La Constitución de 1824 Proclamaba a la Iglesia Católica como la única religión para México, los legisladores pensaban ganarse a la Iglesia a su causa pero por otro lado declaraban que el Patronato Real era un derecho de la soberanía nacional.
La Iglesia, en la Independencia había eliminado el patronato y El Vaticano no estaba dispuesto a otorgarlo de nuevo y menos a unos republicanos de los que no sabía nada, la experiencia con los Borbones había sido definitiva para que la Iglesia lo eliminara.
La Iglesia quería se libre del Estado y aquí de nuevo, vemos una gran falla entre nuestros historiadores oficiales y políticos de pacotilla que nos han dirigido, quien buscó siempre la separación estado Iglesia fue precisamente la Iglesia no el estado.
Para ver mejor esto hay que recordar que en consistió el Patronato.
En 1493, justo después del descubrimiento de América El Vaticano otorgó el Patronato Real de la Iglesia a los reyes Católicos a cambio de que estos apoyaran la evangelización y el establecimiento de la Iglesia Católica en América.
Pero ¿en qué consistía este Patronato?
El patronato Real o Indiano facultaba a los reyes de España a dirigir a la Iglesia Católica en América, esto es, la corona seleccionaba a los misioneros que vendrían a América, los usaba para que cobraran para el reino el diezmo, los reyes fijaban y modificaban los límites de las diócesis, tenían la facultad para vetar la formación de obispados y arzobispado y el derecho de presentación, esto es, el Vaticano no podía nombrar cargo alguno (sacerdote, obispo etc) sin la previa presentación de una terna con los candidatos de la corona de tal forma que todos los eclesiásticos quedaban en manos de la corona.
También impuso el “Pase Real”, esto era que todas las peticiones entre obispos y la Santa Sede debían de ser revisadas por la corte.
Quedaba bajo autorización real, la construcción de iglesias, catedrales, conventos, hospitales, la concesión de obispados, arzobispados, dignidades, beneficios y otros cargos eclesiásticos.
Dicho en pocas palabras la Iglesia era dirigida y controlada en América por la corona y ahora después de la Independencia los gobiernos independientes reclamaban el patronato como un derecho inherente del estado.
Esto nos llevaría a 120 años de lucha interna, en las cuales, el estado trataría de recobrar para sí los derechos de la Fe, lucha que en momentos se llevó al extremo de las armas.
Valentín Gómez Farias era el promotor de recuperar el patronato y al no obtenerlo decidieron que “El poder civil tenía el derecho y el deber de suprimir los privilegios y de retirar el usufrúctuo de los bienes “cedidos” en otro tiempo por el estado.
El grave peligro fue que el debate no quedó en las altas esferas sino que bajó al pueblo deformado y el partido liberal anticlerical fue acusado por el pueblo de querer desterrar la religión del pueblo.
Esta posición del partido liberal de preocuparse mas en someter a la iglesia que a difundir las ideas liberales privó al pueblo mexicano del beneficio de la ilustración ya que veía a estos personajes como los demonios que les querían quitar su religión y a los masones que contribuyeron al desarrollo social en otros países, les toca el triste papel de ser traidores al pueblo al prestarse a intereses extranjeros para imponer gobiernos desconectados con los intereses del pueblo mexicano.
El partido liberal se funda y es dirigido por sacerdotes católicos tales como: Servando Teresa de Mier, Miguel Ramos Arizpe y José Luis Mora y quienes no eran sacerdotes como Valentín Gómez Farias y Lorenzo de Zavala estudiaron en el seminario.
Aquí nace la clase política bipolar, esquizofrénica, cínica, incongruente o como usted guste llamarla porque sus actos difieren diametralmente de su actuar y veamos porque,
El Liberalismo se basa en:
Individualismo que considera a la persona individual como primordial, por encima de todo aspecto social o colectivo.
Vemos como los sindicatos someten a los trabajadores a los intereses de grupo, esquema que se reproduce en otras organizaciones.
La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos
Y tenemos a los liberales en una lucha para callar a la Iglesia, encarcelándola Socialmente en las iglesias, impidiendo la impresión de periódicos, prohibiendo actos públicos y buscando someterla al estado y en general tener gobiernos dictatoriales que se consideran a sí mismos como liberales.
La igualdad entre las personas, entendida únicamente en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y para el Estado.
Solo que esta igualdad no alcanza a las monjas y sacerdotes, los cuales no tienen derecho a voto, no pueden ocupar puestos públicos, prohibiciones hechas solo a sacerdotes católicos, ya que se verá frecuentemente en gobiernos liberales a pastores protestantes ocupar puestos públicos importantes.
Tampoco alcanza a diputados, senadores, etc que se les confiere un fuero que los hace inmunes a las leyes que ellos mismo generan.
El respeto a la propiedad privada como fuente de desarrollo individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado por la ley y protegido por el Estado.
Y les confiscan sus bienes a la Iglesia, hacendados, empresarios y a quien quiera pues la ambición y codicia del político mexicanos no tiene límite.
Esta incongruencia de los políticos “liberales” daña profundamente al pueblo mexicano que nunca conoce el valor del pensamiento liberal y por ende los valores necesarios para una democracia.
