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¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

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  • ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

    “WILMA”
    El huracán más malévolo del siglo XXI

    Este huracán de dimensiones enormes con un diámetro de 700 kms y un ojo de 50 kms venía avanzando muy lentamente acercándose a la costas de la Península de Yucatán con una velocidad de desplazamiento de 8 kmsh y se suponía que podría pasar por el Canal de Yucatán, esa franja de mar que separa a la Península de Yucatán de Cuba.
    Pero bien pronto la trayectoria de ese monstruo era errática, sigzagueaba entre las islas del Caribe y las costas de Quintana Roo y por fin enfiló claramente hacia la isla de Cozumel, y Playa del Carmen con vientos de 180 kmh y ráfagas de 200 kmh lo que lo ponía de categoría 4.

    En Cancún se sentían ya los fuertes vientos de 90 kmh y ráfagas de 120 kmh cuando aún no estaba ni en Cozumel, pues las “faldas” de ese huracán alcanzaban la distancia de 350 km, y tanto Cozumel como Playa del Carmen están a solo 150 o l30 kms de Cancún.

    Debido a la lentitud de avance, el fenómeno tardo dos días enteros, en llegar a Cancún y ya teníamos 48 horas de vientos huracanados sobre toda el área. Pero aún había corriente eléctrica y agua para la población, y todo mundo llenó los tinacos y guardaba agua en cubetas y ollas lo más que se pudiera. La población comenzó a hacer compras de pánico, adquiriendo víveres y agua embotellada como para DOS MESES, y comprando pilas y velas para alumbrarse por UN AÑO.
    Son esas las cosas que nunca he comprendido, pues siendo el mexicano un pueblo que consume tortillas en cantidades industriales, ahora compraron pan como para comer pan por el resto de su vida. En los supermercados había colas en las cajas de hasta cien personas esperando 3 y 4 horas para llegar a pagar. Nunca en mi vida ví que se gastara tanto dinero en estupideces. Pero el pánico es irracional y estoy seguro que ahora que ya hay otra vez luz y refrigeración, la gente va a comenzar a tirar pan duro y enmohecido a la basura, también en cantidades industriales.


    Para evitar accidentes fatales, desde el día anterior la Comisión Federal de Electricidad cortó todo el suministro y desde la noche anterior todo Cancún quedó a oscuras, una oscuridad horrible, ya que el cielo estaba lleno de nubes y el silencio presagiaba desastre y muerte, solo el aullido de los vientos cada vez más fuertes anunciaban la próxima llegada de una terrible bestia. Ya empezaban a caer un millón de hojas y ramas pequeñas de los árboles y los cables de teléfono y de cablevisión se columpiaban enredàndose con los de la corriente eléctrica, que afortunadamente ya no eran de peligro. Yo me asomé a la calle con una mezcla de temor y curiosidad, para ver los alrededores del edificio en que vivo, y me percaté que una cuadrilla de trabajadores estaba desconectando todas las líneas de cablevisión e internet, para evitar mayores daños, con la promesa de que se haría la reconexión una vez pasado el huracán.

    Así volví a mi departamento, sin haber visto a nadie de mis vecinos, que ya habían guardado sus autos lejos de árboles y en lo posible cerca de paredes y edificios de sólida construcción, y en lugares un poco elevados como banquetas y camellones, para evitar posibles daños por inundación. Eso mismo hice con mi carro, colocándolo a la sombra del edificio en el que vivo.
    Sacudido y despeinado por las ráfagas constantes volví a mi departamento y me encerré en espera de lo que se anunciaba por la radio del municipio, gracias a que tengo una radio de pilas. Esa era la única comunicación con el mundo exterior. Me sentí como un solitario topo agazapado a soportar lo que viniera….tal y como lo deben haber hecho los 700 000 habitantes de Cancún.

    Por la ya mencionada radio se informaba de la total evacuación de los turistas, en parte usando la fuerza pública, pues había turistas ignorantes y “muy valientes” que se empeñaban en querer filmar los embates del huracán que se aproximaba. La policía municipal y estatal y los bomberos preparaban el traslado a los refugios ya anunciados en muchas partes, y organizaban las salidas por la vía aérea y por los autobuses con mano férrea para evitar fugas y estampidas. Los últimos aviones salieron del aeropuerto el día 19 de octubre y los últimos autobuses salían en la mañana del día 21 en la mañana, y la carretera hacia Mérida estaba llena de autos particulares, todo huyendo del huracán que ya se había enunciado para las 3 de la tarde con vientos de hasta 210 kmh y de la categoría 4.

    Efectivamente y como a las 3 de la tarde comenzó a sacudirnos un viento increíblemente fuerte y constante cargado de agua y solo se escuchaban los ruidos de la sacudida de los árboles como si fueran rompientes del mar en un acantilado. Toda la naturaleza chillaba y resoplaba como mil búfalos en estampida, y las ráfagas golpeaban contra la pared del edificio donde vivo, al grado de que toda la estructura se cimbraba. El viento aullaba en una forma increíble como si estuviera furioso y exasperado por los obstáculos que representaban los edificios y los árboles que los rodeaban, y con éstos últimos se desquitó con una fuerza descomunal.

