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Di no al Halloween?

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  • #16
    Re: Di no al Halloween?

    Yo nunca había sabido nada de las "calaveritas"...hasta que entré al foro. En Chihuahua siempre Halloween.
    sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

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    • #17
      Re: Di no al Halloween?

      El Cuerpo Místico de Cristo comprende la Iglesia Triunfante (santos y ángeles del cielo), La Iglesia Purgante (las benditas ánimas del purgatorio) y la Iglesia Militante (nos, los católicos vivos).

      La celebración de los Fieles Difuntos tiene por objeto pedir a Dios su misericordia para con las almas que aún permanecen en el purgatorio.

      -----
      § 24. La comunión de los fieles de la tierra y los santos del cielo con las almas del purgatorio.

      1. Posibilidad de los sufragios

      Los fieles vivos pueden ayudar a las almas del purgatorio por medio de sus intercesiones (sufragios) (de fe).

      Por sufragio no sólo se entiende la oración en favor de alguien, sino también las indulgencias, las limosnas y otras obras de piedad, sobre todo la santa misa.

      El II concilio universal de Lyón (1274) y el concilio de Florencia (Decretum pro Graecis 1439) definieron, con las mismas palabras: «Para mitigar semejantes penas, les son de provecho [a las almas del purgatorio] los sufragios de los fieles vivos, a saber : las misas, las oraciones y limosnas y otras obras de piedad que suelen hacer los fieles en favor de otros fieles según las disposiciones de la Iglesia» ; Dz 464, 693.

      El concilio de Trento, contra los reformadores que negaban el purgatorio, declaró que existe el purgatorio y que las almas detenidas allí pueden ser ayudadas por las oraciones de los fieles v principalmente por el aceptable sacrificio del altar: «animasque ibi detentas fidelium suffragiis, potissimum vero acceptabili altaris sacrificio iuvari» ; Dz 983; cf. Dz 427, 456, 998.

      Según 2 Mac 12, 42-46, existía entre los judíos de aquella época la convicción de que podía ayudarse con oraciones y sacrificios a las almas de los que murieron en pecado. A la oración y al sacrificio se les atribuye valor purificativo del pecado. El cristianismo naciente recogió del judaísmo esa fe en la eficacia de los sufragios en favor de los difuntos. San Pablo desea la misericordia de Dios en el día del juicio para su fiel auxiliar Onesíforo, que, según todas las apariencias, ya no se contaba entre los vivos al tiempo de redactarse la segunda carta a Timoteo : «El Señor le dé hallar misericordia en aquel día cerca del Señor» (2 Tim 1, 18).

      La tradición es rica en testimonios. Entre los monumentos literarios de la antigüedad, hallamos primeramente las actas apócrifas de Pablo y de Tecla (de fines del siglo 1I), las cuales testimonian la costumbre cristiana de orar por Ios difuntos: la difunta Falconilla suplica la oración de Tecla «para ser trasladada al lugar de los justos». Tecla ora de esta manera: «Dios del cielo, Hijo del Altísimo, concédele a ella [a Trifena, madre de la difunta], según lo desea, que su hija Falconilla viva en la eternidad» (Acta Pauli et Theclae 28 s). Tertuliano, además de la oración por los difuntos, da también testimonio del sacrificio eucarístico que se ofrecía por ellos en el aniversario de su óbito (De monogamia 10; De cor. mil. 3; De exhort. cast. 11; cf. San Cipriano, Ep. 1, 2). San Cirilo de Jerusalén hace mención, en su exposición de la misa, de la oración en favor de los difuntos que tiene lugar después de la consagración. Como efecto de la misma señala la reconciliación de los difuntos con Dios (Cat. inyst. 5, 9 s). El que a los fieles difuntos se les pueda ayudar también con limosnas lo testimonian San Juan Crisóstomo (In Phil. hon. 3, 4) y San Agustín (Enchir. 111; Sermo 172, 2, 2). Pero San Agustín advierte que los sufragios no aprovechan a todos los difuntos, sino únicamente a aquellos que han vivido de tal suerte que están en situación de que les aprovechen después de la muerte; cf. De cura pro mortuis gerenda 1, 3; Conf. Ix 11-13.

      Las inscripciones sepulcrales paleocristianas de los siglos II y III contienen a menudo la súplica de que se haga una oración por los difuntos o el deseo de que obtengan la paz, el refrigerio, la vida en Dios o en Cristo; cf. el epitafio de Abercio de Hierópolis (anterior al 216) : «Quien se entere de esto y sea compañero de la fe, que rece una oración por Abercio» (v. 19).


