Anuncio

Collapse
No announcement yet.

¿qué dirán los biógrafos?

Collapse
X
 
  • Filter
  • Hora
  • Show
Clear All
new posts

  • ¿qué dirán los biógrafos?

    ¿Qué dirán los biógrafos?


    Por Purificación Carpinteyro

    Después de la tormenta, la calma. La entrega de la concesión de 30 Megahertz de frecuencias al consorcio Nextel/Televisa, el viernes pasado, dio carpetazo a las acciones que infructuosamente trataron de impedir que se sellara tan vergonzoso pacto. Quedarán atrás las críticas en contra de la más cínica de las componendas que fabricó un traje a la medida de Televisa, que en una jugada maestra se inserta como un competidor en el mercado de las comunicaciones móviles en condiciones impensables para cualquier otro inversionista.

    Los mexicanos somos de memoria corta.
    En un mes nadie recordará las razones de tanto debate, aunque habrá quienes nunca olviden las afrentas de los críticos. Y si bien es cierto que las autoridades han pretendido justificar su decisión alegando que la entrada de un nuevo competidor en el mercado generará más competencia en un sector altamente concentrado, no hay nada más apartado de la realidad: Televisa no llega como un nuevo entrante, sino como accionista de Nextel, uno de los cuatro operadores de comunicaciones móviles que compiten en México desde hace más de una década.

    Si Televisa no hubiera comprado el 30 por ciento de Nextel a principios de año, entonces el mercado mexicano tendría la expectativa de contar con cinco rivales; el proceso de licitación por el bloque de frecuencias asignado al consorcio Nextel/Televisa hubiera contado con dos postores, y la economía mexicana se hubiera visto beneficiada con las inversiones que cada una esas empresas hubiera tenido que realizar para aprovechar las frecuencias concesionadas.

    Pero el "hubiera" no existe. Las consecuencias de las decisiones de las autoridades saltan a la vista: en México seguirán compitiendo los mismos cuatro operadores móviles, pero uno de ellos -el consorcio Nextel/Televisa- habrá obtenido 30 Megahertz de frecuencias en condiciones francamente ventajosas; el principal accionista de Nextel, la estadounidense NII Holdings, aprovechará apenas un porcentaje de los mil 440 millones de dólares que Televisa le pagó por el 30 por ciento del capital de su subsidiaria mexicana, para realizar las inversiones necesarias para montar la nueva tecnología sobre la red existente; Televisa no tendrá que invertir en el despliegue de infraestructura, que estará a cargo de Nextel; y no será necesario incurrir en el gasto de generar el doble de fuentes de empleo para la construcción y la operación de un nuevo competidor.

    Pero, tratándose de un hecho consumado, las recriminaciones y críticas sólo sirven para mantener el statu quo. Mejor sería proponer acciones para que el Estado responda a su obligación de promover la democracia efectiva, la competencia real y una mejor distribución de la riqueza.

    Hasta hoy y como siempre, el Estado mexicano no ha hecho más que generar condiciones para que un minúsculo sector de empresarios esté en condiciones de expandir su presencia dentro y fuera del país, mediante adquisiciones exitosas a costa de las inversiones que el país requiere.

    Sólo así Televisa pudo colocarse en una posición financiera que le permitiera, en menos de un año, hacerse del 30 por ciento de Nextel ofreciendo mil 440 millones de dólares; comprometerse a pagar más de 18 mil millones de pesos en derechos por la concesión de frecuencias de 30 Megahertz; y ofrecer mil 200 millones de dólares por un paquete de 5 por ciento del capital de Univisión, deuda convertible en acciones por el equivalente al 30 por ciento, y la opción de aumentar su participación en dicha empresa por 5 por ciento adicional a partir del tercer año.

    Con esta reciente adquisición, a su control indisputable sobre las transmisiones televisivas en señal abierta y de paga en el país, y a su incuestionable dominio en la producción y distribución de contenidos -producto de su integración vertical-, se suma su participación en Univisión, la cadena de televisión de habla hispana con mayor audiencia en Estados Unidos. Ya podemos enorgullecernos de contar con la mujer más bella, el hombre más rico y el zar de los medios de comunicación y de contenidos de habla hispana más poderoso del mundo.

    Pero ahora que Televisa se ha visto satisfecha en todas sus demandas, esperemos que toque el turno a la sociedad y que, a modo de compensación, finalmente el gobierno lleve a cabo las acciones que se encuentran en el ámbito de sus facultades para promover la competencia, la convergencia y la cobertura, en beneficio no de una empresa sino de toda la población. De lo contrario el Ejecutivo no tendrá que preocuparse de sus críticos, sino de sus biógrafos.


    pcarpinteyro@gmail.com





    Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo
Working...
X