Espantoso engaño
“Seguridad y confianza nacional en pura propaganda”
“Seguridad y confianza nacional en pura propaganda”
por Ángel Pujante Piñeiro
El patético intento actual para lavarle el cerebro a la sociedad, es una ingenua propaganda que intenta convencer que “ahora sí” va haber una policía apta y honesta. Una competente y decente que va a regresar la seguridad y tranquilidad a la vida nacional. El mejor argumento es puro entusiasmo actuado. Sin explicar ni aclarar porque va a suceder el milagro, sin coherencia. Solo porque es nueva. Aunque contra toda lógica, en el sistema, una parte va a suplir a tres niveles imprescindibles, incluyendo al más ineludible de los tres, el más próximo a la gente, el municipal. En el que se debería trabajar más. Pero según la propaganda la cualidad de ser “mando único”, estatal o intermedia, la hace panacea.
Deja ver desconocimiento absoluto de lo que es la política, seguridad y funcionamiento del mundo. El objeto supremo de la política es ponerse de acuerdo. (La exclusividad suprema del hombre). El medio supremo de la política es el control del talante social. Lo que un profesional de la política no busca manipulando ni engañando. Porque sus efectos se revierten.
Y menos con un burdo cuento que ofende a la inteligencia de la sociedad. Al suponer que somos retrasados mentales. Lo que exhibe un inepto manejo de la comunicación social. El que la diseña no es político ni comunicador profesional ni cuenta con una mínima inteligencia, sensibilidad ni siquiera un poco de malicia ni se ha interesado en conocer la situación.
El disenso y confusión actual en la lucha contra el crimen organizado lo creó el aventarse como el gorras, al actuar solo con el convencimiento propio y creyendo que los demás iban a entender, creer y sentir lo mismo que ellos, sin explicar nada.
Sin respetar nada ni a nadie.
Un político profesional primero hubiera expuesto la situación y convencido a la gente de la necesidad de lo que se va a hacer, antes de hacerlo. Antes de declarar una guerra. El desazón, desconcierto y cabos sueltos resultan de descuidos del hacer político, no de deslealtades de la población. Los resultados tampoco ayudan. Hay incapacidad para una y otra cosa.
La pose hierática muestra desconocimiento y descuidar la consciencia (o percepción) y el estado anímico de la sociedad, da pie a la guerra sucia y politiquería de sus enemigos, leales y desleales, legítimos e ilegítimos y abre flancos vulnerables al crimen organizado.
Es un manejo muy deplorable del problema y de la información, en el que persiste el vicio gubernamental de culpar a la victima. Es absurdo que pidan que “También se diga lo bueno”, cuando eso les corresponde a ellos. El papel del ciudadano es criticar a sus empleados, picarles la cola para que reaccionen y ellos el de responder con resultados. ¿Pero será que no hay que decir que no sean cuentos infantiles?
Creen que vivimos en el mundo de fantasía de ellos. No se percatan de su carencia de contacto con la realidad, con la nuestra, en la que vivimos. La que resulta de sus errores y de la que no podemos salir con cuentos fantasiosos.
El problema de la esquizofrenia gubernamental es que en medio y al final de todo estamos la sociedad. No son ganas de fregarlos, sino de que ya no nos frieguen.
Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas y ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional!
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