Re: No a la represión... EN MÉXICO
Sin ideas, pero con clava y matraca
Abraham Nuncio
En el pasado, uno de los requisitos que se pedía a los partidos para su registro era educar políticamente a su militancia y hacer extensiva esta educación a la ciudadanía mediante la creación de centros cívicos. El complemento era mantener una publicación que diera cuenta de su posición ideológica, de su diagnóstico de los problemas nacionales y de las soluciones pensadas para resolverlos. Véase al respecto la Ley Federal Electoral de 1946 y sus reformas de 1951.
Con la noche neoliberal donde todos los gatos son pardos, la posición ideológica de los partidos y de los políticos se ha ido desdibujando hasta casi desaparecer. Así que lo mismo da estar integrado a los estratos populares y defender sus necesidades, causas y demandas, que a la burguesía y sus intereses. De aquí los endriagos partidarios izquierda-derecha y los políticos no partidarios (llamarlos independientes es un exceso retórico), que nadie sabe qué pensaban y a quién defendían, antes de las precampañas y las campañas electorales, pues eso no hay manera de leerlo en ninguna parte.
La ideología se ha tornado en mercadología: ocurrencias, malabares lingüísticos y expresiones e imágenes pirotécnicas. Algo peor: la matraca de las campañas se ha adaptado al léxico cotidiano y a tal adaptación se la hace acompañar con frecuencia de una pesada clava.
...
Otro ejemplo. El profesor Antonio Cota, con un grupo de compañeros, distribuía volantes en las afueras del Parque Fundidora. La policía de Monterrey lo inmovilizó, lo esposó, lo paseó en una patrulla y lo mantuvo incomunicado en una estación de policía sin pasarlo al juez calificador –como él lo pedía– ni dejar constancia de su detención en el lugar.
Los volantes que Cota repartía, en ejercicio de sus derechos constitucionales, contenían una crítica a la reforma educativa. El mensaje es claro: sométanse o se atienen a lo que decidamos hacerles. Y esto ocurre en el estado cuyo gobernador se ha declarado antisistema. Salvo por no uniformarse de corbata diaria, aún sus gobernados no saben qué significado pueda tener para este funcionario la palabra antisistema.
Una periodista preguntó al gobernador Rodríguez Calderón, cuál había sido la causa de la detención del educador. Respondió: “… y lo vamos a meter más al ‘bote’… por revoltoso”.
Varias organizaciones pidieron al funcionario mostrar públicamente los documentos en que se basó para ordenar el secuestro del profesor Cota, y también que aclarara públicamente si por bote entendía cárcel y si por revoltoso asumía lo que la senectud conservadora y autoritaria de la época cumbre del unipartidismo (empleaba) para referirse a todos aquellos que manifestaban pacífica y públicamente su disenso, acción que garantizan los artículos 1º, 6º, 7º, 9º, 14 y 16 de la propia Carta Magna.
En su respuesta, el gobernador de Nuevo León señaló que la responsable de la acción (ilegal) fue la policía de Monterrey y les señaló a los firmantes del documento recibido en sus oficinas que emplearan los canales legales para formular su queja.
¿Los canales legales son los empleados por los representantes de nuestra soberanía? No. Abusan de esa representación y de nuestra buena fe cuando los instituimos autoridades. Y si les son señaladas sus faltas se molestan, vociferan, trumpetean a la manera del Donald que despacha desde la Oficina Oval, amenazan y más: persiguen, espían, mandan golpear y hasta matar a quienes los critican o se oponen a sus decisiones.
Pero quieren seguir mandando, incluso desde la Presidencia de la República. La cuestión radical es si los dejamos. Y a esa cuestión debemos responder a aquellos que decimos informar, querer, enseñar, guiar, moralizar.
La nota completa:
http://www.jornada.com.mx/2017/07/06/opinion/015a1pol
La cuestión es que existe una parte significativa de la población que aplaude y festeja todas estas acciones represivas de las "autoridades".
Que cada vez que alguien se siente agraviado -con razón o sin ella- y decide manifestarse -lo cual es un DERECHO- de inmediato exigen "cañones de agua", aunque esto-como hemos venido documentando- en realidad significa macanazos, detenciones arbitrarias y ejecuciones. La "clava" que menciona el autor de la nota.
Esta gente es la principal culpable de que "las autoridades" abusen de sus cargos para reprimir, de que utilicen los recursos públicos en contra de los gobernados.
Y son idiotas, porque el día menos pensado les toca a ellos ser los "reprimidos" y entonces sí, ya no les gusta.
El día que la mayoría de la población se oponga a estas prácticas y sea quien sea -y de la ideología que sea- la autoridad que abuse de esta manera, se exija su destitución y que responda por sus actos ante la Ley, lo pensarían mejor antes de enviar a "las fuerzas del orden" a violar los Derechos Humanos de los mexicanos.
