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EL origen de la tragedia

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  • EL origen de la tragedia

    El origen de la tragedia



    “El putrefacto cadáver de la moral es lo que apesta en el mundo”




    por Ángel Pujalte Piñeiro





    Nietzsche explica la causa de la tragedia griega, los mitos con que los griegos explicaban las desventuras y desastres de los hombres, cuya razón es que parte medular que rige la naturaleza de los dioses son las depravaciones, vicios, debilidades y defectos humanos. Los motores de los dioses griegos son la mala fe, envidia, lujuria, euforia, codicia, avaricia, soberbia, hipocresía, mentira, engaño, ruindad y bajeza. Y en un mundo gobernado por este tipo de dioses, el menesteroso hombre resulta hoja seca sometida a las consecuencias de las perversiones de esos dioses. Por eso sufre y se ve envuelto en desdichas y desventuras que no ha buscado (por lo menos conscientemente).



    No se ha entendido a cabalidad la metáfora griega ni la elegante sutil ironía de Friedrich. Porque lejos de verlos como mitos para dormir niños, debemos preguntarnos: ¿Por qué sucedió y nada garantiza que no vuelva a suceder lo de la guardería ABC, News Divine, Lobohombo, Bar Bar?, ¿Por qué si tenemos un territorio rico y opulento, no podemos crear riqueza?, ¿Por qué si el mexicano es esforzado y trabajador no puede construir su bienestar y prosperidad material?, ¿Por qué no podemos dejar de pelear y matarnos entre nosotros mismos?, ¿Por qué no podemos levantarnos y abandonar una realidad indigna, cruel e inhumana? ¿Por qué el 98 % de impunidad, 50 % de pobres y farol rojo en educación? ¿Por qué somos subdesarrollados? Y la respuesta es la sencilla razón, que en vez de políticos humanos padecemos “dioses griegos”. Humano es el que entiende los problemas y necesidades ajenas.





    Nietzsche además dijo que los dioses cuando se mueren también se pudren y lo que apesta en el mundo, en que Dios ha muerto. Que ya no hay moral, principios ni valores, ni siquiera simulados.La suprema tremenda corte acaba de declarar y documentar que aquí no tiene vigencia la moral ni la ética. Admite con parte de razón, lo que no descalifica su necesidad. Encima mostraron cómo retuercen las cosas a conveniencia de los “dioses griegos”.



    La ética es reflejo de la moral. La moral es personal, por tanto subjetiva. Por eso no se puede codificar ni normar. Lo que no quiere decir que no debe existir en la vida social. Aunque la tremenda corte tiene razón en que no le compete juzgar valores, si le compete a la sociedad juzgar la moral de sus empleados. Ningún involucrado mostró ninguna. Ni tampoco su jefe.



    Al ver que ninguno mostró vergüenza, el ejecutivo federal debió pedir la renuncia a sus subalternos directos y exigir un estudio completo de formas y fondos, de causas asignables humanas y estructurales, hasta sus últimas consecuencias. Si no por venganza o ejemplo, si por lo menos para encontrar las fallas organizativas para corregirlas y evitar que se repitan.





    En el desorden también está comprometido el poder legislativo. Porque es el responsable del diseño estructural. Aunque se hagan desentendidos. Por lo que de esos tres habitantes del Olimpo, no se hace uno. Los tres solo aciertan a quedarse tiesos para no llamar la atención y escurrir su responsabilidad echando la culpa a otra parte. Cuando los tres están involucrados y comprometidos.



    La tremenda corte se enreda en su irresponsabilidad al declarar que tampoco puede meterse en política. ¿Qué no les compete a ellos interpretar la Constitución? ¿Y que no es Constitución Política? Pero así son los ridículos, namas de aquí pá cá y hasta acá, señalando limites que solo ellos ven.



    Según ellos, solo les compete lo jurídico. Y al mostrar su particular “jurídico”, resulta un subjetivo e incongruente llevar la “democracia” a extremos grotescos. Soslayaron el desorden generalizado, exhibido por el hecho que solo un 4 % de las guarderías subrogadas cumplen su normatividad, por la subjetiva falta de quejas de los usuarios. Lo que no demuestra el cumplimiento gubernamental, sino lo mal acostumbrado y apendejada que tienen a la población.



    Pero si los pobladores están dormidos, ¿para qué despertarlos? Por eso los metiches internacionales les dan dolor de cabeza. Porque les complica apaciguar y desalentar escándalos. Para volver a dormir a la población en un mundo entre el de los dioses y Hades. En uno que no es supra ni infra mundo, sino el del abandono, el del subdesarrollo, donde debe permanecer la población mientras no ponga en su lugar a los “dioses” ni tenga óbolo para Caronte.



