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Cuando Gloria Trevi rayó con sus cascorros el árido mármol de Bellas Artes para inaugurar la exposición de Magritte, supe que era una de las señales más claras del advenimiento de un mejor y más feliz México. Si en Nueva York la misma curaduría la había presentado Lady Gaga, en México era obligatorio que lo hiciera Glorieta Treviño, pues, según sus propias palabras, los organizadores querían algo “sub realista”. Y como “Rosa Blu” era lo más parecido al “Ceci n’ est pas une pipe”, ¡qué maravilla!
Lástima que la ex de Sergio Andrade no animara el aniversario de Colosio que el PRIcámbrico temprano hace cada vez más aburrido que las celebraciones de la CTM sin teiboleras.
Show casi tan aburrido como la canciller Espinosa cuya soporífera verborrea que tenía bostezando a la Hillary. Tanto que para animar todo aquel adormecimiento protocolario (cómo estaría de mal la cosa que a mrs. Clinton no se le recibió ni con una triste manifestación, un amago de mentadas globalifóbicas ni gritos contra el imperialismo yanqui), la secretaria de Estado tuvo que reconocer que parte de la culpa de todo esto la tiene Estados Unidos por el consumo de drogas y el tráfico de armas. Esto, por supuesto, alegró a los chicos de la fuente, quienes ya roncaban a falta de nota.
Digo, y aunque fue conmovedor el gesto de la Hillary, que seguramente aprovecharán las autoridades para explicar tanta matazón, descuartizamiento y proliferación de fuegos cruzados, mejor hubiera sido, digo yo, que esta pequeña cumbre hubiera servido para hincarle el diente no a los cárteles de las drogas, sino a los cárteles de cuello blanco que, curiosamente, :011: no han sufrido ni una sola baja. Y es que mientras las víctimas civiles comienzan a derramarse en el vaso medio vacío de la narcoguerra jelipista, los encargados de movilizar el billete grande en las lavanderías oficiales se la pasan como lancheros en spring brake.
Es interesante que en tan patriótica lucha contra el crimen organizado, al ala jelipista no se le haya ocurrido todavía atacar aunque sea con el pétalo de una auditoría, a la fauna de la zoología especulativa y mercachiflera que anda más impune que El JJ en el Bar Bar.
Eso sí, Calderón ya prometió esclarecer la muerte de los dos alumnos del Tec caídos en un entrecruzamiento de balas.
Y así, ya de la legalización de las drogas ni hablamos. Aunque la defienda ¡Ricardo Salinas Pliego! Más insólito, imposible.
Pero de vuelta a Magritte, yo hubiera preferido, en vez de a la culta Trevi, a Paquita la del Barrio, fuente inagotable de tolerancia y buen gusto.
www.twitter.com/jairocalixto
jairo.calixto@milenio.com
Lástima que la ex de Sergio Andrade no animara el aniversario de Colosio que el PRIcámbrico temprano hace cada vez más aburrido que las celebraciones de la CTM sin teiboleras.
Show casi tan aburrido como la canciller Espinosa cuya soporífera verborrea que tenía bostezando a la Hillary. Tanto que para animar todo aquel adormecimiento protocolario (cómo estaría de mal la cosa que a mrs. Clinton no se le recibió ni con una triste manifestación, un amago de mentadas globalifóbicas ni gritos contra el imperialismo yanqui), la secretaria de Estado tuvo que reconocer que parte de la culpa de todo esto la tiene Estados Unidos por el consumo de drogas y el tráfico de armas. Esto, por supuesto, alegró a los chicos de la fuente, quienes ya roncaban a falta de nota.
Digo, y aunque fue conmovedor el gesto de la Hillary, que seguramente aprovecharán las autoridades para explicar tanta matazón, descuartizamiento y proliferación de fuegos cruzados, mejor hubiera sido, digo yo, que esta pequeña cumbre hubiera servido para hincarle el diente no a los cárteles de las drogas, sino a los cárteles de cuello blanco que, curiosamente, :011: no han sufrido ni una sola baja. Y es que mientras las víctimas civiles comienzan a derramarse en el vaso medio vacío de la narcoguerra jelipista, los encargados de movilizar el billete grande en las lavanderías oficiales se la pasan como lancheros en spring brake.
Es interesante que en tan patriótica lucha contra el crimen organizado, al ala jelipista no se le haya ocurrido todavía atacar aunque sea con el pétalo de una auditoría, a la fauna de la zoología especulativa y mercachiflera que anda más impune que El JJ en el Bar Bar.
Eso sí, Calderón ya prometió esclarecer la muerte de los dos alumnos del Tec caídos en un entrecruzamiento de balas.
Y así, ya de la legalización de las drogas ni hablamos. Aunque la defienda ¡Ricardo Salinas Pliego! Más insólito, imposible.
Pero de vuelta a Magritte, yo hubiera preferido, en vez de a la culta Trevi, a Paquita la del Barrio, fuente inagotable de tolerancia y buen gusto.
www.twitter.com/jairocalixto
jairo.calixto@milenio.com