    Yo había asegurado mis ventanas que son de persiana de vidrio, con una lámina se acrílico sostenida por un mosquitero metálico. Pero el aire y el agua se abríeron paso de cualquier modo, y resultó que mi departamento se inundó hasta tener en un segundo piso, 2 cm de agua en el suelo.

    Así llegó la noche, y el ruido espantoso por todos lados, lejos de amainar seguía igual o hasta estaba creciendo. Casi no se escuchaba el crujido de ramas y troncos o la caída de un proyectil de algÚn fragmento de muro o de una antena parabólica. Mi lámpara de pilas ya me señalaba charcos de agua en mi piso, y apresuradamente levanté uno de mis tapetes para que no se mojara, y comencé con una jerga y una cubeta a recoger el agua….para guardarla para el excusado. Pero después de una hora, ya no me dI abasto, y me senté solo a escuchar lo que informaba la radio. Por desgracia el presagio era malo…lo peor estaba por venir.
    Durante Toda esa noche siguieron los rudos espantosos de la destrucción constante por los vientos que lo mismo aventaban mis cortinas hacia adentro como enseguida los “chupaban” como si el aire quisiera escapar del interior de mi cuarto. Era un constante ir y venir de los acrílicos en mis ventanas que lo mismo querían salir volando rompiendo el marco del mosquitero, que se pegaban a los vidrios de mi ventana. Con ese golpeteo constante, y con una actitud mental de indiferencia, me acosté en mi cama y creo que logré dormir un rato, pero me desperté porque yo mismo estaba mojado. Me di cuenta que mis cortinas estaban empapadas y el agua caía como lluvia sobre la cabecera de mi cama y sobre la parte superior de mi colchón y de mi almohada.
    Como a las 4 de la mañana y con los pies en el agua, moví mi cama para separarla de la ventana, y me volví a acostar al revés en mi colchón, poniendo los pies pobre la parte superior mojada y el resto de mi cuerpo sobre la parte seca del colchón con la cabeza donde regularmente van los pies.
    No dejé de colocar una toalla seca debajo de mis pies. Así amanecí como a las 6 de la mañana, después de haber dormido unas cuantas horas.

    Afuera el huracán seguía golpeando y destrozando todo, y la radio, que trabajaba con una planta de luz, cuyos locutores pedían a Dios que no les derrumbara su antena, seguía dando noticias y calmado a la población. Con referencia a “Wilma” seguía informando que su velocidad de desplazamiento se había reducido de 8 kmh y 4 kmh, y que se encontraba ya entre Puerto Morelos y Cancún. Eso significaría que en más o menos 15 horas más. Esta endiablada “Wilma” nos iba a echar las garras con toda su fuerza. En efecto, ese día fue el más terrible, en que nadie ni siquiera asomaba las narices de su escondite. Pero la incansable radio pronosticó, que a las 3 de la mañana del día siguiente, los vientos iban a amainar.
    La espera se hizo eterna,, se hizo de noche y yo ya casi me volvía loco del incesante ruido afuera, y me acuerdo vagamente que en una ocasión grité a todo lo que daban mis pulmones ¡¡YA BASTA!!
    Pero mi voz casi no la oí ni yo mismo, porque los ruidos de la naturaleza eran más fuertes.
    Traté de conciliar el sueño, pero como cada media hora consultaba yo el reloj esperando que dieran las 3 de la mañana….y creo que me quedé dormido, pues desperté porque la monotonía de los golpeteo y la secuencia de la ráfagas había cambiado y presentí que algo había sucedido. Efectivamente eran las 4 de la mañana y la radio decía, que “Wilma” estaba sobre Cancún, y que se había reducido a un huracán de categoría 2, o sea que los vientos ya no eran de 200 kmh sino “solo” de 160kmh…..pero que el desplazamiento de “Wilma” ¡¡¡….ERA CERO….!!!!!

    El huracán había escogido a Cancún (nido de víboras en la lengua maya) como para “anidarse”, pues obviamente tenía instintos muy destructores y se proponía de acabar con Cancún. Las olas del mar comenzaron a crecer y a rebasar la isla, que forma la llamada “Zona turística” donde se encuentran los grandes hoteles con más de 55 000 camas. Esa isla que tiene la forma de un siete mide como 30 kms en total y su ancho es de máximo 700 m y su altura varía entre 3 y 10 m sobre el nivel del mar. De modo que el mar en parte saltó sobre esta isla y se metió a la laguna, que es de agua dulce.

    Los indígenas de la región hablan de que cada 15 a 20 años, “se juntan las aguas”.,.. y eso mismo me decían cuando en 1988 se acercaba el huracán “Gilberto”, y en vista de que de eso hace ya 17 años, se volvió a cumplir esa profecía.


    Continua

  • #2
    Re: ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

    “WILMA”
    El huracán más malévolo del siglo XXI

    Este huracán de dimensiones enormes con un diámetro de 700 kms y un ojo de 50 kms venía avanzando muy lentamente acercándose a la costas de la Península de Yucatán con una velocidad de desplazamiento de 8 kmsh y se suponía que podría pasar por el Canal de Yucatán, esa franja de mar que separa a la Península de Yucatán de Cuba.
    Pero bien pronto la trayectoria de ese monstruo era errática, sigzagueaba entre las islas del Caribe y las costas de Quintana Roo y por fin enfiló claramente hacia la isla de Cozumel, y Playa del Carmen con vientos de 180 kmh y ráfagas de 200 kmh lo que lo ponía de categoría 4.

