8 abril 2012
Rezago tecnológico
“Ataque imperialista, monopolista y arribista”
http://~~~~~~~.com/7ketpo3
Rezago tecnológico
“Ataque imperialista, monopolista y arribista”
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Escrito por Ángel Pujalte Piñeiro
Es reveladora la evaluación que hace el Foro Económico Mundial (WEF) de nuestro “rezago tecnológico”, medido en base a conectividad a Internet, tecnologías de información y comunicación (TIC), que publicó en primera plana El Universal el 5/04/12.
Según el WEF tenemos un “rezago digital” y “el esfuerzo por cerrar la brecha ha sido infructuoso”. Calcula “nuestro atraso” en “términos de infraestructura” y por el impacto “que estas pueden tener” sobre la competitividad y mejoras sociales. Con la sugerente expresión “que pueden tener” insinúa que ‘ese pecado’ es la causa de nuestra falta de competitividad y peor aún: de nuestra falta de mejoras sociales. Las que son insinuaciones falaces.
El informe ubica a México en el lugar 76 de 142 naciones en la “utilización de TIC” para “potenciar el crecimiento económico y la competitividad”. Recalcan que la falta de penetración también invalida el “partido que se le puede sacar”. Y tabulan “nuestros retos” (fallas) con el lugar en que nos ubican: según ellos estamos en el lugar 81, en desarrollar la infraestructura; en el 87, en elevar la penetración de banda ancha; en el 100, en disminuir los costos de las telecomunicaciones; en el 107, en elevar la educación; en el 77, en uso efectivo y productivo de las TIC por parte de la población; y en el 75, en uso efectivo y productivo de las TIC por parte de los negocios.
El Foro Económico Mundial relata una competencia de países, como si todos estuvieran en igualdad de condiciones y deban llegar a la misma meta. Igualdad y uniformidad que no existe en el mundo real. Todos los países tienen una situación particular, de problemas y posibilidades diferentes, que requieren soluciones distintas. Específicas para la situación y posibilidades de cada nación. Y muchas no se levantan por el hándicap que le impone la ordeña imperialista de sus recursos naturales y posibilidades verdaderas.
Parte de la confusión nace en el lugar común de la ciencia y tecnología, en que aparece como panacea que resuelve todo problema y salvadora del mundo. Cuando lo único que puede mejorar la situación del tercer mundo, es que cada país subdesarrollado haga lo que le conviene a sus intereses y deje de obedecer consignas foráneas, interesadas o no. Nuestro principal escollo es la desintegración y abandono de 60 millones de pobladores. Efecto de 500 años de incuria, en una configuración material del país inconveniente para la población, por falta de Ingeniería Civil y nuestro principal rezago, es no haber hecho lo que el “primer mundo” hizo hace doscientos años. Lo que no es “tecnología” de punta, ni tiene derecho de autor o regalías. Los gringos a falta de Ingeniería Civil, la ha suplido la militar. Pero el tercer mundo tiene deficiencias en ambas. Cuando lo único que puede hacer avanzar al tercer mundo es la Ingeniería civil, en nuestro caso, nuestros investigadores la bloquean, depredan y desprestigian.
Además de “panacea” el concepto de “ciencia y tecnología”, es un mazacote de enredos, que manipulan ventajosos, convoca a arribistas y entrampa a ingenuos. Pero no es difícil esclarecer el interés y la gestión de cada participante.
La participación del World Economic Forum es comprometida. Disfraza publicidad y reclamos comerciales de desinteresado relato de locutor de hipódromo. Pero el WEF no busca que México se levante, que el CONACyT deje de simular y haga algo por el país, que México genere la ciencia y tecnología adecuada a nuestros problemas, necesidades y posibilidades. Sino que lo que dice, con taimadas palabras, es que México no le ha comprado, a los que si le importan al WEF, la tecnología de punta que menciona en cada rubro. La lista relaciona la presteza, mansedumbre y docilidad con la que en los países compran lo que el WEF recomienda (con lo que beneficia a los que la venden y perjudica a los que compran).
