De niño en las fiestas escolares nos vestían de dorados y a las niñas de adelitas, todavía no estaban de moda los gay, así que aquí terminaba la repartición, al son de la Adelita o la cucaracha bailábamos como nos decían que bailaban en la revolución.
En Parral me molestaba que los adultos que habían conocido a Villa no compartieran con nosotros ese entusiasmo por su figura y hazañas, solamente los ex revolucionarios que se sentaban en la plaza Juárez a contar historias a cambio de unas monedas nos entendían y aleccionaban.
No había discurso político que no mencionara a la revolución como la madre de todas las bondades mexicanas, todas las medidas se justificaban en la revolución y la revolución ya era institucional.
¡Viva la “regolución” jijos desu”
Pero que triste es crecer y darse cuenta que la luna no es de queso, que Santa Claus no existe y que la revolución fue un genocidio, ese despertar que tenemos a cierta edad donde nos ponemos a cuestionar dogmas y paradigmas me llevó a hacerme algunas preguntas.
Todas las guerras y revoluciones requieren de grandes cantidades de dinero para comprar armas, alimentar ejércitos y mover tropas, mi primera pregunta era ¿Quién había financiado la revolución? Y la respuesta no la encontré en la historia oficial, mucho menos en los discursos oficiales, el primer indicio lo encontré en el libro Villa ante la historia de Celia Herrera donde mostraba documentos de que Villa fue financiado por Hearst, el magnate de las comunicaciones de USA, después vi fotografías de Garibaldi y sus mercenarios y creo que ningún pobrecito mexicano les pagó para que organizaran a los revolucionarios, el episodio de la ciudadela que culminó con la muerte de Madero demuestra claramente quien daba las órdenes a los generales Mexicanos, nada menos que Henry Lane Wilson que en ese momento cobraba su cheque como embajador de USA en México.
Pero hablar de USA, como de México, como actor resulta muy impreciso, necesitamos aclarar que americanos hicieron la “revolución Mexicana”, aquí había dos actores principales, uno ideológico y uno económico, si Usted lee los relatos históricos de Jean Meyer sobre la revolución encontrará la descripción de cómo operaba Venustiano Carranza, sus tropas profanaban los templos católicos, robaban los cálices, fusilaban las imágenes llenaban de pintas marxistas y símbolos masones.
Los masones era otra pista y me puse a investigar y encontré el libro de Los Masones de Cesar Vidal donde explica claramente como los masones se volvieron especialistas en tumbar gobiernos desde el siglo 18 hasta la fecha, estableciendo un poder tras el poder y una red secreta de traidores en los gobiernos que les permitía gobernar sin dar la cara.
Respecto a lo económico, México era una gran tentación para los americanos, sus minas, petróleo y agricultura era una fuerte competencia para su economía y Porfirio volteaba poco hacia el norte y mucho hacia los territorios detrás del gran charco.
Las compañías americanas querían tener el usufructo de los recursos naturales de México y Porfirio no estaba de acuerdo, así que la única forma era tomar el poder y lo tomaron, hicieron una Constitución que forzara a todos a sacar las manos de los recursos naturales de México y luego unos tratados, Los de Bucareli, que les permitieran quedarse con ellos, todo esto bajo un manto de mentiras oficiales, discursos amañados y leyes dizque nacionalistas.
Si Usted quiere conocer los nombres y fechas de los actores económicos le recomiendo “Secreto 1910” de Polo Mendivil, los actores ideológicos los encuentra en “Los Masones” de Cesar Vidal.
Quizás un día, cuando los beneficiarios de la “Revolución Mexicana” ya no tengan el poder, dejemos la celebración por la conmemoración del genocidio de 1910 donde cientos de miles de jóvenes perdieron la vida para que los güeros pudieran manejar libremente nuestros recursos.
En Parral me molestaba que los adultos que habían conocido a Villa no compartieran con nosotros ese entusiasmo por su figura y hazañas, solamente los ex revolucionarios que se sentaban en la plaza Juárez a contar historias a cambio de unas monedas nos entendían y aleccionaban.
No había discurso político que no mencionara a la revolución como la madre de todas las bondades mexicanas, todas las medidas se justificaban en la revolución y la revolución ya era institucional.
¡Viva la “regolución” jijos desu”
Pero que triste es crecer y darse cuenta que la luna no es de queso, que Santa Claus no existe y que la revolución fue un genocidio, ese despertar que tenemos a cierta edad donde nos ponemos a cuestionar dogmas y paradigmas me llevó a hacerme algunas preguntas.
Todas las guerras y revoluciones requieren de grandes cantidades de dinero para comprar armas, alimentar ejércitos y mover tropas, mi primera pregunta era ¿Quién había financiado la revolución? Y la respuesta no la encontré en la historia oficial, mucho menos en los discursos oficiales, el primer indicio lo encontré en el libro Villa ante la historia de Celia Herrera donde mostraba documentos de que Villa fue financiado por Hearst, el magnate de las comunicaciones de USA, después vi fotografías de Garibaldi y sus mercenarios y creo que ningún pobrecito mexicano les pagó para que organizaran a los revolucionarios, el episodio de la ciudadela que culminó con la muerte de Madero demuestra claramente quien daba las órdenes a los generales Mexicanos, nada menos que Henry Lane Wilson que en ese momento cobraba su cheque como embajador de USA en México.
Pero hablar de USA, como de México, como actor resulta muy impreciso, necesitamos aclarar que americanos hicieron la “revolución Mexicana”, aquí había dos actores principales, uno ideológico y uno económico, si Usted lee los relatos históricos de Jean Meyer sobre la revolución encontrará la descripción de cómo operaba Venustiano Carranza, sus tropas profanaban los templos católicos, robaban los cálices, fusilaban las imágenes llenaban de pintas marxistas y símbolos masones.
Los masones era otra pista y me puse a investigar y encontré el libro de Los Masones de Cesar Vidal donde explica claramente como los masones se volvieron especialistas en tumbar gobiernos desde el siglo 18 hasta la fecha, estableciendo un poder tras el poder y una red secreta de traidores en los gobiernos que les permitía gobernar sin dar la cara.
Respecto a lo económico, México era una gran tentación para los americanos, sus minas, petróleo y agricultura era una fuerte competencia para su economía y Porfirio volteaba poco hacia el norte y mucho hacia los territorios detrás del gran charco.
Las compañías americanas querían tener el usufructo de los recursos naturales de México y Porfirio no estaba de acuerdo, así que la única forma era tomar el poder y lo tomaron, hicieron una Constitución que forzara a todos a sacar las manos de los recursos naturales de México y luego unos tratados, Los de Bucareli, que les permitieran quedarse con ellos, todo esto bajo un manto de mentiras oficiales, discursos amañados y leyes dizque nacionalistas.
Si Usted quiere conocer los nombres y fechas de los actores económicos le recomiendo “Secreto 1910” de Polo Mendivil, los actores ideológicos los encuentra en “Los Masones” de Cesar Vidal.
Quizás un día, cuando los beneficiarios de la “Revolución Mexicana” ya no tengan el poder, dejemos la celebración por la conmemoración del genocidio de 1910 donde cientos de miles de jóvenes perdieron la vida para que los güeros pudieran manejar libremente nuestros recursos.
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