo quiero domarlo un poco. Y, si la oportunidad existiese, pues que sepa dónde se quedó clavado. Nada más.


            Confrontación

            Cada uno de nosotros tiene ideas diversas sobre el amor, lo qué es, sus formas, sus ritos, sus intensidades. De igual forma sucede con el desamor, el dolor, la nostalgia y melancolías inherentes.

            En lo personal no ha sido fácil tratar el tema, a excepción de conmigo mismo y un medio puñado de personas. Confrontar los hechos, la narrativa y su clara intensidad, me ha llevado a comprobar que la mayoría de las personas creen cosas muy distintas de las que yo creo y sienten de manera muy diferente.

            La gente común suele sacar conclusiones a priori. Si estoy redactando esto es, primero para dejar salir un buen cúmulo de cosas que hace rato he querido decir. Sí, es evidente, al momento de estar tecleando estoy pensando en terceras personas que mucho han tenido que ver con esta historia y la permanencia de lo sentido. No las culpo, ni las responsabilizo. Al final asumo toda la inmensa y deliciosa carga que llevo en mi Ser por esto, solo lo señalo porque en verdad sí lo estoy pensando. Luego, porque quiero que, a estas alturas, quede un testimonio, una especie de legado o testamento provisional, por lo que pueda pasar en días delante, con mi acervo sentimental, quiero decir.

            Leerán entonces la narración y algunas consideraciones que juzgo claves, en búsqueda de la respuesta, si es que de verdad existe.


            Un esbozo de lo que estoy buscando

            Antes de continuar con el parte de hechos y sus postreras secuelas, abro un breve paréntesis para esbozar algunas ideas sobre el fundamento de este personal ensayo.

            Bueno, se preguntarán, ¿y qué es eso que tanto agobia al autor, qué es eso que lo lleva algunas noches a recorrer raudo en ráfagas del pasado sobre su memoria, lo levanta de la cama donde plácida duerme ya su compañera, lo lleva a la sala o al comedor, toma pluma y papel y se pone a escribir versos a veces?

            ¿Qué quiere? ¿Acaso un remedio final para dejar de pensar en ese asunto? ¿Una medicina efectiva para el olvido total? ¿Un estatequieto a sus esperanzas, porque aún las tiene?

            ¿Qué busca? ¿Qué alguien venga a quitarle las telarañas de los ojos para que se convenza de que amó a un ser monstruoso, a alguien que no mereció nunca el gran amor que a veces le sigue profesando a su demonio vivo? ¿Qué busco, en una palabra, qué quiero pues?

            Verán, amables lectores. Heme aquí no para dar explicaciones, ni menos justificaciones y sin embargo, sí empiezo a creer que son muy necesarias.
            Sucede que casi invariablemente, cuando cuento pedazos de la historia, por lo dicho párrafos arriba, las conclusiones derivan casi siempre en eso. Me hablan de un círculo que no se ha cerrado, de que no acabo de terminar el duelo, de que yo solo me engañaba, de que ella no me merecía…. Y sin embargo, creo que nada de eso explica cabalmente el porqué de esta pertinaz permanencia. Por eso quiero explicarlo yo, explicármelo a mí, y que no me vengan a cuentear.


            El sentimiento, intensidad y frecuencia

            Lo primero que me asalta es lo concerniente a los sentimientos. El amor, ¿es uno solo, o es un cúmulo de varios? Nuestra querida RAE define al sentimiento en tres aspectos: 1) Acción y efecto de sentir o sentirse; 2) estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente; y 3) estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso.

            Un estado de ánimo ya explicado incluso por la ciencia. Un coctel bioquímico más o menos gobernado y menos dirigido por las hormonas y el cerebro. Estado de ánimo que todos hemos experimentado al menos una vez en la vida. Sí, todos tenemos una clara idea de cómo comienza, cómo fluye, cómo crece y se expande, pero, ¿y cómo termina? ¿Por qué dejamos de sentir? O, ¿por qué no logramos dejar de sentir, por qué queremos y necesitamos seguir sintiendo?

            No todos sentimos igual, no todos experimentamos los sentimientos del mismo modo ni en la misma intensidad. Y el grado de apego o desapego no es el mismo en ningún caso.

            Lo que para algunos es un estorbo, una carga, clavos oxidados en una cruz de la existencia, para otros es gozo, es entrega, es dulzura, inspiración, fortaleza, seguridad, afianzamiento.

