6 agosto 2012
Linchan a una empresa particular (SORIANA) y ante su legítima defensa, los manipuladores se laven las manos y avienten las culpas a otra parte. Dejando ver una insondable irresponsabilidad de ciertos “políticos”, que por llamar la atención y calentar la olla, no consideran o no les importan, las consecuencias para sus victimas particulares y el orden social.
La acusación es tan irracional, que en esa línea de pensamiento el IFE debe incluir en la investigación: a las empresas particulares CEMEX, TOLTECA y APASCO, porque con sus bultos de cemento compraron votos; a quien sabe cuantas casas de materiales, las que sus láminas de cartón sirvieron para comprar votos; a quien sabe cuantas tiendas de abarrotes, que con sus despensas compraron votos; y por supuesto al Banco de México, porque con sus billetes compraron votos.
En un absurdo inducido por la ignorancia de significativos sectores de la sociedad, que se agrega a la de algunos manipuladores, también de la ignorancia. Extravío por el que sustraen a la lucha política de su ámbito legítimo para llevarla a satanizan a ajenos a la contienda del sector privado. En el mismo tenor se ubica el afán de “democratizar” negocios particulares, como los medios de información. Terreno en el que lo único que se puede y debe hacer, es terminar con los monopolios, que es otro problema, que ese si, es un pendiente que en verdad distorsiona el funcionamiento de toda la sociedad y que esa si es una responsabilidad que le urge al país. Y me refiero a acabar con todos los monopolios, no solo con los particulares, sino incluyendo a los del mismo gobierno, sindicatos y grupos de poder.
Los ingredientes del deletéreo cóctel que es la demencia social, son la ignorancia y el deterioro de las condiciones de vida de la población. Sin menospreciar a los mitos y leyendas específicos de cada superstición, son similares las condiciones prácticas y mundanas que propician la aparición de salvadores con esperanzadoras promesas ilimitadas, efectuadas con desmedida convicción profética de ser los encargados personales de la extraordinaria misión de llevar la historia a una consumación predeterminada, solo condicionada por la purificación de las brujas, diablos y fuerzas del mal que se oponen a ella. Como en su oportunidad hicieron: Leyden, Muntzer, Menahem, Bar Kochva, Yali, Lenin, Hitler y Mussolini.
A la ignorancia, inseguridad, depauperación, endemoniamiento y hechizamiento de la masa, el guru, mesía o profeta salvador le promete la redención, salvación y realización a escala cósmica. En una promesa no definida que no sólo alude a mejorar la propia existencia, sino que por encima de ella brinda la oportunidad de participar en una misión de “importancia única y maravillosa”, de salvar al país.
Los gurus sociales no pretenden organizar y superar al país, sino que luchan por el poder sin importarles que lo desordenan más, al aumentar la confusión popular en cuanto a la forma en la que es factible reducir las injusticias y explotación y formar una sociedad racional y humana.
La intensificación de la confusión, la involución psíquica y la amoralidad que sintetiza la demencial superstición, aporta el desprecio de: la razón, la evidencia y la objetividad a la que suplantan con la superconsciencia y la embriagadora libertad de creencias.
Aquí el debate político no es de ideas ni de hechos, sino lucha de fantasmas y cazafantasmas. La arena se divide entre los que si ven a los fantasmas que denuncia el guru y los que no. La comprobación no radica en la evidencia sino en el número de creyentes, en el fervor con el que crean y la capacidad de estorbar y presionar. A la razón y objetividad la suplanta el número y la necedad. Los fraudes, inequidades y engaños reclamados no pueden ser racionales ni objetivos al no ser demostrables ni comprobables, sino fuerzas del mal que viven en mundos paralelos en los que solo se pueden percibir e intervenir con dotes sobrenaturales.
Según la antropología, la demencia social era cotidiana en Palestina en las épocas griega y romana y en la Europa de los siglos XIII al XVII. Lo que siempre ha convivido con la ignorancia. Pero el estudio de esos períodos ha encontrado que lo que da pie al fervor irracional (mesías, profetas, brujos y chamanes) era la desesperanza de la población ante “el monopolio de poder y riqueza que acaparaba la clase gobernante”.
La brujería medieval es un caso especial de manejo de demencia social, que según Marvín Harris, fue un desvarío creado y aprovechado por las clases gobernantes, para suprimir las protestas de los mesías emergentes y acreditar las injusticias sociales y económicas a “otras fuerzas” ajenas al gobierno e iglesia. Con lo que los abusivos se desentendían de los problemas de la población y retomaban la simulación del papel de padres defensores de la sociedad, favorecidos de dios.
La manipulación social es un tema interesante y oportuno, pero aquí solo llamo la atención a que en la ecuación de Harris falta una variable toral en la relación entre las injusticias sociales y las respuestas sociales demenciales, de tipo mágico, sobrenatural o esotérico, y esa variable es: la ignorancia.
