Es muy fácil, tras el fracaso en Beijing 2008, echarle la culpa a los deportistas. Pero como somos una nación tolerante de la mediocridad y apapachadora hasta el absurdo, resulta más cómodo echársela a los directivos del deporte.
Me pregunto en qué está bien México:
¿Deportes? ¿Seguridad? ¿Escolaridad? ¿Política? ¿Nivel de vida? ¿Productividad? ¿Salubridad? ¿Democracia?
Creo que el problema va mucho más allá del deporte olímpico, que no es más que la punta del iceberg de una situación gravísima de mediocridad nacional. Los valores individuales (que los hay en muchas áreas y especialidades) son “garbanzos de a libra” que salen adelante a pesar de México y de los mexicanos.
Así, cuando algún mexicano destaca en algo, lo idolatramos, lo hacemos nuestro, lo amplificamos, como actitud típica de una sociedad frustrada en mil aspectos.
El que se sienta libre de culpa, que tire la primera piedra.
Me pregunto en qué está bien México:
¿Deportes? ¿Seguridad? ¿Escolaridad? ¿Política? ¿Nivel de vida? ¿Productividad? ¿Salubridad? ¿Democracia?
Creo que el problema va mucho más allá del deporte olímpico, que no es más que la punta del iceberg de una situación gravísima de mediocridad nacional. Los valores individuales (que los hay en muchas áreas y especialidades) son “garbanzos de a libra” que salen adelante a pesar de México y de los mexicanos.
Así, cuando algún mexicano destaca en algo, lo idolatramos, lo hacemos nuestro, lo amplificamos, como actitud típica de una sociedad frustrada en mil aspectos.
El que se sienta libre de culpa, que tire la primera piedra.
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