9 agosto 2010
Economistas del IIEc
Por Ángel Pujalte Piñeiro
“Se queman con agua tibia y enredan con el hilo negro”
En la inauguración del “XX Seminario de Economía Urbana y Regional, Ciudades y regiones, en un proyecto de nación”, el coordinador del evento: José Gasca Zamora, la directora del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM: Verónica Villarespe Reyes y el investigador del IIEc: Carlos Bustamante Lemus, se queman con agua tibia y enmarañan con hilo negro.
Denuncian efectos que enredan con otros efectos que confunden con causas.
Declaran que: “las políticas territoriales con criterios neoliberales resultan preocupantes, pues lejos de contribuir a resolver las distorsiones del desarrollo, exacerban las asimetrías entre ciudades y regiones, los lugares se vuelven más vulnerables a situaciones de recesión y crisis económicas, crece el desorden en la ocupación y uso del territorio, aumenta la población en situación de pobreza y marginación, y la inseguridad se apodera de los espacios habitados”.
Detallan que: “La transición a partir de los años 80 de un patrón de acumulación, basado en el mercado interno y en una amplia intervención del Estado, a uno de corte neoliberal, ha generado una serie de cambios no sólo en escalas macroeconómicas y sectoriales, sino también en la territorial”,
“La liberalización del comercio y la desregulación económica favorecieron un proceso de reorganización productiva bajo el impulso generado por algunas ramas exportadoras de la industria manufacturera, que beneficiaron el crecimiento de ciertas urbes”.
“El costo de una estrategia territorial limitada o desarticulada revela tensiones, conflictos y problemáticas que es necesario afrontar. Donde privan los principios neoliberales, las políticas públicas de desarrollo encuentran nuevas posibilidades, pero también enfrentan viejos obstáculos y nuevos retos difíciles de sortear”
“Las políticas de desarrollo regional en el país no han logrado disminuir las desigualdades. En muy pocas ocasiones han atendido y respondido a necesidades reales de la población; más bien, lo han hecho a los intereses y demandas del sistema económico mundial”.
Muy extraviados están lejos de ponerle la cola al burro. Mezclan peras con manzanas y ciegos a las bases de la economía no saben lo que es desarrollo. Carecen de cuchara para la olla de la que toman su denominación y desconocen los problemas que asumen.
Declaran que existen políticas territoriales y las remachan que con criterios neoliberales. Este pobre país las únicas políticas territoriales que ha conocido han sido las coloniales. La única planeación territorial ha sido la colonial y en el mundo racional (también ajeno) las “políticas# resultan de una planeación verdadera. De la colonia para acá solo se ha ensanchado la infraestructura física colonial. De allí que solo conozcamos una política territorial colonial. No pasamos por una política territorial liberal (planeación física del territorio) que debió haber sido el fruto material de la Independencia ni se construyó físicamente la Revolución Mexicana. Las distorsiones de desarrollo y asimetrías entre ciudades y regiones que observan sin comprender vienen de la planeación física territorial de la colonia y las han exacerbado el tiempo que las hemos mantenido. Por lo que después de 500 años de crecer en los mismos lugares, donde hay infraestructura no hay recursos y donde hay recursos no hay infraestructura.
La transición no fue tal sino un cambio radical en la planeación del gasto gubernamental, que de una semi racional, con alguna base en lo que se espera obtener, se cambio al alebrije de la “planeación democrática” que consiste en un reparto tipo pirata, a capricho y contentillo. Tampoco fue a partir de los 80 sino de 1970, que fue cuando el ejecutivo federal soslayó a la Secretaría de la Presidencia, que era una oficina de evaluación de proyectos de ingeniería civil y empezó a salir cada quince días a buscar a los caciques regionales con maletas de dinero para comprar voluntades. Por el miedo que tenía que el país se le saliera de las manos. El siguiente ejecutivo simplemente legalizó el reparto irracional de recursos.
El mercado interno fue cierto, pero la amplia intervención del Estado era para apoyar monopolios y favorecidos, no al marginado bien común, ni al desarrollo pleno del país, sino a su explotación. Mezclar escalas macroeconómicas y sectoriales con la territorial” revela que no tocan el suelo. La economía, política, bienestar de la población y seguridad en cualquier escala y sector se monta espacialmente sobre la infraestructura física existente (ingeniería civil) y la infraestructura física sobre los recursos del territorio (ingeniería civil). Relación material insoslayable, que ha sido soslayada.
