leído en el periódico EXCELSIOR.
Ágora
Laura Rojas
“¡Chinguen su madre!, ¡exprópialos!”
29 de Abril de 2018
La campaña de Andrés Manuel López Obrador ha estado plagada de contradicciones entre lo que el propio candidato ha dicho y escrito durante sus casi dos décadas en campaña y lo que dicen sus allegados y voceros. El propio Andrés Manuel ha cambiado su propia versión en lo que va de la campaña. Un caso emblemático, es el del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, del cual ha dicho que se cancelará; que creará un comité de expertos para evaluar si continúa su construcción; que siempre sí lo cancelará; y que es viable si no se usa dinero público.
Si de probabilidades se tratara, quizás debiéramos tomar como buena la versión que más veces se ha repetido, o tal vez deberíamos confiar en que la última versión sea la verdadera, claro, hasta que no se le ocurra otra cosa. Esto, además de irresponsable es peligroso: los electores, para decidir, necesitamos definiciones, y no adivinanzas sobre lo que los candidatos harán si llegan a ocupar la silla presidencial.
Además de definiciones, la elección del voto requiere credibilidad en la palabra de los candidatos, pero en el caso de Andrés Manuel, ¿a quién le creemos? ¿Al Andrés de hace un mes, o al de hoy? ¿Le creemos al Andrés que dice que echará abajo la Reforma Energética o a Alfonso Romo que dice que dicha reforma es benéfica para México? ¿Le creemos a López Obrador que hará una contrareforma educativa, o a sus voceros que matizan al decir que sí se hará, pero que los niños y niñas no se verán afectados? ¿Qué debemos creer cuando Andrés Manuel es incapaz de explicar lo que implica su propuesta de amnistía a los criminales y corruptos?
Y luego están las contradicciones entre los propios integrantes de su movimiento, ayer mismo vimos el último capítulo protagonizado por Paco Ignacio Taibo II y Marcelo Ebrard a propósito de la difusión de un video en el que el primero promueve la expropiación de empresas privadas.
En el vídeo, Paco Ignacio dice: “Un día después de ganar, o un día después de tomar el poder yo me imaginaba a Andrés Manuel en Los Pinos, ¿no?, y entonces recibe una comisión de altos hombres de la finanza mexicana, ahí está Slim, y ahí está la dueña de las cervecerías Modelo y… para decirle: ‘Cuidado Andrés porque si avanzan ustedes en este sentido, nos llevamos las fábricas a Costa Rica’. Si ese mismo día, a esa misma hora, no estamos dos o tres millones de mexicanos en la calle diciendo: ‘Si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos, chinguen su madre, exprópialos’.”
Después, Marcelo Ebrard lo contradijo: “Respecto a lo dicho por Paco Ignacio Taibo II, afirmo que AMLO cree firmemente en la libertad de expresión. Lo ha dicho en varios foros: la propiedad será respetada y el sector privado tendrá respaldo del nuevo gobierno. Nadie será expropiado, Paco, y menos por sus ideas.”
La idea de expropiación irremediablemente evoca al régimen de Hugo Chávez y el de su sucesor, Nicolás Maduro que no trajeron a los venezolanos más que desgracias, y por más que los morenistas griten a los cuatro vientos que México no será Venezuela si ganan, y que es una mentira que nadie cree, no hay más que recordar la famosa entrevista hecha por Jorge Ramos al comandante el 5 de diciembre de 1998 cuando Chávez aseguró que entregaría el poder a los cinco años y que no nacionalizaría ni ninguna empresa ni los medios de comunicación. Chávez, lo sabemos, no sólo no cumplió esas tres promesas, sino que vulneró el orden constitucional, pasó por encima
de la democracia y sumió a su pueblo en la pobreza.
Así es que de López Obrador y de Morena, lo único cierto es la contradicción y la duda, y el futuro de México no puede dejarse a la suerte, o al humor mañanero de un politico.
