Veracruz, venganza convertida en escándalo nacional
Moisés Sánchez Limón Mayo 8, 2013 1:20 am
Tras años de humillación, la ex regidora de Boca del Río, Veracruz, trama la manera de sacar a la luz el uso político que Salvador Manzur daba a programas sociales
Molesta, Aurora Delgado Huerta encaró ese día de abril pasado a Miguel Ángel Yunes Linares, lo retó, le advirtió: “Ese material es para vengarme de ese cabrón de (Salvador) Manzur; lo odio, le voy a dar en la madre por haberme humillado. Pero si lo usas contra el gobernador (Javier Duarte) te demando y niego habértelo entregado”.
Yunes Linares sonrió, no le creyó y le reiteró que lo usaría para denunciar penalmente al gobernador Javier Duarte. Aurora le dejó claro que ese no era el objetivo.
-¡Qué importa Manzur!-, replicó Yunes y ninguneó al ex presidente municipal de Boca del Río que apenas el 13 de marzo último fue suplido en el cargo por Anselmo Estandía Colom.
-¡Lo odio, lo odio!-, repitió Aurora Delgado, a quien no dejaron concluir su gestión al frente del Instituto Municipal de la Mujer en Boca del Río. La renunciaron y ella atribuyó el despido a Manzur, quien la humillaba, la maltrataba cuando fue regidora en el periodo 2008-2010, en Boca del Río.
Una fuente de alto nivel del gobierno veracruzano cuenta pormenores del caso y asume elemental el odio de Aurora Delgado Huerta contra el efímero secretario de Finanza y Planeación del gobierno de Veracruz. Reconstruye este capítulo.
-Es un escándalo político por odio-, enfatiza.
Sí, Delgado Huerta pulsó la forma de vengarse de Manzur y, cuando fue invitada a participar, como militante priista, en las reuniones con funcionarios estatales, municipales y dirigentes del PRI, consideró oportuno el momento para cobrarle la factura a quien la humilló y se burló de ella, de su presencia física, incluso, cuando era regidora.
En un diario local, Delgado encontró un anuncio en el que se ofrecían aparatos para espiar, de esos que sirven para grabar llamadas telefónicas a distancia y filmar imágenes con equipo que pasa desapercibido.
Estimó que ese era el equipo que necesitaba para consumar su venganza. Marcó a los números telefónicos registrados en el anuncio, pidió costos.
-Ese equipo le cuesta mil 800 pesos-, le dijo la voz al otro lado de la línea. Ella aceptó, fue a la tienda en la que venden “equipos para espionaje” y desembolsó la cantidad; el odio por Manzur lo valía. Y más.
Luego fue a la reunión a la que había sido convocada y en su bolso ingresó el equipo de espionaje; lo instaló bajo una mesa frontal desde donde podría filmar a los asistentes y grabar las conversaciones. El objetivo era Salvador Manzur.
Pasaron las horas y Aurora no se impacientó. Le habían garantizado que el equipo podía filmar más de cinco horas y grabar otras tantas. Cuando concluyó le reunión, esperó al final para guardar la cámara videograbadora que tenía características diferentes a las que se comercializan, porque ésta sirve para espiar.
La noche de ese día contactó a Miguel Ángel Yunes Linares y quedaron en verse en un sitio en Boca del Río. En esa reunión, el ex director general del ISSSTE y ex funcionario del gobierno veracruzano, ex senador y ex priista, se frotó las manos cuando tuvo el paquete con las evidencias de un supuesto operativo que luego, en la penúltima semana de abril, el PAN denunció ante el IFE por presuntamente planear el uso electoral de programas sociales, específicamente la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Aurora reaccionó cuando, el 19 de abril Yunes Linares la señaló como responsable de haberle entregado las videograbaciones, y lo demandó ante la delegación de la Procuraduría General de la República en Xalapa.
-El gobernador está a salvo, pero se acabó la carrera de Manzur-, refiere la fuente consultada.
De origen humilde, Aurora fue humillada por Manzur durante dos años; ella juró que se iba a vengar. Y consumó una venganza personal que acabó con una carrera política y generó un escándalo nacional pre-electoral.
