Antes que nada, les aclaro que Carnéades de Cirene fue un filósofo que vivió hacia el siglo I A.C. Y les advierto también que Carnéades, además de filósofo, tenía muy mala leche.
El caso es que viajó junto a una delegación hasta el Senado Romano para plantearles un problema ético con la intención de demostrarles la fragilidad de los convencionalismos morales, del sustrato ético de las leyes y en general el cuestionamiento constante al que las convicciones humanas más firmes deben estar sometidas.
Allá vá el planteamiento:
Un naufragio. Dos superivientes agarrados a una tabla de madera en mitad del mar. Dicha tabla de madera es demasiado delgada para sostener el peso de los náufragos por lo cual de continuar agarrados los dos, ambos terminarán ahogándose.
Teniendo en cuenta que por supuesto el Derecho a la Vida ampara a los dos naúfragos por igual, se formulan las siguientes preguntas:
- ¿Cuál crees que sería la solución ideal para esa situación?
- Si uno de los dos naúfragos golpea al otro hasta expulsarle de la Tabla... ¿Cómo se debería juzgar a ese hombre en un Tribunal?
A poco que pongamos a menear las neuronas nos daremos cuenta de que, lejos de ser un pasatiempo intelectual, de las respuestas que se den (no es un examen, aclaro, no hay respuestas absolutas a este planetamiento, lleva más de 22 siglos dando dolor de cabeza a filósofos y moralistas) se deriva toda una concepción de la vida misma, de la naturaleza ética de las leyes y hasta de la raiz de las actuales ideologías.
Que Xenú los ilumine.
El caso es que viajó junto a una delegación hasta el Senado Romano para plantearles un problema ético con la intención de demostrarles la fragilidad de los convencionalismos morales, del sustrato ético de las leyes y en general el cuestionamiento constante al que las convicciones humanas más firmes deben estar sometidas.
Allá vá el planteamiento:
Un naufragio. Dos superivientes agarrados a una tabla de madera en mitad del mar. Dicha tabla de madera es demasiado delgada para sostener el peso de los náufragos por lo cual de continuar agarrados los dos, ambos terminarán ahogándose.
Teniendo en cuenta que por supuesto el Derecho a la Vida ampara a los dos naúfragos por igual, se formulan las siguientes preguntas:
- ¿Cuál crees que sería la solución ideal para esa situación?
- Si uno de los dos naúfragos golpea al otro hasta expulsarle de la Tabla... ¿Cómo se debería juzgar a ese hombre en un Tribunal?
A poco que pongamos a menear las neuronas nos daremos cuenta de que, lejos de ser un pasatiempo intelectual, de las respuestas que se den (no es un examen, aclaro, no hay respuestas absolutas a este planetamiento, lleva más de 22 siglos dando dolor de cabeza a filósofos y moralistas) se deriva toda una concepción de la vida misma, de la naturaleza ética de las leyes y hasta de la raiz de las actuales ideologías.
Que Xenú los ilumine.
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