            Quizá lo que el resto del mundo no entiende acerca de esto es que, tal vez, de algún modo, en cierto momento, el amor se vuelve sutilmente inmaterial. Como un alma intangible, pero real y verdadera, que de manera natural busca donde posarse para hacerse tangible en obras y en afectos.
            Volveremos a esta idea un poco más adelante.

            Sigue........
            ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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            • #21
              Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

              Los hechos, resumen de encuentros y desencuentros

              Antes de enamorarme profusamente alrededor de los 24 años, ya había yo experimentado las mieles amorosas dos veces con anterioridad. Cosa curiosa. Hoy sé, al menos para mi experiencia, que el amor es un cuerpo vivo que uno va creando en el perfil y los rieles del tiempo. Amor (realmente amor) a primera vista creo que no hay. Existe la poderosa y vigorosa atracción magnética entre los sexos (y aún entre el mismo sexo para algunos), luego aquella tal vez derive en amor, en romance, pero no es llama de un fósforo que se enciende por pura fricción visual. No, no lo creo.
              A ella la conocí en la Universidad, fuimos compañeros de grupo varias veces, teníamos amigos en común, compartimos varios momentos dentro y fuera de la escuela por casi 3 años, hasta el momento en que me plantee de manera seria que ella fuera mi compañera sentimental.

              Es obvio, me gustaba, poderosamente llamaba mi atención, y la de muchos compañeros también, ah sí, eso tengo que decirlo.

              No viene al caso para efectos de este breve ensayo reseñar cómo fue la etapa de conquista, ni tampoco lo vivido, lo acontecido sino más bien el postrero final y desenlace.
              Para quien ya conoce al menos parte de la obra del autor, sépase y repásese que esos capítulos están contenidos en algunos de los más recientes poemas por mí escritos.
              De aquí se desprenden otras ideas, y abro un paréntesis, antes de que sean absorbidas por otras.

              El culto, el culto personal al ser amado. ¿Acaso es esa manía humana la que nos lleva a no desprendernos del sentimiento vivo y quemante del amor? ¿Una especie de idolatría que no sabe de razones, de juicios y sentencias, que se enfoca en el ser y la persona, a pesar de sus fallas, de sus errores, de las mentiras, los engaños y hasta la perturbadora presencia del dolor lo que nos lleva a asirnos como a un último mástil del barco de la existencia? Ya desmenuzaremos también estas preguntas.

              Retomando el relato. Tuve la sospecha primero de que ella ya compartía más que simpatías con otra persona. La duda me duró un par de meses, hasta que por azares descubrí y vi con mis propios ojos que en efecto, ella tenía una relación alterna con otra persona.

              Bueno, fueron días muy difíciles, pero al cabo uno lo comprende. Termina uno aceptándolo y no del todo; comienza la resignación y eso solo entre líneas, porque no todo acabó ahí, porque ese no fue el final-final en ese momento. Todavía me esperaban catorce meses más, creo yo ganados a pulso, porque en medio de la desazón hubo ratos de pequeños triunfos, señales por las que me daba cuenta que aquello, entre diciembre y enero de 1992-93 fue un paréntesis con la posibilidad de redirigir la historia. Yo no le era indiferente, ella atendía a mis llamados e incluso me buscó un par de veces.

              Confieso (siempre lo he hecho) que la estrategia seguida por mí en ese entonces fue equívoca, equívoca para fines prácticos. Montado soberbiamente en el animal de la Dignidad, pensaba retorcer la espera antes, sí antes, de volver a declararle mis intenciones de que regresáramos nuevamente como pareja. Ya no hubo tiempo, ese fue el final, el último, que puso punto fin al desenlace. Y yo ya no busqué más. A veces me imagino (mera recreación fantástica) de rodillas, pidiéndole perdón en esos momentos cruciales, que me entendiera, que mi orgullo lastimado me llevó a equivocar las cosas, pero que la quería y estaba dispuesto a seguir siendo pisoteado.

              Para fines prácticos la estrategia falló, pero al menos a mí me dejó la seguridad que actúe firme a mis principios, ideas y sentimientos de ese momento.