A la ecuación de Harris le falta el principal responsable de producir resultados demenciales, por lo que no descifró la dinámica de la dupla de factores que se coordinan en una actuación en la que una cacha lo que la otra picha y las dos se respaldan y contestan. Una es la mala situación, los malos resultados, la mala realidad y la otra es la pobreza de la Estructura Conceptual Organizacional del Mundo (ECOM) (o si prefieren el nivel de ignorancia), que produce mentes incompetentes para explicar la mala situación o cambiar los malos resultados e inaceptable realidad.
La mayoría de la gente no ambiciona gran cosa, se conforma con comer tres veces al día y llevar una vida promedio en el conjunto social. El problema empieza con la dificultad para alimentar a la familia y que las cuentas no cuadren, porque por mucho que se esfuerce no se logra mejorar la situación ni las condiciones de vida.
Circunstancia que empujan al individuo a buscar nuevas explicaciones y caminos. Y las explicaciones no esperanzadoras o no aceptables, propician que se apueste a promesas que pueden “parecer” descabelladas, pero que “por lo menos” suenan esperanzadoras o no tan malas. En una diferenciación de la población en la que la educación y cultura de cada quien, hace que una idea o promesa a alguien le parezca viable y a otro un absurdo.
Por eso, la única palanca de cambio que puede lograr que el país abandone el extravío en el oscurantismo: es la artificialización positiva de la población, su educación y culturización. Los malos “políticos” que creyeron que la ignorancia hacía manejable a la sociedad, no calcularon que cualquier payaso iluminado con fantasías que suenen “deseables” podía escamotear el control de la masa o que propicia baja productividad y que otro país aproveche nuestros recursos naturales.
La masa actualmente atrapada en demencia social es insuficiente para tomar el control del país, pero suficiente para estorbar y complicar la vida de los demás. Y el país ya no puede perder el tiempo esperando que nos salve algo “que suceda solo, que no cueste mucho y no moleste a nadie”. Resolver el problema educativo soluciona la mitad de nuestros problemas políticos, económicos y sociales y resolver la relación material de la sociedad con la Naturaleza, los problemas de Ingeniería Civil, soluciona la otra mitad de nuestros problemas políticos, económicos y sociales.
En cualquiera de los dos pendientes, subir el tren en las vías va a costar mucho y después se debe esperar un buen avance para empezar a ver resultados. Y como dicen los chinos: todo empieza con un primer paso. Mismo que no se dio en el siglo pasado ni en lo que va de éste, a ver si ahora si.
Autor de: La infracultura en la construcción, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y en proceso de publicación: El descalabro de la razón, La hermana perversa de la Ingeniería Civil y Recensión metafísica.
Demencia social
“Radiografía de oscurantismo”
“Radiografía de oscurantismo”
Linchan a una empresa particular (SORIANA) y ante su legítima defensa, los manipuladores se laven las manos y avienten las culpas a otra parte. Dejando ver una insondable irresponsabilidad de ciertos “políticos”, que por llamar la atención y calentar la olla, no consideran o no les importan, las consecuencias para sus victimas particulares y el orden social.
La acusación es tan irracional, que en esa línea de pensamiento el IFE debe incluir en la investigación: a las empresas particulares CEMEX, TOLTECA y APASCO, porque con sus bultos de cemento compraron votos; a quien sabe cuantas casas de materiales, las que sus láminas de cartón sirvieron para comprar votos; a quien sabe cuantas tiendas de abarrotes, que con sus despensas compraron votos; y por supuesto al Banco de México, porque con sus billetes compraron votos.
En un absurdo inducido por la ignorancia de significativos sectores de la sociedad, que se agrega a la de algunos manipuladores, también de la ignorancia. Extravío por el que sustraen a la lucha política de su ámbito legítimo para llevarla a satanizan a ajenos a la contienda del sector privado. En el mismo tenor se ubica el afán de “democratizar” negocios particulares, como los medios de información. Terreno en el que lo único que se puede y debe hacer, es terminar con los monopolios, que es otro problema, que ese si, es un pendiente que en verdad distorsiona el funcionamiento de toda la sociedad y que esa si es una responsabilidad que le urge al país. Y me refiero a acabar con todos los monopolios, no solo con los particulares, sino incluyendo a los del mismo gobierno, sindicatos y grupos de poder.
Los ingredientes del deletéreo cóctel que es la demencia social, son la ignorancia y el deterioro de las condiciones de vida de la población. Sin menospreciar a los mitos y leyendas específicos de cada superstición, son similares las condiciones prácticas y mundanas que propician la aparición de salvadores con esperanzadoras promesas ilimitadas, efectuadas con desmedida convicción profética de ser los encargados personales de la extraordinaria misión de llevar la historia a una consumación predeterminada, solo condicionada por la purificación de las brujas, diablos y fuerzas del mal que se oponen a ella. Como en su oportunidad hicieron: Leyden, Muntzer, Menahem, Bar Kochva, Yali, Lenin, Hitler y Mussolini.
A la ignorancia, inseguridad, depauperación, endemoniamiento y hechizamiento de la masa, el guru, mesía o profeta salvador le promete la redención, salvación y realización a escala cósmica. En una promesa no definida que no sólo alude a mejorar la propia existencia, sino que por encima de ella brinda la oportunidad de participar en una misión de “importancia única y maravillosa”, de salvar al país.