La liberalización del comercio, desregulación económica, impulso a ramas exportadoras de la industria manufacturera (maquiladora porque carecemos de verdadera industria nacional), es la aceptación de la incompetencia del gobierno para crear riqueza, bienestar y prosperidad material para la población, por lo que se apropió de lo que pudo y entregó el resto del país a los empresarios extranjeros en calidad de recursos naturales y mano de obra barata en un nuevo modelo colonial.
El centralismo político y económico produjo crecimiento sin desarrollo y es lo que benefició el crecimiento desbordado de ciertas urbes, no es casual que sean las capitales políticas. No es neoliberal, sino neocolonial.
“El costo no es de una estrategia territorial limitada o desarticulada sino de no llamar a las cosas por su nombre y partir de bases falsas. Este país, de los Mexicas para acá no ha conocido una estrategia territorial (ingeniería civil) enfocada al bien común, a lograr el bienestar y prosperidad material de la población, sino de su explotación por parte de oligarquías. Las tensiones, conflictos y problemáticas “que es necesario afrontar”, son las mismas desde la colonia, pero agravadas por el agotamiento de los recursos naturales donde existe infraestructura y el infructuoso costo de mantener la vida artificial de las urbes, por intereses puramente políticos.
Rematan mezclando los principios neoliberales con las políticas públicas de desarrollo. Si neoliberal resulta en un “cada quien para su santo” porque el “papa” gobierno se quedó sin recursos, porque cuando tuvo en vez de desarrollar al país solo ensancho la misma infraestructura que dejaron los coloniales, lo que solo ha producido crecimiento sin desarrollo. Estos economistas no distinguen entre crecimiento y desarrollo.
Después afirman que el “cada quien para su santo” encuentra nuevas posibilidades, las mismas que existen en el mundo desde el descubrimiento de América y nacimiento de la geopolítica. Que son el coloniaje de un lado o la autosuficiencia para lograr la independencia que salve de la explotación extranjera de recursos y mano de obra.
Los viejos obstáculos y nuevos retos difíciles de sortear, vienen desde aquella época y eran los que pretendían resolver la independencia y revolución.
continuará....
Economistas del IIEc
Por Ángel Pujalte Piñeiro
“Se queman con agua tibia y enredan con el hilo negro”
En la inauguración del “XX Seminario de Economía Urbana y Regional, Ciudades y regiones, en un proyecto de nación”, el coordinador del evento: José Gasca Zamora, la directora del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM: Verónica Villarespe Reyes y el investigador del IIEc: Carlos Bustamante Lemus, se queman con agua tibia y enmarañan con hilo negro.
Denuncian efectos que enredan con otros efectos que confunden con causas.
Declaran que: “las políticas territoriales con criterios neoliberales resultan preocupantes, pues lejos de contribuir a resolver las distorsiones del desarrollo, exacerban las asimetrías entre ciudades y regiones, los lugares se vuelven más vulnerables a situaciones de recesión y crisis económicas, crece el desorden en la ocupación y uso del territorio, aumenta la población en situación de pobreza y marginación, y la inseguridad se apodera de los espacios habitados”.
Detallan que: “La transición a partir de los años 80 de un patrón de acumulación, basado en el mercado interno y en una amplia intervención del Estado, a uno de corte neoliberal, ha generado una serie de cambios no sólo en escalas macroeconómicas y sectoriales, sino también en la territorial”,
“La liberalización del comercio y la desregulación económica favorecieron un proceso de reorganización productiva bajo el impulso generado por algunas ramas exportadoras de la industria manufacturera, que beneficiaron el crecimiento de ciertas urbes”.
“El costo de una estrategia territorial limitada o desarticulada revela tensiones, conflictos y problemáticas que es necesario afrontar. Donde privan los principios neoliberales, las políticas públicas de desarrollo encuentran nuevas posibilidades, pero también enfrentan viejos obstáculos y nuevos retos difíciles de sortear”
“Las políticas de desarrollo regional en el país no han logrado disminuir las desigualdades. En muy pocas ocasiones han atendido y respondido a necesidades reales de la población; más bien, lo han hecho a los intereses y demandas del sistema económico mundial”.
Muy extraviados están lejos de ponerle la cola al burro. Mezclan peras con manzanas y ciegos a las bases de la economía no saben lo que es desarrollo. Carecen de cuchara para la olla de la que toman su denominación y desconocen los problemas que asumen.
