O P I N I Ó N
J O R G E D E L R I N C ó N B E R N A L
Yo también lo amo
El lunes pasado en este diario apareció un artículo con el nombre de Carta de Amor escrito por Denise Dresser iluminado con su brillante inteligencia pero además expresando un estrujante y conmovedor amor a México
El lunes pasado en este diario apareció un artículo con el nombre de Carta de Amor escrito por Denise Dresser iluminado con su brillante inteligencia pero además expresando un estrujante y conmovedor amor a México. Como no es frecuente encontrar estas expresiones tan sinceras de incondicional amor a nuestra patria plena de credibilidad, dada la trayectoria profesional impoluta de la autora, pensé de inmediato contestarle ya que así lo pide en el mismo artículo con las palabras que a continuación transcribo:
"Te declaro mi amor magnífico País. Ojalá otros, lo hagan también, lancen en el aire o plasmen en una hoja de papel o envíen a denise.dresser@mejicanista.com aquello que aprecien de México".
En su escrito Denise entre las estrellas del firmamento de México nombra a personajes que cojearon del pie izquierdo, en tanto que los míos renguean del derecho por lo que me atrevo a decir que ella por decirlo de alguna manera simpatiza con la corriente centro-izquierda, mientras que su servidor prefiere a la centro-derecha. Pero estos son nombres del presente que ella conoce, yo por ejemplo en vez de Sabines o además de él pondría al poeta de la "Suave Patria" Ramón López Velarde que va más acorde al amor a México:
"Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros... El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo... Patria, te doy de tu dicha la clave: Sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual el ave taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave...".
También incluiría en la lista junto a Germán Dehesa a Catón, y a Octavio Paz primero que a Carlos Monsiváis, preferiría al historiador Enrique Krauze que a Sergio Aguayo y a Carlos Castillo Peraza antes que a Lorenzo Meyer, a Rosario Castellanos más que Lydia Cacho.
Mucho más allá de estas apreciaciones Denise no pretende tomar partido por nadie y menos compararlos, ella sólo señala a los que se le vinieron a la mente sólo por ser mexicanos que cotidianamente dan testimonio valioso de que ellos también aman a México, todos ellos y ellas son gente de bien que se la han jugado y siguen en la tr1nchera de vanguardia.
Por lo que veo según mi modesto y leal saber y entender la autora del artículo que comento busca motivar a sus lectores a que como mexicanos amemos a nuestro México que tanto ha padecido históricamente y sigue sufriendo la indiferencia, el abandono de nuestro compromiso con el bien común, la solidaridad con los demás, pero eso sí con el grito a flor de labio en las fiestas patrias o en los partidos de fútbol u otros deportes a todo pulmón de ¡Viva México! Y por eso nos interpela en su segundo párrafo:
"Y usted lector o lectora, se preguntará si tiene algún sentido hablar desde ese músculo terco que es el corazón y mantener la esperanza cuando muchos han intercambiado el optimismo por la amargura; el ánimo por la desesperación, la fe por el pesado fardo de la desesperanza. Parecería que una densa niebla de miedo e incertidumbre se ha posado sobre el país y hace difícil distinguir el blanco del negro, el bien del mal, lo correcto de aquello que no lo es".
Por mi parte le contesto mediante esta colaboración que entrego a Noroeste, a ustedes mis escasos lectores y a Denise Dresser para decirles que no tengo un corazón tan noble e incondicionalmente tolerante que pueda aceptar sin distingos a todos los mexicanos incluyendo a los que han dañado tan gravemente al País y que lo siguen haciendo subordinando el bien común al de su grupo, se enganchan a la anécdota sin querer ver el futuro, es decir el destino del País. Tampoco tengo su talento ni trato de disentir pero sí de participar en su invitación.
Basta leer la historia con objetividad y limpieza de corazón para encontrarnos con personajes cuya ambición de poder los ha llevado a decisiones que han dañado y lo siguen dañando, los hay quienes le apuestan a su interés personal y de su grupo que lastima a millones de mexicanos. No doy nombres porque de nada sirve hacerlo. Todos sabemos que existen, están en los grupos e instituciones de toda índole porque esa es su condición humana y suelen ser más activos que los bien intencionados; son hasta madrugadores porque se les hace corto el día para hacer el mal, para sembrar el odio como se dice de Luis Echeverría por sólo mencionar un ejemplo aunque hay otro madrugador que manda al diablo lo que más necesita el País: las instituciones.
