me llego a mi correo.
Querido lector... ahora compartiré uno o dos pensamientos sobre un tema que me ha sido prohibido, en una mínima, con razón, pero en otra parte, injustamente, la política.
Política viene del griego “polys” que quiere decir ciudad, y es esta la palabra que Sócrates V siglos antes de Cristo usa para afirmar: “soy ciudadano(polytikos) del mundo”. Así, sobre de esta ciudadania mundial, vivida en una parte específica de nuestro planeta, dentro de Tabasco, en nuestro México, me dispongo a ofrecerles algunas reflexiones.
Es justo en verdad cuando nuestras leyes, prohiben a un sacerdote, como yo lo soy, hablar de asuntos políticos en la línea proselitista o partidista, ya que el púlpito de la Iglesia no es para ello; es más, la ley en este sentido, salvaguarda la integridad moral de un sacerdote, ya que si no existiera tal prohibición, el presbítero sería objeto de grandes tentaciones; imaginémonos un poco qué sucedería: sería abordado por diversos partidos políticos pidiendo su “apoyo”, ¿en caso de no acceder, qué podria pasar? Si ya tiene una línea preferencial ¿sería justo para aquella parte de su grey que no piensa políticamente de la misma manera? ¿No sería una grande tentación para todas las partes el voto “gremial-corporativo” de la Iglesia? ¡Bendito Dios que no es así, y que nuestra ley es sabia y justa!
Lo que sí no estoy de acuerdo, es que a un sacerdote como yo, lo quieran amordazar sobre ciertos asuntos ciudadanos (políticos en un concepto no reducido a partidos), que tiene que ver con la justicia, la paz y el bien común. Es un derecho custodiado por las garantías individuales, el expresar la opinión, y por ello me atrevo a dar la mía.
Querido lector... ahora compartiré uno o dos pensamientos sobre un tema que me ha sido prohibido, en una mínima, con razón, pero en otra parte, injustamente, la política.
Política viene del griego “polys” que quiere decir ciudad, y es esta la palabra que Sócrates V siglos antes de Cristo usa para afirmar: “soy ciudadano(polytikos) del mundo”. Así, sobre de esta ciudadania mundial, vivida en una parte específica de nuestro planeta, dentro de Tabasco, en nuestro México, me dispongo a ofrecerles algunas reflexiones.
Es justo en verdad cuando nuestras leyes, prohiben a un sacerdote, como yo lo soy, hablar de asuntos políticos en la línea proselitista o partidista, ya que el púlpito de la Iglesia no es para ello; es más, la ley en este sentido, salvaguarda la integridad moral de un sacerdote, ya que si no existiera tal prohibición, el presbítero sería objeto de grandes tentaciones; imaginémonos un poco qué sucedería: sería abordado por diversos partidos políticos pidiendo su “apoyo”, ¿en caso de no acceder, qué podria pasar? Si ya tiene una línea preferencial ¿sería justo para aquella parte de su grey que no piensa políticamente de la misma manera? ¿No sería una grande tentación para todas las partes el voto “gremial-corporativo” de la Iglesia? ¡Bendito Dios que no es así, y que nuestra ley es sabia y justa!
Lo que sí no estoy de acuerdo, es que a un sacerdote como yo, lo quieran amordazar sobre ciertos asuntos ciudadanos (políticos en un concepto no reducido a partidos), que tiene que ver con la justicia, la paz y el bien común. Es un derecho custodiado por las garantías individuales, el expresar la opinión, y por ello me atrevo a dar la mía.
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