
UNO DE ARGENTINOS
El argentino Quiñones,
en la farmacia de enfrente,
pidió cuarenta condones,
muy fachoso, al dependiente.
El dependiente Honorato,
al buscar en el estante,
le dijo al solicitante:
Nomás tengo treinta y cuatro.
El argentino, en reproche,
le dijo con malos modos;
“En fin, me los llevo todos,
pero arruinaste mi noche”,