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Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

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  • #16
    Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

    Según cifras proporcionadas por el Banco de México, el 27% del total de exportaciones por concepto del petróleo, se importa de gasolina.

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    • #17
      Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

      Por Que No Ha El Gobierno Invertido Ese 27% En La Construccion De Una Refineria Para Procesar La Gasolina Aqui??
      Que A Fuerza Tiene Que Importar.

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      • #18
        Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

        Empezando por que el proyecto Fenix fue torpedeado desde al sexenio pasado...
        Post donde Triana dice que las viejas son putashttp://foro.forosmexico.com/showpost...&postcount=112

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        • #19
          Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

          ¿Acaso ese 27% que se importa de gasolina del extranjero (sin contar materias primas y producto terminado derivados del petróleo), es igual al 27% de pérdida de nuestra soberanía, según los salvadores de la Patria?.

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          • #20
            Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

            Originalmente publicado por Eugenio Dominguez Ver post
            ¿Acaso ese 27% que se importa de gasolina del extranjero (sin contar materias primas y producto terminado derivados del petróleo), es igual al 27% de pérdida de nuestra soberanía, según los salvadores de la Patria?.
            BUENO Y LOS QUE NO SON SALVADORES DE LA PATRIA QUE HACEN??
            o es mas facil echarle la culpa a unos cuantos de la ineptitud de los responsables.

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            • #21
              Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

              Recuerdo que cuando se planteó el incremento escalonado a la gasolina, los señores de la oposición casi declararon en bancarrota a la ciudadanía, ese aumento era la debacle. ¿Y saben que?, como están las cosas al día de hoy, ese aumento no sirve para nada, en nada ayudará a la economía del país. El gobierno del Presidente Calderón, ha decidido gastar miles de millones de dólares para subsidiar la gasolina, el diesel, el gas y otros combustibles. Hoy por hoy no he escuchado argumento alguno de los salvadores de la patria al respecto.

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              • #22
                Latinoamerica y el petroleo:algunos hechos y tendencias...

                Latinoamerica y el petroleo

                INTRODUCCION

                Muchos siglos antes de que llegaran los ingleses y norteamericanos a " descubrir" el petróleo en América Latina se sabía de su existencia entre los indios.

                Los nativos le daban diferentes usos, algunos de tipo religioso, otros medicinales y también prácticos, como embrear sus barcas, los techos de sus casas o para pegar las piedras de sus muros.

                Los cronistas indianos dejaron fe de la existencia de yacimientos, por ejemplo, cerca de Tarija , en Bolivia; en alto Aguaragueña, en Salta, y también de las famosas " chapapoteras" de los indios mexicanos, y que eran " explotados" por los aborígenes antes de la llegada de los europeos.

                El " chapaputli" era usado, además en México, como goma de mascar y perfume.

                Los españoles continuaron con esta explotación rudimentaria, destinando fundamentalmente el petróleo para embrear sus navíos.

                Aquel extraño " betún de tierra"comenzó poco a poco a mostrarse útil.

                Durante la segunda mitad del siglo pasado, los latinoamericanos aprendieron la técnica para la obtención de kerosene y organizaron entonces las primeras compañías destinadas a la extracción y refinación del petróleo.

                Pero ya en esa época el lazo comenzó a estrecharse en torno del cuello de los productores criollos.

                En 1870, John D. Rockefeller y algunos socios fundaban la Standard Oil Co., de Ohío, destinada a refinar y distribuir el petróleo extraído de los pozos situados en las cercanías de Pennsilvania.

                Copado el mercado norteamericano, dirigieron la venta de sus productos hacia América Latina, entablándose una dura competencia entre ellos y los industriales de la región.

                Uno a uno éstos fueron cayendo y así se echaron las bases de un predominio abierto del capital extranjero en el campo petrolero.

                Así ocurrió en Perú, el más antiguo productor latinoamericano; en Argentina, en Venezuela.

                En 1863, tres años después que Edwin Drake perforara el primer pozo en Pensilvania, el peruano Diego de Lama iniciaba la extracción y refinación en la región de Zorritos.

                En 1885, Perú extraía 21.600 Tn de petróleo anuales y a la llegada de los británicos y estadounidenses, entre 1888 y 1889, el país contaba con una industria bastante bien estructurada.

                En Argentina, la competencia del kerosene de Pensilvania también hizo abortar las tentativas nacionales para cimentar una industria petrolera.

                Ahí está el fracaso de Martín De Moussy, que había descubiertos yacimientos en Jujuy en 1860, De Moussy había enviado muestras de petróleo a Pensilvania para su análisis.

                La respuesta fue que no servía y, poco tiempo después, el kerosene norteamericano inundaba el mercado argentino y De Moussy debió cerrar su industria.

                Igual suerte ocurrió con otra compañía en Mendoza.