    Incongruencia y ridículo en que incurren los “dioses griegos” para mantener el orden en el Olimpo. Para salvaguardar l[b]a decadente vida que los envicia, en la que no concierne la molesta e inferior gleba de los territorios presupuestales. Ganado que de vez en cuando se altera, escandaliza y azota contra las cercas y los obliga a abandonar con fastidio, aunque sea momentáneamente, los asuntos “divinos” para bajar a volver a dormirlos. No a concederles nada, sino apaciguarlos para que no causen estropicios en el estado de cosas “divino”.



    En el acuerdo interno del “frankenstein social”,
    los funcionarios y burocracias desbordadas, no figura ningún compromiso con la gleba. Ellos imponen su mundo de puros derechos sin obligaciones.El que equilibran con un mundo de puras obligaciones sin ningún derecho, en el que hacen vivir a la población. Por lo que más que absurda, les parece ofensiva la pretensión de modificar de cualquier forma el status quo “divino”. En el que si existe algún defecto, culpa o responsabilidad por principio no puede estar en el Olimpo, sino en el mundo inferior de los esclavos.





    En el teatro griego, Friedrich
    ubicaba al hombre, efectuando sin razones por la perversa influencia de los decadentes dioses, en un espacio intermedio entre los actores y espectadores. Por lo que para abandonar el teatro de la tragedia griega, debemos dejar de actuar en forma incoherente, como esclavos, subir al escenario y proceder como ciudadanos. Emprender la actuación de auténticos semidioses, en la medida que dejemos de tolerar a decadentes “dioses” y tomemos nuestro destino en nuestras manos.





    Los griegos distinguían dos formas de habitante: esclavo y hombre libre. El esclavo es el que hace lo que quiere y el hombre libre no hace lo que quiere, sino participa, involucra y compromete en los asuntos comunitarios. Hay muchas formas de hacerse esclavo y terminar gobernado por dioses griegos.



    El hombre libre
    sabe que [b]funcionarios y burocracias no son “dioses”[b] sino sus empleados a los que tiene que poner en su lugar y traer con la rienda corta, para que no se desborden, desubiquen ni desgracien la vida de los habitantes. Ellos no van a cambiar el mundo surrealista que les beneficia, somos nosotros a los que no nos conviene el estado de cosas y los que lo tenemos que cambiar. Otro mensaje de Nietzsche en la declaración de la muerte de Dios, es que en este mundo lo que no hagamos nosotros, por nosotros mismos no va a venir a hacerlo nadie.



    Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la LOPySR y ¿A dónde vamos, México? ¡Fe de erratas del desarrollo nacional!




    los modernos han perdido el sentido del destino, y, con ello, el

    gusto por la lamentación. Debería resucitarse de inmediato el coro en el teatro, y, en los entierros, las plañideras.



    Émile Michel Cioran.



    Rafael Norma
    Forista Turquesa
    Last edited by Rafael Norma; 21-junio-2010, 21:52.

  • #2
    Re: EL origen de la tragedia

    Desde mi punto de vista una de las inteligencias mas brillantes que ha pisado este planeta es Friedrich Wilhelm Nietzsche nacido en Röcken Prusia en 1844, si alguien duda el lugar en la historia por su inteligencia, difícilmente le quitarían el primer lugar en profundidad filosófica, ninguno como el para sumergirse en lo mas profundo de las conductas humanas.
    En Humano demasiado humano desnuda el alma como ningún filósofo lo hizo antes de el y quizás ninguno retrata el espíritu de su tiempo.
    A los 16 años ya había leído todos los clásicos griegos que le servirían de escalón para sus impresionantes análisis, Nietzsche va con su baqueta golpeando a los pensadores griegos para ver si sonaban huecos y escribe su famoso ocaso de los ídolos donde desbarata el pensamiento griego.
    La crítica a la moral (costumbres) de su tiempo es desgarradora y es un punto de inflexión en el pensamiento humano, su influencia es definitiva en toda una generación de grandes filósofos como Thomas Mann, Paul Sartre, Herman Hesse y muchos otros, así como políticos como Adolfo Hitler.
    Todos ellos tienen una visión parcial del pensamiento de Nietzsche de los cuales sin duda se avergonzaría Federico, si analizas su pensamiento y lo correlacionas con su vida te encontrarás con divergencias irreconciliables.
    “El putrefacto cadáver de la moral es lo que apesta en el mundo” es una frase lapidaria que nos puede llevar a conclusiones erróneas, la moral es un tratado de buenas costumbres, conductas que bajo el análisis del pensamiento humano son las adecuadas para una buena convivencia, es un ideal no son las conductas mismas.
    Nietzsche critica las conductas humanas que al pretender apegarse a la “moral” resultan negativas y contradictorias, lo que apesta no es el cadáver de la moral, lo que apesta es la conducta del hombre que se justifica detrás de una “moral”.
    La moral ha creado las civilizaciones, la ausencia de moral lleva a la barbarie, sujetar la conducta a la moral es un proceso de disciplina en la infancia y un proceso de autodisciplina después de ella, sin moral no hay sociedad solo tribus salvajes sometidas a sus instintos.
    La salida a esta embestida de conductas salvajes solo esta en la construcción de una nueva moral basada en conductas valiosas (valores) , en el conocimiento (dogmas) del hombre, su entorno, su historia y origen (creador) el cual se manifieste (culto) públicamente para formar una sociedad armónica en sus relaciones entre semejante y con el todo (Dios)
    Saludos