Los gurus sociales no pretenden organizar y superar al país, sino que luchan por el poder sin importarles que lo desordenan más, al aumentar la confusión popular en cuanto a la forma en la que es factible reducir las injusticias y explotación y formar una sociedad racional y humana.
La intensificación de la confusión, la involución psíquica y la amoralidad que sintetiza la demencial superstición, aporta el desprecio de: la razón, la evidencia y la objetividad a la que suplantan con la superconsciencia y la embriagadora libertad de creencias.
Aquí el debate político no es de ideas ni de hechos, sino lucha de fantasmas y cazafantasmas. La arena se divide entre los que si ven a los fantasmas que denuncia el guru y los que no. La comprobación no radica en la evidencia sino en el número de creyentes, en el fervor con el que crean y la capacidad de estorbar y presionar. A la razón y objetividad la suplanta el número y la necedad. Los fraudes, inequidades y engaños reclamados no pueden ser racionales ni objetivos al no ser demostrables ni comprobables, sino fuerzas del mal que viven en mundos paralelos en los que solo se pueden percibir e intervenir con dotes sobrenaturales.
Según la antropología, la demencia social era cotidiana en Palestina en las épocas griega y romana y en la Europa de los siglos XIII al XVII. Lo que siempre ha convivido con la ignorancia. Pero el estudio de esos períodos ha encontrado que lo que da pie al fervor irracional (mesías, profetas, brujos y chamanes) era la desesperanza de la población ante “el monopolio de poder y riqueza que acaparaba la clase gobernante”.
La brujería medieval es un caso especial de manejo de demencia social, que según Marvín Harris, fue un desvarío creado y aprovechado por las clases gobernantes, para suprimir las protestas de los mesías emergentes y acreditar las injusticias sociales y económicas a “otras fuerzas” ajenas al gobierno e iglesia. Con lo que los abusivos se desentendían de los problemas de la población y retomaban la simulación del papel de padres defensores de la sociedad, favorecidos de dios.
La manipulación social es un tema interesante y oportuno, pero aquí solo llamo la atención a que en la ecuación de Harris falta una variable toral en la relación entre las injusticias sociales y las respuestas sociales demenciales, de tipo mágico, sobrenatural o esotérico, y esa variable es: la ignorancia.
A la ecuación de Harris le falta el principal responsable de producir resultados demenciales, por lo que no descifró la dinámica de la dupla de factores que se coordinan en una actuación en la que una cacha lo que la otra picha y las dos se respaldan y contestan. Una es la mala situación, los malos resultados, la mala realidad y la otra es la pobreza de la Estructura Conceptual Organizacional del Mundo (ECOM) (o si prefieren el nivel de ignorancia), que produce mentes incompetentes para explicar la mala situación o cambiar los malos resultados e inaceptable realidad.
La mayoría de la gente no ambiciona gran cosa, se conforma con comer tres veces al día y llevar una vida promedio en el conjunto social. El problema empieza con la dificultad para alimentar a la familia y que las cuentas no cuadren, porque por mucho que se esfuerce no se logra mejorar la situación ni las condiciones de vida.
Circunstancia que empujan al individuo a buscar nuevas explicaciones y caminos. Y las explicaciones no esperanzadoras o no aceptables, propician que se apueste a promesas que pueden “parecer” descabelladas, pero que “por lo menos” suenan esperanzadoras o no tan malas. En una diferenciación de la población en la que la educación y cultura de cada quien, hace que una idea o promesa a alguien le parezca viable y a otro un absurdo.
Por eso, la única palanca de cambio que puede lograr que el país abandone el extravío en el oscurantismo: es la artificialización positiva de la población, su educación y culturización. Los malos “políticos” que creyeron que la ignorancia hacía manejable a la sociedad, no calcularon que cualquier payaso iluminado con fantasías que suenen “deseables” podía escamotear el control de la masa o que propicia baja productividad y que otro país aproveche nuestros recursos naturales.
La masa actualmente atrapada en demencia social es insuficiente para tomar el control del país, pero suficiente para estorbar y complicar la vida de los demás. Y el país ya no puede perder el tiempo esperando que nos salve algo “que suceda solo, que no cueste mucho y no moleste a nadie”. Resolver el problema educativo soluciona la mitad de nuestros problemas políticos, económicos y sociales y resolver la relación material de la sociedad con la Naturaleza, los problemas de Ingeniería Civil, soluciona la otra mitad de nuestros problemas políticos, económicos y sociales.
En cualquiera de los dos pendientes, subir el tren en las vías va a costar mucho y después se debe esperar un buen avance para empezar a ver resultados. Y como dicen los chinos: todo empieza con un primer paso. Mismo que no se dio en el siglo pasado ni en lo que va de éste, a ver si ahora si.
Autor de: La infracultura en la construcción, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y en proceso de publicación: El descalabro de la razón, La hermana perversa de la Ingeniería Civil y Recensión metafísica.