Pero la tragedia más grande que esto que se inicia en la república y que con altibajos nos llega hasta el día de hoy.
La Iglesia, en la Independencia había eliminado el patronato y El Vaticano no estaba dispuesto a otorgarlo de nuevo y menos a unos republicanos de los que no sabía nada, la experiencia con los Borbones había sido definitiva para que la Iglesia lo eliminara.
La Iglesia quería se libre del Estado y aquí de nuevo, vemos una gran falla entre nuestros historiadores oficiales y políticos de pacotilla que nos han dirigido, quien buscó siempre la separación estado Iglesia fue precisamente la Iglesia no el estado.
Para ver mejor esto hay que recordar que en consistió el Patronato.
En 1493, justo después del descubrimiento de América El Vaticano otorgó el Patronato Real de la Iglesia a los reyes Católicos a cambio de que estos apoyaran la evangelización y el establecimiento de la Iglesia Católica en América.
Pero ¿en qué consistía este Patronato?
El patronato Real o Indiano facultaba a los reyes de España a dirigir a la Iglesia Católica en América, esto es, la corona seleccionaba a los misioneros que vendrían a América, los usaba para que cobraran para el reino el diezmo, los reyes fijaban y modificaban los límites de las diócesis, tenían la facultad para vetar la formación de obispados y arzobispado y el derecho de presentación, esto es, el Vaticano no podía nombrar cargo alguno (sacerdote, obispo etc) sin la previa presentación de una terna con los candidatos de la corona de tal forma que todos los eclesiásticos quedaban en manos de la corona.
También impuso el “Pase Real”, esto era que todas las peticiones entre obispos y la Santa Sede debían de ser revisadas por la corte.
Quedaba bajo autorización real, la construcción de iglesias, catedrales, conventos, hospitales, la concesión de obispados, arzobispados, dignidades, beneficios y otros cargos eclesiásticos.
Dicho en pocas palabras la Iglesia era dirigida y controlada en América por la corona y ahora después de la Independencia los gobiernos independientes reclamaban el patronato como un derecho inherente del estado.
Esto nos llevaría a 120 años de lucha interna, en las cuales, el estado trataría de recobrar para sí los derechos de la Fe, lucha que en momentos se llevó al extremo de las armas.
Valentín Gómez Farias era el promotor de recuperar el patronato y al no obtenerlo decidieron que “El poder civil tenía el derecho y el deber de suprimir los privilegios y de retirar el usufrúctuo de los bienes “cedidos” en otro tiempo por el estado.
El grave peligro fue que el debate no quedó en las altas esferas sino que bajó al pueblo deformado y el partido liberal anticlerical fue acusado por el pueblo de querer desterrar la religión del pueblo.
Esta posición del partido liberal de preocuparse mas en someter a la iglesia que a difundir las ideas liberales privó al pueblo mexicano del beneficio de la ilustración ya que veía a estos personajes como los demonios que les querían quitar su religión y a los masones que contribuyeron al desarrollo social en otros países, les toca el triste papel de ser traidores al pueblo al prestarse a intereses extranjeros para imponer gobiernos desconectados con los intereses del pueblo mexicano.
El partido liberal se funda y es dirigido por sacerdotes católicos tales como: Servando Teresa de Mier, Miguel Ramos Arizpe y José Luis Mora y quienes no eran sacerdotes como Valentín Gómez Farias y Lorenzo de Zavala estudiaron en el seminario.
Aquí nace la clase política bipolar, esquizofrénica, cínica, incongruente o como usted guste llamarla porque sus actos difieren diametralmente de su actuar y veamos porque,
El Liberalismo se basa en:
Individualismo que considera a la persona individual como primordial, por encima de todo aspecto social o colectivo.
Vemos como los sindicatos someten a los trabajadores a los intereses de grupo, esquema que se reproduce en otras organizaciones.
La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos
Y tenemos a los liberales en una lucha para callar a la Iglesia, encarcelándola Socialmente en las iglesias, impidiendo la impresión de periódicos, prohibiendo actos públicos y buscando someterla al estado y en general tener gobiernos dictatoriales que se consideran a sí mismos como liberales.
La igualdad entre las personas, entendida únicamente en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y para el Estado.
Solo que esta igualdad no alcanza a las monjas y sacerdotes, los cuales no tienen derecho a voto, no pueden ocupar puestos públicos, prohibiciones hechas solo a sacerdotes católicos, ya que se verá frecuentemente en gobiernos liberales a pastores protestantes ocupar puestos públicos importantes.
Tampoco alcanza a diputados, senadores, etc que se les confiere un fuero que los hace inmunes a las leyes que ellos mismo generan.
El respeto a la propiedad privada como fuente de desarrollo individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado por la ley y protegido por el Estado.
Y les confiscan sus bienes a la Iglesia, hacendados, empresarios y a quien quiera pues la ambición y codicia del político mexicanos no tiene límite.
Esta incongruencia de los políticos “liberales” daña profundamente al pueblo mexicano que nunca conoce el valor del pensamiento liberal y por ende los valores necesarios para una democracia.
Pero la tragedia más grande que esto que se inicia en la república y que con altibajos nos llega hasta el día de hoy.
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