    http://losbarbarosdelnorte.com/html/...=viewforum&f=1

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    • #3
      Re: EL origen de la tragedia

      Muy bonita perorata filosófica, pero creo que el tema es la actuación de la SCJN
      ¿Quieres conocer al verdadero Drome? nomás pícale aquí :http://www.elsiglodetorreon.com.mx/n...-verdader.html

      Comment


      • #4
        Re: EL origen de la tragedia

        Originalmente publicado por el Barto Ver post
        Muy bonita perorata filosófica, pero creo que el tema es la actuación de la SCJN
        Doña bartola váyase a ver las telenovelas, estos temas no son pa´ asté

        http://losbarbarosdelnorte.com/html/...=viewforum&f=1

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        • #5
          Re: EL origen de la tragedia

          Por eso el mejor negocio que hay en esta vida es ser político.

          te pagan "tus emolumentos," las víctimas de tu engaño ( que son tus clientes) o sea los pendejos de los votantes ( que somos todos,
          anulemos el voto, no votemos o votemos x el que sea.)

          Les robas, y demás con lo que sobra de lo que te robaste,les presumes sobre todas las enromes logros de tu gestión: su seguridad social, tus magnificas obras de un quinto piso sobre el periférico,
          Rafael Norma
          Forista Turquesa
          Last edited by Rafael Norma; 10-abril-2011, 16:20.

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          • #6
            Re: EL origen de la tragedia

            Originalmente publicado por Rafael Norma Ver post





            . Debería resucitarse de inmediato el coro en el teatro, y, en los entierros, las plañideras.



            Émile Michel Cioran.



            [/size][/b]

            ¿Resucitar Plañideras? ....ahora comprendo.
            ¿Quieres conocer al verdadero Drome? nomás pícale aquí :http://www.elsiglodetorreon.com.mx/n...-verdader.html

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            • #7
              Re: EL origen de la tragedia

              Treinta treinta
              Rolando Cordera Campos


              or más de treinta años, México experimentó un cambio social y económico importante que, bajo cualquier criterio de entonces o de ahora, mereció ser llamado desarrollo. El país dejó de ser el conjunto pequeño y disperso de comunidades rurales con unas cuantas ciudades, y sus actividades productivas y económicas se volvieron cada vez más diversificadas y complejas, hasta conformar un panorama productivo industrial que predominaba sobre la agricultura, la ganadería, la pesca y la explotación forestal, así como sobre la minería, para darle a su economía el calificativo de "en vías de desarrollo" o en trance de serlo.

              Podía hablarse entonces de modernidad en serio, y las elites de aquel tiempo darse el lujo de importar, imitar y hasta de innovar en materia de consumo y de vivir superfluamente, como lo relatara magistralmente Carlos Fuentes en La región más transparente. ¡Qué le vamos a hacer, diría Ixca!

              La época tuvo larga y excesiva celebración, hasta ser calificada de "milagro" cuando en los años sesenta del siglo pasado se logró una combinación virtuosa entre crecimiento económico impetuoso, estabilidad financiera y orden político, que el licenciado Ortiz Mena bautizara como un desarrollo estabilizador, que prometía un pronto arribo al bienestar generalizado, a la justicia social prometida por la Revolución. No hubo tal cosa, y el 68 y el 2 de octubre fueron llamada y llamarada.

