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Carta dirigida a Martí Batres y sus compinches diputados (los que asaltaron la tribuna el viernes)
Carlos Alazraki
Estimado Martí y compinches diputados que asaltaron la tribuna el viernes pasado:
Ayer en la portada de La Razón salieron nueve fotografías de ustedes. Desgraciadamente no salieron como los ganadores del Premio Nobel ni tampoco como los investigadores que descubrieron la cura del Sida; nada de eso.
Salieron ustedes como personajes que tienen antecedentes penales o agravios contra la sociedad. ¡Qué coraje!
Y yo que creí que en esa su izquierda tan moderna, tan civilizada, tan democrática y adelantada como la de Venezuela, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Cuba esas cosas ya no sucedían. ¿Pues qué creen?, me equivoqué.
Su comportamiento del viernes pasado fue tan avant garde, tan del siglo XXI, que estoy seguro de que son la envidia de las izquierdas de España, Francia y Brasil, nada que ver con ellos... nada.
Y a propósito de ustedes, se me ocurrieron un par de historias ficticias que les quiero compartir: supongamos que un hijo o hija de ustedes llegue a su casa con la noticia de que fue expulsado (a) de la escuela; usted le pregunta el por qué y ella o él, le contesta que fue por invadir el escritorio de su maestra como protesta porque la (o) reprobaron con un tres.
Usted le pregunta, ¿cómo que un tres? ¿Acaso no estudiaste? No mucho —contesta él o ella— yo siento que merecía ¡mínimo un cinco!
—Hijo (a), hiciste mal; no tenías porqué invadir su escritorio.
—¡Pero tú lo acabas de hacer en la Cámara!
—Sí, pero yo ya soy grande y además tengo fuero, por eso ¡no es lo mismo! Bueno, hijo (a) prométeme que ya no lo vas hacer. Mañana voy a la escuela y arreglo el problema y si no te aceptan de regreso bloquearé la escuela y haré una manifestación.
Otra:
Llamada por teléfono:
—¿Diputado (a) X?, soy el señor Pérez de la tienda Don Casimiro.
—Mucho gusto, ¿en qué le puedo servir?
—Tenemos un problema —dice el señor Pérez— agarramos a su hija (o) robándose unos sweaters.
—¿Mi hija (o) robando?, ¡eso es imposible!
—Pero por qué es imposible si lo único que está haciendo ella (o él) es seguir su ejemplo.
—¿Cuál ejemplo?
—Pues el que leí ayer en La Razón. Sí, en el que tenían antecedentes penales por secuestros, robos, fraudes, etcétera.
—¡Eso es diferente! Y si no la (o) suelta inmediatamente, se va a arrepentir; le voy hacer una demostración pacífica como las que hicimos a La Catalana y va usted a ver lo que es sentir duro.
Ese mismo día el señor Pérez de la tienda Don Casimiro, la (o) soltó.
¿Qué maravilloso verdad?
Martí y tus compinches es un placer tenerlos como nuestros representantes; estoy seguro de que con ustedes nos va a ir muy bien, son éticos, honestos y sobre todo muy cultos. Lástima que haya otros partidos que no piensen igual que ustedes.
Y ya hablando en serio. ¿Ahora si ya me entienden por qué urge la reforma política?, para quitar a las basuras como ustedes de las candidaturas plurinominales. Sí, para que nunca vuelvan a gobernar.
No les puedo explicar el ¡asco que me dan! ¡Qué asco me dan!
carlos@alazraki.com.mx
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Carta dirigida a Martí Batres y sus compinches diputados (los que asaltaron la tribuna el viernes)
Carlos Alazraki
Estimado Martí y compinches diputados que asaltaron la tribuna el viernes pasado:
Ayer en la portada de La Razón salieron nueve fotografías de ustedes. Desgraciadamente no salieron como los ganadores del Premio Nobel ni tampoco como los investigadores que descubrieron la cura del Sida; nada de eso.
Salieron ustedes como personajes que tienen antecedentes penales o agravios contra la sociedad. ¡Qué coraje!
Y yo que creí que en esa su izquierda tan moderna, tan civilizada, tan democrática y adelantada como la de Venezuela, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Cuba esas cosas ya no sucedían. ¿Pues qué creen?, me equivoqué.
Su comportamiento del viernes pasado fue tan avant garde, tan del siglo XXI, que estoy seguro de que son la envidia de las izquierdas de España, Francia y Brasil, nada que ver con ellos... nada.
Y a propósito de ustedes, se me ocurrieron un par de historias ficticias que les quiero compartir: supongamos que un hijo o hija de ustedes llegue a su casa con la noticia de que fue expulsado (a) de la escuela; usted le pregunta el por qué y ella o él, le contesta que fue por invadir el escritorio de su maestra como protesta porque la (o) reprobaron con un tres.
Usted le pregunta, ¿cómo que un tres? ¿Acaso no estudiaste? No mucho —contesta él o ella— yo siento que merecía ¡mínimo un cinco!
—Hijo (a), hiciste mal; no tenías porqué invadir su escritorio.
—¡Pero tú lo acabas de hacer en la Cámara!
—Sí, pero yo ya soy grande y además tengo fuero, por eso ¡no es lo mismo! Bueno, hijo (a) prométeme que ya no lo vas hacer. Mañana voy a la escuela y arreglo el problema y si no te aceptan de regreso bloquearé la escuela y haré una manifestación.
Otra:
Llamada por teléfono:
—¿Diputado (a) X?, soy el señor Pérez de la tienda Don Casimiro.
—Mucho gusto, ¿en qué le puedo servir?
—Tenemos un problema —dice el señor Pérez— agarramos a su hija (o) robándose unos sweaters.
—¿Mi hija (o) robando?, ¡eso es imposible!
—Pero por qué es imposible si lo único que está haciendo ella (o él) es seguir su ejemplo.
—¿Cuál ejemplo?
—Pues el que leí ayer en La Razón. Sí, en el que tenían antecedentes penales por secuestros, robos, fraudes, etcétera.
—¡Eso es diferente! Y si no la (o) suelta inmediatamente, se va a arrepentir; le voy hacer una demostración pacífica como las que hicimos a La Catalana y va usted a ver lo que es sentir duro.
Ese mismo día el señor Pérez de la tienda Don Casimiro, la (o) soltó.
¿Qué maravilloso verdad?
Martí y tus compinches es un placer tenerlos como nuestros representantes; estoy seguro de que con ustedes nos va a ir muy bien, son éticos, honestos y sobre todo muy cultos. Lástima que haya otros partidos que no piensen igual que ustedes.
Y ya hablando en serio. ¿Ahora si ya me entienden por qué urge la reforma política?, para quitar a las basuras como ustedes de las candidaturas plurinominales. Sí, para que nunca vuelvan a gobernar.
No les puedo explicar el ¡asco que me dan! ¡Qué asco me dan!
carlos@alazraki.com.mx
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