    En Cancún se sentían ya los fuertes vientos de 90 kmh y ráfagas de 120 kmh cuando aún no estaba ni en Cozumel, pues las “faldas” de ese huracán alcanzaban la distancia de 350 km, y tanto Cozumel como Playa del Carmen están a solo 150 o l30 kms de Cancún.

    Debido a la lentitud de avance, el fenómeno tardo dos días enteros, en llegar a Cancún y ya teníamos 48 horas de vientos huracanados sobre toda el área. Pero aún había corriente eléctrica y agua para la población, y todo mundo llenó los tinacos y guardaba agua en cubetas y ollas lo más que se pudiera. La población comenzó a hacer compras de pánico, adquiriendo víveres y agua embotellada como para DOS MESES, y comprando pilas y velas para alumbrarse por UN AÑO.
    Son esas las cosas que nunca he comprendido, pues siendo el mexicano un pueblo que consume tortillas en cantidades industriales, ahora compraron pan como para comer pan por el resto de su vida. En los supermercados había colas en las cajas de hasta cien personas esperando 3 y 4 horas para llegar a pagar. Nunca en mi vida ví que se gastara tanto dinero en estupideces. Pero el pánico es irracional y estoy seguro que ahora que ya hay otra vez luz y refrigeración, la gente va a comenzar a tirar pan duro y enmohecido a la basura, también en cantidades industriales.


    Para evitar accidentes fatales, desde el día anterior la Comisión Federal de Electricidad cortó todo el suministro y desde la noche anterior todo Cancún quedó a oscuras, una oscuridad horrible, ya que el cielo estaba lleno de nubes y el silencio presagiaba desastre y muerte, solo el aullido de los vientos cada vez más fuertes anunciaban la próxima llegada de una terrible bestia. Ya empezaban a caer un millón de hojas y ramas pequeñas de los árboles y los cables de teléfono y de cablevisión se columpiaban enredàndose con los de la corriente eléctrica, que afortunadamente ya no eran de peligro. Yo me asomé a la calle con una mezcla de temor y curiosidad, para ver los alrededores del edificio en que vivo, y me percaté que una cuadrilla de trabajadores estaba desconectando todas las líneas de cablevisión e internet, para evitar mayores daños, con la promesa de que se haría la reconexión una vez pasado el huracán.

    Así volví a mi departamento, sin haber visto a nadie de mis vecinos, que ya habían guardado sus autos lejos de árboles y en lo posible cerca de paredes y edificios de sólida construcción, y en lugares un poco elevados como banquetas y camellones, para evitar posibles daños por inundación. Eso mismo hice con mi carro, colocándolo a la sombra del edificio en el que vivo.
    Sacudido y despeinado por las ráfagas constantes volví a mi departamento y me encerré en espera de lo que se anunciaba por la radio del municipio, gracias a que tengo una radio de pilas. Esa era la única comunicación con el mundo exterior. Me sentí como un solitario topo agazapado a soportar lo que viniera….tal y como lo deben haber hecho los 700 000 habitantes de Cancún.

    Por la ya mencionada radio se informaba de la total evacuación de los turistas, en parte usando la fuerza pública, pues había turistas ignorantes y “muy valientes” que se empeñaban en querer filmar los embates del huracán que se aproximaba. La policía municipal y estatal y los bomberos preparaban el traslado a los refugios ya anunciados en muchas partes, y organizaban las salidas por la vía aérea y por los autobuses con mano férrea para evitar fugas y estampidas. Los últimos aviones salieron del aeropuerto el día 19 de octubre y los últimos autobuses salían en la mañana del día 21 en la mañana, y la carretera hacia Mérida estaba llena de autos particulares, todo huyendo del huracán que ya se había enunciado para las 3 de la tarde con vientos de hasta 210 kmh y de la categoría 4.

    Efectivamente y como a las 3 de la tarde comenzó a sacudirnos un viento increíblemente fuerte y constante cargado de agua y solo se escuchaban los ruidos de la sacudida de los árboles como si fueran rompientes del mar en un acantilado. Toda la naturaleza chillaba y resoplaba como mil búfalos en estampida, y las ráfagas golpeaban contra la pared del edificio donde vivo, al grado de que toda la estructura se cimbraba. El viento aullaba en una forma increíble como si estuviera furioso y exasperado por los obstáculos que representaban los edificios y los árboles que los rodeaban, y con éstos últimos se desquitó con una fuerza descomunal.

    Yo había asegurado mis ventanas que son de persiana de vidrio, con una lámina se acrílico sostenida por un mosquitero metálico. Pero el aire y el agua se abríeron paso de cualquier modo, y resultó que mi departamento se inundó hasta tener en un segundo piso, 2 cm de agua en el suelo.

