pues resulta que leyendo los articulos de los periodicos de los curas catolicos , me encuentro unas conclusiones a un estudio , que ellos hicieron claro a su favor , donde dan por buena y licita la guerra...........moles no me lo esperaba ....y como le dijo el galante novio cornelius a su adorada lady von blumers "chupate esta " cuando estaban comiendo nieve de limon........
ahi les van sus conclusiones.-
1. El mensaje cristiano es siempre de paz. Las enseñanzas de Cristo conducen a la búsqueda de la reconciliación, no del enfrentamiento; a promover la paz, nunca la violencia; a buscar el amor y el entendimiento, y no los caminos del odio.
Partiendo de la compresión fraterna, sin embargo, el derecho a defenderse forma parte de la moral natural. Ésta deberá ejercerse con miras al restablecimiento de la paz, el orden y la justicia.
2. El Magisterio de la Iglesia prescribe la obediencia a la autoridad constituida. No obstante, el poder de mandar tiene sus límites y, cuando una ley emanada por cualquier autoridad no es conforme a la ley natural, el cristiano tiene la obligación de obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Magisterio pontificio ha conducido al cristiano a buscar alternativas no violentas para lograr el restablecimiento de un orden legal de acuerdo con las exigencias del derecho natural y del bien común.
3. Existe, sin embargo, el derecho a recurrir a las armas para resistir a un gobierno opresor, en caso de una tiranía prolongada que atente gravemente contra los derechos fundamentales de la persona y la convivencia social.
Este derecho está contemplado como una guerra defensiva ante una agresión injusta con el objeto de salvaguardar trascendentales bienes para la convivencia social.
4. Pero para ello, el Magisterio de la Iglesia ha señalado cinco criterios (aplicables no de modo genérico sino según las circunstancias concretas) para que se justifique una guerra defensiva, y éstos son:
1. la existencia de violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales;
2. haber agotado todos los recursos para evitar la conflagración;
3. evitar provocar males mayores que los que se intenta remediar;
4. tener esperanza fundada de éxito; y
5. cuando es imposible prever razonablemente soluciones mejores.
5. La resistencia armada debe ser siempre considerada como una medida extrema y, por lo tanto, su acción deberá limitarse a un determinado tiempo y a sus propósitos.
Aunque su objetivo último no tiene que ser forzosamente el derrocamiento de un gobierno tiránico ni buscar el establecimiento de un determinado modelo político, sino el término de la agresión contra los derechos fundamentales de los ciudadanos por parte de ese régimen.
6. El enorme poder destructivo de las armas actuales obliga, aún más, a la máxima prudencia antes de emprender una acción de resistencia armada. Si se prevén graves daños para la población civil, se puede incluso tener la obligación de padecer por un tiempo la injusticia.
Además, el sólo hecho de que el régimen al que se pretende enfrentar pueda hacer uso de armas de destrucción masiva y se pueda ver afectada gente inocente, excluye que se reúnan las condiciones de proporcionalidad entre los males que se provocan y el bien que se intenta alcanzar, pues en ningún caso el fin justifica los medios.
7. Quienes como último recurso hubiesen optado por la vía de las armas, y se encontraran con la realidad de que los daños causados a la sociedad exceden todo lo previsto, no tendrían razón válida para proseguir por ese camino.
8. En el caso específico de los cristeros, buscaron fundamentar su levantamiento armado en las doctrinas de Theodor Meyer y Maurice de la Taille, que posteriormente recogió el Catecismo de la Iglesia Católica.
El Dr. González Morfín concluye que tuvieron razón en considerar su actuación como una reacción de legítima defensa, proporcionada tanto a la gravedad de la agresión como a la magnitud de los bienes que se intentaba salvaguardar.
9. El papel de los obispos de cara a los levantamientos armados se mantuvo dentro de los límites correspondientes a su función de pastores, es decir, se abstuvieron tanto de inducir a la resistencia armada como de condenar la insurrección una vez que existía.
10. Cuando los cristeros se lanzaron a la lucha se encontraban en una situación de desventaja militar y numérica. Pero lo hicieron porque no encontraron otro camino viable para defender su religión cristiana y su libertad de conciencia.
Pensaban no sólo en el bien exclusivo de ellos, sino en preservar la identidad cristiana de sus familias, de la sociedad y de las futuras generaciones. Estaban en juego los valores cristianos y su cultura multisecular.
Se ponía en riesgo la libertad para practicar la fe de la gran mayoría de los mexicanos, lo mismo que el legítimo derecho de los padres para educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias. Optaron por las armas como respuesta a un imperativo de su conciencia y una vez agotados todos los recursos pacíficos.
11. Por eso, concluye este escritor, en la medida que su lucha se mantuvo dentro de los límites de una defensa proporcionada al tamaño de la agresión y utilizaron los medios adecuados para rescatar derechos irrenunciables, su acción no sólo se puede considerar legítima, sino digna de admiración y encomio.
El Papa Pío XI, en su encílica Firmissimam constantiam, envió a los católicos mexicanos –algunos años después– estas palabras:
“Vosotros habéis recordado a vuestros hijos (...) que la Iglesia (...) condena toda insurrección violenta que sea injusta contra los poderes constituidos. Por otra parte, también vosotros habéis afirmado que, cuando llegara el caso de que esos poderes constituidos se levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aún los fundamentos mismos de la Autoridad, no se ve cómo se podría entonces condenar el que los ciudadanos se unieran para defender a la Nación y defenderse a sí mismos con medios lícitos y apropiados contra los que se valen del poder público para arrastrarla a la ruina”.
que conste que lo dijo el papa.....
aqui la pregunta es si si es valida la guerra para el alto clero...tambien seran licitas las actividades perifericas e impresindibles de la guerra ....por ejemplo ¿¿¿el trafico de armas???...si no como haces la guerra?'
ahi les van sus conclusiones.-
1. El mensaje cristiano es siempre de paz. Las enseñanzas de Cristo conducen a la búsqueda de la reconciliación, no del enfrentamiento; a promover la paz, nunca la violencia; a buscar el amor y el entendimiento, y no los caminos del odio.
