Alarma en las cocinas
Monday, September 5, 2011 | Por Pablo Pascual Méndez Piña
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubane.org) – Las cebollas, ajos y ajíes han desaparecido de los mostradores de los agro-mercados. El puré de tomate y la salsa Vita Nuova brillan por su ausencia y los embutidos más baratos no se encuentran ni en las misas ni en las shopping.
Diana, ama de casa, luego de recorrer el municipio Plaza en busca de condimentos, llegó al mercado de 17 y K; allí tuvo que hacer una enorme fila para comprar cebollas a precio de infarto, para más tarde descubrir que estaban podridas. Se supone que fueron almacenadas en un frigorífico que no funcionaba bien. También los vendedores ambulantes venden ristras de cebollas y ajos, pero los precios tocan las nubes.
Betty, una trabajadora estatal, recorrió el municipio Cerro y comprobó que los agros están desabastecidos. Cuando encuentra algo que vale la pena no le alcanza el dinero para comprarlo. Sin embargo, los precios se mantienen inalterables hasta que se pudren los productos, por no existir un mecanismo regulador que deprecie las mercancías para evitar que se pierdan.
También la carne de cerdo está en falta. Betty ha recorrido casi todas las shopping del barrio y los embutidos están perdidos, sólo hay paquetes de mollejas, hígados de pollo y picadillo de pavo, pero sus ancianos padres no quieren comer esas cosas. La familia lleva más de una semana comiendo huevo, cocinado de distintas maneras; los compran a 1,50 pesos cada uno, porque la cuota subsidiada que venden por la libreta de racionamiento no alcanza.
Prepedina, una vendedora ambulante de aguacates, residente en el municipio Güines, provincia de Mayabeque, me informa que los productos agrícolas de las cooperativas se pudren en los campos tras ser cosechados, por falta de transporte que los recoja, y califica el hecho de crimen, que aumenta las carencias.
Por otra parte, Orlando, un jubilado, comenta que fue al Ten-Cent del Vedado y observó que los envases de 4 litros de puré de tomate, salsa Vita Nuova, y kétchup han desaparecido de las estanterías, a consecuencia de la demanda del sector cuentapropista, que tiene que comprarlos allí al no existir un mercado mayorista donde abastecerse, en detrimento de la población.
Maritza, otra ama de casa, comentó que existe carne de res en las shopping, pero la venden a 10 dólares el Kg, algo quimérico en un país donde 30 dólares al mes es un buen sueldo, incluso para los que reciben ayuda del exterior. Recientemente compró una bandeja de picadillo en el mercadito de Línea y 12, en el Vedado, y cuando le descongeló la masa parecía un chicle; sospecha que están adulterando los productos cárnicos, mezclándolos con picadillo de soya.
Un economista, ya jubilado que solicitó el anonimato, expresó a este reportero: “Estos fenómenos son consecuencia del desequilibrio entre la oferta y la demanda. El régimen de economía planificada es disfuncional, la historia no miente, el capitalismo fue instaurado desde el siglo XVIII y aún existe. El socialismo, sin embargo, a punta de bayoneta sólo llegó a 74 años. Lo que no sirve, no sirve”.
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Monday, September 5, 2011 | Por Pablo Pascual Méndez Piña
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubane.org) – Las cebollas, ajos y ajíes han desaparecido de los mostradores de los agro-mercados. El puré de tomate y la salsa Vita Nuova brillan por su ausencia y los embutidos más baratos no se encuentran ni en las misas ni en las shopping.
Diana, ama de casa, luego de recorrer el municipio Plaza en busca de condimentos, llegó al mercado de 17 y K; allí tuvo que hacer una enorme fila para comprar cebollas a precio de infarto, para más tarde descubrir que estaban podridas. Se supone que fueron almacenadas en un frigorífico que no funcionaba bien. También los vendedores ambulantes venden ristras de cebollas y ajos, pero los precios tocan las nubes.
Betty, una trabajadora estatal, recorrió el municipio Cerro y comprobó que los agros están desabastecidos. Cuando encuentra algo que vale la pena no le alcanza el dinero para comprarlo. Sin embargo, los precios se mantienen inalterables hasta que se pudren los productos, por no existir un mecanismo regulador que deprecie las mercancías para evitar que se pierdan.
También la carne de cerdo está en falta. Betty ha recorrido casi todas las shopping del barrio y los embutidos están perdidos, sólo hay paquetes de mollejas, hígados de pollo y picadillo de pavo, pero sus ancianos padres no quieren comer esas cosas. La familia lleva más de una semana comiendo huevo, cocinado de distintas maneras; los compran a 1,50 pesos cada uno, porque la cuota subsidiada que venden por la libreta de racionamiento no alcanza.
Prepedina, una vendedora ambulante de aguacates, residente en el municipio Güines, provincia de Mayabeque, me informa que los productos agrícolas de las cooperativas se pudren en los campos tras ser cosechados, por falta de transporte que los recoja, y califica el hecho de crimen, que aumenta las carencias.
Por otra parte, Orlando, un jubilado, comenta que fue al Ten-Cent del Vedado y observó que los envases de 4 litros de puré de tomate, salsa Vita Nuova, y kétchup han desaparecido de las estanterías, a consecuencia de la demanda del sector cuentapropista, que tiene que comprarlos allí al no existir un mercado mayorista donde abastecerse, en detrimento de la población.
Maritza, otra ama de casa, comentó que existe carne de res en las shopping, pero la venden a 10 dólares el Kg, algo quimérico en un país donde 30 dólares al mes es un buen sueldo, incluso para los que reciben ayuda del exterior. Recientemente compró una bandeja de picadillo en el mercadito de Línea y 12, en el Vedado, y cuando le descongeló la masa parecía un chicle; sospecha que están adulterando los productos cárnicos, mezclándolos con picadillo de soya.
Un economista, ya jubilado que solicitó el anonimato, expresó a este reportero: “Estos fenómenos son consecuencia del desequilibrio entre la oferta y la demanda. El régimen de economía planificada es disfuncional, la historia no miente, el capitalismo fue instaurado desde el siglo XVIII y aún existe. El socialismo, sin embargo, a punta de bayoneta sólo llegó a 74 años. Lo que no sirve, no sirve”.
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