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EL Sr. Presidente de los EUA ya puede R. I. P.
Mr. President Barack Obama, President of the United States of Amnesia, now you can Rest In Peace!!!
Mr. President'
Querido Obama:
Antes que nada, permítame decirle, con todo respeto, que soy totalmente obamista. Lo fui durante su campaña; este sentimiento se incrementó aún más con su triunfo y ahora, que están tan próximas las elecciones del 2012, no desearía nada mejor para el mundo entero, que fuera usted reelegido. Pero hay dos cosas, en estos momentos, que me preocupan sobremanera: la suerte de mi país y la suya.
Sé que el nivel de aprobación de su gestión, mi querido Mister President, anda por los suelos. Si entiendo bien ésta se ha hundido, por primera vez, hasta por debajo del 40%. ¿Cómo es posible que nada más el 39% de los estadounidenses aprueba su gestión, mientras que el 54% la desaprueba? ¿Acaso se les ha olvidado a sus compatriotas el hecho de haberle dado fin a lo que más temían, nada menos que al fundador de Al Qaida, Osama bin Laden? ¡Qué extraña es la sociedad norteamericana! Aún conservo en mi memoria, el día en que ganó la Presidencia. Si mal no recuerdo, obtuvo 75 millones de votos, la cifra más elevada en la historia. Era usted, en más de 220 años, el primer Presidente negro de Estados Unidos. Brindé por su triunfo con tequila; brindé por un mundo mejor y brindé por Martin Luther King y Nelson Mandela, dos grandes luchadores contra el racismo. Para el mundo, su triunfo tenía un significado, romper cadenas simbólicas, de discriminación y de exclusión. Usted había logrado lo inimaginable, que un hombre negro tuviera por primera vez la posibilidad de llegar a la Presidencia de Estados Unidos. Era usted el joven demócrata de 47 años de edad, que se pronunciaba públicamente contra la invasión de Irak, que en la esperanza y en los cambios, reafirmaba, frente a todo el planeta tierra, la consigna de su campaña: yes, we can! A partir de ese día, llené mi casa con sus fotografías; cada vez que veía a mis nietos mayores, les platicaba del niño negro que había sido educado como blanco, por un padre nacido en Kenia, y por una madre, que nació en Kansas y que a pesar de haber crecido en uno de los países más racistas del mundo, había llegado a la Presidencia.
Mi segunda preocupación surge a raíz de la primera, es decir, el descenso de su popularidad, tiene que ver naturalmente, no nada más con la crisis económica, politizada de una forma sumamente negativa por sus detractores (los republicanos y el tea party), sino que también tiene que ver con un Presidente débil, vulnerable y demasiado ocupado para atender los problemas del país vecino: ¡México!, el cual, como usted sabe, atraviesa una de las peores crisis de su historia, gran parte de ella está relacionada con el crimen organizado, por eso decidí escribirle.