      2. Eficacia de los sufragios

      Los sufragios obran de la siguiente manera: Se ofrece a Dios el valor satisfactorio de las buenas obras como compensación por las penas temporales merecidas por los pecados que las almas del purgatorio tienen aún que expiar. El efecto de estos sufragios es la remisión de las penas temporales. En la oración, hay que añadir además el valor impetratorio. Mientras que la satisfacción funda un título formal ante la justicia divina, la oración se dirige más bien a la misericordia de Dios bajo forma de plegaria. La posibilidad de la satisfacción vicaria se funda en la unidad del cuerpo místico de Cristo, realizada por la gracia y la caridad.

      Según la forma en que los sufragios produzcan su efecto satisfactorio, se distinguen las siguientes clases: a) los que obran «ex opere operato»: el santo sacrificio de la misa como sacrificio que Cristo hizo de sí mismo ; b) los que obran «quasi ex opere operato» : que se realizan en nombre de la Iglesia, v.g., las exequias; c) los que obran «ex opere operantes» : las propias buenas obras, v.g., las limosnas. Se supone el estado de gracia.

      El más eficaz de todos los sufragios es el santo sacrificio de la misa; cf. Suppl. 71, 3.

      3. La intercesión de los santos en favor de las almas del purgatorio

      También los santos del cielo pueden ayudar a las almas del purgatorio en su intercesión (sent. común).

      En la liturgia de difuntos, la Iglesia ruega a Dios que los difuntos consigan la eterna bieaventuranza «por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María y de todos los santos» («oratio pro defunctis fratribus», etc.). Pero notemos que la intercesión de los santos tiene únicamente valor impetratorio, porque la facultad de satisfacer y merecer se limita al tiempo que dura la existencia terrena.

      En los epitafios paleocristianos, vemos que las almas de los difuntos son encomendadas a menudo a los mártires. Para asegurarse el valimiento de éstos, los fieles querían ser enterrados en las cercanías de la tumba de algún mártir. San Agustín, consultado por el obispo Paulino de Nola, da la siguiente respuesta : La cercanía de la tumba de algún mártir, por sí misma, no aprovecha a los difuntos; pero los que quedan en vida se mueven con ello a invocar en sus oraciones la intercesión de aquel santo en favor de las almas de los difuntos (De cura pro mortuis gerenda 4, 6).

      4. La intercesión e invocación de las almas del purgatorio

      Las almas del purgatorio pueden interceder por otras almas del cuerpo místico (sent. probable).

      Como las almas del purgatorio son miembros del cuerpo místico de Cristo, surge la cuestión de si ellas pueden interceder en favor de otras almas del purgatorio o de los fieles de la tierra. La respuesta es afirmativa. En consecuencia, habrá que admitir con Fr. Suárez y R. Belarmino que es posible y lícito invocar la intercesión de las almas del purgatorio.

      Los sínodos provinciales de Vienne (1858) y Utrech (1865) enseñan que las almas del purgatorio pueden ayudarnos con su intercesión (Coll. I.ac. v 191, 869). León XIII autorizó el año 1889 una oración indulgenciada en la cual se invoca la ayuda de las almas del purgatorio en los peligros del cuerpo y el alma (ASS 22, 743 s). (En las colecciones auténticas de 1937 y 1950 no se ha incluido tal oración).

      Santo Tomás presenta una objeción contra la intercesión e invocación de las almas del purgatorio, y es que ellas no tienen noticia de las oraciones de los fieles de la tierra, y, además, por el estado de castigo en que se hallan, no es admitida su intercesión: «secundum hoc (sc. quantum ad poenas) non sunt in statu orandi, sed magis ut oretur pro eis» (S.th. 2 ii 83, 11 ad 3; cf. 2 II 83, 4 ad 3). Mas, como la Iglesia no ha desaprobado la invocación de las almas del purgatorio, costumbre que está muy difundida entre el pueblo cristiano y que se halla patrocinada por muchos teólogos —la abrogación de la oración indulgenciada que mencionamos antes no significa desaprobación alguna—, no debemos dudar de la posibilidad y licitud de invocarlas. Las almas del purgatorio pueden tener noticia, por revelación divina, de las oraciones de los fieles. No está, sin embargo, permitido tributar culto a las almas del purgatorio.