    Así llegó la noche, y el ruido espantoso por todos lados, lejos de amainar seguía igual o hasta estaba creciendo. Casi no se escuchaba el crujido de ramas y troncos o la caída de un proyectil de algÚn fragmento de muro o de una antena parabólica. Mi lámpara de pilas ya me señalaba charcos de agua en mi piso, y apresuradamente levanté uno de mis tapetes para que no se mojara, y comencé con una jerga y una cubeta a recoger el agua….para guardarla para el excusado. Pero después de una hora, ya no me dI abasto, y me senté solo a escuchar lo que informaba la radio. Por desgracia el presagio era malo…lo peor estaba por venir.
    Durante Toda esa noche siguieron los rudos espantosos de la destrucción constante por los vientos que lo mismo aventaban mis cortinas hacia adentro como enseguida los “chupaban” como si el aire quisiera escapar del interior de mi cuarto. Era un constante ir y venir de los acrílicos en mis ventanas que lo mismo querían salir volando rompiendo el marco del mosquitero, que se pegaban a los vidrios de mi ventana. Con ese golpeteo constante, y con una actitud mental de indiferencia, me acosté en mi cama y creo que logré dormir un rato, pero me desperté porque yo mismo estaba mojado. Me di cuenta que mis cortinas estaban empapadas y el agua caía como lluvia sobre la cabecera de mi cama y sobre la parte superior de mi colchón y de mi almohada.
    Como a las 4 de la mañana y con los pies en el agua, moví mi cama para separarla de la ventana, y me volví a acostar al revés en mi colchón, poniendo los pies pobre la parte superior mojada y el resto de mi cuerpo sobre la parte seca del colchón con la cabeza donde regularmente van los pies.
    No dejé de colocar una toalla seca debajo de mis pies. Así amanecí como a las 6 de la mañana, después de haber dormido unas cuantas horas.

    Afuera el huracán seguía golpeando y destrozando todo, y la radio, que trabajaba con una planta de luz, cuyos locutores pedían a Dios que no les derrumbara su antena, seguía dando noticias y calmado a la población. Con referencia a “Wilma” seguía informando que su velocidad de desplazamiento se había reducido de 8 kmh y 4 kmh, y que se encontraba ya entre Puerto Morelos y Cancún. Eso significaría que en más o menos 15 horas más. Esta endiablada “Wilma” nos iba a echar las garras con toda su fuerza. En efecto, ese día fue el más terrible, en que nadie ni siquiera asomaba las narices de su escondite. Pero la incansable radio pronosticó, que a las 3 de la mañana del día siguiente, los vientos iban a amainar.
    La espera se hizo eterna,, se hizo de noche y yo ya casi me volvía loco del incesante ruido afuera, y me acuerdo vagamente que en una ocasión grité a todo lo que daban mis pulmones ¡¡YA BASTA!!
    Pero mi voz casi no la oí ni yo mismo, porque los ruidos de la naturaleza eran más fuertes.
    Traté de conciliar el sueño, pero como cada media hora consultaba yo el reloj esperando que dieran las 3 de la mañana….y creo que me quedé dormido, pues desperté porque la monotonía de los golpeteo y la secuencia de la ráfagas había cambiado y presentí que algo había sucedido. Efectivamente eran las 4 de la mañana y la radio decía, que “Wilma” estaba sobre Cancún, y que se había reducido a un huracán de categoría 2, o sea que los vientos ya no eran de 200 kmh sino “solo” de 160kmh…..pero que el desplazamiento de “Wilma” ¡¡¡….ERA CERO….!!!!!

    El huracán había escogido a Cancún (nido de víboras en la lengua maya) como para “anidarse”, pues obviamente tenía instintos muy destructores y se proponía de acabar con Cancún. Las olas del mar comenzaron a crecer y a rebasar la isla, que forma la llamada “Zona turística” donde se encuentran los grandes hoteles con más de 55 000 camas. Esa isla que tiene la forma de un siete mide como 30 kms en total y su ancho es de máximo 700 m y su altura varía entre 3 y 10 m sobre el nivel del mar. De modo que el mar en parte saltó sobre esta isla y se metió a la laguna, que es de agua dulce.

    Los indígenas de la región hablan de que cada 15 a 20 años, “se juntan las aguas”.,.. y eso mismo me decían cuando en 1988 se acercaba el huracán “Gilberto”, y en vista de que de eso hace ya 17 años, se volvió a cumplir esa profecía.


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    • #3
      Re: ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

      Esto y muchas cosas más pasaron por mi mente, pues no había nada que hacer, de noche, sin luz y con mi departamento inundado con agua, donde ésta hasta escurría de las paredes, la que lagrimeaban inclusive dentro de mi closet. Pero era totalmente inútil hacer cualquier cosa. Pero analizando lo sucedido, resultó que mientras “Gilberto” había durado solo 10 horas, “Wilma” ya llevaba 36 horas sobre Cancún y ahora aparentemente estaba el ojo del huracán sobre nosotros, y por lo pronto no hacía nada para irse, …..y pensé que a la hora de que se fuera, de nuevo vendrían los vientos fuertes, pero en sentido contrario, y francamente temblé…

      Pero las cosas sucedieron distintas, pues “Wilma” después de fregar otras 24 horas con vientos bastante reducidos a “solo” 90 kmh con ráfagas de 120kmh, comenzó a desplazarse hacia el norte muy lentamente a 2 kmh, y así salimos del “ojo” sin casi sentirlo, y la radio informó que ya se acercaba a Cabo Catoche, La punta extrema norte de la península de Yucatán, para meterse al Golfo de México, con rumbo a Miami.