                A la llegada de consorcios extranjeros, cuando la Primera Guerra Mundial, se explotaban también los yacimientos fiscales de Comodoro Rivadavia y Neuquén.

                Iguales circunstancias ocurrieron en México con la Compañía Petrolera de Táchira que comenzó su explotación en 1878 (los primeros en Latinoamérica), que además de la extracción, refinaban el kerosene en un pequeño establecimiento.

                El camino fue seguido por otros inversionistas nacionales y la producción, aunque pequeña, satisfacía las necesidades del país.

                Pero vino el kerosén pensilvaniano y liquidó a todos los empresarios locales.

                En 1907, los norteamericanos comenzaron a husmear en las cercanías del lago de Maracaibo.

                México, que posee una de las industrias petroleras más fuertes de Latinoamérica sufrió el mismo tratamiento.

                En 1864 se otorgó la primera concesión para explotar " chapapoteras".

                En 1868 se fundó la explotación del Golfo de México, que perforó el primer pozo productivo del país.

                En 1876 se fundó en Tuxpan la compañía Chapapote Nuñez y Cerro Viejo Todo marchó bien, e incluso se logró exportar algunas cantidades de petróleo a Estados Unidos, hasta que apareció el kerosene norteamericano y las empresas debieron cerrar sus puertas.

                En el siglo pasado América Latina era una isla en medio del mundo sometido por las potencias europeas.

                Estado Unidos que emergía con ínfulas de grande, no pudiendo dirigirse hacia otro lado, encaminó sus pasos hacia el sur a disputarle terreno al Imperio británico, que pretendía convertirse en sucesor de la metrópoli hispana.

                Las primeras avanzadas las constituyeron los magnates del petróleo.

                Y quienes ganaron la mano fueron los ingleses, que penetraron en Perú en 1888.

                Esto no inquietó a los yanquis, preocupados exclusivamente de sacar el mayor provecho de sus propios recursos petroleros y de disputar el mercado mundial de kerosene con los rusos.

                Aún no se hablaba de gasolina.

                En medio de ese clima relativamente quieto, Edward Doherny compró 160.000 hectáreas en México, fundando en 1900 la Huasteca Petroleum Co., que comenzó a operar regularmente dos años más tarde.

                Era el primer norteamericano que se lanzaba fuera de su país en la aventura del petróleo.

                En 1906, los ingleses siguieron su ejemplo y fundaron la Pearson Mexican Eagle.
                El período que precedió a la guerra de los 14´acentuo los apetitos.

                Se requería petróleo para fines bélicos.

                La Royal Duch Shell, empresa británica con participación de capitales holandeses, incursionó en Venezuela, Trinidad, Perú y México.

                Entre 1910 y 1913, penetraron en este último país los capitales norteamericanos: la Sinclair Consolidated Oil Corporation; varias compañías controladas por Rockefeller (Transcontinental Petroleoum, South Penn Oil y otras), y la Mexican Gulf Oil, de Andrew Mellon, en esa época Secretario de Finanzas del gobierno de EE.UU.

                No obstante continuaban primando los capitales británicos.

                La Primera Guerra rompió este esquema.

                Gran Bretaña se vio forzosamente alejada de América Latina, circunstancia que aprovecharon los consorcios estadounidenses para ensanchar su esfera de influencia.

                En 1914, la International Petroleum Co. (IPC) de Nueva Jersey, controlada por John D. Rockefeller, compró la London and Pacific Oil.

                Dos años después hacía otro tanto con otra empresa británica, la Lagunitas Oil Co.

                En 1921, la IPC tenía bajo su control el 76,5% del petróleo producido en el Perú y este país se convertía en el principal centro de esta industria para los capitales yanquis.

                De allí la Standard Oil se filtró a Chile y Bolivia, copando el mercado de distribución de su ramo, e hizo lo mismo en Panamá y Colombia, comprando, además, en esta última, grandes extensiones de tierras petrolíferas.

                Pero México, más a mano, continuaba siendo el centro de sus apetitos.

                En 1930 la Shell, la Sinclair, la Gulf y Standard controlaban casi el 90% de la producción mexicana.

                Estaba ya desatada la guerra entre el capital inglés y el norteamericano.

                Se trataba de quien llegaba primero a tomar posesión de tierras potencialmente petrolíferas, aún cuando éstas se explotaran mal o nunca, con tal de dejar fuera al competidor.

                La ofensiva británica estaba principalmente centrada a través de la Royal Dutch Shell, y la norteamericana, mediante los consorcios y sus decenas de filiales de los grupos Mellon, Morgan y Rockefeller ...


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                • #23
                  Petroleo latinoamericano:La competición GB/EUA,1920's,30's

                  La Primera Guerra rompió este esquema.

                  Gran Bretaña se vio forzosamente alejada de América Latina, circunstancia que aprovecharon los consorcios estadounidenses para ensanchar su esfera de influencia.

