Tweet
El desinforme presidnecial
El Informe Presidencial
“Ni informe, besamanos, ultraje, acuerdos, inteligencia, buena fe, ni nada”
La parodia de “Informe Presidencial”, de servil exhibición de sometimiento y pleitesía degeneró en salvaje aquelarre. En grotescas manifestaciones de malestar, resentimiento, miseria de recursos y primitivismo. Ortega diría que es la rebelión de la masa.
Es triste que el espacio social para exponer, analizar y efectuar el supremo acto del hombre, que es ponerse de acuerdo, sea teatro de sinsentidos. Por incapacidad de los actores para definir y expresar los problemas. Cuando para acordar la solución de cualquier problema el primer paso es entenderlo y comunicarlo el segundo. Pero los subdesarrollados solo pueden manifestar estados de ánimo y molestias que no descifran ni precisan, por lo que sólo pueden hacerlo con expresiones primitivas como pataleos, rugidos y gruñidos.Todo su entendimiento solo da para la confrontación al desconocer las ideas y no estar racionalizados ni civilizados. El primer objeto de educar es evitar tratar con salvajes.Y tan ha fracasado en el país que han sentado sus reales en el Congreso.
Lo que cancela el cometido de la interacción pública entre poderes, ya que el monologo al impedir el encuentro de interlocutores convertidos en contrincantes sortea espectáculos vergonzosos. Lo que carecía de fondo al emanciparse perdió su sentido y proporción de las cosas.
En política la forma es fondo porque el fondo de la política es la forma. Pero la forma debe seguir un fondo, así como la política una racionalidad legítima. La ausencia de esta la hace amorfa. El muñeco de titiritero, sin titiritero se comporta de acuerdo al nivel de los esclavos que al liberarse del sometimiento a una razón ajena, carecen de una propia. Pensar no se improvisa. Y toda venganza es irracional. Y no deben negociar nada.
Para resolver el desorden buscan importar soluciones foráneas, alegando que allá son exitosas, que si parlamentarismo, que si vicepresidencia, que si jefe de gabinete, que si ratificar los subordinados del otro, soslayando que una mala solución bien aplicada funciona mejor que una buena mal ejecutada. Culpar a los procedimientos exculpa a los actores y esquiva la primera causa de fondo.
El principal problema de fondo actual en la conducción del país no radica en los procedimientos sino en los actores. En los que campea la incompetencia y mala fe. En segundo término queda resolver el problema de la organización del gobierno. Otro es la incomprensión vigente sobre un gobierno racional. Lo de que “le hemos cumplido todos sus caprichos y nos pagó mal” (aprobado sus iniciativas y alió con el enemigo) muestra el nivel de las personas y extravío del papel y naturaleza de un gobierno legítimo. De su objeto y función racional. Exhibe que trogloditas se han apropiado de los asuntos que se les confía para administrar para usufructuarlos como su propiedad particular en un mercado anómico. Que chalanean el bien común.
Atrás del problema de las personas está el de los roles institucionales. Nuestro gobierno lo componen tres poderes: el Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El Judicial debe cumplir un cometido de corrección, que ahora dejo de lado para concentrarnos en la función e interrelación del Legislativo y Ejecutivo.
El Legislativo y Ejecutivo comparten la administración del país y las responsabilidades de gran parte de los resultados. De allí que ninguno de los dos se puede hacer guaje ni minimizar sus compromisos. Yo “nada más” apruebo y el que debe recabar información, analizar, pensar, proponer, ejecutar, cargar con un estorbo inútil (ellos) y asumir todas las culpas, es el otro.
Los cuatro principios de la administración racional son: planeación, programación, ejecución y control. Al Legislativo le corresponden la planeación y el control y al Ejecutivo la programación y ejecución. De esta forma el que piensa con gran visión no ejecuta y el que ejecuta no piensa más que en como cumplir. Uno es responsable del que y el otro del cómo. Uno es estratega y el otro táctico. Dejar que uno piense en “el que” y en “el cómo” es resabio del caciquismo que se debe corregir. Hay mucho que limpiar y enderezar antes de poder avanzar. Cualquier otra forma es en detrimento del equilibrio de poderes, de la inteligencia del país, del reparto de responsabilidades y de los resultados posibles.
El Legislativo es responsable de la planeación porque se supone que lo forman representantes de todos los habitantes y regiones del país. De donde debe tener información fidedigna y actual de la situación y posibilidades de todos los habitantes y rincones del territorio nacional. Y los partidos políticos de que sus miembros estén artificializados con racionalidad, humanismo y buena fe. Que tienen un mínimo de inteligencia, buenas intenciones y le importan sus representados. Porque si traicionan a quienes se supone que representan y solo cuidan los intereses y sirven a los caprichos de oligarquías o grupos de poder. Pues suplantan una pieza clave en la racionalización de la conducción, lo que aliena y tuerce la planeación y en consecuencia el rumbo del país.