      Apéndice: ¿Sufragios en favor de los condenados?

      A los condenados del infierno no les aprovechan los sufragios, pues no pertenecen al cuerpo místico de Cristo (sent. común).

      San Agustín contaba con la posibilidad de que los sufragios hechos en favor de los difuntos lograsen a los condenados una mitigación de sus penas, con tal de que no fueran completamente malos («non valde mali») : «A quienes estos sacrificios [los del altar y las limosnas] aprovechan, les aprovechan de tal suerte que la remisión sea completa o la condenación más tolerable» («aut certe ut tolerabilior fiat ipsa damnatio» ; Enchir. 110). La palabra del salmo 76, 10, según la cual Dios, en su ira, no retira su misericordia, puede entenderse —conforme a la interpretación de San Agustín— en el sentido «de que no pone, sin duda, fin a la pena eterna, pero mitiga temporalmente o interrumpe los tormentos» (non aeterno supplicio finem dando, sed levamen adhibendo vel interponendo cruciatibus» ; Enchir. 112). Según San Gregorio Magno, la oración por los condenados «carece de valor ante los ojos del justo Juez» (Dial. iv 44; Moralia xxxiv 19, 38). Los teólogos de la escolástica primitiva siguen, la mayor parte de ellos, a San Agustín. En los libros litúrgicos de la temprana edad media se llega incluso a encontrar una missa pro defuncto, de cuius anima dubitatur vel desperatur. En las oraciones de esta misa se pide la mitigación de las penas del infierno en caso de que la persona de que se trate no pueda conseguir la gloria debido a sus graves pecados.

      ...

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      • #18
        Re: Di no al Halloween?

        Santo Tomás, siguiendo a San Gregorio, enseña que los sufragios en nada aprovechan a los condenados y que la Iglesia no pretende orar por ellos.
        -----

        Ludwig Ott
        Manual de Teología Dogmática
        Libro Cuarto, Tratado del Dios Santificador
        Parte Segunda, Tratado acerca de la Iglesia
        Capítulo Sexto, La comunión de los santos

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        • #19
          Re: Di no al Halloween?

          Chihuas, doble junto con pegado......
          ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

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          • #20
            Re: Di no al Halloween?

            No se, creo que es cosa de cada región o congregación...

            En la guardería de mi morro, que es manejado por monjas (es del colegio Montferrant, su mamá lo quiso poner ahí), tienen decorado el edificio con calabazas, vampiritos, fantasmas y demás etcéteras, incluso nos dijo hace tiempo (bueno me dijo a mi, por que yo lo voy a recoger) la madre (osea la monja) que está encargada de su grupo, que mañana van a ir disfrazados los morros (supongo que ellas de monjas) y ya su mamá le hizo su disfraz de calabaza (que a mi se me hace que parece como ciruela pasa anaranjado, comentario que a su madre no le hizo gracia), así que no, no es cosa generalizada del catolicismo lo estar "en contra" del jalogüin
            I love my attitude problem.

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            • #21
              Re: Di no al Halloween?

              Originalmente publicado por Sidartha Ver post
              Todas las culturas a lo largo de la Historia se sincretizan de múltiples maneras.

              Si hay pizza a la mexicana, ¿por qué dos celebraciones populares que se realizan junto con pegado, con 1 y 2 días de diferencia y cuyos orígenes paganos son los mismos no habrían de empezarse a fusionar en Mécsicou?

              Cuando yo era cachorro, para pedir calaverita bastaba hacerle algunos hoyos a una caja de zapatos, una vela y ya; pero ahora.... ya no es calaverita, piden "halloween" y casi todos disfrazados.

              Cosas de la modernidá?
              Si a mi también me tocó la cajita, la vela y salir a pedir calaverita, puro cash nada de dulces.
              Pero bueno hoy a los chilpayates les encanta la emoción del disfraz y pedir dulces.
              "¿¿Para qué tomar y manejar si puedes fumar y volar??" Les Luthiers

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              • #22
                Re: Di no al Halloween?

                Cash?? Mmm?? Suena interesante!!! Ahora en mi rancho andan unos sres. disfrazados y con unas pistolotas y también piden cash or calaveritas...dejan. Pero eso es todo el año!!
                sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

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                • #23
                  Re: Di no al Halloween?

                  Así se ponen las ofrendas en la región de Atlixco y Huaquechula:



                  "¿¿Para qué tomar y manejar si puedes fumar y volar??" Les Luthiers

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                  • #24
                    Re: Di no al Halloween?