Partiendo de la compresión fraterna, sin embargo, el derecho a defenderse forma parte de la moral natural. Ésta deberá ejercerse con miras al restablecimiento de la paz, el orden y la justicia.
2. El Magisterio de la Iglesia prescribe la obediencia a la autoridad constituida. No obstante, el poder de mandar tiene sus límites y, cuando una ley emanada por cualquier autoridad no es conforme a la ley natural, el cristiano tiene la obligación de obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Magisterio pontificio ha conducido al cristiano a buscar alternativas no violentas para lograr el restablecimiento de un orden legal de acuerdo con las exigencias del derecho natural y del bien común.
3. Existe, sin embargo, el derecho a recurrir a las armas para resistir a un gobierno opresor, en caso de una tiranía prolongada que atente gravemente contra los derechos fundamentales de la persona y la convivencia social.
Este derecho está contemplado como una guerra defensiva ante una agresión injusta con el objeto de salvaguardar trascendentales bienes para la convivencia social.
4. Pero para ello, el Magisterio de la Iglesia ha señalado cinco criterios (aplicables no de modo genérico sino según las circunstancias concretas) para que se justifique una guerra defensiva, y éstos son:
1. la existencia de violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales;
2. haber agotado todos los recursos para evitar la conflagración;
3. evitar provocar males mayores que los que se intenta remediar;
4. tener esperanza fundada de éxito; y
5. cuando es imposible prever razonablemente soluciones mejores.
5. La resistencia armada debe ser siempre considerada como una medida extrema y, por lo tanto, su acción deberá limitarse a un determinado tiempo y a sus propósitos.
Aunque su objetivo último no tiene que ser forzosamente el derrocamiento de un gobierno tiránico ni buscar el establecimiento de un determinado modelo político, sino el término de la agresión contra los derechos fundamentales de los ciudadanos por parte de ese régimen.
6. El enorme poder destructivo de las armas actuales obliga, aún más, a la máxima prudencia antes de emprender una acción de resistencia armada. Si se prevén graves daños para la población civil, se puede incluso tener la obligación de padecer por un tiempo la injusticia.
Además, el sólo hecho de que el régimen al que se pretende enfrentar pueda hacer uso de armas de destrucción masiva y se pueda ver afectada gente inocente, excluye que se reúnan las condiciones de proporcionalidad entre los males que se provocan y el bien que se intenta alcanzar, pues en ningún caso el fin justifica los medios.
7. Quienes como último recurso hubiesen optado por la vía de las armas, y se encontraran con la realidad de que los daños causados a la sociedad exceden todo lo previsto, no tendrían razón válida para proseguir por ese camino.
8. En el caso específico de los cristeros, buscaron fundamentar su levantamiento armado en las doctrinas de Theodor Meyer y Maurice de la Taille, que posteriormente recogió el Catecismo de la Iglesia Católica.
El Dr. González Morfín concluye que tuvieron razón en considerar su actuación como una reacción de legítima defensa, proporcionada tanto a la gravedad de la agresión como a la magnitud de los bienes que se intentaba salvaguardar.
9. El papel de los obispos de cara a los levantamientos armados se mantuvo dentro de los límites correspondientes a su función de pastores, es decir, se abstuvieron tanto de inducir a la resistencia armada como de condenar la insurrección una vez que existía.
10. Cuando los cristeros se lanzaron a la lucha se encontraban en una situación de desventaja militar y numérica. Pero lo hicieron porque no encontraron otro camino viable para defender su religión cristiana y su libertad de conciencia.
Pensaban no sólo en el bien exclusivo de ellos, sino en preservar la identidad cristiana de sus familias, de la sociedad y de las futuras generaciones. Estaban en juego los valores cristianos y su cultura multisecular.
Se ponía en riesgo la libertad para practicar la fe de la gran mayoría de los mexicanos, lo mismo que el legítimo derecho de los padres para educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias. Optaron por las armas como respuesta a un imperativo de su conciencia y una vez agotados todos los recursos pacíficos.
11. Por eso, concluye este escritor, en la medida que su lucha se mantuvo dentro de los límites de una defensa proporcionada al tamaño de la agresión y utilizaron los medios adecuados para rescatar derechos irrenunciables, su acción no sólo se puede considerar legítima, sino digna de admiración y encomio.
El Papa Pío XI, en su encílica Firmissimam constantiam, envió a los católicos mexicanos –algunos años después– estas palabras:
“Vosotros habéis recordado a vuestros hijos (...) que la Iglesia (...) condena toda insurrección violenta que sea injusta contra los poderes constituidos. Por otra parte, también vosotros habéis afirmado que, cuando llegara el caso de que esos poderes constituidos se levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aún los fundamentos mismos de la Autoridad, no se ve cómo se podría entonces condenar el que los ciudadanos se unieran para defender a la Nación y defenderse a sí mismos con medios lícitos y apropiados contra los que se valen del poder público para arrastrarla a la ruina”.
que conste que lo dijo el papa.....
aqui la pregunta es si si es valida la guerra para el alto clero...tambien seran licitas las actividades perifericas e impresindibles de la guerra ....por ejemplo ¿¿¿el trafico de armas???...si no como haces la guerra?'
Comment