                  En 1914, la International Petroleum Co. (IPC) de Nueva Jersey, controlada por John D. Rockefeller, compró la London and Pacific Oil.

                  Dos años después hacía otro tanto con otra empresa británica, la Lagunitas Oil Co.

                  En 1921, la IPC tenía bajo su control el 76,5% del petróleo producido en el Perú y este país se convertía en el principal centro de esta industria para los capitales yanquis.

                  De allí la Standard Oil se filtró a Chile y Bolivia, copando el mercado de distribución de su ramo, e hizo lo mismo en Panamá y Colombia, comprando, además, en esta última, grandes extensiones de tierras petrolíferas.

                  Pero México, más a mano, continuaba siendo el centro de sus apetitos.

                  En 1930 la Shell, la Sinclair, la Gulf y Standard controlaban casi el 90% de la producción mexicana.

                  Estaba ya desatada la guerra entre el capital inglés y el norteamericano.

                  Se trataba de quien llegaba primero a tomar posesión de tierras potencialmente petrolíferas, aún cuando éstas se explotaran mal o nunca, con tal de dejar fuera al competidor.

                  La ofensiva británica estaba principalmente centrada a través de la Royal Dutch Shell, y la norteamericana, mediante los consorcios y sus decenas de filiales de los grupos Mellon, Morgan y Rockefeller ...

                  A esa hora, los inversionistas latinoamericanos emprendieron el camino a sus casas entregando el campo de batalla.

                  El primer escenario del conflicto fue Venezuela.

                  En un comienzo, quien tenía en sus manos la situación era la Shell junto a la British Controlled Oilfields.

                  Poco a poco, Estados Unidos empezó a equilibrar la balanza para tomar finalmente la delantera.
                  El dictador Juan Vicente Gómez, que gobernó entre 1909 y 1935, para quien los norteamericanos no escatimaron elogios por su " comprensiva" conducta frente a sus inversionistas, facilitó su gestión.

                  Los consorcios petroleros estadounidenses contaban con la protección del Gobierno.

                  El Presidente Warren Harding había sido elegido con el apoyo abierto de uno de ellos.

                  Albert Hall, Secretario de Estado, era socio de Harry Sinclair y Edward Doheny.

                  También estaba como Secretario de Finanzas el ya nombrado Andrew Mellon.

                  Allí empezó la penetración gigantesca de la Gulf (Mellon) y la Standard Oil de Indiana y la Standard Oil de Nueva Jersey (Rockefeller) y sus subsidiarias.

                  Juan Vicente Gómez y su antecesor Cipriano Castro repartieron toda la tierra petrolífera de Venezuela entre los grandes consorcios.

                  Fue una verdadera subasta de concesiones en que el producto de la misma no fue a parar al erario nacional, sino al bolsillo de los dictadores y su camarilla.

                  La productividad de los pozos venezolanos hizo que las compañías norteamericanas no se apresuraran a hacer producir sus concesiones en otros países latinoamericanos.

                  Con el Medio Oriente, Venezuela y su propio país, les bastaba...

                  Lo demás era una reserva...

                  Tampoco convenía explotarlo, pues el precio del petróleo en el mercado mundial podía caer verticalmente...

                  Esta última razón explica también las bruscas oscilaciones en la curva de producción de los yacimientos en explotación.

                  Durante esta cacería organizada no se descuidó ningún medio, por descabellado que fuera.

                  Andrew Mellon quiso provocar una guerra a mediados de la década del 30 entre Venezuela y Colombia para extender los límites de la segunda de las repúblicas nombradas y con ella, parejas, su concesión.

                  Pero la cosa no pasó de un sonado escándalo, pues ni una ni otra olvidaban las nefastas consecuencias de la guerra peruano-colombiana, de 1932-1934, y la boliviano-paraguaya de 1932-1935, que, como alguien dijera, más que olor a pólvora, tenían olor a petróleo.

                  La mano negra del petróleo está también en la instauración de dictaduras, propensas a crear un " clima favorable para el inversionista extranjero", vale decir, norteamericano: Pérez Jiménez, Odría, Rojas Pinilla, Laureano Gómez, el ya nombrado Juan Vicente Gómez.

                  Fueron asimismo los petroleros los que precipitaron la caída de Getulio Vargas, en Brasil y posteriormente las de Quadros y Goulart.

                  La guerra boliviano-paraguaya de 1932-1935, comúnmente conocida como Guerra del Chaco, no fue un conflicto entre dos naciones latinoamericanas, sino entre dos potencias, Inglaterra y Estados Unidos, que representaban los intereses de sus grandes consorcios petroleros, respectivamente, la Royal Dutch Shell y la Standard Oil de Nueva Jersey.

