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Los Mexicanos, atrapados entre traficantes de droga y traficantes del poder político
Por René Delgado
(2 julio 2011).- La inercia política ha retomado su curso y el cinismo se enseñorea.
Con o sin antifaz, dirigentes, gobernadores, candidatos, jueces, militares, legisladores, funcionarios y hasta concesionarios instan a la ciudadanía a reelegir y soportar la podredumbre de su desempeño, sin importar las siglas de su credo político.
El tráfico de drogas aparece disminuido frente al tráfico de cargos, votos, prebendas, influencias, puestos, silencios y hasta sanciones. Los narcotraficantes se juegan la vida en el desarrollo de su negocio; los políticos, el presupuesto y las políticas públicas.
Es difícil distinguir a unos y otros. En ambos terrenos, hay cárteles, bandas, capos, operadores... y, desde luego, marchantes menudistas.
* * *
La elección del Estado de México da vér- tigo: el pasado se pinta como destino.
Veinte años después, la izquierda y la derecha reciclan a sus candidatos y muestran la misma estructura: la incapacidad de implantarse como auténticos partidos y de generar nuevos cuadros políticos. Echan mano de lo que nunca han soltado: la denuncia como discurso, el testimonio como martirio y el oposicionismo como oficio. Y, algo peor: lejos de impulsar una nueva cultura, hacen suya la subcultura tricolor: el voto como mercadería, la promesa como recurso, el elector como cliente, el despilfarro como algo imprescindible. El priismo está de plácemes. Eruviel Avila no es el hombre de Enrique Peña pero, colocado y amparado como sucesor, amplía las posibilidades del segundo como candidato a la Presidencia de la República. El calderonismo se hunde, Luis Felipe Bravo, el candidato de Los Pinos, no ocupará el quinto lugar porque sólo hay tres. El lopezobradorismo se regocija: no ganó, pero no perdió.
Falta, no puede faltar el conflicto postelectoral, el recurso manido cuando el resultado es adverso... pero, hay un detalle, la presidenta y algunos magistrados del Tribunal Electoral no juzgan la competencia, participan en ella y es muy difícil que le den la espalda a su candidato, Enrique Peña desde luego.
Así se impulsa la participación ciudadana.
* * *
Dicho con elegancia, la ineptitud y la parcialidad del juez Héctor Palomares es expuesta con toda vehemencia por un documental. Dos estudiantes de derecho, Roberto Hernández y Layda Negrete, grabaron el juicio de un Presunto culpable y en él se exhibe desnudo y a la intemperie al juzgador.
¿Qué ocurre entonces? Pues nada, el juez es ratificado en su puesto. El gremio de los juzgadores encabezados por el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Édgar Elías Azar, cierra filas: arropa al juez Palomares. Los juzgadores se convierten en críticos de cine y dictan sentencia: el juez es inocente, los cineastas unos exhibicionistas, el documental una ficción. ¡Viva el juez Héctor Palomares, que siga impartiendo injusticia!
De ser ese el caso, los estudiantes de derecho deberían ser juzgados por difamar a tan probo juzgador, el presunto asesino debería regresar a la cárcel, el verdadero asesino morirse de risa y el muerto darse por muerto. Caso cerrado.
* * *
En supuesto nombre de la dignidad, el consejero electoral Francisco Guerrero renuncia a la comisión de Radio y Televisión así como a la de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Federal Electoral. Argumenta no querer ser "comparsa de decisiones que pongan en peligro la elección presidencial".
Se oyen aplausos grabados pero no de la ciudadanía, sino de los grandes concesionarios de televisión que ven en Guerrero al Niño Héroe de los Spots.
Sin entrar al detalle curioso de renunciar al trabajo pero no al sueldo, Guerrero ahonda la crisis al interior del órgano regulador de la próxima elección presidencial que recibe el fuego graneado de las televisoras, la presión de los partidos para repartirse las posiciones a su interior y, con su actuación, no acaba de consolidarse como autoridad electoral.
Así se garantiza el proceso electoral 2012: el reventón de la democracia.
* * *
El presidente Felipe Calderón asegura no haber sido enterado del operativo militar emprendido en contra del prócer tricolor Jorge Hank Rhon que, por su torpeza e ilegalidad, dejó libre a ese pájaro de cuenta.