              Jamás, nunca he sentido ni una centésima de rencor u odio. Y aquí es donde a veces vuelvo a chocar con la opinión pública. Una apabullante mayoría opina, según he podido ver, que una traición amorosa y el engaño no tienen ninguna clase de perdón, ni conmiseración alguna. Quién sabe, opino yo. Yo sabía QUIÉN ERA ELLA, y eso, créanme, es un arma de doble filo. No adelanto mucho, pero bien sé que una gran parte de mi fascinación por ella tenía su raíz precisamente porque logré desentrañar de su alma profundos secretos, celosamente guardados; eso, a la postre, según lo que ido analizando, se vuelve una especie de tesoro secreto del cual no nos queremos desprender; se vuelve como un fuerte pegamento, un hilo de tungsteno que ata sentimientos al alma y del cuál es muy difícil desprenderse y renunciar. Y olvidar así como así, de puras barbas.

              Ese final-final aconteció en marzo de 1994. Luego la vi por última vez el siguiente año. De ahí a la fecha han pasado infinidad de cosas en mi vida, entre otras un breve recuentro virtual con ella por correo electrónico el año pasado.

              Como dije, alguien ha tenido que ver con esto último también. Con los años he renunciado a no preguntarle ya nada; nada. Esta persona, buena amiga mía, siempre me ha dicho que no me cuenta, 1) porque no está autorizada y 2) porque cree que develar las respuestas que a veces busco me hará daño. Ay, esa palabra, el daño, me tiene sencillamente fastidiado.

              Por otro lado, sé que hay cosas crudas que a veces evado. Lo sé, pero por muy crudas y realistas a lo mejor lo más sano sería que yo las supiera, porque eso sí he decirlo, ella me amó, creo yo como una veinteava parte de lo que yo la quise. Pero eso no es novedad tampoco.


              La Permanencia

              Cuando era yo asiduo lector del diario La Jornada, leí en un semanario cultural un extenso y elocuente ensayo sobre la Melancolía, su origen y efectos sobre el Ser. Melancolía, esa tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada, como la define la RAE.

              Pero, ¿por qué permanecen los sentimientos al cabo del tiempo? Yo creía que uno era capaz de olvidarlo todo y seguir la vida como si nada. Me equivocaba, hace 18 años me equivocaba.

              Aunque, claro, si nos vamos a las definiciones puras de las palabras, tal vez entonces no es que el sentimiento permanezca. Me parece más bien que queda un hilillo de continuidad en las historias y la cazuela de lo emocional es tierra fértil para abonarle de vez en cuando a la madeja.

              Me pregunto ahora, a la luz esbozada en el párrafo anterior: ¿la sigo yo amando a ella? Aquel sentimiento, ese golpe de mar, ese tsunami emocional, ¿ha durado firmemente, es constante, perseverante, estable, inmutable? Seguro estoy que no. Pero de algún modo extraño, y eso es parte de lo que aquí andamos buscando, se mantiene en cierta forma vivo, presente y quisquilloso de vez en cuando, manifiesto, a veces en sueños, otras en suspiros de recuerdos perennes y como ya he dicho, en uno que otro poemita también.

              Al final de cada historia de amor, uno queda huérfano y casi en desamparo. Empieza el duelo y el alma se retuerce en un fuego extraño, se revuelca en un lodo negro y espeso, o al menos así me lo parece. De momento no tengo otras palabras para evocar el dolor en el alma durante el duelo, la melancolía y el pesado estado de depresión.

              ¿Pero hasta dónde duele, y cuánto duele? No hay forma objetiva de medir cantidades físicas del dolor emocional por ser asuntos personales, que cada uno experimenta sobre el decadente cuerpo destrozado.

              Los grandes desastres destruyen todo, menos la memoria. ¿Será acaso ese el hilillo de supervivencia que predestina al sentimiento a veces a no perecer? Hace 25 años un fuerte temblor en mi ciudad derrumbó un Hotel, el Regis, icono del México del Siglo XX y aunque de aquel portento arquitectónico ya no queda nada, todavía hoy se le recuerda y se le celebra en relatos llenos de nostalgia por un lado y de alegría por otro. Y eso, justo eso, es lo que a mí me pasa. La permanencia de un sentimiento gozado en extremo hace casi dos décadas que al cabo del tiempo puede reírse de sí mismo hasta las lágrimas.
              ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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              • #22
                Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                El juego de la fantasía

                Otra posibilidad que no descarto es aquella en donde el cúmulo de recuerdos se vuelven una especie de mecano con el que el ser reconstruye de vez en vez su realidad, la reacomoda, la reinventa e igual goza y sufre con el resultado de esa especie de obra de recomposición a posteriori. Pero, ¿qué es la realidad, en todo caso, hablando de la materia de los sentimientos?