                  En 1921, la Standard Oil había comprado dos pequeñas compañías estadounidenses que operaban en Bolivia, en la zona de Tarija, sobre una superficie de unas 3 millones de hectáreas.

                  Para llevar adelante sus actividades, fundó la Standard Oil de Bolivia. Cinco años después obtenía la ampliación de sus concesiones a 9.300.000 hectáreas, abarcando la casi totalidad del Chaco boliviano.

                  Hasta allí, todo andaba sobre ruedas, pero la Standard se percató que la única forma de transportar el petróleo extraído era a través de los ríos Paraguay y Paraná, situados en territorio paraguayo y argentino.

                  La compañía de Rockefeller sondeó el ambiente de Asunción, pero allí campeaba la Shell y la respuesta fue tan plagada de condiciones que más parecía una negativa.

                  La Standard, que había hecho participar en las negociaciones al gobierno de Bolivia, se las ingenió para presentar el asunto como una afrenta para el país. " Y los Rockefeller, dice un autor, resolvieron castigar a los paraguayos... con las manos de los bolivianos, y de paso ampliar sus concesiones a costa del Chaco paraguayo. "

                  Los agentes de la Standard avivaron el fuego de viejas rencillas limítrofes, y en 1928 se produjeron los primeros enfrentamientos armados en la frontera boliviano-paraguaya.

                  Paraguay, con el respaldo de Inglaterra y de la Royal Dutch Shell se sentía seguro.

                  Además, los banqueros londinenses le habían otorgado un préstamo que bien valía esta pequeña retribución.

                  Paralelamente, según se supo después, a comienzos de 1932, año en que comenzaron formalmente las hostilidades, el entonces presidente boliviano Daniel Salamanca había recibido a su vez otro préstamo del Chase National Bank, casualmente controlado por Rockefeller, a condición de iniciar la conquista de la orilla derecha del río Paraguay hasta llegar a territorio argentino.

                  Pero Rockefeller no había tomado en cuenta que los paraguayos conocían el Chaco como la palma de su mano y los bolivianos no.

                  Los soldados de Salamanca sufrieron, a partir de Boquerón, derrota tras derrota en esos arenales de 250.000 Km2.

                  El presidente procuró ocultar el desastre, y así continuar la guerra.

                  Los bancos norteamericanos cortaron el crédito a Bolivia y Estados Unidos consideró más oportuno entrar en tratos con el gobierno de Asunción, llegando el Chase National Bank a ofrecer un préstamo al dictador guaraní Rafael Franco.

                  El 12 de junio de 1935, tras la caída de Salamanca, se firmó la Paz del Chaco, bajo la abierta presión de Norteamérica.

                  El Chaco, en su mayor parte, (235.000 Km2), había quedado en manos paraguayas y Rockefeller había perdido pan y pedazo.

                  En 1936, el Gral. David Toro asumió el poder en Bolivia, y en diciembre de ese mismo año, convencido de la responsabilidad de la Standard en la catastrófica guerra, creó el ente estatal Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (YPF, proponiendo a la compañía norteamericana el traspaso de sus propiedades a la nueva empresa.

                  Ante su negativa, el 13 de marzo de 1937 promulgó el decreto expropiatorio de la Standard Oil de Bolivia, que disponía el traspaso de sus bienes a YPFB.

                  Lo que había colmado el vaso había sido la comprobación de que la Standard Oil tenía oleoductos clandestinos que le permitían sacar subrepticiamente petróleo hacia Argentina, lo que había obligado a Bolivia durante la Guerra del Chaco a abastecerse del producto en Perú y Venezuela.

                  El escritor boliviano Augusto Céspedes agrega otro antecedente en relación a las causas del conflicto Chaqueño.

                  A su juicio, no puede excluirse " la presencia de Argentina, cuyo canciller, Saavedra Lamas, probaba revivir una diplomacia estilo Segundo Imperio para constituirse en agente de intereses ingleses y meter la mano en el petróleo.

                  El plan de este abogado, plan tan desmesurado como sus anacrónicos cuellos postizos, se dirigía a sustraer la zona petrolífera de la soberanía de Bolivia, imponer nominalmente la del Paraguay, vencedor en la guerra, y en definitiva, entregar dichos petróleos a un consorcio mundial británico, con un nombre que lo mismo podía ser la Paraguayan Petroleum o la Guarania Oil.

                  Simiesco ensayo imperialista del que fueron víctimas las juventudes del Paraguay y Bolivia en una matanza que se consumó durante tres años ante la indiferencia del continente".

                  En su desaforado escamoteo, estos grandes consorcios no tuvieron tiempo de darse cuenta de las consecuencias futuras de sus excesos, o lo que es más probable, menospreciaron la capacidad de reacción de los pueblos latinoamericanos

                  Comment


                  • #24
                    Petroleo latinoamericano:La competicion transnacionales vs. gobiernos locales...