Moisés Sánchez Limón Mayo 8, 2013 1:20 am
Tras años de humillación, la ex regidora de Boca del Río, Veracruz, trama la manera de sacar a la luz el uso político que Salvador Manzur daba a programas sociales
Molesta, Aurora Delgado Huerta encaró ese día de abril pasado a Miguel Ángel Yunes Linares, lo retó, le advirtió: “Ese material es para vengarme de ese cabrón de (Salvador) Manzur; lo odio, le voy a dar en la madre por haberme humillado. Pero si lo usas contra el gobernador (Javier Duarte) te demando y niego habértelo entregado”.
Yunes Linares sonrió, no le creyó y le reiteró que lo usaría para denunciar penalmente al gobernador Javier Duarte. Aurora le dejó claro que ese no era el objetivo.
-¡Qué importa Manzur!-, replicó Yunes y ninguneó al ex presidente municipal de Boca del Río que apenas el 13 de marzo último fue suplido en el cargo por Anselmo Estandía Colom.
-¡Lo odio, lo odio!-, repitió Aurora Delgado, a quien no dejaron concluir su gestión al frente del Instituto Municipal de la Mujer en Boca del Río. La renunciaron y ella atribuyó el despido a Manzur, quien la humillaba, la maltrataba cuando fue regidora en el periodo 2008-2010, en Boca del Río.
Una fuente de alto nivel del gobierno veracruzano cuenta pormenores del caso y asume elemental el odio de Aurora Delgado Huerta contra el efímero secretario de Finanza y Planeación del gobierno de Veracruz. Reconstruye este capítulo.
-Es un escándalo político por odio-, enfatiza.
Sí, Delgado Huerta pulsó la forma de vengarse de Manzur y, cuando fue invitada a participar, como militante priista, en las reuniones con funcionarios estatales, municipales y dirigentes del PRI, consideró oportuno el momento para cobrarle la factura a quien la humilló y se burló de ella, de su presencia física, incluso, cuando era regidora.
En un diario local, Delgado encontró un anuncio en el que se ofrecían aparatos para espiar, de esos que sirven para grabar llamadas telefónicas a distancia y filmar imágenes con equipo que pasa desapercibido.
Estimó que ese era el equipo que necesitaba para consumar su venganza. Marcó a los números telefónicos registrados en el anuncio, pidió costos.
-Ese equipo le cuesta mil 800 pesos-, le dijo la voz al otro lado de la línea. Ella aceptó, fue a la tienda en la que venden “equipos para espionaje” y desembolsó la cantidad; el odio por Manzur lo valía. Y más.
Luego fue a la reunión a la que había sido convocada y en su bolso ingresó el equipo de espionaje; lo instaló bajo una mesa frontal desde donde podría filmar a los asistentes y grabar las conversaciones. El objetivo era Salvador Manzur.
Pasaron las horas y Aurora no se impacientó. Le habían garantizado que el equipo podía filmar más de cinco horas y grabar otras tantas. Cuando concluyó le reunión, esperó al final para guardar la cámara videograbadora que tenía características diferentes a las que se comercializan, porque ésta sirve para espiar.
La noche de ese día contactó a Miguel Ángel Yunes Linares y quedaron en verse en un sitio en Boca del Río. En esa reunión, el ex director general del ISSSTE y ex funcionario del gobierno veracruzano, ex senador y ex priista, se frotó las manos cuando tuvo el paquete con las evidencias de un supuesto operativo que luego, en la penúltima semana de abril, el PAN denunció ante el IFE por presuntamente planear el uso electoral de programas sociales, específicamente la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Aurora reaccionó cuando, el 19 de abril Yunes Linares la señaló como responsable de haberle entregado las videograbaciones, y lo demandó ante la delegación de la Procuraduría General de la República en Xalapa.
-El gobernador está a salvo, pero se acabó la carrera de Manzur-, refiere la fuente consultada.
De origen humilde, Aurora fue humillada por Manzur durante dos años; ella juró que se iba a vengar. Y consumó una venganza personal que acabó con una carrera política y generó un escándalo nacional pre-electoral.