                Una vez discutía en un foro de religión sobre cuál es la manera objetiva por la cual una persona puede demostrar sin lugar a dudas que ama a alguien o está de verdad enamorado. Asunto de fe, creo yo y así lo defendí. Cuando uno escucha un “te quiero” o “te amo” solo queda el espacio interno de la conciencia elucidar si es cierto y verdad lo que uno escucha. Las cartas, las rosas, los chocolates, los bombones y aún los “monos” peluches no son prueba fehaciente de nada; es decir, por sí mismo no prueban nada porque cualquier con un poco de mínimo talento y algo de dinero puede regalar cualquier cosa o escribir lo que sea, incluso apasionados versos de amor.

                Será por eso que nos gusta sentir, aún en el filo del delgado límite de lo real y lo imaginario. Eso sucede todo el tiempo. Una vez montados en el riel del ferrocarril amoroso, estamos de algún modo sentenciados a que ese juego macabro y angelical gobierne nuestro ser.

                Yo recuerdo que alucinaba antes de que ella fuera mi novia, tan solo con verla me imaginaba mil cosas. No tengo que abundar mucho sobre lo que sentía cuando luego la besaba, cuando tenía su cuerpo en mis brazos o compartimos la tenue desnudez del tiempo. Mas, el ferrocarril sigue, no se para, o acaso lo hace para recargar combustible en alguna parada y dejar bajar el lastre que le sobra al ser en su propio juego fantástico.

                Aún en la etapa del dolor, de la ruptura, cuando todo se te quiebra y resquebraja, secretamente las piezas del mecano amoroso por sí solas, como si tuvieran vida, se mueven. Tú no lo ves ni eres conciente porque estás sumido en uno de los estados de aflicción más terribles por los que pasa la conciencia, el ser entero. Si no fuera así, ¿cómo explicar entonces que el tren aún no ha parado? Tú vas dentro y miras el inevitable paisaje; de repente tal vez se te presenten otras personas, pero algo extraño ha obrado dentro de ti, motivo por el cual no puedes (a veces por más que quieras) fijar mucha atención a esas otras personas. En cierto momento, superada la etapa traumática, habiendo salido ya de la depresión, creo que es cuando tienes la total y absoluta oportunidad de detener el tren, tomar el mecano, enterrarlo, quemarlo, destruirlo y olvidarte por siempre de aquello. Pero he aquí mi teoría que solo las mentes más rectas, las más pragmáticas lo hacen. Los demás, sí, hay que decirlo, tal vez parecemos niños y nos apegamos al juguete fantástico y por veinte mil cosas que pasen, de vez en cuando lo sacamos para recrear, otra vez, la realidad, que al fin y al cabo ésta es subjetiva.

                La rebeldía, síntoma inequívoco de cuánto nos dolió aquello

                Creo que nadie puede negar que, después de la ruptura, el fin suspenso, el dolor, los recuerdos, la melancolía y depresión uno estalla en franca rebeldía e ira después. Etapa del duelo, la negación va más allá pues lo que sigue, poco después, es sencillamente que no buscamos quién nos la hizo, sino quién nos la va a pagar.

                La indiferencia emocional. La revancha. Misoginia en caso de los hombres, o de algunos; en mi caso no puedo negarlo, así ocurrió al cabo de más o menos 3 años.
                Evidentemente, todo aquello no minó en mí la humana necesidad de compañía, ni las ganas de externar sentimientos y emociones vinculadas con el amor, o el cariño, pero tampoco ya fue lo mismo, quiero decir, desde entonces no ha sido igual; aunque sinceramente sé que tampoco tendría porque serlo, necesariamente.

                En reiteradas ocasiones he escuchado y leído que nuestra capacidad de amar es infinita, que no hay edad para el amor y que uno puede enamorarse en cualquier momento, como quien ve borregos o angelitos en las nubes.

                Si es así, si fuera así, ¿por qué se suspende, anula o queda muerta esa posibilidad? Una vez más, creo que la respuesta tiene que ver más con el juego que queremos jugar y en el terreno que más nos gusta, los que determinan esa posibilidad.

                La realización plena del Ser, cuando es conciente, busca insaciable las zonas de mayor confort, y por muy paradójico que resulte, éstas pueden ser incluso la de los “tormentoso” recuerdos.

                El otro asunto, explicación alterna posible, es que el llamado verdadero amor es solo uno, que impacta, golpea, tunde y que ya no se volverá a repetir, o que de suceder en el futuro ocurrirá en circunstancias extraordinarias.