      Así llegó el domingo 23 de octubre en el que en mi vecindario todos los “topos salimos de nuestros agujeros” para ver el tremendo desorden en el que nos encontrábamos.

      Era simplemente indescriptible el desastre, pues de tres grandes árboles que rodeaban mi edificio, solo uno quedó en pie y los demás cayeron levantando con sus raíces enormes lozas de concreto de 15 cm de espesor. Todo estaba lleno de ramas quebradas y hojas y había un revoltijo de alambres y cables de cablevisión, teléfonos y de corriente eléctrica y solo a machetazo limpio se podía uno abrir camino entre escombros de antenas parabólicas y tinacos quebrados y miles de pedacería irreconocibles. Casi no pude abrir la puerta de mi departamento, porque el cubo de la escalera y los descansos estaban llenos de hojas y ramas igualmente. No quise ni saber lo que decían en la radio, pero de pronto escuché una y luego otra motosierra trabajando. Un amigo vecino, un muchacho joven como de 20 años me pidió mi hacha y yo agarré mi machete y nos lanzamos a empezar a atacar la maleza. Salieron de todos lados señoras y niños y niñas y gente adulta, con machetes y cuchillos y también sin herramientas para arrastrar todo lo suelto hacia un camellón y un pequeño claro que había en nuestra manzana. El dueño de la motosierra grande con sus dos hijos trabajaron constantemente cortando los troncos gruesos y amontonándoles en ese claro para despejar la calle para que los vehículos pudieran circular. Había otro vecino que tenía otra motosierra pero más pequeña y montada sobre un palo largo, que sirvió admirablemente para cortar ramas a mayor altura de los árboles caídos, para así despojar los troncos de sus coronas y el follaje. Éramos como 18 personas los que estuvimos trabajando como 7 horas constantes ese día, hasta que la oscuridad nos impedía seguir…. Todo para continuar el día siguiente.

      Durante la noche y durante como 4 horas me dediqué a sacar el agua de mi departamento con un recogedor de hule especial, todo a la luz de unas velas y de una lámpara de pilas, hasta que muerto de sueño me dormí como a las 11.30 de la noche.

      No deseo entrar en más detalles sobre lo que hicimos en el vecindario en que vivo, porque manifiestamente en todo Cancún se hacia lo mismo, pero nuestra ciudad sufrió de nuevo un terrible embate, esta vez no de la naturaleza, sino de la raza de ratas y buitres y depredadores humanos, que hacían de las suyas. Muchísimos comercios, supermercados y centros comerciales fueron asaltados y saqueados de una manera descarada. La gente entraba y salía cargando hasta refrigeradores y estufas y aparatos electrónicos y hasta se presentaron camiones y camionetas para recibir la carga del saqueo, que nadie podía impedir….todo porque nuestro presidente municipal, un imbécil y estúpido lambiscón, no se atrevió a declarar el toque de queda y se rehusó a llamar al ejército. Pensó que con su cuerpo de 1000 elementos policiacos podía arreglar todo. No fue sino hasta cuando nuestro presidente Fox llegó y ordenó al gobernador a que acuartelara al ejército y a la marina para imponer el orden. Hubo una tremenda ola de protestas e insultos contra nuestras autoridades locales, por esa omisión, pues adicionalmente a los saqueos, se extendió una ola de asaltos a domicilios y a gente en la calle en pleno día, y en la noche, bajo el amparo de la total oscuridad, las pandillas de asaltantes eran un tremendo peligro, y constituían una amenaza constante. Fue entonces cuando la población reaccionó en su autodefensa, y se supo de un caso de linchamiento de un ladrón que agarraron.

      En todo Cancún se encendieron fogatas al anochecer y nosotros también lo hicimos en nuestro vecindario, pues había bastante material inflamable, y hasta muebles de triplay y de aglomerado que con la humedad se habían deshecho. De las casas de vecinos salieron muchas sillas y así en la primera noche nos reunimos como 12 personas sentados cómodamente alrededor de la fogata y poco a poco nos fuimos conociendo. Yo me quedé hasta las 11 de la noche y me fui a dormir. Supe que algunos se quedaron charlando hasta las 2 de la mañana. En la siguiente noche se reunieron como 35 personas, pues había cundido la noticia, y se organizó entre todos en una forma admirable una ronda de vigilancia de 5 parejas que recorrieran un itinerario determinado, alternando cada hora con una pareja distinta , de 12 a 1 , de 1 a 2, de 2 a 3, de 3 a 4 , de 4 a 5 , y de 5 a 6 de la madrugada. Para eso, a todo el vecindario le dieron unos silbatos simples como de posadas, para que se usaran en caso de emergencia. Las patrullas solo silbaban una vez corto para avisar la presencia, pero si alguien en apuros o en peligro silbaba largo y seguido, de inmediato todo el vecindario …como 30 personas…. Se presentarían. Eso lo hicimos durante las siguientes 4 noches más, mientras no había alumbrado público en Cancún y estábamos a oscuras. Pero las fogatas llegaron a constituirse en un verdadero evento social, y no faltaba una señora que repartía café caliente una noche, En la otra noche volvía a haber café, pero otra señora trajo galletas y de vecinos nos volvimos amigos, y se contaron anécdotas y chistes y hubo risas y buen humor….y las rondas seguían funcionando de maravilla. Ya cuando por fin llegó la luz, se hizo un última fogata y ésta se convirtió en una parrillada con carne asada, chorizos y costillas, salsa, frijoles, arroz y tinga de pollo, todo en forma de contribución espontánea entre las vecinas y un señor de nombre Ricardo, que en una forma por demás simpática organizaba todo y llevaba como la “voz de mando”.
      Una de las damas tomó nota de los datos generales de cada uno de los vecinos e hizo una lista, para que nos volvamos a reunir por lo menos una vez al mes, cultivando así una amistad recién nacida en un momento de desgracia.