Por fortuna son muchos más los mexicanos de ambos géneros y todas las edades que todos los días, de todos los meses y años que trabajan incansables y solidarios como las hormiguitas y a ellos se refiere Denise, lo hacen por amor a los suyos y también a todo el País.
rinber@prodigy.net.mx
J O R G E D E L R I N C ó N B E R N A L
Yo también lo amo
El lunes pasado en este diario apareció un artículo con el nombre de Carta de Amor escrito por Denise Dresser iluminado con su brillante inteligencia pero además expresando un estrujante y conmovedor amor a México
El lunes pasado en este diario apareció un artículo con el nombre de Carta de Amor escrito por Denise Dresser iluminado con su brillante inteligencia pero además expresando un estrujante y conmovedor amor a México. Como no es frecuente encontrar estas expresiones tan sinceras de incondicional amor a nuestra patria plena de credibilidad, dada la trayectoria profesional impoluta de la autora, pensé de inmediato contestarle ya que así lo pide en el mismo artículo con las palabras que a continuación transcribo:
"Te declaro mi amor magnífico País. Ojalá otros, lo hagan también, lancen en el aire o plasmen en una hoja de papel o envíen a denise.dresser@mejicanista.com aquello que aprecien de México".
En su escrito Denise entre las estrellas del firmamento de México nombra a personajes que cojearon del pie izquierdo, en tanto que los míos renguean del derecho por lo que me atrevo a decir que ella por decirlo de alguna manera simpatiza con la corriente centro-izquierda, mientras que su servidor prefiere a la centro-derecha. Pero estos son nombres del presente que ella conoce, yo por ejemplo en vez de Sabines o además de él pondría al poeta de la "Suave Patria" Ramón López Velarde que va más acorde al amor a México:
"Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros... El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo... Patria, te doy de tu dicha la clave: Sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual el ave taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave...".
También incluiría en la lista junto a Germán Dehesa a Catón, y a Octavio Paz primero que a Carlos Monsiváis, preferiría al historiador Enrique Krauze que a Sergio Aguayo y a Carlos Castillo Peraza antes que a Lorenzo Meyer, a Rosario Castellanos más que Lydia Cacho.
Mucho más allá de estas apreciaciones Denise no pretende tomar partido por nadie y menos compararlos, ella sólo señala a los que se le vinieron a la mente sólo por ser mexicanos que cotidianamente dan testimonio valioso de que ellos también aman a México, todos ellos y ellas son gente de bien que se la han jugado y siguen en la tr1nchera de vanguardia.
Por lo que veo según mi modesto y leal saber y entender la autora del artículo que comento busca motivar a sus lectores a que como mexicanos amemos a nuestro México que tanto ha padecido históricamente y sigue sufriendo la indiferencia, el abandono de nuestro compromiso con el bien común, la solidaridad con los demás, pero eso sí con el grito a flor de labio en las fiestas patrias o en los partidos de fútbol u otros deportes a todo pulmón de ¡Viva México! Y por eso nos interpela en su segundo párrafo:
"Y usted lector o lectora, se preguntará si tiene algún sentido hablar desde ese músculo terco que es el corazón y mantener la esperanza cuando muchos han intercambiado el optimismo por la amargura; el ánimo por la desesperación, la fe por el pesado fardo de la desesperanza. Parecería que una densa niebla de miedo e incertidumbre se ha posado sobre el país y hace difícil distinguir el blanco del negro, el bien del mal, lo correcto de aquello que no lo es".
Por mi parte le contesto mediante esta colaboración que entrego a Noroeste, a ustedes mis escasos lectores y a Denise Dresser para decirles que no tengo un corazón tan noble e incondicionalmente tolerante que pueda aceptar sin distingos a todos los mexicanos incluyendo a los que han dañado tan gravemente al País y que lo siguen haciendo subordinando el bien común al de su grupo, se enganchan a la anécdota sin querer ver el futuro, es decir el destino del País. Tampoco tengo su talento ni trato de disentir pero sí de participar en su invitación.
Basta leer la historia con objetividad y limpieza de corazón para encontrarnos con personajes cuya ambición de poder los ha llevado a decisiones que han dañado y lo siguen dañando, los hay quienes le apuestan a su interés personal y de su grupo que lastima a millones de mexicanos. No doy nombres porque de nada sirve hacerlo. Todos sabemos que existen, están en los grupos e instituciones de toda índole porque esa es su condición humana y suelen ser más activos que los bien intencionados; son hasta madrugadores porque se les hace corto el día para hacer el mal, para sembrar el odio como se dice de Luis Echeverría por sólo mencionar un ejemplo aunque hay otro madrugador que manda al diablo lo que más necesita el País: las instituciones.
Por fortuna son muchos más los mexicanos de ambos géneros y todas las edades que todos los días, de todos los meses y años que trabajan incansables y solidarios como las hormiguitas y a ellos se refiere Denise, lo hacen por amor a los suyos y también a todo el País.
rinber@prodigy.net.mx
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