                Entre esas 2 aguas, mitad en la conciencia, y la otra mitad en la parte irracional del amor, el corazón queda de alguna forma clausurado por un tiempo largo, a veces hasta la muerte, para otras personas y aunque nuestra capacidad de dar afecto, brindar compañía, ser solidario y tener infinidad de detalles cariñosos con otra u otras personas, ésa no se ve minada y se reactiva al cabo de un tiempo, de todos modos, al menos como yo lo he vivido, puedo decir que no es igual, definitivamente no es la misma cosa.

                La suspensión de la realidad. La vía alterna

                “Se quedó en el pasado” es una frase muy común que uno escucha a menudo. Hacer referencia a las personas que ocupan buena parte de su tiempo en construir o tejer alguna suerte de castillo, puente o túnel por donde ineludible e irremediablemente se conectan o confluye su vida en conexión con su pasado.

                Sin embargo, nadie que guarde conciencia sana puede decir que jamás piensa en absoluto en el pasado. Y, ya que entonces todos lo hacemos, ¿cuál es la diferencia para decir que unos “se quedaron” y otros no? Menuda paradoja, absolutamente subjetiva según puedo ver, dada la visión muy particular y subjetiva que todos tenemos sobre los fenómenos.

                Lo “real” en el alma, las más de las veces es ambiguo y su lectura debe hacerse en claroscuros. Mi teoría es que solo los seres que ejercen vigorosa e incesante actividad introspectiva sobre sí mismos y la realidad que los circunda, envuelve e invade, son los que suelen navegar en las peligrosas agua del recuerdo, la pasión de antaño, los resabios del dolor y la ira y rabia en un momento también experimentadas. Y sucede esto, además –continúo parado en el cimiento de mi propia experiencia- porque la realidad misma, incluso la vivida en el momento X del ayer es y sigue siendo ambigua…. Y uno se empecina en querer desnudarla a toda costa.

                Nunca acabamos de ser nosotros mismos, y sin embargo, el ser humano, sabedor de su imperfección, desde la sagrada intuición con que nacemos, a veces suele conformarse con puros trozos que logra comprender a medias de aquello que pasa a su alrededor. La clásica imagen del enamorado que deshoja una margarita sea quizá el cuadro más ad-hoc de este fenómeno. Mas he aquí que el alma más profunda no se conforma con saber (o creer saber) si es o no amada; redunda en los porqués del sentimiento; en el cuándo de su origen; en el destino pretendido y en los avatares, símbolos y alegorías de su propia introspección emocional, acerca del amor.

                Entonces, el alma enamorada no acaba nunca de asir del todo su realidad, ya que ésta cambia, se mueve y, en especial, está supeditada al cúmulo de información (veraz o falaz) de la que dispone en X tiempo.

                Para un alma sencilla le bastaría saberse amado sin reparar en nada de lo anterior descrito; vivir la experiencia de manera tangible, gozar de los momentos y realizarse de ese modo por la vía del amor. Pero, los humanos somos, a pesar de todo, seres fantásticos, quiero decir hechos también de alguna clase de fantasía. Y no hablo de lunáticos, ni soñadores, ni de empedernidos romanticones o poetas. Hablo, más bien, de aquellas otras partes, de los otros trozos de la realidad de vida que no conocemos pero que en definitiva inciden en la realidad de cada historia de amor vivida.

                Sucede, y así es casi invariablemente, porque todos, en mayor o menor grado, guardamos secretos; escondemos esos pedazos de realidad que no queremos que vea el otro. Las razones serán miles, pero creo que incontrovertiblemente así es como sucede.

                Eso, mueve el escenario, lo altera. Y he aquí entonces, que cuando hay una ruptura amorosa, como si ésta fuera un crimen (y algunas veces casi lo es) para alguna parte (a veces para ambas) las conclusiones emanadas del análisis del fenómeno no resultan ni convincentes, ni definitivas. En el momento final X la escena del crimen parecía ser una –en su realidad del momento- pero al cabo de algún tiempo, después del final del tiempo X, se nos revela otra muy diferente. Y eso se sabe, eso se intuye, eso se palpa; el alma muy difícilmente puede ser engañada. La razón tiene entonces que tomar una decisión trascendental, sumamente importante para el individuo: debe decidir si acepta como “verdad” inmutable la o las explicaciones del crimen, incluso aceptando la parte de culpabilidad que le toque, o, por el contrario, la acepta pero como una explicación provisional en espera de hallar a posteriori la verdad-verdad del fenómeno que se presenta.