Declaran que existen políticas territoriales y las remachan que con criterios neoliberales. Este pobre país las únicas políticas territoriales que ha conocido han sido las coloniales. La única planeación territorial ha sido la colonial y en el mundo racional (también ajeno) las “políticas# resultan de una planeación verdadera. De la colonia para acá solo se ha ensanchado la infraestructura física colonial. De allí que solo conozcamos una política territorial colonial. No pasamos por una política territorial liberal (planeación física del territorio) que debió haber sido el fruto material de la Independencia ni se construyó físicamente la Revolución Mexicana. Las distorsiones de desarrollo y asimetrías entre ciudades y regiones que observan sin comprender vienen de la planeación física territorial de la colonia y las han exacerbado el tiempo que las hemos mantenido. Por lo que después de 500 años de crecer en los mismos lugares, donde hay infraestructura no hay recursos y donde hay recursos no hay infraestructura.
La transición no fue tal sino un cambio radical en la planeación del gasto gubernamental, que de una semi racional, con alguna base en lo que se espera obtener, se cambio al alebrije de la “planeación democrática” que consiste en un reparto tipo pirata, a capricho y contentillo. Tampoco fue a partir de los 80 sino de 1970, que fue cuando el ejecutivo federal soslayó a la Secretaría de la Presidencia, que era una oficina de evaluación de proyectos de ingeniería civil y empezó a salir cada quince días a buscar a los caciques regionales con maletas de dinero para comprar voluntades. Por el miedo que tenía que el país se le saliera de las manos. El siguiente ejecutivo simplemente legalizó el reparto irracional de recursos.
El mercado interno fue cierto, pero la amplia intervención del Estado era para apoyar monopolios y favorecidos, no al marginado bien común, ni al desarrollo pleno del país, sino a su explotación. Mezclar escalas macroeconómicas y sectoriales con la territorial” revela que no tocan el suelo. La economía, política, bienestar de la población y seguridad en cualquier escala y sector se monta espacialmente sobre la infraestructura física existente (ingeniería civil) y la infraestructura física sobre los recursos del territorio (ingeniería civil). Relación material insoslayable, que ha sido soslayada.
La liberalización del comercio, desregulación económica, impulso a ramas exportadoras de la industria manufacturera (maquiladora porque carecemos de verdadera industria nacional), es la aceptación de la incompetencia del gobierno para crear riqueza, bienestar y prosperidad material para la población, por lo que se apropió de lo que pudo y entregó el resto del país a los empresarios extranjeros en calidad de recursos naturales y mano de obra barata en un nuevo modelo colonial.
El centralismo político y económico produjo crecimiento sin desarrollo y es lo que benefició el crecimiento desbordado de ciertas urbes, no es casual que sean las capitales políticas. No es neoliberal, sino neocolonial.
“El costo no es de una estrategia territorial limitada o desarticulada sino de no llamar a las cosas por su nombre y partir de bases falsas. Este país, de los Mexicas para acá no ha conocido una estrategia territorial (ingeniería civil) enfocada al bien común, a lograr el bienestar y prosperidad material de la población, sino de su explotación por parte de oligarquías. Las tensiones, conflictos y problemáticas “que es necesario afrontar”, son las mismas desde la colonia, pero agravadas por el agotamiento de los recursos naturales donde existe infraestructura y el infructuoso costo de mantener la vida artificial de las urbes, por intereses puramente políticos.
Rematan mezclando los principios neoliberales con las políticas públicas de desarrollo. Si neoliberal resulta en un “cada quien para su santo” porque el “papa” gobierno se quedó sin recursos, porque cuando tuvo en vez de desarrollar al país solo ensancho la misma infraestructura que dejaron los coloniales, lo que solo ha producido crecimiento sin desarrollo. Estos economistas no distinguen entre crecimiento y desarrollo.
Después afirman que el “cada quien para su santo” encuentra nuevas posibilidades, las mismas que existen en el mundo desde el descubrimiento de América y nacimiento de la geopolítica. Que son el coloniaje de un lado o la autosuficiencia para lograr la independencia que salve de la explotación extranjera de recursos y mano de obra.
Los viejos obstáculos y nuevos retos difíciles de sortear, vienen desde aquella época y eran los que pretendían resolver la independencia y revolución.
continuará....
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