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Las cosas van bien

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  • Las cosas van bien

    Esta semana nos encontramos (cosa que nadie ha mencionado) con otra buena noticia (las cuales empezaron con la derrota de AMLO y continuaron con el Pacto por México... entre muchas otras pero solo hablo de las que para mi, son mas relevantes...

    Y hablo de revertir ese absurdo sin sentido y retrógrado que se implementó en acuerdo con la pasada administración respecto a que los niños de primero, segundo y tercero de primaria no serían reprobados...

    Emilio Chuayffet, en un atinado movimiento, después de una reunión con secretarios de educación en el país y de la comisión de educación en el Senado, se decidió derogar esa medida para que los niños que reprueben, repitan el curso y también para evitar que los niños de jardín de niños (una verdadera estupidez de la administración de Calderón) fueran calificados como "suficientes e insuficientes"... un reconocimiento....

    También son atinadas en cuanto a una generalización del IVA... ya que con eso... y una disminución del ISR, como se propone, obligaría a todos a tener una mayor contribución y evitaría las evasiones en gran medida...

    Ante esto hay que admitir que aunque el PRI haya sido un partido de corte autoritario, no se mantiene sin hacer nada cuando está en el poder, modifica, analiza y actúa cuando (aunque sea por quedar bien y no por convicción) la población lo requiere...

    Creo que lo que menciona en este sentido Juan Alfonso Mejía López es sumamente atinado y objetivo, pero sobre todo, sin apasionamientos partidistas:

    En la década de los cincuenta y sesenta se orienta a la industrialización que sustituye importaciones, crea un mercado interno protegido y va dejando atrás la utopía socializante, corporativa y popular, del cardenismo. El cambio inauguró una era de estabilidad y crecimiento, conocida como el Milagro mexicano.

    Años más tarde, a partir de los años ochenta, después de un proceso de expansión del gasto público, empieza un proceso de reforma de la economía y del Estado. Es un cambio de rumbo, contrario a lo seguido hasta entonces: hacia la apertura de la economía al exterior y la reducción del intervencionismo del Estado.

    La división de la que fueron presa en la elección presidencial del año 2006 los llevó a caer al tercer lugar en las preferencias del votante mexicano. Desde entonces, no se detuvo y se dedicó a cosechar triunfos electorales.

    En el gobierno o en la oposición, el PRI sabe "transformar todo para que todo siga igual". Es un camaleón, la ambigüedad y la definición le dan igual. La circunstancia es la reina y maestra de su posicionamiento. No está casado con ninguna convicción, ni aborrece ideología alguna. Sabe empujar, pero no tiene empacho en entorpecer.

    Le viene bien ser el creador del nacionalismo revolucionario, pero al mismo tiempo el del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Por eso a nadie sorprende su postura sobre Pemex, radicalmente contraria a la sostenida hace tres años cuando Felipe Calderón era el Presidente; de la reforma fiscal, ahora se dice dispuesto a discutirla de manera integral, ¿alguna vez se le planteó que lo hiciera de otra forma?; ahora sí está dispuesto a pasar una reforma al sector de telecomunicaciones, será interesante esperar a ver el sentido de la misma.

    El partido del Presidente Peña Nieto ha remontado una opinión pública adversa. Cuando el PAN ganó por primera vez la Presidencia, el PRI tenía 41 por ciento de rechazo de los mexicanos. Dos sexenios en la oposición fueron suficiente para disminuir ese porcentaje a 21 por ciento.

    El regreso del PRI a los Pinos no viene de la mano de un nuevo proyecto, sino de la eficacia comparativa de sus resultados y del desgaste de sus adversarios. El PRI no cambió para acaparar nuevamente el poder, no tuvo necesidad de hacerlo. El PAN y el PRD le ayudaron. Ambos partidos creyeron que al imitarlo podían igualar sus resultados. Los dos se equivocaron desastrosamente. Mientras ellos buscan salir del lodazal, lo que se tiene a la vista es un partido que sin ofrecer una propuesta de futuro vence el rechazo y gana la adhesión de la ciudadanía que había perdido.

    Consciente de los tiempos electorales, Camacho hace un llamado a la "sacrosanta" unidad partidaria. Está dispuesto al "perdón". "Hay lugar para los desertores del pasado", dice, "se está perfilando la posibilidad de que quienes han militado o quienes han sido postulados por otro partido, habiendo sido oficialmente del PRI, puedan regresar a sus filas".

    Tanto el PAN como el PRD deberían poner sus barbas a remojar. Un eventual regreso de alguno de estos militantes los dejaría muy mal parados frente al electorado. Lo más cercano a un "parásito político-electoral", utilizado y desechado a conveniencia.

    Algunos querrán presumir de inteligentes. No es necesario volver al PRI, para SER del PRI. Está en el PAN y el PRD servir de comparsa. Por lo pronto, el tricolor ya se apresura a minar un auténtico sistema de partidos. Pocos reconocen al gobierno y a la oposición. ¿Quién es quién? Ni duda cabe: el PRI está de regreso.

    Habrá que estar atentos a ese PRI audaz, que menciona César Camacho, sin titubeos. Aunque, claro, para ello se requiere de una oposición doblemente audaz que, dicho sea de paso, no se le vislumbra por ningún lado. "Entre los ciegos, el tuerto es Rey".
    I love my attitude problem.
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