      Cancún sin embargo, está malherido y de gravedad. Por más que toda la población y las autoridades trabajan día y noche, todavía hasta la fecha hay partes oscuras en la ciudad, y de pronto hay cortes generales de luz por pocos minutos. Por todos lados hay ruinas y más ruinas, y la gente trabajando y las máquinas limpiando, pero es tanto lo que hay que eliminar, que casi no se nota, y por todos lados hay montones de escombros y basura y hojas y ramas y troncos secos. Afortunadamente no llueve, y por lo menos ya no hay inundaciones. Pero ya no hay zonas verdes en Cancún, pues todos los flamboyanes y los almendros y tamarindos y los frondosos zapotes están calvos, y solo una que otra palmera de coco tiene un verde pálido-amarillento. Ya no hay ni asaltos ni saqueos, y ahora si se luce la policía con su inútil presencia…..ahora que ya no hacen falta. En una ocasión paré a una patrulla que con todas las luces encendidas, y tocando de vez en cuando su odioso claxon, y les dije, que sin duda estaban siguiendo órdenes estúpidas, pues con tal acto de espectacular presencia le hacían el favor a los ladrones y asaltantes de que se escondieran mientras pasaban en su ronda, y que una vez que se hubieran ido, con toda calma podrían cometer su fechoría, que disponían como de una hora, hasta que volviera ese “árbol de navidad” que era la patrulla nocturna de la policía preventiva. Les sugerí que deberían de hacer su ronde con las luces apagadas para agarrar a los malhechores in fraganti….

      Pero obviamente ese no es el propósito de la policía, ya que nada ganan con llenar las cárceles, mejor “cobran su cuota” del hampa, para dejarlos “trabajar”.

      Hoy es domingo 6 de Noviembre y un precioso sol nos da calor y esta secando los últimos restos de colchones, tapices, alfombras y cortinas y ropa aún mojada. Toda la colonia en que vivo es un enorme tendedero. Pero ya reina la tranquilidad, y cada quien tiene sus propias preocupaciones por el futuro inmediato de Cancún. Sabemos que las autoridades han tomado el mando decididos a que el polo turístico de Cancún, esté en condiciones de volver a dar servicio en Diciembre. Todo mundo por lo pronto “se amarra el cinturón” ya en forma sensata y ya no gasta “a lo loco”. Todos opinamos, que “Wilma” ha ocasionado que por lo pronto se vayan de Cancún, los que no aman a este lugar y que solo han sido oportunistas y aventureros y malhechores. La población de Cancún ha sufrido una “limpia” y solo se quedaron los auténticos pioneros, que con trabajo honesto y honrado contribuyen al renacimiento de este centro turístico. Se sabe de planes y programas que harán de esta zona algo mucho mejor de lo que destruyó el huracán “Wilma”.

      *****************
      Continua

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      • #4
        Re: ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

        Algunas anécdotas y observaciones sobre el acontecimiento

        El edificio en el que vivo, la conexión de la energía eléctrica a la red se había roto, pues un árbol, entre cuyas ramas pasaba el cable, se había caído. De esta manera, aunque se reconectara la corriente en todo el rumbo, nosotros seguíamos sin luz no corriente para la bomba para subir el agua de la cisterna a los tinacos en la azotea del edificio. Fue por eso que reporté este daño a la central, y tomaron nota de ello (seguramente igual a miles de otros semejantes) y casi no me prometieron nada.
        Sin embargo al día siguiente a las 7.30 de la mañana aparecieron primero una y luego otras dos camionetas pick up par la CFE , y les expuse mi caso. Los hombres todos equipados con sus cinturones de herramientas de trabajo y su casco eran jóvenes muy amables y en 10 minutos habían hecho la conexión y de nuevo había luz en el edificio.
        Cuando les día las gracias me dijeron muy cortésmente, que venían del estado de Michoacán, en una misión especial para Cancún, y cuando lleno de gratitud ls quise dar una gratificación de $50.— muy amablemente pero de manera definitiva se rehusaron a aceptar el dinero, y nos despedimos. Pero ví que otro vecino también bajo para dar las gracias a esa cuadrilla, ofreciendo un regalos de CIEN pesos, también lo rechazaron los trabajadores de la CFE.

