Como en "la Costra nostra"
SOBREAVISO / Asunto de familias
Por René Delgado
(18 diciembre 2010).- Metafóricamente y no, en Michoacán se ventilan asuntos de familia. De la familia Godoy, de la familia Cárdenas, de la familia Calderón, de la familia criminal, de la familia política... y, se sabe, nada lastima más que los asuntos de familia mal llevados. Cuando eso ocurre, surgen distanciamientos y rupturas, sacrificios insospechados y pleitos de sangre.
* * *
De los cárteles que la administración calderonista combate hay dos particular- mente peligrosos: La Familia Michoacana y Los Zetas.
Ambos grupos criminales son los únicos a los que se les denomina de un modo distinto del resto. No se les identifica por su radio de operación original, como a los cárteles del Golfo, del Pacífico, de Juárez... No, se les reconoce por un valor distinto al del epicentro de su actuación criminal.
A Los Zetas se les denomina así por el código de comunicación que utilizaban cuando formaban filas en el Ejército y, justo, en su origen militar, encuentra explicación su peligrosidad. No sólo son criminales, son desertores y traidores. Y eso, entre los profesionales de las armas, supone un acto de lesa lealtad, honor y disciplina. Los Zetas lo tienen bien claro y saben que cuando chocan con el Ejército, no sólo confrontan a las fuerzas del orden sino a la institución que traicionaron. Esa singularidad les da una condición distinta.
El caso de La Familia también es peculiar. La sola denominación de ese grupo criminal revela el valor puesto en juego para insertarse no sólo territorial sino socialmente y cómo, a partir de él, armó -en el doble sentido de la expresión- su organización criminal y su mística social. Tiene, pues, una filosofía que le da un encuadramiento distinto y, por lo visto, la administración calderonista no ha entendido esa diferencia. Se combate a La Familia como a cualquier grupo criminal y, sobra reiterarlo, no todos los criminales son iguales ni se les puede combatir de la misma manera. Más de una vez se ha dicho: la administración calderonista combate al crimen con fuerza, pero sin inteligencia ni estrategia. En esa lógica primitiva, la lucha se reduce a un asunto de efectivos, de altas y bajas, de bocas de fuego, de pertrechos y, sobra decirlo, ese enfoque aleja la victoria sobre una organización criminal de ese tipo.
Combatir a una familia, a La Familia, es asunto mucho más complejo. Exige una operación que rebasa con mucho el ámbito policial y militar, exige una labor político-social de convencimiento para desmantelar las redes y los soportes sociales que, por lo general, todo movimiento con arraigo va desarrollando para respaldar su actuación, en este caso, criminal.
Sin esa otra labor, el combate a quien ha logrado aceptación y legitimación social es compleja en extremo: los buenos propósitos se confunden con terribles despropósitos.
* * *
La familia Godoy, en particular Leonel, el gobernador de Michoacán, vive una pesadilla.
El sueño de gobernar su tierra es una pesadilla. Los presuntos vínculos de su medio hermano, Julio César, con La Familia; los ataques del crimen contra algunos de sus colaboradores; la manifiesta desconfianza que le dispensa el gobierno federal y el desdén político con que lo trata; los choques de otros grupos criminales contra La Familia, utilizando como carne de cañón a los michoacanos; el injustificable e insostenible operativo conocido como El Michoacanazo en víspera electoral... Toda esa colección de sinsabores y malestares ha hecho del sueño una pesadilla.
El mismo gobernador ha tenido que hacer pública su biografía personal y familiar, llegando a señalar que si su medio hermano se apartó de la senda de la justicia y del derecho, estará en una trinch_era distinta a la de él. "No sería la primera vez en la historia en que dos hermanos -dijo- estuvieran en trinch_eras diferentes". Definió que los lazos sanguíneos no implican pactos de complicidad y expresó, en cierto modo, cómo a veces es menester hacer un lado el afecto para asumir el destino que algún familiar se puede labrar. La familia Godoy paga el precio, probablemente, el sobreprecio de una situación que la golpea.
Colateralmente, pero aún sin cobrar fuerza en esta historia, la familia Cárdenas también puede verse en apuros. El surgimiento de La Familia no data de hace unos cuantos meses, se incubó tiempo atrás y en ese entonces el gobernador era Lázaro Cárdenas Batel, a quien ahora se pide encabezar el Partido de la Revolución Democrática. ¿Qué va a pasar si acepta esa invitación?