El reclamo va dirigido a los monopolistas que controlan partes torales de las telecomunicaciones (WWW, telefonía, TV). Lo que hace recordar las diferencias entre economía de mercado y monopolio. Una economía de mercado es aquella en la que todos compiten por el favor de la clientela en igualdad de condiciones. En el mercado importa la satisfacción del cliente, lo que centra la competencia en ese aspecto. Mientras que el monopolio se finca en desequilibrar la competencia a su favor, con complicidad gubernamental se supera la satisfacción de los clientes, logrando que lo único relevante sea maximizar los beneficios en los intercambios. Lo que produce los efectos dañinos de: acaparar y apropiarse de los ahorros de los participantes en el subsistema.
Las aseveraciones del WEF son un reclamo de tres bandas a nuestros monopolistas por no haber comprado (o pagado) la última tecnología de punta y no beneficiar a patentes extranjeras. Y mientras un monopolio siga cobrando diez veces más caro por una tecnología diez veces más obsoleta, pues “a quien le dan pan que llore”. En un enredo que solo puede y debe resolver el gobierno. (Los monopolios están prohibidos (no se rían)).
Publicidad o reclamo comercial más falso y mal intencionado de lo normal, del que además se cuelgan arribistas nacionales. Advenedizos que no pichan, cachan ni dejan batear aprovechan lo cifrado del ataque imperialista: los investigadores. En el enredo los únicos que en verdad juegan son imperialistas y monopolistas. Los investigadores “roban cámara” buscando aprovechar a su favor el ataque imperialista a los monopolistas, no para descubrir una tecnología adecuada a nuestros problemas que haga obsoleta a la imperialista y reduzca costos, sino tergiversando al reclamo como que es de falta de “dinero a fondo perdido” para ellos.
Tras el “reclamo comercial” aparecen “nuestros” “investigadores” dándole un giro al “eslogan” para asumirlo como bandera. La “interpretación” de ellos es que “el mundo ‘racional’ reclama” que no gastamos lo suficiente en “ciencia y tecnología” (que resultan ser ellos). Con el beneficio adicional que además, les permite alegar que su falta de resultados no es por falta de voluntad, capacidad o inteligencia, ‘que les sobran’, sino por falta de apoyo: dinero y reconocimiento social.
Rehúyen hablar de resultados y de lo que han hecho con los recursos que la sociedad les ha confiado desde 1970 a la fecha y que no son poca cosa. Pretenden que solo se deben oír las voces foráneas que dicen que el primer mundo invierte tal porcentaje de su PIB en la investigación y que aquí solo se dilapida un porcentaje menor. De resultados no saben nada.
Para ‘resetear’ su mala posición preparan una caída hacia arriba. Que en vez de hacerles un arqueo para detectar a los que cínicamente se han robado los apoyos y se han dedicado a la buena vida, o peor, a depredar a otra práctica profesional que ignoran y es más necesaria que la de ellos.
En una actitud tortuosa ante la inocultable falta de resultados y trapacerías anexas, abogan por que se les aplique el mismo castigo “tradicional” que sufren los mafiosos políticos: Borrón y cuenta nueva y caer para arriba. Según ellos hasta ahora no han dado golpe ni color por falta de apoyo. No por falta de inteligencia, habilidad, conocimiento y voluntad, sino de dinero. Si a ellos se les da más dinero y al CONACyT se le hace Secretaría de Estado, con esos simples cambios les va a nacer cerebro y moral. Lo que es incongruente y propicia la impunidad al premiar el mal comportamiento. De no resolver el asunto la SIEDO, se verá, una vez más, la razón por la que aquí al que se porta bien le va mal y al que se porta mal le va bien.
Da pena ajena, ver como a falta de resultados, expectativas y razones coherentes, asumen posición de pordioseros. El limosnero solo pide limosna y el pordiosero la pide “por dios”. En el caso de los investigadores “el dios”, que nadie ve ni conoce, es la ciencia y tecnología y hay que creerles que ellos son sus acólitos. La falta de resultados impone el ridículo, ya que a los dioses nadie los ve ni conoce y ofrecen promesas informales pagaderas en la otra vida, igual que la C y T en éste país. Situación que los orilla a la absurda y grotesca petición de “una limosnita por el amor a la CyT”.
Autor de: La infracultura en la construcción, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y en proceso de publicación: El descalabro de la razón, La hermana perversa de la Ingeniería Civil y Recensión metafísica.
@RafaelNorma