              Con todo, el desarrollo no fue ilusión sino una acumulación tangible de infraestructuras, capacidades productivas e intelectuales, seguridades sociales y sanitarias que, en medio de una desigualdad inconmovible, se las arreglaban para ofrecer horizontes de progreso y un futuro mejor para casi todas las capas de una población que se volvía urbana y crecía sin freno, para angustia de los demógrafos de aquellos años que predecían una tragedia poblacional antes de llegar al fin del milenio. Fueron estos, lustros de aprendizaje y prueba.

              Tampoco ocurrió tal tragedia, debido, entre otras cosas, a esas advertencias y a la tozudez con que don Víctor Urquidi las difundió, hasta convencer al presidente Echeverría de que era indispensable cambiar sus dichos de campaña del "gobernar es poblar", heredado de Calles y el fascismo italiano, a los sensatos de "la familia pequeña vive mejor", "vamos haciendo menos" que recogían la nueva legalidad de la planificación familiar postulada en la Ley Federal de Población de 1974. Y sin embargo, algo cercano a una tragedia empezó a urdirse en esos años.

              El gran dilema se dio en los ochenta, con la magna crisis de la deuda externa, el ajuste del desperdicio, el inicio del "estancamiento estabilizador" y del cambio estructural globalizador, que no conjuraron sino agravaron la disonancia entre una demografía que se transformaba y una economía que no crecía, para dar lugar al gran divorcio entre economía y sociedad que hoy define nuestra economía política. Carente de un lecho cierto para encauzar sus contradicciones y conflictos y, al parecer, incapaz de generar los estímulos y expectativas de cambio y mejoramiento social y personal que constituyeron el cemento de aquel pasado autoritario pero cada vez más dispendioso, el sistema económico político aparece devastado.

              No olvidemos: para lograr aquella combinatoria "milagrosa", el desarrollo fue indispensable pero no suficiente, para por él mismo satisfacer las exigencias y necesidades nuevas de una sociedad que había cambiado mucho. El 68, de nuevo, y la Tendencia Democrática de los electricistas de don Rafael Galván, dieron el aldabonazo no escuchado.

              Todo por servir se acaba y usufructuar las inercias no resultó buena opción. Las capas dirigentes del Estado se pelearon por el poder pero extraviaron el rumbo y la mirada, mientras que los grupos que concentraban la riqueza no estuvieron dispuestos a compartirla ni a aceptar por mucho tiempo más el monopolio del poder político de la coalición heredera de la Revolución. La cuestión crucial de la legitimidad atravesó muros y mistificaciones y, sin pedir permiso, se instaló en el centro de los corredores de palacio.

              Todo el edificio posrevolucionario sufrió una profunda erosión financiera y moral, hija de su debilidad como Estado fiscal. Un Weber vengativo tiñó la historia final de las dinastías del priato tardío, como lo llama León García Soler.

              Todo cambia para que nada cambie, pero la máxima de Lampedusa no puede cumplirse así nada más. Frente y debajo del poder, el fogón "maldito" de Lefebvre donde se cuecen tan tremendas verdades, hay una sociedad que intuye o sabe que no puede vivir como comunidad sin lazos que le recuerden su esencial fragilidad y sin mecanismos que le ofrezcan, a veces a un costo muy alto, protección, seguridades, esperanzas.

              Es esto lo que los estados modernos han prometido y a veces realizado, y es lo que el Estado mexicano, lo que quedó de él, no puede ofrecer ni convertir en realidad. Este es el embrollo mayúsculo que marca el presente y amenaza volverse una herida histórica todavía mayor que la desigualdad secular que ha marcado nuestra historia patria. Los plazos para encararlo y resolverlo poco tienen que ver con los de los banqueros en Acapulco o los que, como bonos de la ilusión, nos ofrece el secretario García Luna.

              Sin embargo, pretender que con un nuevo discurso antipolítico se va a saltar esta tranca, es una ilusión que puede volverse una utopía destructiva. Si de algo requerimos hoy, como las lágrimas para aliviar el dolor o el oxígeno para sobrellevar la tragedia, es de política y de políticos. A pesar de las lastimosas metáforas futboleras del secretario Cordero (pace querido Pepe W) y de un Presidente que oye pajaritos de la suerte.

              No de cualesquiera políticos, ciertamente, sino de hombres y mujeres dispuestos a conmoverse y avergonzarse de tanta inequidad como la que hoy priva y de llorar en público, como hombres y mujeres cabales, para acompañar a los deudos de una barbarie que nos puede devorar si perdemos la huella. El Censo nos contó y nos cuenta de lo hecho, pero a la vuelta de la hoja lo que sin remedio hacemos es contar muertos.

              Para don Javier Sicilia: padre doliente
              OBJECTS IN MIRROR ARE CLOSER THAN THEY APPEAR...

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