* * *
También la familia Calderón afronta un problema: resolver si, dada la circunstancia que vive la tierra donde nació, es viable la candidatura de Luisa María, [colro=blue]la hermana del presidente de la República, al gobierno de Michoacán.[/color]
La falta de pulcritud política y judicial con que el calderonismo ha procedido en el combate contra el crimen en esa entidad y con que ha respaldado esa eventual candidatura de Luisa María le resta autoridad a los hermanos Calderón y eso, en vez fortalecer, vulnera aquella aspiración política. Tiene la panista, desde luego, su propia carrera y trayectoria políticas pero su vínculo fraternal con el comandante en jefe del combate el crimen hace pensar que, al menos en la próxima justa electoral, su postulación complicaría aún más la situación.
Si la familia política del mandatario ha sacrificado aspiraciones políticas y posibilidades empresariales en aras de ampliar el margen de maniobra de su cuñado, el presidente de la República cuantimás estaría obligada a pagar ese precio su familia consanguínea.
El fracaso judicial del "michoacanazo", que desde el primer momento despidió un tufo político, así como el maltrato dispensado al gobernador de la entidad por integrantes del gabinete presidencial que buscan beneficiar a Luisa María Calderón le han restado pulcritud a la actuación del gobierno federal y su partido en Michoacán.
La actuación del calderonismo en ese estado afecta -está por verse si por igual- al perredismo y al panismo, ampliando sus posibilidades al priismo que, fuera de esa pugna bipolar, nada mal ve dividir en tres la próxima elección por la gubernatura.
Menudo lío familiar, resolver esa cuestión.
* * *
Horas difíciles, terribles las de Michoa- cán. La pista del combate al crimen, la competencia electoral, las tareas de gobiernos, la convivencia e integración social han perdido sus carriles y las familias que corren en ella han entrado en colisión. Cohabitan un infierno.
Ojalá los jefes de familia interesados en reponer el Estado de derecho, la democracia y la civilidad reconozcan la hora de Michoacán.
sobreaviso@latinmail.com
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Fecha de publicación: 18 diciembre 2010
SOBREAVISO / Asunto de familias
Por René Delgado
(18 diciembre 2010).- Metafóricamente y no, en Michoacán se ventilan asuntos de familia. De la familia Godoy, de la familia Cárdenas, de la familia Calderón, de la familia criminal, de la familia política... y, se sabe, nada lastima más que los asuntos de familia mal llevados. Cuando eso ocurre, surgen distanciamientos y rupturas, sacrificios insospechados y pleitos de sangre.
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De los cárteles que la administración calderonista combate hay dos particular- mente peligrosos: La Familia Michoacana y Los Zetas.
Ambos grupos criminales son los únicos a los que se les denomina de un modo distinto del resto. No se les identifica por su radio de operación original, como a los cárteles del Golfo, del Pacífico, de Juárez... No, se les reconoce por un valor distinto al del epicentro de su actuación criminal.
A Los Zetas se les denomina así por el código de comunicación que utilizaban cuando formaban filas en el Ejército y, justo, en su origen militar, encuentra explicación su peligrosidad. No sólo son criminales, son desertores y traidores. Y eso, entre los profesionales de las armas, supone un acto de lesa lealtad, honor y disciplina. Los Zetas lo tienen bien claro y saben que cuando chocan con el Ejército, no sólo confrontan a las fuerzas del orden sino a la institución que traicionaron. Esa singularidad les da una condición distinta.
El caso de La Familia también es peculiar. La sola denominación de ese grupo criminal revela el valor puesto en juego para insertarse no sólo territorial sino socialmente y cómo, a partir de él, armó -en el doble sentido de la expresión- su organización criminal y su mística social. Tiene, pues, una filosofía que le da un encuadramiento distinto y, por lo visto, la administración calderonista no ha entendido esa diferencia. Se combate a La Familia como a cualquier grupo criminal y, sobra reiterarlo, no todos los criminales son iguales ni se les puede combatir de la misma manera. Más de una vez se ha dicho: la administración calderonista combate al crimen con fuerza, pero sin inteligencia ni estrategia. En esa lógica primitiva, la lucha se reduce a un asunto de efectivos, de altas y bajas, de bocas de fuego, de pertrechos y, sobra decirlo, ese enfoque aleja la victoria sobre una organización criminal de ese tipo.