                    Parece un pastelote. Quisiera ver una de cerca...
                    sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

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                    • #25
                      Re: Di no al Halloween?

                      Se ven muy bonitos (chale, se lee medio puñalón que un hombre escriba o diga "bonitos", pero bueh), aquí no hay nada así...

                      Mañana le voy a tomar fotos al morro con disfraz de ciruela pasa naranja (que se supone que es calabaza)... ahí después las pongo...
                      I love my attitude problem.

                      Comment


                      • #26
                        Re: Di no al Halloween?

                        Originalmente publicado por Carolina Villa Ver post
                        Yo nunca había sabido nada de las "calaveritas"...hasta que entré al foro. En Chihuahua siempre Halloween.
                        Originalmente publicado por Manuel Vega Ver post
                        No se, creo que es cosa de cada región o congregación...

                        así que no, no es cosa generalizada del catolicismo lo estar "en contra" del jalogüin
                        asi es Caro por ser fronterizas , somos malichistas por naturaleza, yo tambien solo conocia el jalowin, de chica ibamos disfrazados a pedir a los vecinos "dulces dinero travesuras", a mis hijos les toco tirar huevazos( sin permiso claro, pues no es nada bueno), y sigue en la actualidad (pedir dulces), ya mi nieto tiene su dark vader listo, las calaveritas de azucar las conoci en las dulcerias mexicanas y luego ya en la escuela supe las tradiciones que nos llegan del centro, y si se siguen también los altares de muertos, en todas las escuelas se hacen y lugares públicos.

                        Lo mismo creo yo Manuel, cada lugar puede ser diferente.

                        Comment


                        • #27
                          Re: Di no al Halloween?

                          OIGA ME NO, OIGAME...Cómo que malinchista?? No puedo escoger lo que no se me da a escoger...ok poquito...pero luchando contra eso...
                          sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

                          Comment


                          • #28
                            Re: Di no al Halloween?

                            Originalmente publicado por Carolina Villa Ver post
                            OIGA ME NO, OIGAME...Cómo que malinchista?? No puedo escoger lo que no se me da a escoger...ok poquito...pero luchando contra eso...
                            tienes toda la razon Caro, lo que pasa es que por la cercania es mas barato comprar en el otro lado, y es lo que tenemos a la mano, lo que aqui se ofrece en los comercios, por eso batallamos tanto, del centralismo que nos quejamos, que no nos entienden, amo México y nuestros lugares y tradiciones, pero con poquito puedo ir a California, y los comerciantes a comprar sus mercancia, estoy a 100 millas, e ir al DF por ejemplo si que sale caro y son 4000Km.
                            Eleva
                            forista natural
                            Last edited by Eleva; 28-octubre-2010, 17:26.

                            Comment


                            • #29
                              Re: Di no al Halloween?

                              Nada más 3,000 kms.

                              Comment


                              • #30
                                Re: Di no al Halloween?

                                Originalmente publicado por cubo Ver post
                                El Cuerpo Místico de Cristo comprende la Iglesia Triunfante (santos y ángeles del cielo), La Iglesia Purgante (las benditas ánimas del purgatorio) y la Iglesia Militante (nos, los católicos vivos).

                                La celebración de los Fieles Difuntos tiene por objeto pedir a Dios su misericordia para con las almas que aún permanecen en el purgatorio.

                                -----
                                § 24. La comunión de los fieles de la tierra y los santos del cielo con las almas del purgatorio.

                                1. Posibilidad de los sufragios

                                Los fieles vivos pueden ayudar a las almas del purgatorio por medio de sus intercesiones (sufragios) (de fe).

                                Por sufragio no sólo se entiende la oración en favor de alguien, sino también las indulgencias, las limosnas y otras obras de piedad, sobre todo la santa misa.

                                El II concilio universal de Lyón (1274) y el concilio de Florencia (Decretum pro Graecis 1439) definieron, con las mismas palabras: «Para mitigar semejantes penas, les son de provecho [a las almas del purgatorio] los sufragios de los fieles vivos, a saber : las misas, las oraciones y limosnas y otras obras de piedad que suelen hacer los fieles en favor de otros fieles según las disposiciones de la Iglesia» ; Dz 464, 693.

                                El concilio de Trento, contra los reformadores que negaban el purgatorio, declaró que existe el purgatorio y que las almas detenidas allí pueden ser ayudadas por las oraciones de los fieles v principalmente por el aceptable sacrificio del altar: «animasque ibi detentas fidelium suffragiis, potissimum vero acceptabili altaris sacrificio iuvari» ; Dz 983; cf. Dz 427, 456, 998.