                Cuando esto pasa, la realidad y el tiempo quedan de algún modo suspendidos ambos. En la mente, como si fuera ella el hardware del alma, se abre un espacio de memoria donde se archiva una impresionante cantidad de información relativa al tiempo amoroso X. Esa información se nos revele de vez en vez, a veces en secuencias que parecen poco lógicas y activan los centros emotivos del alma; de ahí se desencadenan entonces cualquier cosa, desde la sublime inspiración (les escribe un poeta amateur) hasta la más pesadas y oscuras de las depresiones.

                Sigue....
                ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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                • #23
                  Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                  En mi experiencia, encuentro en esta especie de sistema una vía alterna de liberación y a la vez de reafirmación. Constantemente busco mi propia aprobación, bajo la premisa poco advertida de que nunca he acabado de encontrarme, porque me reinvento a cada día y cuando vuelvo al punto donde recuerdo me quedé, yo ya no estoy ahí, y tampoco los recuerdos, por extraño y ambiguo que parezca todo esto.


                  El dolor como elemento de vida

                  Ya sabemos que el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Hay quiénes preguntan ¿por qué les “gusta sufrir” a otros? No creo que sea cuestión de gusto, es, más bien una posición racional ante el dolor y sus significados. Mucha gente renuncia al dolor, reniega del dolor, lo evade. Para otras muchas es una especie de sin sentido en la vida. Pero que se entienda, no se trata de que a uno le guste o sea un mártir debido a la aceptación tácita de esta “carga” espiritual profunda y pesada, sino la perspectiva racional sobre cómo uno lo ve, al menos como lo veo en este análisis racionalista que procura entender un poco mejor los porqués de la permanencia del dolor mismo dentro del Ser.

                  ¿Por qué parece entonces como si en realidad “gozáramos” con el dolor? ¿Por qué recurrimos con mayor frecuencia a esas “instancias” dolorosas? O bueno, así parece. O, desde otro ángulo: ¿por qué no, ante el asecho del recuerdo doloroso, porque no detenerlo, cortarlo, abatirlo?

                  En realidad uno no va y se mete en zona conflictiva; los recuerdos llegan de pronto, en cualquier momento y con ellos un gran cúmulo de información almacenada. Lo interesante es, entonces, saber porqué nos fascina y hasta seduce el proceso de recordar, no solo lo bueno, tampoco solo lo malo, sino todo, con la mayor fidelidad posible.

                  Veo entonces que hay otros elementos interesantes. Primero, el dolor como síntoma inequívoco de vida; sufro, luego cobro conciencia, existo, en una especie de filosofía martirial. Pero, hay más, pues en esta especie de santificación sublime del dolor, se convierte en un elemento casi místico, por la conexión del dolor (la pasión) como puerta que se nos abre a lo eterno (el Absoluto, Dios); luego el dolor lo es todo.

                  En dolor como base, cimiento, anclaje que nos mantiene en vida, adheridos a La Vida, por la vida y le da sentido aunque a veces esto confunde y atosiga la conciencia.
                  Entonces, como dice el vulgo, vuelto el dicho en pregunta: ¿sufrimos porque queremos? ¡No! He aquí que la respuesta a la pregunta y la sentencia, en verdad creo que sufrimos –por decirlo coloquialmente- porque en ese “dolor” encontramos un sinnúmero de sentidos, porque asumimos que es inevitable, pero sabemos también que nos da la oportunidad de ennoblecernos a través de soportarlo y más que eso, de incluirlo como parte preciada en el baúl de las emociones y sentimientos, que son al fin y al cabo lo que más sustento da a nuestra existencia, al margen de otras muchas cosas como el aprendizaje y la acumulación de conocimientos.

                  Visto de este modo, vivido de este modo, el dolor se vuelve entonces una contra melancolía, melancolía blanca, libre de los elementos oscuros, negros y pesados de la clásica bilis negra. Me duele, pero me gusta; me duele, pero no sufro; me duele y me mantengo vivo y en medio de ese estado de ánimo puedo incluso sublimarme y escribir los versos más tristes como Neruda o recordar en sentidas estrofas como me cansé de rogarle, de decirle que “yo sin ella de pena muero”, y en el morir va mi vida, la vida entera y por la mistificación del dolor y el ruego, como ave Fénix, renacemos, nos mantenemos vivos.