También les corresponde el Control de la administración del país. La atención momento a momento en los resultados para detectar y corregir desviaciones, entre lo obtenido con lo buscado. Lo cual también requiere que el Congreso en verdad sea órgano de comunicación de la base (social) a la cúspide, para detectar y reportar cualquier insuficiencia, desviación y falla en forma oportuna. Estas funciones solo las puede desempeñar el Congreso a partir de su supuesta capacidad de pulsar la situación y recabar información de todos los habitantes y rincones del territorio.
Y es en base a esas supuestas capacidades, que detenta el poder para emitir leyes.
Las que son instrucciones para el ejecutivo. Es una perversión conceptual creer que las leyes son para mandar a la población. Para ponerse por encima del patrón, que es la sociedad civil. O para vender beneficios a grupos de poder. Las leyes del derecho público son para programar las labores del ejecutivo y de todo el gobierno.
Al Ejecutivo le corresponde la programación y ejecución de las instrucciones que por escrito, mediante las leyes gira el poder Legislativo. La programación es la expresión en el tiempo de la planeación. La calendarización de las disposiciones legales emitidas por el Congreso. Y por supuesto la ejecución material, la realización de los propósitos de la planeación hecha por los que se supone que representan a todos los habitantes y rincones del territorio.
La administración implica una relación estrecha entre los que planean y controlan y el que programa y ejecuta. Porque administrar cualquier cosa es una actividad continua de momento a momento. En la que “El informe Presidencial” se reduce a un acto político. Que no tiene ninguna relevancia operativa sino que su valor y sentido estriba en mandar un mensaje a la población. Una explicación sobre los resultados que la población percibe en su cotidianidad. Y una cosa es que el gobierno sea insensible y otra que lo sea la sociedad. El pueblo percibe perfectamente la forma en la que está funcionando el gobierno. De allí la ingenuidad de pretender “convencer” a la gente que las cosas mejoran. Que no darse cuenta es un “problema de percepción”. Porque si existe un problema de percepción está en los que creen que saben desde su refugio y no entre los que viven la realidad día a día.
Pero de cualquier forma el evento de “El informe Presidencial” manda su mensaje. Como sea aclara los resultados y méritos de las partes. Revela la coordinación, inteligencia, oportunidad y buena fe que priva en la estructura gubernamental, que administra al país.
Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas y ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional!
“Ni informe, besamanos, ultraje, acuerdos, inteligencia, buena fe, ni nada”
La parodia de “Informe Presidencial”, de servil exhibición de sometimiento y pleitesía degeneró en salvaje aquelarre. En grotescas manifestaciones de malestar, resentimiento, miseria de recursos y primitivismo. Ortega diría que es la rebelión de la masa.
Es triste que el espacio social para exponer, analizar y efectuar el supremo acto del hombre, que es ponerse de acuerdo, sea teatro de sinsentidos. Por incapacidad de los actores para definir y expresar los problemas. Cuando para acordar la solución de cualquier problema el primer paso es entenderlo y comunicarlo el segundo. Pero los subdesarrollados solo pueden manifestar estados de ánimo y molestias que no descifran ni precisan, por lo que sólo pueden hacerlo con expresiones primitivas como pataleos, rugidos y gruñidos.Todo su entendimiento solo da para la confrontación al desconocer las ideas y no estar racionalizados ni civilizados. El primer objeto de educar es evitar tratar con salvajes.Y tan ha fracasado en el país que han sentado sus reales en el Congreso.
Lo que cancela el cometido de la interacción pública entre poderes, ya que el monologo al impedir el encuentro de interlocutores convertidos en contrincantes sortea espectáculos vergonzosos. Lo que carecía de fondo al emanciparse perdió su sentido y proporción de las cosas.
En política la forma es fondo porque el fondo de la política es la forma. Pero la forma debe seguir un fondo, así como la política una racionalidad legítima. La ausencia de esta la hace amorfa. El muñeco de titiritero, sin titiritero se comporta de acuerdo al nivel de los esclavos que al liberarse del sometimiento a una razón ajena, carecen de una propia. Pensar no se improvisa. Y toda venganza es irracional. Y no deben negociar nada.
Para resolver el desorden buscan importar soluciones foráneas, alegando que allá son exitosas, que si parlamentarismo, que si vicepresidencia, que si jefe de gabinete, que si ratificar los subordinados del otro, soslayando que una mala solución bien aplicada funciona mejor que una buena mal ejecutada. Culpar a los procedimientos exculpa a los actores y esquiva la primera causa de fondo.