                    En su desaforado escamoteo, estos grandes consorcios no tuvieron tiempo de darse cuenta de las consecuencias futuras de sus excesos, o lo que es más probable, menospreciaron la capacidad de reacción de los pueblos latinoamericanos.

                    Su desparpajo llegó a extremos tales como la declaración de John M. Bard Smith, gerente general de Shell Chile, que en 1957, en las postrimerías del segundo gobierno del Gral. Carlos Ibáñez, cuando el Congreso discutía un proyecto de ley que abría las puertas al capital extranjero respecto de la industria del petróleo, dijo, en representación de todos los consorcios, que ellos no aceptarían ninguna resolución del Parlamento mientras no se entregara a los inversionistas foráneos la explotación de la zona sur del país, reservada a la Empresa Nacional de Petróleos (ENAP), que había sido creada en 1950.

                    A resultas de eso, el Congreso rechazó mayoritariamente el proyecto.

                    La primer clarinada de alerta había sido dada por Bolivia en 1937, al crear la empresa YPFB, también la Argentina YPF había sido creada en 1922, a raíz de la negativa de la West India Oil Co. de entregar bencina de avión para la fuerza aérea de nuestro país, pero no tuvo el hecho tanta repercusión internacional como la medida adoptada por el general David Toro en Bolivia, como consecuencia de la Guerra del Chaco.

                    En 1938 fue nacionalizada la industria petrolera en México.

                    Una sorda campaña de sabotaje y desprestigio desencadenaron entonces los magnates norteamericanos.

                    Se dijo que Petróleos Mexicanos (PEMEX), la entidad recientemente creada, no sería capaz de afrontar con éxito su tarea.

                    Pero, mal que les pese, dicho organismo continúa hay a la cabeza de la industria del petróleo de su patria, y es una de las más efectivas de entre sus congéneres de América Latina, incluso con fuertes inversiones fuera de México y constituida además en columna vertebral de la economía mexicana.

                    En ese mismo tiempo, Brasil siguió el camino abierto por Bolivia´, Argentina y México, creando el Consejo Petrolero Nacional.

                    Venezuela y Cuba promulgaron leyes de protección para los inversionistas locales.

                    En 1939, Colombia declaraba patrimonio nacional a todos sus recursos petroleros y avanzaba la posibilidad de nacionalizar, si era necesario.

                    Perú creó un ente nacional, Establecimiento Industrial de Petróleo de Zorritos, y suspendió el otorgamiento de nuevas concesiones.

                    Chile, por su parte declaró por ley monopolio estatal la importación y distribución de petróleo y sus derivados.

                    El caso mexicano reveló un hecho nuevo: el papel que podían desempeñar los trabajadores. Un largo conflicto laboral, iniciado en 1936, terminó dos años después con la expropiación de 13 compañías norteamericanas y 4 inglesas y sus filiales que operaban en el país, y con la creación de la citada PEMEX.

                    Posteriormente, en 1952, se creó Petróleo Brasileiro (PETROBRAS) bajo el grito de " O petróleo e nosso", y en la actualidad, a pesar de los embates monopólicos, casi todos los países latinoamericanos conservan sus empresas estatales que controlan en mayor o menor grado la producción, refinación y distribución del petróleo y sus subproductos.

                    Así están ECOPETROL en Colombia, PETROPERU, PETROVEN en Venezuela, CEPE en Ecuador y ANCAP en Uruguay.

                    Todas las nombradas, además de YPF de Argentina e YPFB de Bolivia constituyeron en los 70 ARPEL (Asistencia Recíproca Estatal Latinoamericana) con sede actualmente en Montevideo.

                    La campaña desatada por los grandes capitalistas internacionales destinada a convencer a los países subdesarrollados de la necesidad de entregar sus riquezas fundamentalmente a los inversionistas extranjeros comenzó a ceder entre 1950 y 1960.

                    El vínculo de dependencia, llevado hasta el último extremo, terminó por hacer comprender a las masas populares los males y vicios que ello acarreaba.

                    Paralelamente, se dieron cuenta de que sus respectivos países eran capaces de afrontar con éxito la explotación de empresas que se refieren a rubros importantes de sus economías, no obstante todas las trabas y cortapisas con que se procura hacernos desistir.

                    Normalmente, en América le estaba reservado el control de compañías que operaban en los sectores menos rentables.

                    Nadie iba en su ayuda, ni los propios gobiernos, que miraban por una u otra razón con más simpatía a lo que venía de afuera que a lo propio.

                    Pero cuando se supo que PEMEX, PETROBRAS, ENAP o YPF manejaban presupuestos millonarios en dólares, se rompió el mito, y los buenos resultados obtenidos por estas empresas comenzaron a destruirlo.