Combatir a una familia, a La Familia, es asunto mucho más complejo. Exige una operación que rebasa con mucho el ámbito policial y militar, exige una labor político-social de convencimiento para desmantelar las redes y los soportes sociales que, por lo general, todo movimiento con arraigo va desarrollando para respaldar su actuación, en este caso, criminal.
Sin esa otra labor, el combate a quien ha logrado aceptación y legitimación social es compleja en extremo: los buenos propósitos se confunden con terribles despropósitos.
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La familia Godoy, en particular Leonel, el gobernador de Michoacán, vive una pesadilla.
El sueño de gobernar su tierra es una pesadilla. Los presuntos vínculos de su medio hermano, Julio César, con La Familia; los ataques del crimen contra algunos de sus colaboradores; la manifiesta desconfianza que le dispensa el gobierno federal y el desdén político con que lo trata; los choques de otros grupos criminales contra La Familia, utilizando como carne de cañón a los michoacanos; el injustificable e insostenible operativo conocido como El Michoacanazo en víspera electoral... Toda esa colección de sinsabores y malestares ha hecho del sueño una pesadilla.
El mismo gobernador ha tenido que hacer pública su biografía personal y familiar, llegando a señalar que si su medio hermano se apartó de la senda de la justicia y del derecho, estará en una trinch_era distinta a la de él. "No sería la primera vez en la historia en que dos hermanos -dijo- estuvieran en trinch_eras diferentes". Definió que los lazos sanguíneos no implican pactos de complicidad y expresó, en cierto modo, cómo a veces es menester hacer un lado el afecto para asumir el destino que algún familiar se puede labrar. La familia Godoy paga el precio, probablemente, el sobreprecio de una situación que la golpea.
Colateralmente, pero aún sin cobrar fuerza en esta historia, la familia Cárdenas también puede verse en apuros. El surgimiento de La Familia no data de hace unos cuantos meses, se incubó tiempo atrás y en ese entonces el gobernador era Lázaro Cárdenas Batel, a quien ahora se pide encabezar el Partido de la Revolución Democrática. ¿Qué va a pasar si acepta esa invitación?
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También la familia Calderón afronta un problema: resolver si, dada la circunstancia que vive la tierra donde nació, es viable la candidatura de Luisa María, [colro=blue]la hermana del presidente de la República, al gobierno de Michoacán.[/color]
La falta de pulcritud política y judicial con que el calderonismo ha procedido en el combate contra el crimen en esa entidad y con que ha respaldado esa eventual candidatura de Luisa María le resta autoridad a los hermanos Calderón y eso, en vez fortalecer, vulnera aquella aspiración política. Tiene la panista, desde luego, su propia carrera y trayectoria políticas pero su vínculo fraternal con el comandante en jefe del combate el crimen hace pensar que, al menos en la próxima justa electoral, su postulación complicaría aún más la situación.
Si la familia política del mandatario ha sacrificado aspiraciones políticas y posibilidades empresariales en aras de ampliar el margen de maniobra de su cuñado, el presidente de la República cuantimás estaría obligada a pagar ese precio su familia consanguínea.
El fracaso judicial del "michoacanazo", que desde el primer momento despidió un tufo político, así como el maltrato dispensado al gobernador de la entidad por integrantes del gabinete presidencial que buscan beneficiar a Luisa María Calderón le han restado pulcritud a la actuación del gobierno federal y su partido en Michoacán.
La actuación del calderonismo en ese estado afecta -está por verse si por igual- al perredismo y al panismo, ampliando sus posibilidades al priismo que, fuera de esa pugna bipolar, nada mal ve dividir en tres la próxima elección por la gubernatura.
Menudo lío familiar, resolver esa cuestión.
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Horas difíciles, terribles las de Michoa- cán. La pista del combate al crimen, la competencia electoral, las tareas de gobiernos, la convivencia e integración social han perdido sus carriles y las familias que corren en ella han entrado en colisión. Cohabitan un infierno.
Ojalá los jefes de familia interesados en reponer el Estado de derecho, la democracia y la civilidad reconozcan la hora de Michoacán.
sobreaviso@latinmail.com
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Fecha de publicación: 18 diciembre 2010
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