                  Amar te duele, y a veces te mantiene, así sea veladamente, también vivo.


                  Los hilos de la esperanza y la prudente razón

                  Ya hemos hablado y confrontado las ideas primarias sobre el amor. Hemos dado también un breve repaso a los sentimientos, sus intensidades y la frecuencia con la que a veces nos asaltan. Tratamos de dar alguna explicación sobre esa tenaz permanencia en el alma y la conciencia de aquello que se siente. Elucubramos hipótesis alternas a propósito de lo que aquí hemos llamado el juego de la fantasía. Vimos como la realidad se suspende y, al fin, he logrado concretizar racionalmente aquello que pensamos sobre el dolor y porque éste se asocia indisolublemente al amor, o más correctamente dicho, al desamor a través del tiempo.

                  Sin embargo este ensayo no estaría completo sin una consideración final que, de algún modo, enlaza buena parte de lo que he explicado: la esperanza.

                  Cada quién ha de saber, en estos casos y menesteres, lo que desea al fin y al cabo. Terminar la historia, ponerle punto final, dejar que se desvanezca en la desmemoria del olvido, lento mas bien asegurado, cerrar el círculo, la arrogante e impasible indiferencia, o como en mi caso, que el “demonio” siga vivo y haciendo de las suyas de vez en cuando en los recovecos para él ahí reservados en el alma.

                  Yo solo puedo hablar de todo esto mío, porque mi realidad es una y de seguro no se parece mucho a la de otros que han vivido o viven con el pertinaz embrujo del recuerdo y sus demonios.

                  De esta mi delicada súcubo sé que existe en un lugar X no precisado (más no imprescindible) y de manera esporádica intercambio con ella saludos y breves comentarios. Y, por añadidura ella sabe básicamente lo mismo sobre mí.

                  Uno jamás puede saber de cierto lo que en el futuro vendrá en la vida; tampoco creo ciegamente en que “querer es poder”, al menos no para los menesteres de los que aquí hemos hablado. Muy lejos de lo que intuyo perfectamente que algunos piensan sobre mí y todo este bagaje sentimental, la verdad yo no sufro ni me acongojo. En mi mente no hay ninguna clase de obsesión por saber con precisión qué acontece con su vida y su existencia, en lo absoluto. No me aflige no saber algunas cosas y puedo decir con absoluta certeza que la redacción de estas líneas, además de liberarme de la cavilaciones filosóficas, me libera de cierta cosquilla por responder otras preguntas alternas que a veces me han asaltado, porque algo muy cierto he comprendido también en estos días: tenemos que preocuparnos y ocuparnos por manejar nuestra propia vida.

                  Reconocer los puntos o los lazos que nos unen a otras vidas es hasta hermoso, pero no debemos dejarnos conducir y menos gobernar por sus propios rumbos y sentidos.
                  Sí, aquello dolió en su momento, fue atroz y parecía insoportable a ratos; luego hubo muchas preguntas, algunas se resolvieron, otras no y al final, como cuando uno decanta las aguas, quedó solo la claridad del sentimiento, los recuerdos diáfanos y los motivos que avivan la inspiración poética de vez en cuando.

                  ¿Qué espero o cuál es mi esperanza? Nada o ninguna en particular. No niego que me encantaría verla de frente y poder saludarla y a veces medio fantaseo sobre las “vueltas” que da la vida. Entiendo (de algo sirven esos breves comentarios) que igual mientras ella ha omitido muchas cosas de su pasado, yo recalco algunas otras que recuerdo. Y todo ello puede servir al cabo. Olvidar o recordar, al final, no son más que partes del cotidiano proceso de supervivencia humana. Si se deja la memoria en ceros, por decirlo de un modo trivial, quizá tengas la confianza plena de actuar sin ninguna clase de remordimientos o dudas. Por otro lado, el análisis objetivo de los recuerdos a caso sirvan, como se dice popularmente, “para no regarla” de nuevo, para omitir conscientemente las cosas que hicimos mal en otro tiempo. La prudente razón me dice, de manera paralela, que no hay que esperar nada. Diez ocho años de supervivencia avalan que de todos modos puedo cargar con todo esto sin conflictos ni cosas oscuras sobre o dentro de mí.


                  Corolario

                  Termino ya estas auto explicaciones con un par de apuntes que no quiero dejar en el tintero. Pienso que de algún modo reafirman al menos algunas de las ideas aquí desparramadas.