                    Otro factor incrementó el sentimiento nacional e independentista de los latinoamericanos.

                    Entidades económicas internacionales, que en teoría deberían servir`para apoyar a las economías débiles de los países del continente, no son otra cosa que instrumentos de los consorcios multinacionales.

                    Una y otra vez YPFB, PEMEX, ENAP, YPF y otras empresas estatales recurrieron al FMI, al Banco Mundial y otros organismos de crédito internacional en busca de créditos para fomentar sus respectivas actividades, y una y otra vez se les dio con las puertas en las narices, dándose como razón que había en USA fuertes capitales privados interesados en desarrollar la industria del petróleo, en mucho mejores condiciones que ellas.

                    También el propio gobierno de los EE.UU. colabora abiertamente.

                    Cuando Fidel Castro nacionalizó las refinerías norteamericanas en Cuba, por negarse a tratar petróleo soviético, al que había tenido que acudir por trabarse un embargo de suministro por los consorcios yanquis, Eisenhower montó en cólera y quiso estrangular económicamente a la isla.

                    Y nadie puede sorprenderse cuando se toma conocimiento de que personajes tan influyentes como el extinto Secretario de Estado John Foster Dulles era Presidente del Consejo Directivo del Fondo Rockefeller.

                    La mano se abre cuando se encuentra una actitud condescendiente, como ocurrió en Argentina cuando Perón intentó concesionar los territorios de Santa Cruz y Tierra del Fuego a favor de la California Oil Co. o cuando el presidente Frondizi entregó miles de hectáreas en producción a los consorcios internacionales con la excusa de llegar al autoabastecimiento petrolero.

                    El caso de Frondizi es más patético cuando se piensa que antes de ser elegido presidente, había proclamado como inaceptable la intromisión foránea en el petróleo.

                    Igualmente, lo hizo el actual presidente Menem.

                    Cuando el antiguo Comisionado del Petróleo de Francia, Henri Berenger, sentenció; " Quien sea dueño del petróleo será dueño del mundo", la afirmación pareció un tanto temeraria, pero al observar a a través de la lupa del tiempo, las batallas que se libraron y aún se siguen librando en todas las latitudes por la posesión o el control de la renta que produce el hidrocarburo y sus subproductos hay que reconocer lo acertado de su juicio.

                    Otras circunstancias permiten precisar aún más los motivos de esta pugna por el combustible más codiciado del siglo; los yacimientos petrolíferos son relativamente limitados y están repartidos desigualmente en la tierra (alrededor del 85% de los recursos petroleros del mundo capitalista corresponden a una docena de países); desde el punto de vista técnico es un producto de facil estandarización, en tanto que su transporte es complicado y brinda a los organizadores amplias ganancias; or fin, una parte importante de los pozos de petróleo se encuentran en naciones subdesarrolladas, por lo que ofrecen amplias posibilidades para que compañías internacionales poderosas se apoderen de ellos o de sus decisiones mediante la instalación de gobiernos títeres o acordando ayudas o fusiones con los poderes económicos locales.

                    Sin embargo, todos estos hechos, que son reales, no son suficientes para explicar una situación que está íntimamente ligada a la despiadada lucha que desde principios de siglo se desarrolla en torno al petróleo: la construcción de un imperio petrolero controlado por no más de diez corporaciones multimillonarias, especialmente norteamericanas, siete de las cuales dominan sobre más del 80 % de las reservas de petróleo del mundo.

                    El análisis de este punto obliga a detenerse en dos características del sistema capitalista, que en EE.UU han alcanzado su cima más alta; la concentración del poder económico en pocas manos y la simbiosis negocio-política, que da a las grandes corporaciones un poder político-económico sin parangón en la historia.

                    En el caso de las firmas internacionales de petróleo, el suyo es tan vasto y profundo que, según afirmó el presidente del Partido demócrata de Texas en 1947, Robert W. Calvert, " sus ingresos son tan grandes y las vías y conductos de su influencia tan numerosos y extensos, que la industria del petróleo puede llevar a cabo cualquier programa gubernativo al cual se adhiera y derrotar a cualquier otro que se le oponga".

                    Las inestabilidades políticas que provoca la posesión o el control de los yacimientos sigue vigente.

                    Los conflictos bélicos en la zona del Golfo Pérsico habla a las claras en tal sentido.

                    Esta situación y el hecho de que el petróleo aún sigue siendo un recurso estratégico para la industria armamentista continúa haciendo de este mineral un bien muy preciado.

                    En las últimas décadas se ha incorporado el gas como una variable energética y por lo tanto, dada su estrecha relación de producción junto con el petróleo, convierte a ambos en recursos estratégicos y además no son renovables.

                    Su utilización, por consiguiente, debe hacerse en forma racional y cuidadosa considerando el peso que como recurso tiene aún tiene en la ecuación energética.