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Sin ideas, pero con clava y matraca
Abraham Nuncio
En el pasado, uno de los requisitos que se pedía a los partidos para su registro era educar políticamente a su militancia y hacer extensiva esta educación a la ciudadanía mediante la creación de centros cívicos. El complemento era mantener una publicación que diera cuenta de su posición ideológica, de su diagnóstico de los problemas nacionales y de las soluciones pensadas para resolverlos. Véase al respecto la Ley Federal Electoral de 1946 y sus reformas de 1951.
Con la noche neoliberal donde todos los gatos son pardos, la posición ideológica de los partidos y de los políticos se ha ido desdibujando hasta casi desaparecer. Así que lo mismo da estar integrado a los estratos populares y defender sus necesidades, causas y demandas, que a la burguesía y sus intereses. De aquí los endriagos partidarios izquierda-derecha y los políticos no partidarios (llamarlos independientes es un exceso retórico), que nadie sabe qué pensaban y a quién defendían, antes de las precampañas y las campañas electorales, pues eso no hay manera de leerlo en ninguna parte.
La ideología se ha tornado en mercadología: ocurrencias, malabares lingüísticos y expresiones e imágenes pirotécnicas. Algo peor: la matraca de las campañas se ha adaptado al léxico cotidiano y a tal adaptación se la hace acompañar con frecuencia de una pesada clava.
...
Otro ejemplo. El profesor Antonio Cota, con un grupo de compañeros, distribuía volantes en las afueras del Parque Fundidora. La policía de Monterrey lo inmovilizó, lo esposó, lo paseó en una patrulla y lo mantuvo incomunicado en una estación de policía sin pasarlo al juez calificador –como él lo pedía– ni dejar constancia de su detención en el lugar.
Los volantes que Cota repartía, en ejercicio de sus derechos constitucionales, contenían una crítica a la reforma educativa. El mensaje es claro: sométanse o se atienen a lo que decidamos hacerles. Y esto ocurre en el estado cuyo gobernador se ha declarado antisistema. Salvo por no uniformarse de corbata diaria, aún sus gobernados no saben qué significado pueda tener para este funcionario la palabra antisistema.
Una periodista preguntó al gobernador Rodríguez Calderón, cuál había sido la causa de la detención del educador. Respondió: “… y lo vamos a meter más al ‘bote’… por revoltoso”.
Varias organizaciones pidieron al funcionario mostrar públicamente los documentos en que se basó para ordenar el secuestro del profesor Cota, y también que aclarara públicamente si por bote entendía cárcel y si por revoltoso asumía lo que la senectud conservadora y autoritaria de la época cumbre del unipartidismo (empleaba) para referirse a todos aquellos que manifestaban pacífica y públicamente su disenso, acción que garantizan los artículos 1º, 6º, 7º, 9º, 14 y 16 de la propia Carta Magna.
En su respuesta, el gobernador de Nuevo León señaló que la responsable de la acción (ilegal) fue la policía de Monterrey y les señaló a los firmantes del documento recibido en sus oficinas que emplearan los canales legales para formular su queja.
¿Los canales legales son los empleados por los representantes de nuestra soberanía? No. Abusan de esa representación y de nuestra buena fe cuando los instituimos autoridades. Y si les son señaladas sus faltas se molestan, vociferan, trumpetean a la manera del Donald que despacha desde la Oficina Oval, amenazan y más: persiguen, espían, mandan golpear y hasta matar a quienes los critican o se oponen a sus decisiones.
Pero quieren seguir mandando, incluso desde la Presidencia de la República. La cuestión radical es si los dejamos. Y a esa cuestión debemos responder a aquellos que decimos informar, querer, enseñar, guiar, moralizar.
La nota completa:
http://www.jornada.com.mx/2017/07/06/opinion/015a1pol
La cuestión es que existe una parte significativa de la población que aplaude y festeja todas estas acciones represivas de las "autoridades".
Que cada vez que alguien se siente agraviado -con razón o sin ella- y decide manifestarse -lo cual es un DERECHO- de inmediato exigen "cañones de agua", aunque esto-como hemos venido documentando- en realidad significa macanazos, detenciones arbitrarias y ejecuciones. La "clava" que menciona el autor de la nota.
Esta gente es la principal culpable de que "las autoridades" abusen de sus cargos para reprimir, de que utilicen los recursos públicos en contra de los gobernados.
Y son idiotas, porque el día menos pensado les toca a ellos ser los "reprimidos" y entonces sí, ya no les gusta.
El día que la mayoría de la población se oponga a estas prácticas y sea quien sea -y de la ideología que sea- la autoridad que abuse de esta manera, se exija su destitución y que responda por sus actos ante la Ley, lo pensarían mejor antes de enviar a "las fuerzas del orden" a violar los Derechos Humanos de los mexicanos.
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