                                Según 2 Mac 12, 42-46, existía entre los judíos de aquella época la convicción de que podía ayudarse con oraciones y sacrificios a las almas de los que murieron en pecado. A la oración y al sacrificio se les atribuye valor purificativo del pecado. El cristianismo naciente recogió del judaísmo esa fe en la eficacia de los sufragios en favor de los difuntos. San Pablo desea la misericordia de Dios en el día del juicio para su fiel auxiliar Onesíforo, que, según todas las apariencias, ya no se contaba entre los vivos al tiempo de redactarse la segunda carta a Timoteo : «El Señor le dé hallar misericordia en aquel día cerca del Señor» (2 Tim 1, 18).

                                La tradición es rica en testimonios. Entre los monumentos literarios de la antigüedad, hallamos primeramente las actas apócrifas de Pablo y de Tecla (de fines del siglo 1I), las cuales testimonian la costumbre cristiana de orar por Ios difuntos: la difunta Falconilla suplica la oración de Tecla «para ser trasladada al lugar de los justos». Tecla ora de esta manera: «Dios del cielo, Hijo del Altísimo, concédele a ella [a Trifena, madre de la difunta], según lo desea, que su hija Falconilla viva en la eternidad» (Acta Pauli et Theclae 28 s). Tertuliano, además de la oración por los difuntos, da también testimonio del sacrificio eucarístico que se ofrecía por ellos en el aniversario de su óbito (De monogamia 10; De cor. mil. 3; De exhort. cast. 11; cf. San Cipriano, Ep. 1, 2). San Cirilo de Jerusalén hace mención, en su exposición de la misa, de la oración en favor de los difuntos que tiene lugar después de la consagración. Como efecto de la misma señala la reconciliación de los difuntos con Dios (Cat. inyst. 5, 9 s). El que a los fieles difuntos se les pueda ayudar también con limosnas lo testimonian San Juan Crisóstomo (In Phil. hon. 3, 4) y San Agustín (Enchir. 111; Sermo 172, 2, 2). Pero San Agustín advierte que los sufragios no aprovechan a todos los difuntos, sino únicamente a aquellos que han vivido de tal suerte que están en situación de que les aprovechen después de la muerte; cf. De cura pro mortuis gerenda 1, 3; Conf. Ix 11-13.

                                Las inscripciones sepulcrales paleocristianas de los siglos II y III contienen a menudo la súplica de que se haga una oración por los difuntos o el deseo de que obtengan la paz, el refrigerio, la vida en Dios o en Cristo; cf. el epitafio de Abercio de Hierópolis (anterior al 216) : «Quien se entere de esto y sea compañero de la fe, que rece una oración por Abercio» (v. 19).


                                2. Eficacia de los sufragios

                                Los sufragios obran de la siguiente manera: Se ofrece a Dios el valor satisfactorio de las buenas obras como compensación por las penas temporales merecidas por los pecados que las almas del purgatorio tienen aún que expiar. El efecto de estos sufragios es la remisión de las penas temporales. En la oración, hay que añadir además el valor impetratorio. Mientras que la satisfacción funda un título formal ante la justicia divina, la oración se dirige más bien a la misericordia de Dios bajo forma de plegaria. La posibilidad de la satisfacción vicaria se funda en la unidad del cuerpo místico de Cristo, realizada por la gracia y la caridad.

                                Según la forma en que los sufragios produzcan su efecto satisfactorio, se distinguen las siguientes clases: a) los que obran «ex opere operato»: el santo sacrificio de la misa como sacrificio que Cristo hizo de sí mismo ; b) los que obran «quasi ex opere operato» : que se realizan en nombre de la Iglesia, v.g., las exequias; c) los que obran «ex opere operantes» : las propias buenas obras, v.g., las limosnas. Se supone el estado de gracia.

                                El más eficaz de todos los sufragios es el santo sacrificio de la misa; cf. Suppl. 71, 3.

                                3. La intercesión de los santos en favor de las almas del purgatorio

                                También los santos del cielo pueden ayudar a las almas del purgatorio en su intercesión (sent. común).