                    Su uso indebido puede comprometer seriamente las posibilidades de desarrollo de un país, al menos por una generación más, hasta que pueda ser reemplazado por las fuentes de energía alternativas que se están experimentando

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                    • #25
                      Petróleo en Argentina:Las historias de YPF...

                      Petroleo.....

                      En 1958, el gobierno del Dr. Frondizi, con la excusa del autoabastecimiento y de la falta de recursos para revertirlo, con el siempre fácil argumento de la ineficiencia de YPF,otorga innumerables contratos de concesión de exploración y explotación al capital privado extranjero.

                      A través de la explotación indiscriminada a que dio lugar este sistema, los yacimientos de Cañadón Seco en Santa Cruz tuvieron el privilegio de ser los peor explotados del país.

                      Estas compañías no solo no descubrieron ningún yacimiento sino que en varios casos hicieron desaparecer la información técnica obtenida antes de retirarse de la actividad.

                      Por su parte, YPF debió gastar sumas millonarias para reparar en parte el daño sufrido.

                      Se logró el autoabastecimiento pero a un costo muy elevado.

                      Por otra parte, debemos recordar que simultáneamente y por efecto del Plan Larkin, se cerraron miles de kilómetros de vías férreas permitiendo de esta forma el acceso al mercado del transporte de empresas automotores y cumplir con las exigencias de la General Motors para radicarse en el país y fabricar motores para camiones y sobre todo ómnibus.

                      En esta misma fecha comienzan a aparecer las llamadas " compañías de servicios" que reemplazan, a costos superiores,a las actividades secundarias que realizaba YPF.

                      A través de jugosos contratos por estas operaciones periféricas, muchos de ellos logrados con la complicidad de funcionarios del gobierno de turno, logran incorporar a su patrimonio importantes sumas con las cuales alimentan diversos negocios, entre ellos los financieros.

                      Durante el último gobierno peronista (1974), el sindicato único del sector,(SUPE), otrora defensor de YPF y de la soberanía nacional a ultranza, se adueña prácticamente de las decisiones internas de la empresa al imponer sin resistencias a los funcionarios del momento, todos ellos sostenidos por la voluntad del líder del sindicato.

                      De esa forma los ingresos indiscriminados de personal se convierten en rutina.

                      Actividades no esenciales pasan a ser prestados directamente por la empresa a costos exorbitantes, favoreciendo además cadenas de corrupción interna y externa.

                      Con la irrupción del gobierno militar en 1976, se inaugura el verdadero proceso de vaciamiento de YPF que culmina con el actual gobierno que preside el Dr. Menem.

                      El sistema consistió en implementar, tras sucesivos decretos, la privatización periférica de numerosos servicios, el despido y la persecución de agentes que por sus antecedentes podían ser un obstáculo para el plan.

                      Consecuentemente, se procede a la adjudicación directa de importantes yacimientos en explotación sin compensación alguna.

                      De esta manera, se procede a favorecer los intereses de antiguas compañías de servicios como BRIDAS y PEREZ COMPANY tras la posesión por concesiones que hacia el final del gobierno militar en 1983 sumaban 21.

                      A ellos se agregaban los otorgados durante el gobierno militar de Onganía a estas mismas empresas y el adjudicado a Pan American durante la gestión de Frondizi que representaba el 50 % de la producción de Chubut, además de la excepción total de impuestos internos y externos.

                      En 1980, por ingenuidad, se aceptó comprar a precio internacional todo el petróleo excedente que por encima de una curva básica de produccíón podían extraer los permisionarios superficiales transformados en poderosas compañías petroleras.
                      Al precio pactado debía agregarse luego el peaje por el uso de sus conductos y variables FOB y CIF según los puntos de entrega, como si se tratara de una verdadera importación de crudo.

                      A éstas de por sí desfavorables condiciones para el Tesoro Nacional, que mientras negaba presupuesto a YPF otorgaba verdaderos privilegios a estas compañías, a lo que se suma el hecho de pagar el precio internacional no solo el excedente sino toda la producción de estas compañías.

                      A pesar de las denuncias efectuadas ante los poderes públicos éstas jamás fueron investigadas e incluso se aceptó renegociar los precios a partir de 1983, por supuesto hacia arriba.

                      A partir de la dictadura militar se hizo frecuente la aparición de los contratos de perforación, terminación y reparación de pozos, a precios muy superiores a los costos que por igual tarea realizaba YPF e incluso con notorias deficiencias técnicas.

                      Los contratos, además, favorecían notoriamente a las empresas privadas en caso de conflictos entre partes.

                      De esta forma se sumaron otras compañías a la actividad, en muchos casos verdaderas improvisadas.

                      La excusa para facilitar este tipo de contratos era la falta de equipos para cumplir con los planes de trabajo, otra, y muy frecuentemente utilizada, era la negativa por parte del Departamento de Estado de EE.UU. de conceder permisos de venta de equipos perforadores a YPF.