                  1) Declaro solemnemente que he renunciado a la inmediatez frágil de lo cotidiano en la búsqueda de estructuras sólidas, rocosas, aceradas, que den mayor sustentabilidad a la emoción y el sentimiento para que estos se afiancen en el seno mismo de mi Ser, aún bajo el riesgo de que en ese proceso vaya inmersa la posibilidad de experimentar dolor.

                  2) Quizá lo que el resto del mundo no entiende acerca de todo lo aquí he expuesto es que, tal vez, de algún modo, en cierto momento, el amor se vuelve sutilmente inmaterial. Como un alma intangible, pero real y verdadera, que de manera natural busca donde posarse para hacerse tangible en obras y en afectos. Porqué se sigue posando en una persona de mi pasado y a la que no he visto en casi 2 décadas no es lo importante y creo que ya fue dicho las razones que explican su permanencia.



                  R.L.E.
                  Abril de 2010.
                  ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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                  • #24
                    Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                    Don Sidartha:

                    !Qué hermoso texto!

                    No entendí nada.


                    Le envío un cordial y confundido saludo.
                    "Si alguien ve algo malo en mis escritos es porque los mira con ojos de maldad"

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                    • #25
                      Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                      Originalmente publicado por JacoboCasal Ver post
                      Don Sidartha:

                      !Qué hermoso texto!

                      No entendí nada.


                      Le envío un cordial y confundido saludo.

                      Ja, ja. Para que vea, para que vea. A veces se me da escribir en un lenguaje diferente al de los "borrachos".

                      Saludos cordialmente abstemios.
                      ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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                      • #26
                        Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                        Elixir, que maravilla de prosa la tuya, cuando nos dices tus versos y cuando nos cuentas tus cosas.
                        Para mi, es una gratísima manera de conocerte en este aspecto.
                        Ojala que sigas participando en este espacio, que tiene para mucho más y en los otros donde me ha sido posible leerte.
                        Con mi cariño unido a mi admiración por tu intensidad y por el querer compartirla Te abrazo.

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                        • #27
                          Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                          Fabián, qué bueno leerte aqui!
                          Qué bueno que te decidieras a contarnos tu historia de amor, y de no olvido, porque de ésto se trata este tema.
                          De las personas que quedaron vigentes a través del tiempo y todo lo vivido, que han trascendido a los años, a todos los personajes que llenaron y que pasaron por nuestra vida, sin quitarles el merito que han tenido, en su momento, pero sin quitarle vigencia al fantasma o al angel, como le queramos llamar que sigue viviendo en nuestro recuerdo y en nuestro sentimiento.
                          Claro que lo podías hacer, siempre has sido preciso y elocuente en todo tema que has tratado y aunque hablar de nuestras vivencias no siempre es tan fácil, como hacerlo de algo que es ajeno a nuestra emoción.Te entendimos y compartimos la emoción con que lo hiciste querido Fire-Man.

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                          • #28
                            Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                            Jacobo:

                            Porque me encanta el Protocolo, pero voy a dejar el "Don" en el Umbral de este espacio.
                            Aunque nunca tan merecido por lo que significa y por lo que trasuntan las imágenes y el señorío en los versos de su poesía.
                            En el fantasma me maravillaba en cada estrofa porque nos llevó a su mundo de lo cotidiano de la manera más bella y completa en que se puede decirle algo a alguien que se ama y que se extraña; y que se espera.
                            Y en la locuras fue la locura. Yo creo que uno se siente inmersa en el tono ,en el ritmo en la vorágine de sus emociones.

                            Siempre admiré su estilo.En otros ámbitos. Pero no supuse que este era un campo que dominaba de una manera tan exquisita.
                            Felicitaciones y ójala que siga compartiéndose aqui.

                            Un no fantasmal saludo.

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                            • #29
                              Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                              mi fantasma es que aun conservo la revista que leia en la maternidad conchita, cuando esperaba que naciera mi primera hija........

                              y la verdad cuando la saco de mi caja de madera....me acuerdo de tantas cosas bonitas...tiene los mismos años que tiene mi hija 29....
                              ARMAOS LOS UNOS A LOS OTROS...

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                              • #30
                                Re: Sacxulub. De Fantasmas, Demonios e Historias del Corazón que no terminan.

                                Dicen que a media noche los "fantasmas" se hacen más terrenales.

                                Ay, mamachita (Resortes dixit), ya mejor voy a mimir.
                                ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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