El mandatario que está en contra de la impunidad jura haber aplicado las medidas disciplinarias del caso, pero no menciona al responsable del hecho ni cuál fue la sanción. Y vaya que el asunto es grave porque si al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas los subalternos no le informan de su actuación, algo muy delicado está ocurriendo en la estructura militar. No hay mucho que buscar en el operativo desarrollado en Tijuana, debajo del comandante en jefe, no quedan sino el general secretario de la Defensa, Guillermo Galván Galván, así como los comandantes de la Segunda Región Militar y la Segunda Zona Militar con sede en Tijuana, los generales Alfonso Duarte Múgica y Gilberto Landeros Briseño.
Si hay transparencia, rendición de cuentas y combate a la impunidad, alguien podría informar qué pasó con la cadena de mando en esa operación y quiénes fueron sancionados de qué manera. Nomás por no dejar.
* * *
Con algo más que absoluta franqueza, la lideresa Elba Esther Gordillo pone varias cuestiones en claro: lo que hizo y lo que va a hacer.
Exhibe al presidente de la República como un aliado de ocasión con el que traficó cargos y puestos, pero sin precisar si esa negociación incluyó también políticas públicas del interés nacional. El aludido ni pío dice en torno al asunto. Pero, bueno, eso ya pasó.
Lo interesante es el nuevo anuncio de la maestra: si alguien quiere entrar a ese juego en el 2012, cosa de levantar la mano y ponerse de acuerdo con ella en relación con los precursores políticos a traficar. No, no es en una conversación telefónica grabada y divulgada donde se hacen esas revelaciones, es en una conferencia de prensa.
Algunas voces por fortuna han censurado tamaño cinismo, otras no: Enrique Peña ya dijo respetar lo dicho por la maestra, "amiga" del Estado de México.
* * *
Esto es lo ocurrido en últimos días. Su reseña no tiene por propósito documentar el pesimismo como algunos quieren leer, sino insistir en el absurdo de reelegir la degradación política como destino y subrayar la urgencia de radicalizar la condición ciudadana para poner a la clase dirigente en su lugar.
Un país dominado por traficantes de droga y de política no es una República, un Estado de derecho ni una democracia. Es, si acaso, una federación de capos y caciques que es menester desplazar.
sobreaviso@latinmail.com
Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo
Fecha de publicación: 2 julio 2011
Por René Delgado
(2 julio 2011).- La inercia política ha retomado su curso y el cinismo se enseñorea.
Con o sin antifaz, dirigentes, gobernadores, candidatos, jueces, militares, legisladores, funcionarios y hasta concesionarios instan a la ciudadanía a reelegir y soportar la podredumbre de su desempeño, sin importar las siglas de su credo político.
El tráfico de drogas aparece disminuido frente al tráfico de cargos, votos, prebendas, influencias, puestos, silencios y hasta sanciones. Los narcotraficantes se juegan la vida en el desarrollo de su negocio; los políticos, el presupuesto y las políticas públicas.
Es difícil distinguir a unos y otros. En ambos terrenos, hay cárteles, bandas, capos, operadores... y, desde luego, marchantes menudistas.
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La elección del Estado de México da vér- tigo: el pasado se pinta como destino.
Veinte años después, la izquierda y la derecha reciclan a sus candidatos y muestran la misma estructura: la incapacidad de implantarse como auténticos partidos y de generar nuevos cuadros políticos. Echan mano de lo que nunca han soltado: la denuncia como discurso, el testimonio como martirio y el oposicionismo como oficio. Y, algo peor: lejos de impulsar una nueva cultura, hacen suya la subcultura tricolor: el voto como mercadería, la promesa como recurso, el elector como cliente, el despilfarro como algo imprescindible. El priismo está de plácemes. Eruviel Avila no es el hombre de Enrique Peña pero, colocado y amparado como sucesor, amplía las posibilidades del segundo como candidato a la Presidencia de la República. El calderonismo se hunde, Luis Felipe Bravo, el candidato de Los Pinos, no ocupará el quinto lugar porque sólo hay tres. El lopezobradorismo se regocija: no ganó, pero no perdió.
Falta, no puede faltar el conflicto postelectoral, el recurso manido cuando el resultado es adverso... pero, hay un detalle, la presidenta y algunos magistrados del Tribunal Electoral no juzgan la competencia, participan en ella y es muy difícil que le den la espalda a su candidato, Enrique Peña desde luego.
