Ya llevaba tiempo muy jodido. Se le oía, pero ahí seguía.
Aunque si uno se clavaba a oirlo en la mañana con sueño, se corría el riesgo de quedarse dormido y chocar, era brillante y equilibrado en lo que comentaba.
Era casi imposible oirlo decir alguna pendejada por no verificar fuentes o meter las patas como muchos otros periodistas a la hora de comentar notas con contenido jurídico.
Curioso. Se despedió de sus lectores hace unos días. Cómo uno sabe cuando ya se lo va a cargar la chingada.
Aunque si uno se clavaba a oirlo en la mañana con sueño, se corría el riesgo de quedarse dormido y chocar, era brillante y equilibrado en lo que comentaba.
Era casi imposible oirlo decir alguna pendejada por no verificar fuentes o meter las patas como muchos otros periodistas a la hora de comentar notas con contenido jurídico.
Curioso. Se despedió de sus lectores hace unos días. Cómo uno sabe cuando ya se lo va a cargar la chingada.
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