Cuentan que en las faldas del volcan Popocatepetl vive una comunidad que
venera al volcan y le dan nombre de "persona": Gregorio, cuyo nominativo
cariñoso es "Goyo". No sé se se pueda asistir a esas ceremonias en calidad de
turista curioso ni cuando se celebran.

Complaciendo el gusto de Gregorio Popocatépetl, en el año de 1995
se incorporó a la ofrenda un acordeón que nadie sabía tocar.

La comida se comparte con los cerros y los volcanes que han sido
convocados para recibir sus alimentos y bebidas.
Este baile tiene particular importancia para el tiempero, pues el entrelazamineto de los listones implica el cumplimiento del compromiso de tejer que en sueños adquirió con Gregorio Popocatépetl.
Antes de la erupción de cenizas del Popocatépetl en diciembre de 1994, la aparición de los volcanes en los pueblos no era considerada como el anticipo de algún peligro. Su presencia era absolutamente inofensiva y hasta digna de conmiseración.
En Santiago Xalitzintla, en el estado de Puebla, la maestra Yolanda Castillo grabó un relato del señor Margarito Castro en el que se refiere a las "salidas" del Popocatépetl y la Iztaccíhuatl:
A veces llegan a salir, nomás de repente, nomás de repentito llegan a salir. En persona viene el volcán, haga usté de cuenta como un borrachito de esos que se ven tirados por ahí, mugroso bueno, materialmente pobrecito, sin sombrero, viene hasta descalzo, pero viene aquí, anda nomás mirando. Por ejemplo, le regalan un taquito, no lo agarra, no agarra nada, nomás anda mirando pa´cá y pa´llá, momentáneamente se desaparece, quién sabe pa´dónde se va.
Hasta aquí ha venido, viene y se para aquí, en esta esquina, pasa por acá, se va por allá. luego mi mamá sale con algún taquito: "Señor, ¿no quiere usté un taquito?, venga usté", le van a dar su taquito pero él no quiere, no contesta, ¡ni habla, vaya!, no quiere ni agua, y como luego se desaparece, entonces decimos
-¿quién ha de ser?, y como el mismo conjurador a veces lo ve, entonces él mismo dice "pues sí, es el volcán, por eso no recibe ni agua ni tortilla, y aunque se la den, aunque se la regalen, no la agarra". Por ejemplo, cualquier otro que viene, de guaje no la va a agarrar, pero los volcanes cuando bajan no, no aceptan nada, ni un refresco, vaya. También la Iztaccíhuatl la hace de mujer, también la han visto, va usté a ver, anda cargando su maletita con un chalecito, un rebocito, con la ropa que se le va a dejar allá.
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La informacion aqui posteda proviene de Internet
http://www.correodelmaestro.com/anteriores.../sentidos27.htm
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venera al volcan y le dan nombre de "persona": Gregorio, cuyo nominativo
cariñoso es "Goyo". No sé se se pueda asistir a esas ceremonias en calidad de
turista curioso ni cuando se celebran.

Complaciendo el gusto de Gregorio Popocatépetl, en el año de 1995
se incorporó a la ofrenda un acordeón que nadie sabía tocar.

La comida se comparte con los cerros y los volcanes que han sido
convocados para recibir sus alimentos y bebidas.
Este baile tiene particular importancia para el tiempero, pues el entrelazamineto de los listones implica el cumplimiento del compromiso de tejer que en sueños adquirió con Gregorio Popocatépetl.
Antes de la erupción de cenizas del Popocatépetl en diciembre de 1994, la aparición de los volcanes en los pueblos no era considerada como el anticipo de algún peligro. Su presencia era absolutamente inofensiva y hasta digna de conmiseración.
En Santiago Xalitzintla, en el estado de Puebla, la maestra Yolanda Castillo grabó un relato del señor Margarito Castro en el que se refiere a las "salidas" del Popocatépetl y la Iztaccíhuatl:
A veces llegan a salir, nomás de repente, nomás de repentito llegan a salir. En persona viene el volcán, haga usté de cuenta como un borrachito de esos que se ven tirados por ahí, mugroso bueno, materialmente pobrecito, sin sombrero, viene hasta descalzo, pero viene aquí, anda nomás mirando. Por ejemplo, le regalan un taquito, no lo agarra, no agarra nada, nomás anda mirando pa´cá y pa´llá, momentáneamente se desaparece, quién sabe pa´dónde se va.
Hasta aquí ha venido, viene y se para aquí, en esta esquina, pasa por acá, se va por allá. luego mi mamá sale con algún taquito: "Señor, ¿no quiere usté un taquito?, venga usté", le van a dar su taquito pero él no quiere, no contesta, ¡ni habla, vaya!, no quiere ni agua, y como luego se desaparece, entonces decimos
-¿quién ha de ser?, y como el mismo conjurador a veces lo ve, entonces él mismo dice "pues sí, es el volcán, por eso no recibe ni agua ni tortilla, y aunque se la den, aunque se la regalen, no la agarra". Por ejemplo, cualquier otro que viene, de guaje no la va a agarrar, pero los volcanes cuando bajan no, no aceptan nada, ni un refresco, vaya. También la Iztaccíhuatl la hace de mujer, también la han visto, va usté a ver, anda cargando su maletita con un chalecito, un rebocito, con la ropa que se le va a dejar allá.
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