Así se impulsa la participación ciudadana.
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Dicho con elegancia, la ineptitud y la parcialidad del juez Héctor Palomares es expuesta con toda vehemencia por un documental. Dos estudiantes de derecho, Roberto Hernández y Layda Negrete, grabaron el juicio de un Presunto culpable y en él se exhibe desnudo y a la intemperie al juzgador.
¿Qué ocurre entonces? Pues nada, el juez es ratificado en su puesto. El gremio de los juzgadores encabezados por el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Édgar Elías Azar, cierra filas: arropa al juez Palomares. Los juzgadores se convierten en críticos de cine y dictan sentencia: el juez es inocente, los cineastas unos exhibicionistas, el documental una ficción. ¡Viva el juez Héctor Palomares, que siga impartiendo injusticia!
De ser ese el caso, los estudiantes de derecho deberían ser juzgados por difamar a tan probo juzgador, el presunto asesino debería regresar a la cárcel, el verdadero asesino morirse de risa y el muerto darse por muerto. Caso cerrado.
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En supuesto nombre de la dignidad, el consejero electoral Francisco Guerrero renuncia a la comisión de Radio y Televisión así como a la de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Federal Electoral. Argumenta no querer ser "comparsa de decisiones que pongan en peligro la elección presidencial".
Se oyen aplausos grabados pero no de la ciudadanía, sino de los grandes concesionarios de televisión que ven en Guerrero al Niño Héroe de los Spots.
Sin entrar al detalle curioso de renunciar al trabajo pero no al sueldo, Guerrero ahonda la crisis al interior del órgano regulador de la próxima elección presidencial que recibe el fuego graneado de las televisoras, la presión de los partidos para repartirse las posiciones a su interior y, con su actuación, no acaba de consolidarse como autoridad electoral.
Así se garantiza el proceso electoral 2012: el reventón de la democracia.
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El presidente Felipe Calderón asegura no haber sido enterado del operativo militar emprendido en contra del prócer tricolor Jorge Hank Rhon que, por su torpeza e ilegalidad, dejó libre a ese pájaro de cuenta.
El mandatario que está en contra de la impunidad jura haber aplicado las medidas disciplinarias del caso, pero no menciona al responsable del hecho ni cuál fue la sanción. Y vaya que el asunto es grave porque si al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas los subalternos no le informan de su actuación, algo muy delicado está ocurriendo en la estructura militar. No hay mucho que buscar en el operativo desarrollado en Tijuana, debajo del comandante en jefe, no quedan sino el general secretario de la Defensa, Guillermo Galván Galván, así como los comandantes de la Segunda Región Militar y la Segunda Zona Militar con sede en Tijuana, los generales Alfonso Duarte Múgica y Gilberto Landeros Briseño.
Si hay transparencia, rendición de cuentas y combate a la impunidad, alguien podría informar qué pasó con la cadena de mando en esa operación y quiénes fueron sancionados de qué manera. Nomás por no dejar.
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Con algo más que absoluta franqueza, la lideresa Elba Esther Gordillo pone varias cuestiones en claro: lo que hizo y lo que va a hacer.
Exhibe al presidente de la República como un aliado de ocasión con el que traficó cargos y puestos, pero sin precisar si esa negociación incluyó también políticas públicas del interés nacional. El aludido ni pío dice en torno al asunto. Pero, bueno, eso ya pasó.
Lo interesante es el nuevo anuncio de la maestra: si alguien quiere entrar a ese juego en el 2012, cosa de levantar la mano y ponerse de acuerdo con ella en relación con los precursores políticos a traficar. No, no es en una conversación telefónica grabada y divulgada donde se hacen esas revelaciones, es en una conferencia de prensa.
Algunas voces por fortuna han censurado tamaño cinismo, otras no: Enrique Peña ya dijo respetar lo dicho por la maestra, "amiga" del Estado de México.
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Esto es lo ocurrido en últimos días. Su reseña no tiene por propósito documentar el pesimismo como algunos quieren leer, sino insistir en el absurdo de reelegir la degradación política como destino y subrayar la urgencia de radicalizar la condición ciudadana para poner a la clase dirigente en su lugar.
Un país dominado por traficantes de droga y de política no es una República, un Estado de derecho ni una democracia. Es, si acaso, una federación de capos y caciques que es menester desplazar.
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Fecha de publicación: 2 julio 2011