Un saludo muy cordial a mis queridos amigos de este manantial de la sabiduría. Los guiaré, como siempre, entre muchos otros temas, en el difícil arte de atinarle con mucha anticipación a cuál será el partido político triunfador en las próximas elecciones presidenciales; y por supuesto, quién será el presidente de México.
Después de saludarlos a todos en bola, expreso mi afecto a quienes saben que cuentan con mi amistad y respeto. A los que me odian, de entrada les propongo un trato: yo no los injurio ni los ridiculizo delante de la perrada y ustedes me meten el hombro con sus carnalas, o ya de perdida con sus venerables y santas madrecitas. No se enrabien, nada más con las que sean viudas, divorciadas o dejadas o que se dediquen al talón (nomás les encargo que, en el caso de estas últimas, no me las amontonen).
Siempre suyo:
Verdugo.
Después de saludarlos a todos en bola, expreso mi afecto a quienes saben que cuentan con mi amistad y respeto. A los que me odian, de entrada les propongo un trato: yo no los injurio ni los ridiculizo delante de la perrada y ustedes me meten el hombro con sus carnalas, o ya de perdida con sus venerables y santas madrecitas. No se enrabien, nada más con las que sean viudas, divorciadas o dejadas o que se dediquen al talón (nomás les encargo que, en el caso de estas últimas, no me las amontonen).
Siempre suyo:
Verdugo.
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