A continuación, le manifiesto, de la manera más contundente, mi deseo de unirme a la iniciativa del actor mexicano Diego Luna, del politólogo Sergio Aguayo y de nuestro poeta, Javier Sicilia. Junto con ellos, quiero solicitarle algo en lo que solamente usted puede intervenir: ¡alto al contrabando de armas! Como sabe y es conocimiento de todo el planeta tierra, mi país, la República Mexicana, está toda agujerada por las balas de la mayoría de las armas que vienen de Estados Unidos. Más de 50 mil vidas se han perdido a causa del crimen organizado. Los capos de los cárteles más perseguidos compran y ocupan armas que ingresan a México de forma ilegal, procedentes de Estados Unidos. En su país, con el solo hecho de presentar la tarjeta de crédito de cualquier banco, se pueden comprar todo tipo de cuernos de chivo, pistolas, rifles y hasta ametralladoras. No se requiere de ningún permiso especial que justifique la compra. Eso en mi país está prohibido. Ustedes, con la Operación "Rápido y Furioso", han armado a los cárteles, mismos que se han beneficiado del tráfico, repito, ilegal, de más de 2 mil armas que se transfirieron de territorio estadounidense a México por parte de grupos criminales, claro, con la autorización de la ATF. Usted mismo ha dicho al respecto que se tomarán "medidas apropiadas", una vez que concluyan las investigaciones. También ha afirmado que no estaba al corriente de dicha operación, lo cual, me parece difícil de creer. ¿El Presidente del país más poderoso del mundo no estaba al tanto de una de las operaciones más graves respecto a un problema que involucra directamente a su país? Maybe, perhaps, quién sabe, el caso es que, como dijo Sicilia, durante la presentación de la campaña "Alto al contrabando de Armas": "Estados Unidos debe tener conciencia que detrás de sus drogadictos y sus armas están nuestros muertos, nuestra sangre, nuestro dolor". Por su parte, Sergio Aguayo señaló que "América Latina vive una tragedia de violencia que ha costado 130 mil muertos en los últimos cuatro años y medio, por lo que se deben buscar promover acciones que involucren a los diversos países de la región".
My dear, Mr. President, me niego a verlo en las fotografías de la prensa como lo he visto últimamente, es decir, como a un hombre derrotado, encogido, arrinconado y empequeñecido. Lo advierto demasiado solo, e incluso hasta desesperado. No me queda más que recordarle que faltan menos de 20 meses para las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las cuales sin duda, piensa contar, para reelegirse, con el apoyo del voto hispano. No se olvide que en las elecciones pasadas, este voto le representó el 66%. Bajita como está su popularidad, dicen los analistas que para ganar necesitaría más del 67%. Para ello, ¿no serviría un poquito atender la carta de "Alto al contrabando de Armas" y los problemas de los migrantes?
Yes, you can!!!!, digo desde el fondo de mi corazón, con todas las esperanzas del mundo.
Atentamente,
Una ciudadana mexicana.
gloaeza@yahoo.com
Fecha de publicación: 18-Ago-2011
Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo
Querido Obama:
Antes que nada, permítame decirle, con todo respeto, que soy totalmente obamista. Lo fui durante su campaña; este sentimiento se incrementó aún más con su triunfo y ahora, que están tan próximas las elecciones del 2012, no desearía nada mejor para el mundo entero, que fuera usted reelegido. Pero hay dos cosas, en estos momentos, que me preocupan sobremanera: la suerte de mi país y la suya.
Sé que el nivel de aprobación de su gestión, mi querido Mister President, anda por los suelos. Si entiendo bien ésta se ha hundido, por primera vez, hasta por debajo del 40%. ¿Cómo es posible que nada más el 39% de los estadounidenses aprueba su gestión, mientras que el 54% la desaprueba? ¿Acaso se les ha olvidado a sus compatriotas el hecho de haberle dado fin a lo que más temían, nada menos que al fundador de Al Qaida, Osama bin Laden? ¡Qué extraña es la sociedad norteamericana! Aún conservo en mi memoria, el día en que ganó la Presidencia. Si mal no recuerdo, obtuvo 75 millones de votos, la cifra más elevada en la historia. Era usted, en más de 220 años, el primer Presidente negro de Estados Unidos. Brindé por su triunfo con tequila; brindé por un mundo mejor y brindé por Martin Luther King y Nelson Mandela, dos grandes luchadores contra el racismo. Para el mundo, su triunfo tenía un significado, romper cadenas simbólicas, de discriminación y de exclusión. Usted había logrado lo inimaginable, que un hombre negro tuviera por primera vez la posibilidad de llegar a la Presidencia de Estados Unidos. Era usted el joven demócrata de 47 años de edad, que se pronunciaba públicamente contra la invasión de Irak, que en la esperanza y en los cambios, reafirmaba, frente a todo el planeta tierra, la consigna de su campaña: yes, we can! A partir de ese día, llené mi casa con sus fotografías; cada vez que veía a mis nietos mayores, les platicaba del niño negro que había sido educado como blanco, por un padre nacido en Kenia, y por una madre, que nació en Kansas y que a pesar de haber crecido en uno de los países más racistas del mundo, había llegado a la Presidencia.