                                En la liturgia de difuntos, la Iglesia ruega a Dios que los difuntos consigan la eterna bieaventuranza «por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María y de todos los santos» («oratio pro defunctis fratribus», etc.). Pero notemos que la intercesión de los santos tiene únicamente valor impetratorio, porque la facultad de satisfacer y merecer se limita al tiempo que dura la existencia terrena.

                                En los epitafios paleocristianos, vemos que las almas de los difuntos son encomendadas a menudo a los mártires. Para asegurarse el valimiento de éstos, los fieles querían ser enterrados en las cercanías de la tumba de algún mártir. San Agustín, consultado por el obispo Paulino de Nola, da la siguiente respuesta : La cercanía de la tumba de algún mártir, por sí misma, no aprovecha a los difuntos; pero los que quedan en vida se mueven con ello a invocar en sus oraciones la intercesión de aquel santo en favor de las almas de los difuntos (De cura pro mortuis gerenda 4, 6).

                                4. La intercesión e invocación de las almas del purgatorio

                                Las almas del purgatorio pueden interceder por otras almas del cuerpo místico (sent. probable).

                                Como las almas del purgatorio son miembros del cuerpo místico de Cristo, surge la cuestión de si ellas pueden interceder en favor de otras almas del purgatorio o de los fieles de la tierra. La respuesta es afirmativa. En consecuencia, habrá que admitir con Fr. Suárez y R. Belarmino que es posible y lícito invocar la intercesión de las almas del purgatorio.

                                Los sínodos provinciales de Vienne (1858) y Utrech (1865) enseñan que las almas del purgatorio pueden ayudarnos con su intercesión (Coll. I.ac. v 191, 869). León XIII autorizó el año 1889 una oración indulgenciada en la cual se invoca la ayuda de las almas del purgatorio en los peligros del cuerpo y el alma (ASS 22, 743 s). (En las colecciones auténticas de 1937 y 1950 no se ha incluido tal oración).

                                Santo Tomás presenta una objeción contra la intercesión e invocación de las almas del purgatorio, y es que ellas no tienen noticia de las oraciones de los fieles de la tierra, y, además, por el estado de castigo en que se hallan, no es admitida su intercesión: «secundum hoc (sc. quantum ad poenas) non sunt in statu orandi, sed magis ut oretur pro eis» (S.th. 2 ii 83, 11 ad 3; cf. 2 II 83, 4 ad 3). Mas, como la Iglesia no ha desaprobado la invocación de las almas del purgatorio, costumbre que está muy difundida entre el pueblo cristiano y que se halla patrocinada por muchos teólogos —la abrogación de la oración indulgenciada que mencionamos antes no significa desaprobación alguna—, no debemos dudar de la posibilidad y licitud de invocarlas. Las almas del purgatorio pueden tener noticia, por revelación divina, de las oraciones de los fieles. No está, sin embargo, permitido tributar culto a las almas del purgatorio.

                                Apéndice: ¿Sufragios en favor de los condenados?

                                A los condenados del infierno no les aprovechan los sufragios, pues no pertenecen al cuerpo místico de Cristo (sent. común).

                                San Agustín contaba con la posibilidad de que los sufragios hechos en favor de los difuntos lograsen a los condenados una mitigación de sus penas, con tal de que no fueran completamente malos («non valde mali») : «A quienes estos sacrificios [los del altar y las limosnas] aprovechan, les aprovechan de tal suerte que la remisión sea completa o la condenación más tolerable» («aut certe ut tolerabilior fiat ipsa damnatio» ; Enchir. 110). La palabra del salmo 76, 10, según la cual Dios, en su ira, no retira su misericordia, puede entenderse —conforme a la interpretación de San Agustín— en el sentido «de que no pone, sin duda, fin a la pena eterna, pero mitiga temporalmente o interrumpe los tormentos» (non aeterno supplicio finem dando, sed levamen adhibendo vel interponendo cruciatibus» ; Enchir. 112). Según San Gregorio Magno, la oración por los condenados «carece de valor ante los ojos del justo Juez» (Dial. iv 44; Moralia xxxiv 19, 38). Los teólogos de la escolástica primitiva siguen, la mayor parte de ellos, a San Agustín. En los libros litúrgicos de la temprana edad media se llega incluso a encontrar una missa pro defuncto, de cuius anima dubitatur vel desperatur. En las oraciones de esta misa se pide la mitigación de las penas del infierno en caso de que la persona de que se trate no pueda conseguir la gloria debido a sus graves pecados.

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                                juar, juar, un pendejete con mentalidad medieval...
                                no solo de cable vive el hombre

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