        ***

        Aún estando todo el rumbo sin corriente eléctrica, un vecino de otra casa tenía caminando una planta de luz. El día siguiente en la mañana, de nuevo esa planta de luz trabajaba y me acerqué a la casa y saludé al dueño, para suplicarle si me podía alquilar su planta portátil por un par de horas, para bombear de la cisterna llena, el agua hacia los tinacos de la azotea. Me contestó que con mucho gusto, pero que su señora tenía que decidir el tiempo, ya que no quería que se descongelara su refrigerador con muchos alimentos. También resultó ser una dama muy amable y solo me pidió “en pago” 20 litros de gasolina. Una vez cumplido su deseo, me mando con sus dos hijos de 17 y 19 años la famosa planta de luz portátil, que hasta ruedas tenía.
        Pero todo fue un fracaso, pues asi me dí cuenta, que la bomba había sufrido un desperfecto por el huracán. Así fue que de inmediato llamé a mi electricista que acudió esta misma mañana, y al día siguiente ya tenía yo mo bomba de agua en perfectas condiciones. Le gané tiempo al tiempo, y cuando me conectaron la corriente, se llenaron los tinacos en la azotea, y todos teníamos agua y luz.

        ***

        Mi hijo, que es el capitán de una pequeña embarcación de 28 pies de eslora, me platicó que tuvo que ocultar su lancha dentro de los manglares para que estuviera a salvo del huracán. Al regresar después del “Wilma” a recoger la lancha, observó que los barandales de la misma lucían como de acero inoxidable recien puestos de fábrica. Resulta que estos brandales originalmente estaban cubiertos de un “primer” de color verda y después se habían pintado de color blanco, como era toda la embarcación. Manifiestamente los vientos tan fuertes y tan sostenidos durante muchísimas horas habían primero arrancado la pintura y después el “primer”, produciendo el efecto de un “sand blast” sobre el acero inoxidable.

        ***

        También un amigo mío, que tiene un taller de pintura automotriz me platicó, que toda su instalación había volado, ya que solo tenía una estructura de hierro y un techo de láminas acanaladas de cementoasbesto, quedando al descubierto un auto que estaba en proceso para una nueva pintura general. Se encontraba en la etapa de eliminar la pintura vieja para quitar hasta el “primer”, cuando vino el huracán. Resulta que después de este terrible suceso, el auto relucía limpiamente el color metálico de la lámina original del auto. “Wilma” le había ahorrado muchas horas de trabajo de eliminar con lija de agua todo material extraño de la lámina. Solo lo revisó detalladamente en partes ocultas y semiocultas para dar algunos toques con la lija de agua, y pudo proceder con su trabajo, cubriendo todo el auto con la base para la pintura, que se llama “primer”.

        ***

        Una mañana cuando aún soplaban los últimos vientos del huracán, oí la motosierra de nuevo muy cerca de mi casa. Al bajar a la calle siguiendo el sonido de la sierra, me percaté que ésta estaba siendo usando dentro de un departamento del edificio al lado del mío. Una enorme rama del gigantesco árbol que separaba los dos edificios se hubiera caído totalmente, si la construcción no lo hubiera impedido. Yo estaba parado debajo de esa ventana, cuando el operador de la motosierra, me dio una voz de aviso, porque iba a arrojar por la ventana el pedazo de árbol que se le había metido a su casa. Se trataba de una rama cuyo tronco medía como 15 cm de diámetro con muchas ramitas y un tupido follaje. Era materialmente un pequeño árbol el que cayó por la ventana.

        ***

        En una ocasión, y aún faltaba la luz, como a las 11 de la noche, ya para acostarme, me llegó por la ventana el reflejo de luces rojas, amarillas y azules y daban la impresión de estar montadas sobre un vehículo enorme, mucho más grande y alto que una simple patrulla. Ese enorme vehículo avanzaba muy lentamente echando el haz de luz de un reflector muy potente por todos lados.
        Bajé a la calle para averiguar de lo que se trataba y me percaté que delante de ese vehículo, iban caminando unos hombres con casco, muy lentamente mirando para todos lados. Ya cuando se acercaron los hombres, reconocí también el vehículo. Era un carro cisterna de los bomberos, con pura gente joven como de 20 años y sumamente amables y me explicaron que estaban recorriendo la zona para revisar si había obstrucciones y encharcamientos que iban a causar problemas de circulación el día siguiente.

        ***

        Por la radio del ayuntamiento escuché un programa especial invitando al público en general ha hacer sus comentarios y quejas ya sea por teléfono, estando éste conectado al micrófono para que todos los oyentes lo escucharan, o bien presentándose personalmente con el mismo objeto.
        Hubo varios casos en los que unos ciudadanos que se había identificado con la estación, pero que para evitar represalias preferían la discreción, y mencionaban nombre y apellidos completos de toda una familia con dirección exacta y hasta el número telefónico, y que estaban metiendo a su casa un refrigerador , un televisor y una estufa totalmente nuevos, además de que los tres hijos andaban en sendas bicicletas igualmente nuevecitas con las llantas aún desinfladas. Obviamente todo ello producto de un saqueo.

        ***

        En ese mismo sentido se reportó el nombre de una mujer, que tenía relaciones de familia política con un alto funcionario del gobierno, y que en su casa llegaron 30 despensas dedicadas para auxiliar a los desamparados. Estas 30 despensas venían custodiadas por un policía municipal, y no hubo nunca una explicación sobre este caso tan insólitamente descarado de corrupción.