                      Lo concreto, y esto se comprobó en numerosas oportunidades, era que cuando las compañías necesitaban " hacer caja" para el cumplimiento de sus obligaciones financieras, obligaban a YPF a través de órdenes emanadas de la Secretaría de Energía para agregar planes adicionales de perforación por contrato, sistemas de " llave en mano", pozos intermedios, etc. lo que terminaba trastocando los planes originalmente previstos provocando en YPF un exceso de producción que en muchas oportunidades, por falta de depósitos adecuados se colocaba la producción en tierra con las consecuentes pérdidas por evaporación.

                      Tampoco podía YPF exportar excedentes pues no se le otorgaba el permiso correspondiente.

                      Estos sistemas de producción provocaron la pérdida de energía en muchos yacimientos e incluso la duplicación innecesaria de la extracción.

                      De esta forma surgió otra alternativa, la obligación de YPF de vender crudo subsidiado a las compañías refinadoras privadas a un precio inferior a los costos de producción.

                      En síntesis, el vaciamiento de YPF durante la dictadura militar iniciada en 1976 consistió básicamente en:

                      a) Endeudar externamente a YPF por un monto de 4500 millones de dólares, a cambio de lo cual solo recibió una parte en pesos desvalorizados.

                      b) Obligar a YPF a comprar su propio petróleo a los concesionarios a un precio superior a sus propios costos de extracción.

                      c) Subvencionar a las refinadoras privadas percibiendo por la venta del crudo un precio inferior a sus costos de producción.

                      d) Obligarla a privatizar sectores por los cuales debió afrontar costos muy superiores a los propios.

                      e) Entregar yacimientos en concesión pagando cánones ridículos por los gastos de exploración y explotación e incluso con todo el equipamiento en funcionamiento ( baterías, motores, bombeos, tanques, etc.).

                      f) Obligarla por decreto a no cubrir los puestos técnicos vacantes

                      g) Como contraparte, obligarla a incluir en su planta permanente al personal de empresas cerradas (caso de General Motors )

                      h) Designar en tareas de alta conducción a empresarios vinculados a compañías de la competencia o ligados a ella.

                      i) Mantener los salarios de sus cuadros técnicos lo más bajos posibles, provocando un verdadero éxodo de profesionales a las empresas privadas emergentes.

                      j) Utilizar los medios de difusión para crear en la opinión pública una imagen de YPF de despilfarro, ineficiencia y privilegios.

                      k) Aumentar permanentemente las retenciones a los subproductos por el fisco.

                      l) Impedirle vender a precios rentables ( precios políticos).

                      m) Impedirle la compra de insumos esenciales obligándola a la contratación de servicios.

                      n) Impedirle por decreto a hacer propaganda de sus productos en aras de la sobriedad que debe demostrar el Estado.

                      ñ) La obligación imperativa a los funcionarios a firmar contratos perjudiciales contra los intereses de la empresa estatal.

                      Esta " política empresaria" como fue definida en su momento, llevó a YPF en las postrimerías de la dictadura militar a un déficit operativo de 400 millones de dólares, con un patrimonio neto negativo.

                      La verdadera intención de privatizar YPF no se llevó a cabo ante las hipótesis de conflicto con Chile e Inglaterra y por la oposición de algunos sectores " nacionalistas" del ejército.


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                      • #26
                        Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

                        Lo que pase acá no puede ser peor que lo que pasó en USA los últimos meses. Los precios de la gasolina se DUPLICARON (y poco más) y volvieron a normalizarse.

                        Originalmente publicado por RedBarchetta Ver post
                        No, asi no habra tanto pinche trafico y la gente se pensaria dos veces antes de comprar auto a lo buey y ademas usarlo para ir a la esquina...
                        Bien dicho. Yo vivo en Mérida, y puedo ir a casi cualquier parte de la ciudad en bici. Sólo uso mi moto para 10 o más kilómetros de distancia, o para ir a comer a un restaurante o al cine

                        Ahora muchos están llorando por el aumento al transporte público. Apuesto a que no les duele tanto pagar por sus caguamas y sus cigarritos jajaja QUE USEN BICI SI NO LES GUSTA

                        Aparte que ese servicio es una basura...
                        Mi blog.
                        sigpic

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                        • #27
                          Re: Los altos precios del barril de petróleo también nos afectarán.

                          En los Estados Unidos de América, donde no han nacionalizado el petróleo, el galón de gasolina está @ USCY $1.66.

                          Pero nosotros semos re afortunadotes expropiamos el petrolio y hoy lo pagamos mucho más caro
                          Rafael Norma
                          Forista Turquesa
                          Last edited by Rafael Norma; 22-diciembre-2008, 11:36.

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