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Saludos.
Ágora
Laura Rojas
“¡Chinguen su madre!, ¡exprópialos!”
29 de Abril de 2018
La campaña de Andrés Manuel López Obrador ha estado plagada de contradicciones entre lo que el propio candidato ha dicho y escrito durante sus casi dos décadas en campaña y lo que dicen sus allegados y voceros. El propio Andrés Manuel ha cambiado su propia versión en lo que va de la campaña. Un caso emblemático, es el del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, del cual ha dicho que se cancelará; que creará un comité de expertos para evaluar si continúa su construcción; que siempre sí lo cancelará; y que es viable si no se usa dinero público.
Si de probabilidades se tratara, quizás debiéramos tomar como buena la versión que más veces se ha repetido, o tal vez deberíamos confiar en que la última versión sea la verdadera, claro, hasta que no se le ocurra otra cosa. Esto, además de irresponsable es peligroso: los electores, para decidir, necesitamos definiciones, y no adivinanzas sobre lo que los candidatos harán si llegan a ocupar la silla presidencial.
Además de definiciones, la elección del voto requiere credibilidad en la palabra de los candidatos, pero en el caso de Andrés Manuel, ¿a quién le creemos? ¿Al Andrés de hace un mes, o al de hoy? ¿Le creemos al Andrés que dice que echará abajo la Reforma Energética o a Alfonso Romo que dice que dicha reforma es benéfica para México? ¿Le creemos a López Obrador que hará una contrareforma educativa, o a sus voceros que matizan al decir que sí se hará, pero que los niños y niñas no se verán afectados? ¿Qué debemos creer cuando Andrés Manuel es incapaz de explicar lo que implica su propuesta de amnistía a los criminales y corruptos?
Y luego están las contradicciones entre los propios integrantes de su movimiento, ayer mismo vimos el último capítulo protagonizado por Paco Ignacio Taibo II y Marcelo Ebrard a propósito de la difusión de un video en el que el primero promueve la expropiación de empresas privadas.
En el vídeo, Paco Ignacio dice: “Un día después de ganar, o un día después de tomar el poder yo me imaginaba a Andrés Manuel en Los Pinos, ¿no?, y entonces recibe una comisión de altos hombres de la finanza mexicana, ahí está Slim, y ahí está la dueña de las cervecerías Modelo y… para decirle: ‘Cuidado Andrés porque si avanzan ustedes en este sentido, nos llevamos las fábricas a Costa Rica’. Si ese mismo día, a esa misma hora, no estamos dos o tres millones de mexicanos en la calle diciendo: ‘Si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos, chinguen su madre, exprópialos’.”
Después, Marcelo Ebrard lo contradijo: “Respecto a lo dicho por Paco Ignacio Taibo II, afirmo que AMLO cree firmemente en la libertad de expresión. Lo ha dicho en varios foros: la propiedad será respetada y el sector privado tendrá respaldo del nuevo gobierno. Nadie será expropiado, Paco, y menos por sus ideas.”
La idea de expropiación irremediablemente evoca al régimen de Hugo Chávez y el de su sucesor, Nicolás Maduro que no trajeron a los venezolanos más que desgracias, y por más que los morenistas griten a los cuatro vientos que México no será Venezuela si ganan, y que es una mentira que nadie cree, no hay más que recordar la famosa entrevista hecha por Jorge Ramos al comandante el 5 de diciembre de 1998 cuando Chávez aseguró que entregaría el poder a los cinco años y que no nacionalizaría ni ninguna empresa ni los medios de comunicación. Chávez, lo sabemos, no sólo no cumplió esas tres promesas, sino que vulneró el orden constitucional, pasó por encima
de la democracia y sumió a su pueblo en la pobreza.
Así es que de López Obrador y de Morena, lo único cierto es la contradicción y la duda, y el futuro de México no puede dejarse a la suerte, o al humor mañanero de un politico.
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Saludos.
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