        ***

        Cuando el sía 27 de octubre tuve que ir a Walmart, que trabajando con planta de luz estaba abierto, me encontré con la misma escena de compras de pánico que se produjeron apenas hace una semana antes del huracán. Había colas de hasta 50 clientes comprando miles de cosas, como si no hubieran comida nada en un mes. Yo me pregunto, ¿cómo es posible que alguien compre antes del huracán 20 latas de atún, 5 garrafones de agua pura de 20 litros y papas y cebollas y legumbres en cantidades industriales, como para sobrevivir 2 meses, cuando después de solo una semana, vuelva a hacer las mismas compras????
        Por supuesto que yo al solo observar este escenario, mejor me salí y compré mi yogurt y mi papaya en otro lado.

        ***

        Toda la región de Cancún se encuentra como sitiada, pues en las grandes carreteras de salida hay retenes con soldados, que revisan cada vehículo que pasa, para evitar que salga mercancía robada como producto de los asaltos y saqueos que hubo a los comercios. Lo mismo sucede en el aeropuerto.

        ***Sigue el final

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        • #5
          Re: ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

          Hoy es lunes 7 de noviembre, y al ir al banco, observé en el trayecto, que junto a los ya secos escombros de maleza y árboles y ramas, había toda un juego de sala con el tapiz echado a perder, en otro lado otro colchón aparentemente nuevo y más adelante un sillón… todo para que se lo lleve el camión de la basura.

          ***

          Mientras en la “Zona turística” están trabajando, miles de hombres con toda clase de maquinaria ligera y pesada para reconstruir el emporio que produce muchos ingresos y proporciona miles de empleos para toda la población, en la ciudad de Cancún los trabajos de limpieza van a paso de tortuga, y apenas pasan de vez en cuando los camiones compactadores de basura doméstica, para evitar contaminación. Seguimos sin semáforos y los improvisados agentes de tránsito desconocen su oficio y solo estorban.
          Pero en el cinturón de miseria, que rodea a todas las grandes ciudades, aún prevalece el caos y una tremenda corrupción, y aún hay gente que vive a la intemperie y no ha recibido ni una despensa de las que llegaron por cientos de toneladas a la región. Ya los partidos políticos metieron sus cochinas manos, repartiendo volantes con el nombre de un candidato, prometiendo despensa y láminas de cartón para techos. Pero todo es una gran mentira como siempre, y si se descuidan las autoridades, aquí puede surgir la chispa de un levantamiento popular….no por un huracán, sino por los cerdos de la política y la corrupción.

          ***

          A un lado del edificio donde tengo mi departamento hay un parque con unas bancas y una plancha de concreto formando una cancha de básquetbol con sus dos tableros con arillos en sendos lados. Sorprendentemente todo eso quedó intacto, pero los dos postes de alumbrado con sus respectivos reflectores desaparecieron como por encanto, porque le gustaron a “Wilma”.
          Tan caprichoso así suele ser un huracán, que en un lugar de la ciudad tenemos una cancha de básquetbol bajo techo con una duela de madera. Pero “Wilma” debe haber sentido una furia insólita, pues primero desmanteló el techo que era una estructura metálica con láminas de asbesto-cemento, y no bastante con eso, se ensañó con la duele de madera. Parece increíble la furia con la que hizo materialmente solo dejó un montón de maderos y leña revuelta, imposible de volver a ensamblar como piso de duela.

          ***

          Hoy es 15 de Noviembre y poco falta para que se cumpla un mes entero de que nos asaltó el huracán “Wilma”. Grandes partes de los alrededores de Cancún aún están bajo agua y aún se encuentran en albergues los pobladores, mayormente campesinos mayas que no solo perdieron todo, sino que también están imposibilitados de barbechar y sembrar para esperar una próxima cosecha. De todo eso no se habla en los medios, pues ya resulta para muchos aburrido seguir hablando de “Wilma” y el mundo ya lo olvidó. Sin embargo una tremenda miseria para gran parte de la región se nos avecina, y de poco o nada le servirá a la población rural, que los turistas vuelvan a Cancún y a la Rivera Maya, y se vayan reponiendo las finanzas de los ricos.

          ***

          Termino el presente relato en mi Pc sin aún tener el servicio de internet. Pienso guardar mis memorias en un diskett y hacerlo llegar a ustedes a través de los servicios de un café-internet que tiene una red telefónica, a la que no tengo acceso. Suplico por lo tanto tener en cuenta lo anterior, para comprender mi silencio. Se me ha prometido que dentro de poco tiempo volveré a tener ese servicio.
          A TODOS MIS AMIGOS UN CORDIAL Y CARIÑOSO SALUDO, DE UNA DESESPERADA VICTIMA DEL HURACAN “WILMA”



          FIN

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          • #6
            Re: ¿Alguien se acuerda de "WILMA"?

            Ahora que se actualizó este tema de hace un año, me doy cuenta que la primera parte quedó duplicada y por eso la intenté borrar, pero ya no me fue posible.
            HERBERT
            Forista Bronce
            Last edited by HERBERT; 28-junio-2012, 18:48.

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