Re: ¿Donde te agarró el temblor?
Lo que cambió desde 1985
Un nuevo seísmo catastrófico, con epicentro en los límites de Morelos y Puebla, golpeó a la Ciudad de México provocando muerte y destrucción.
Gracias a lo mucho que cambió, esta vez el número de muertos no fue de decenas de miles; la cultura de prevención, sobre todo en cuanto al desalojo inmediato de los inmuebles, evitó que la tragedia fuera mayor.
Esta vez, la ciudad no quedó incomunicada con el exterior. En cuestión de minutos, de un par de horas a lo más, la mayoría pudo localizar a sus familiares y saber cómo se encontraban.
Esta vez, las autoridades no se quedaron pasmadas. Bomberos, policía, hospitales, ejército y marina, sabían lo que tenían que hacer y lo hicieron de inmediato.
Otra vez, la población civil fue la primera en reaccionar. Todavía no se asentaba el polvo causado por los derrumbes cuando decenas de miles de voluntarios comenzaron las labores de rescate de sobrevivientes. Mucho más organizados, mucho más capacitados, mucho más conscientes del papel que cada uno tenía que realizar.
Otra vez, la solidaridad nacional e internacional resultó impresionante.
Pero no todos los cambios fueron para bien.
Esta vez sí hubo casos de rapiña y saqueo. Pocos, pero muy lamentables.
Esta vez, la tragedia ha sido utilizada por algunos actores políticos para golpear a sus adversarios y para tratar de obtener ventajas de cara a las elecciones del próximo año.
Esta vez, los principales grupos de poder están utilizando la tragedia para lanzar el más violento ataque a la Democracia del que se tenga memoria.
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Lo que cambió desde 1985
Un nuevo seísmo catastrófico, con epicentro en los límites de Morelos y Puebla, golpeó a la Ciudad de México provocando muerte y destrucción.
Gracias a lo mucho que cambió, esta vez el número de muertos no fue de decenas de miles; la cultura de prevención, sobre todo en cuanto al desalojo inmediato de los inmuebles, evitó que la tragedia fuera mayor.
Esta vez, la ciudad no quedó incomunicada con el exterior. En cuestión de minutos, de un par de horas a lo más, la mayoría pudo localizar a sus familiares y saber cómo se encontraban.
Esta vez, las autoridades no se quedaron pasmadas. Bomberos, policía, hospitales, ejército y marina, sabían lo que tenían que hacer y lo hicieron de inmediato.
Otra vez, la población civil fue la primera en reaccionar. Todavía no se asentaba el polvo causado por los derrumbes cuando decenas de miles de voluntarios comenzaron las labores de rescate de sobrevivientes. Mucho más organizados, mucho más capacitados, mucho más conscientes del papel que cada uno tenía que realizar.
Otra vez, la solidaridad nacional e internacional resultó impresionante.
Pero no todos los cambios fueron para bien.
Esta vez sí hubo casos de rapiña y saqueo. Pocos, pero muy lamentables.
Esta vez, la tragedia ha sido utilizada por algunos actores políticos para golpear a sus adversarios y para tratar de obtener ventajas de cara a las elecciones del próximo año.
Esta vez, los principales grupos de poder están utilizando la tragedia para lanzar el más violento ataque a la Democracia del que se tenga memoria.
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