¡Oiga compadre¡ ¿usted cree en el mas allá?-
-¡No comadre¡ yo creo en el ¡vengase¡ para acá-
Desde el principio de los tiempo, el hombre ha intuido la inmortalidad del espíritu, bueno, algunos porque otros ni en el espíritu creen.
Pero una vez puesto sobre la mesa este concepto vienen las preguntas, somos muy preguntones, ¿que objeto tiene la vida perenne? ¿porque ocupar un cuerpo que luego desechamos?
Y los sabios y sacerdotes que se dedican a la reflexión empiezan a contestar.
Las primeras respuestas la dieron los Egipcios que pensaban que la vida era un período de prueba donde dependiendo de nuestro comportamiento iríamos a lo que hoy llamamos cielo o infierno.
El destino lo determinaría un juicio, en el caso de los egipcios el juicio venía a la muerte del Faraón, donde se enjuiciaba a todos lo que habían muerto en el período de ese faraón, en la tradición cristiana ese juicio final vendrá en el fin de los tiempos, ¿Y mientras¿ en el caso de los Egipcios esperaban en el inframundo, en el caso de los cristianos se tiene un juicio particular y después se ratifica en un juicio universal en la segunda venida de Cristo.
Mucho se construyó con estas ideas y se han ido depurando con los tiempos afianzadas en la fe.
Siendo conceptos abstractos se convierten en dogmas y la gente se adhiere a aquellas que su fe aceptan y de ahí surgen diversas religiones.
Las discusiones y divergencias son comunes en las diversas teologías como en las filosofías, como en las ciencias naturales, sin embargo, en el caso de las ciencias naturales, mas sencillas de comprender y experimentar se desarrolló un “método científico” que validara las hipótesis mediante la experimentación y repetición de los fenómenos.
Este método le dio una gran certidumbre a ciertos fenómenos y contribuyó a un estudio compartido y sistematizado de la ciencia que ha sido de una enorme utilidad, aunque no todo es felicidad en ese campo, ya que se ha tendido a despreciar todo aquello que no se puede comprobar, dicho en buen español, si no se ajusta al “método científico, no existe” y esto es de gran ventaja para la ciencias que estudian fenómenos sencillos como la física y perjudicial a las ciencias que estudian cosas complejas como la filosofía y teología.
Esto es como la película de aquella mujer que le borran todos sus documentos de identidad, legalmente no existía aunque la pudieran ver y tocar, ¡buen¡ quedémonos en ver.
Todos los fenómenos paranormales que vivimos o de los que hay testimonio pero no se pueden repetir o demostrar, no existen para la ciencia, de tal forma
Que teólogos, filósofos, y hasta médicos y siquiatras pueden quedar en el limbo de la duda cuando expresan sus teorías.
Los físicos están en un lugar privilegiado dado a la sencillez de su campo logran resultados muy exactos en su materia y mas aún los físicos cuánticos donde sus cálculos llegan en ocasiones a tener una exactitud de 14 cifras.
Bueno, pues ahora un físico de nombre Robert Lanza, escribe un libro que causa un enorme revuelo, hace que los científicos pongan cara de ¿WHAT? Y algunos religiosos sonrían diciendo ¿NO QUE NO?
A parte de dar por descontada la inmortalidad del espíritu se lanza, como su apellido, a decir que no es el universo el que crea la conciencia, sino la conciencia la que genera el universo, dándole un nuevo sentido al biocentrismo.
¿Pero en que se basa para hacer esta afirmación? En algunos principios de la física cuántica, por ejemplo, en el tamaño de los protones y electrones, si encerramos en una esfera un átomo, el 99.99 (póngale todos los 9 que quiera) es vacío, pero las fuerzas de interacción de las cargas las hacen aparecer con volumen. si la carga de las partículas desapareciera todo el planeta cabría
en un grano de arroz.
Cuando tocamos algo, no es que la masa de nuestras manos choque con la masa del escritorio (estoy tocando mi escritorio) sino que se repelen los campos de cada paquete de cargas que traemos, todo lo que nos rodea es prácticamente vacío, cargas que se repelen.
El fenómeno de las partículas entrelazadas, si uno modifica una partícula, la otra se modifica inmediatamente, no importa a la distancia que esté, pueden estar a metros o millones de kilómetros, si nada se puede mover a velocidades mayores de la luz, no hay posibilidad de comunicación, salvo que para ellas no haya tiempo, ni espacio y si esta propiedad existe para estas partículas ¿porque no existe para todas? Y si existe para todas, nos llevaría a la paradoja o conclusión que todos sucede aquí y ahora.
Si esto es cierto, ahora estamos en una bronca de regular tamaño, si todo sucede aquí y ahora ¿como es que percibimos el tiempo y el espacio?
Ahora viene otro fenómeno del que platicábamos la vez pasada, el colapso de la función de onda o la teoría del observador, donde vimos que el observador hacía que la luz, en forma de señal electromagnética, colapsara en partícula al ser observada, dicho en términos de Robert Lanza, la conciencia generando realidad. Si el universo está lleno de partículas ¿cuál es la conciencia que las colapso? Los físicos no lo saben aún, pero veo a los teólogos levantando la mano.
Según los que se dedican a contar gentes, hay en el mundo miles de millones de personas, una conciencia por cada uno, ¿cuantas realidades se estarán colapsando? ¿tendremos una realidad común? ¿puedo yo, colapsar tu realidad? Algo me dice que Robert Lanza le dio un palo al avispero, si me entero mas del chisme se lo estaré platicando la próxima semana.
Marcos Barraza Urquidi
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