Calderón no entregará más cabezas | ||||||
Gómez, el que no leyó la ley Televisa, desconfía del Cisen Valdés, “perro del mal”, según “las viudas del fraude” | ||||||
Si en su momento Felipe Calderón no entregó la cabeza de Mouriño —a pesar de los datos duros que lo responsabilizaban de una falta ética— menos entregará la de Guillermo Valdés, director del Cisen. ¿Por qué no cederá? Primero, por razones políticas y de poder básicas. Es decir, porque ningún gobernante, sea amarillo, azul o tricolor, y menos un jefe de Gobierno o de Estado puede ser rehén de los humores, malquerencias, odios y revanchas de sus opositores. Y segundo, por el carácter estratégico del Cisen —y que por esa misma razón pretende ser derruida— que no es otra cosa que el instrumento articulador de la seguridad nacional. Pero además —y acaso ese es el asunto de fondo— porque sin prueba alguna de las supuestas irregularidades cometidas por el Cisen, los partidos opositores pretenden regresar a los tiempos de la inexistente división de poderes. Hasta antes del año 2000, lo común era el sometimiento del Poder Legislativo al Ejecutivo. Hoy, sin más argumentos que humores, venganzas y odios, en medio de una grosera pelea en donde las partes dejan ver que sólo importan las ambiciones personalísimas, el Legislativo intenta imponerse al Ejecutivo. Todos saben que por mayoría de votos de la emergente alianza PRI-PRD, la Comisión Permanente —representación del Legislativo— exigió al Ejecutivo despedir a Guillermo Valdés, director del Cisen. ¿Y por qué esa decisión? Porque según algunos, como el confiable Pablo Gómez —y habla de lo confiable de Gómez, la Ley Televisa, aprobada sin siquiera ser leída—, “el Congreso le perdió la confianza” a Guillermo Valdés. Y según otros, para que el Ejecutivo “aprenda a no meterse” con diputados y senadores. Es decir, que ahora resulta que las fobias y los humores, los odios y rencores hacia tal o cual político, servidor o funcionario, son razones suficientes para reclamar cabezas. Y si parece claro que el presidente Calderón no cederá a la locuaz presión opositora —además confirmación de la tozudez de Calderón—, la duda aparece en el otro extremo. ¿Por qué los señores Beltrones, Gómez, Monreal, y hasta Espino, insisten en transitar por la ruta de la presión al jefe del Ejecutivo, para tirar a su director del Cisen? Una explicación que a pesar de coquetear con lo descabellado parece aclarar lo que está ocurriendo —la descocada pelea por el espionaje— la podemos localizar en los intríngulis de la reforma electoral que hizo caer al Consejo General del IFE. Es decir, que los jefes del PRI y del PRD creen haberle tomado la medida a Felipe Calderón, quien ha aceptado ceder en posiciones estratégicas —como la desnaturalización del IFE— y dar piezas importantes a cambio de sus reformas. Todos saben que salió de Los Pinos el palomeo para la caída del Consejo General del IFE que organizó la elección presidencial de julio de 2006. ¿Por qué cayeron Luis Carlos Ugalde y otros consejeros del IFE?. Por la misma razón que hoy quieren decapitar al Cisen, porque “le perdieron la confianza”. Ese fue el argumento de profundo contenido político. Pero todos saben que en el fondo se trató de una vulgar venganza del PRD y PRI contra una institución que, con fallas y todo, organizó una de las elecciones técnicamente más confiables. También todos saben que la debilidad del gobierno de Calderón lo llevó a entregar al sector más duro del PRD, con todo el costo que ello significó, la presidencia del nuevo y diezmado IFE. Una situación similar ocurrió en la segunda ronda de cambios en el Consejo General. A pesar de todo ello, las tarascadas de los tiburones amarillos lanzadas al gobierno azul —como todos saben— pretendieron arrebatar el brazo derecho al presidente Calderón. El resultado fue harto ilustrativo, ya que Juan Camilo Mouriño terminó convertido en fiambre político. Está claro que de tanto en tanto se producen lances que buscan debilitar a un gobierno de por sí débil; administración que en un error estratégico alimentó a sus adversarios con cabezas fundamentales, sin entender que en política la sed de venganza suele ser insaciable. Hoy los tiburones amarillos y tricolores reclaman nuevos tributos, como el del Cisen, clave en el gobierno de Calderón, pero sobre todo apetecible pieza para saciar la venganza. ¿Por qué Guillermo Valdés? Porque los delirios vengativos quieren ver en Guillermo Valdés —a quien para información de los fanáticos del odio no tenemos gusto o disgusto de conocer—, como otro de los “demonios del fraude”. Valdés cometió el acierto de realizar las primeras encuestas que daban a Calderón empatado y luego arriba de AMLO, antes del 2 de julio, lo que según las “viudas del fraude” lo convierte en “perro del mal”. Y por eso debe ser destruido. A nadie le importa si existe razón o no para destruirlo. Lo que importa es la venganza. Moderna y ejemplar política mexicana.
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Los tiburones.
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Los tiburones.
La inteligencia no se mide por el IQ, sino por la capacidad que se tiene para entender a los demás.Etiquetas: Ninguna
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Re: Los tiburones.
Ser espía o espiado es lo de hoy. La verdad, para llamar los reflectores, nada mejor que decir que el Cisen lo espía a usted y a su equipo de trabajo y parentela.
Y da resultados: mire que lograr la unidad del PRD y del PRI para pedir la destitución del superagente 86 (¿región IV?), Guillermo Valdés, es para Ripley.
Pero bueno, vamos como Jack El Destripador, por partes.
Ante las versiones de que el ¿temido? Centro de Investigación y Seguridad Nacional andaría vigilando a oponentes y militantes del propio gobierno federal —ahí está el caso de Gustavo E. Madero—, Valdés dijo que no. Que ese tipo de trabajo no lo hacen ellos. Reiteró que no se violó la Ley de Seguridad Nacional al contratar empresas para hacer labores de seguimiento informativo sobre legisladores.
Ante la petición de una mayoría en la Comisión Permanente para que Valdés sea destituido como director de ese organismo, desde la Segob dijeron que no. Que sigue al frente.
Ayer, Laura Ballesteros, directora de Consultores de Diseño en Estrategias Político-Legislativas, se defendió. Dijo que su empresa no fue contratada por el Cisen para andar espiando a legisladores. Que lo que hicieron fue optimizar información que es pública y hacerla accesible mediante un software que ellos manejan.
Pero bueno. Entre que son grabaciones y fichajes, Manlio Fabio Beltroni ya presentó una denuncia por espionaje ante la PGR. No es el único priísta que se sumó a la lista. Lo que son las cosas, Emilio Gamboa, coordinador de los diputados del PRI, se colgó, perdón, dijo que él y todos sus amigos también han sido espiados. Lo malo… ¡es que no tiene pruebas para demostrarlo!
NotaLa inteligencia no se mide por el IQ, sino por la capacidad que se tiene para entender a los demás.
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Re: Los tiburones.
El fin justifica los medios
Por el Florentino Nicolás Maquiavelo en su libro "EL PRìNCIPE"Last edited by Rafael Norma; 12-julio-2008, 02:48.
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