Mi segunda preocupación surge a raíz de la primera, es decir, el descenso de su popularidad, tiene que ver naturalmente, no nada más con la crisis económica, politizada de una forma sumamente negativa por sus detractores (los republicanos y el tea party), sino que también tiene que ver con un Presidente débil, vulnerable y demasiado ocupado para atender los problemas del país vecino: ¡México!, el cual, como usted sabe, atraviesa una de las peores crisis de su historia, gran parte de ella está relacionada con el crimen organizado, por eso decidí escribirle.
A continuación, le manifiesto, de la manera más contundente, mi deseo de unirme a la iniciativa del actor mexicano Diego Luna, del politólogo Sergio Aguayo y de nuestro poeta, Javier Sicilia. Junto con ellos, quiero solicitarle algo en lo que solamente usted puede intervenir: ¡alto al contrabando de armas! Como sabe y es conocimiento de todo el planeta tierra, mi país, la República Mexicana, está toda agujerada por las balas de la mayoría de las armas que vienen de Estados Unidos. Más de 50 mil vidas se han perdido a causa del crimen organizado. Los capos de los cárteles más perseguidos compran y ocupan armas que ingresan a México de forma ilegal, procedentes de Estados Unidos. En su país, con el solo hecho de presentar la tarjeta de crédito de cualquier banco, se pueden comprar todo tipo de cuernos de chivo, pistolas, rifles y hasta ametralladoras. No se requiere de ningún permiso especial que justifique la compra. Eso en mi país está prohibido. Ustedes, con la Operación "Rápido y Furioso", han armado a los cárteles, mismos que se han beneficiado del tráfico, repito, ilegal, de más de 2 mil armas que se transfirieron de territorio estadounidense a México por parte de grupos criminales, claro, con la autorización de la ATF. Usted mismo ha dicho al respecto que se tomarán "medidas apropiadas", una vez que concluyan las investigaciones. También ha afirmado que no estaba al corriente de dicha operación, lo cual, me parece difícil de creer. ¿El Presidente del país más poderoso del mundo no estaba al tanto de una de las operaciones más graves respecto a un problema que involucra directamente a su país? Maybe, perhaps, quién sabe, el caso es que, como dijo Sicilia, durante la presentación de la campaña "Alto al contrabando de Armas": "Estados Unidos debe tener conciencia que detrás de sus drogadictos y sus armas están nuestros muertos, nuestra sangre, nuestro dolor". Por su parte, Sergio Aguayo señaló que "América Latina vive una tragedia de violencia que ha costado 130 mil muertos en los últimos cuatro años y medio, por lo que se deben buscar promover acciones que involucren a los diversos países de la región".
My dear, Mr. President, me niego a verlo en las fotografías de la prensa como lo he visto últimamente, es decir, como a un hombre derrotado, encogido, arrinconado y empequeñecido. Lo advierto demasiado solo, e incluso hasta desesperado. No me queda más que recordarle que faltan menos de 20 meses para las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las cuales sin duda, piensa contar, para reelegirse, con el apoyo del voto hispano. No se olvide que en las elecciones pasadas, este voto le representó el 66%. Bajita como está su popularidad, dicen los analistas que para ganar necesitaría más del 67%. Para ello, ¿no serviría un poquito atender la carta de "Alto al contrabando de Armas" y los problemas de los migrantes?
Yes, you can!!!!, digo desde el fondo de mi corazón, con todas las esperanzas del mundo.
Atentamente,
Una ciudadana mexicana.
gloaeza@yahoo.com
Fecha de publicación: 18-Ago-2011
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