Les propongo que este y todos los 20 de noviembre lo dediquemos a honrar a los sicarios, porque no es justo que solamente honremos a unos sicarios y no a todos.
Veamos. Villa esperaba que los hombres salieran al campo y asaltaba las haciendas y los ranchos, torturaba a las mujeres para que dijeran dónde escondían el dinero, luego las violaban y mataban. Los modernos sicarios ¿no lo hacen también? ¿Qué los diferencia? ¿El sombrero y las botas? Éstos también lo usan.
Villa llegaba a un pueblo y saqueaba los negocios, matando a los dueños; los modernos sicarios también.
Villa destruía la economía de las regiones que asolaba, los sicarios también, vean cómo quedó Juárez, cómo andan Morelia, Reynosa y tantas otras ciudades donde la delincuencia ha arrasado con la economía. ¿Por qué a Villa se le reconoce como el gran mexicano y a los sicarios no?
¿Por qué no disfrazar a los niños de modernos sicarios en lugar del ya choteado traje de villista? Finalmente el mensaje es el mismo, derramar sangre tiene grandes beneficios.
No entiendo cómo cada año celebramos como lo máximo este genocidio, cómo idolatramos a bestias sin nombre como Francisco Villa, cómo legitimamos a quienes mataron a los ricos por el hecho de serlo, sobre todo porque rico es un concepto no numérico y todos podemos caer en el adjetivo de rico.
Alguien que tenga menos dinero que usted lo puede tachar de rico, como usted puede llamar rico a alguien que tenga más dinero que usted, por eso una ideología de pobres contra ricos es una ideología de muerte, de exterminio, porque si se aplica la regla con rigor, solamente quedará vivo el más pobre, porque respecto a éste todos somos ricos.
La Revolución Mexicana no fue ningún movimiento social reivindicatorio, fue un genocidio descarado y criminal, el acceso al poder de un grupo de mafiosos criminales desde una logia. No me vengan con el cuento que los pobres se levantaron ante tanto abuso de los ricos, porque lo primero que tendrían que explicar es ¿de dónde sacaron los pobres dinero para comprar armas, municiones y dinero para sostener tropas? Porque una guerra cuesta mucho dinero.
No me vengan tampoco con la historia de la democracia, porque los gobiernos revolucionarios llevaron la tiranía y dictadura a niveles extremos.
No me vengan tampoco con teorías de redención de los pobres porque después de la revolución, la pobreza alcanzó niveles nunca vistos. Hoy después de más de 100 años los niveles de vida en el campo son inferiores en términos reales a los que había en 1910.
Hoy le decía a un próspero empresario que se deshacía en elogios por Villa, si Doroteo Arango viviera ya te habría secuestrado para exigir tu fortuna, luego te mataría y violaría a tu esposa e hijas.
¡Señores! Seamos honestos. No podemos seguir glorificando un genocidio generado desde el extranjero, que mató al 30% de nuestra juventud, destrozó la economía y nos dejó una tiranía y dependencia de 100 años, dejen esa pereza mental y reflexionen sobre la naturaleza de ese hecho trágico que celebramos cada año.
Porque glorificando revoluciones, sembramos la semilla de una nueva y cada revolución nos dejará muertos a nuestros hijos, destruida nuestra economía y bestias al mando del país.
¡NO CELEBREMOS LA REVOLUCIÓN!
Veamos. Villa esperaba que los hombres salieran al campo y asaltaba las haciendas y los ranchos, torturaba a las mujeres para que dijeran dónde escondían el dinero, luego las violaban y mataban. Los modernos sicarios ¿no lo hacen también? ¿Qué los diferencia? ¿El sombrero y las botas? Éstos también lo usan.
Villa llegaba a un pueblo y saqueaba los negocios, matando a los dueños; los modernos sicarios también.
Villa destruía la economía de las regiones que asolaba, los sicarios también, vean cómo quedó Juárez, cómo andan Morelia, Reynosa y tantas otras ciudades donde la delincuencia ha arrasado con la economía. ¿Por qué a Villa se le reconoce como el gran mexicano y a los sicarios no?
¿Por qué no disfrazar a los niños de modernos sicarios en lugar del ya choteado traje de villista? Finalmente el mensaje es el mismo, derramar sangre tiene grandes beneficios.
No entiendo cómo cada año celebramos como lo máximo este genocidio, cómo idolatramos a bestias sin nombre como Francisco Villa, cómo legitimamos a quienes mataron a los ricos por el hecho de serlo, sobre todo porque rico es un concepto no numérico y todos podemos caer en el adjetivo de rico.
Alguien que tenga menos dinero que usted lo puede tachar de rico, como usted puede llamar rico a alguien que tenga más dinero que usted, por eso una ideología de pobres contra ricos es una ideología de muerte, de exterminio, porque si se aplica la regla con rigor, solamente quedará vivo el más pobre, porque respecto a éste todos somos ricos.
La Revolución Mexicana no fue ningún movimiento social reivindicatorio, fue un genocidio descarado y criminal, el acceso al poder de un grupo de mafiosos criminales desde una logia. No me vengan con el cuento que los pobres se levantaron ante tanto abuso de los ricos, porque lo primero que tendrían que explicar es ¿de dónde sacaron los pobres dinero para comprar armas, municiones y dinero para sostener tropas? Porque una guerra cuesta mucho dinero.
No me vengan tampoco con la historia de la democracia, porque los gobiernos revolucionarios llevaron la tiranía y dictadura a niveles extremos.
No me vengan tampoco con teorías de redención de los pobres porque después de la revolución, la pobreza alcanzó niveles nunca vistos. Hoy después de más de 100 años los niveles de vida en el campo son inferiores en términos reales a los que había en 1910.
Hoy le decía a un próspero empresario que se deshacía en elogios por Villa, si Doroteo Arango viviera ya te habría secuestrado para exigir tu fortuna, luego te mataría y violaría a tu esposa e hijas.
¡Señores! Seamos honestos. No podemos seguir glorificando un genocidio generado desde el extranjero, que mató al 30% de nuestra juventud, destrozó la economía y nos dejó una tiranía y dependencia de 100 años, dejen esa pereza mental y reflexionen sobre la naturaleza de ese hecho trágico que celebramos cada año.
Porque glorificando revoluciones, sembramos la semilla de una nueva y cada revolución nos dejará muertos a nuestros hijos, destruida nuestra economía y bestias al mando del país.
¡NO CELEBREMOS LA REVOLUCIÓN!
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