El principal problema de fondo actual en la conducción del país no radica en los procedimientos sino en los actores. En los que campea la incompetencia y mala fe. En segundo término queda resolver el problema de la organización del gobierno. Otro es la incomprensión vigente sobre un gobierno racional. Lo de que “le hemos cumplido todos sus caprichos y nos pagó mal” (aprobado sus iniciativas y alió con el enemigo) muestra el nivel de las personas y extravío del papel y naturaleza de un gobierno legítimo. De su objeto y función racional. Exhibe que trogloditas se han apropiado de los asuntos que se les confía para administrar para usufructuarlos como su propiedad particular en un mercado anómico. Que chalanean el bien común.
Atrás del problema de las personas está el de los roles institucionales. Nuestro gobierno lo componen tres poderes: el Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El Judicial debe cumplir un cometido de corrección, que ahora dejo de lado para concentrarnos en la función e interrelación del Legislativo y Ejecutivo.
El Legislativo y Ejecutivo comparten la administración del país y las responsabilidades de gran parte de los resultados. De allí que ninguno de los dos se puede hacer guaje ni minimizar sus compromisos. Yo “nada más” apruebo y el que debe recabar información, analizar, pensar, proponer, ejecutar, cargar con un estorbo inútil (ellos) y asumir todas las culpas, es el otro.
Los cuatro principios de la administración racional son: planeación, programación, ejecución y control. Al Legislativo le corresponden la planeación y el control y al Ejecutivo la programación y ejecución. De esta forma el que piensa con gran visión no ejecuta y el que ejecuta no piensa más que en como cumplir. Uno es responsable del que y el otro del cómo. Uno es estratega y el otro táctico. Dejar que uno piense en “el que” y en “el cómo” es resabio del caciquismo que se debe corregir. Hay mucho que limpiar y enderezar antes de poder avanzar. Cualquier otra forma es en detrimento del equilibrio de poderes, de la inteligencia del país, del reparto de responsabilidades y de los resultados posibles.
El Legislativo es responsable de la planeación porque se supone que lo forman representantes de todos los habitantes y regiones del país. De donde debe tener información fidedigna y actual de la situación y posibilidades de todos los habitantes y rincones del territorio nacional. Y los partidos políticos de que sus miembros estén artificializados con racionalidad, humanismo y buena fe. Que tienen un mínimo de inteligencia, buenas intenciones y le importan sus representados. Porque si traicionan a quienes se supone que representan y solo cuidan los intereses y sirven a los caprichos de oligarquías o grupos de poder. Pues suplantan una pieza clave en la racionalización de la conducción, lo que aliena y tuerce la planeación y en consecuencia el rumbo del país.
También les corresponde el Control de la administración del país. La atención momento a momento en los resultados para detectar y corregir desviaciones, entre lo obtenido con lo buscado. Lo cual también requiere que el Congreso en verdad sea órgano de comunicación de la base (social) a la cúspide, para detectar y reportar cualquier insuficiencia, desviación y falla en forma oportuna. Estas funciones solo las puede desempeñar el Congreso a partir de su supuesta capacidad de pulsar la situación y recabar información de todos los habitantes y rincones del territorio.
Y es en base a esas supuestas capacidades, que detenta el poder para emitir leyes.
Las que son instrucciones para el ejecutivo. Es una perversión conceptual creer que las leyes son para mandar a la población. Para ponerse por encima del patrón, que es la sociedad civil. O para vender beneficios a grupos de poder. Las leyes del derecho público son para programar las labores del ejecutivo y de todo el gobierno.
Al Ejecutivo le corresponde la programación y ejecución de las instrucciones que por escrito, mediante las leyes gira el poder Legislativo. La programación es la expresión en el tiempo de la planeación. La calendarización de las disposiciones legales emitidas por el Congreso. Y por supuesto la ejecución material, la realización de los propósitos de la planeación hecha por los que se supone que representan a todos los habitantes y rincones del territorio.
La administración implica una relación estrecha entre los que planean y controlan y el que programa y ejecuta. Porque administrar cualquier cosa es una actividad continua de momento a momento. En la que “El informe Presidencial” se reduce a un acto político. Que no tiene ninguna relevancia operativa sino que su valor y sentido estriba en mandar un mensaje a la población. Una explicación sobre los resultados que la población percibe en su cotidianidad. Y una cosa es que el gobierno sea insensible y otra que lo sea la sociedad. El pueblo percibe perfectamente la forma en la que está funcionando el gobierno. De allí la ingenuidad de pretender “convencer” a la gente que las cosas mejoran. Que no darse cuenta es un “problema de percepción”. Porque si existe un problema de percepción está en los que creen que saben desde su refugio y no entre los que viven la realidad día a día.
Pero de cualquier forma el evento de “El informe Presidencial” manda su mensaje. Como sea aclara los resultados y méritos de las partes. Revela la coordinación, inteligencia, oportunidad y buena fe que priva en la estructura gubernamental, que administra al país.
Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas y ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional!
Comment